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En el Castillo de Karkata, todos estaban alegres con la victoria.
No pudieron matar al General enemigo, pero destruyeron más de la mitad de su Ejército y los obligaron a retirarse. Ninguno de los Demonios esperaba obtener una victoria tan grande a pesar de su gran desventaja en números.
Todos llenaron la plaza. Bebían alcohol, tocaban instrumentos, cantaban y celebraban su victoria. Era una fiesta en que los soldados y los residentes se mezclaban. Pero también había gente que no participaba. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 40: Memorias Nostálgicas”
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En la noche profunda, la luna ya no estaba en el centro del cielo.
Dentro de Karkata, las llamas se levantaban. El fuego que ardía bajo la oscuridad de la noche iluminó las paredes. Los gritos que decían de una rebelión o de un traidor, fueron llevados por el viento hasta la colina. Parecía que la confusión no estaba siendo bien manejada. Al mismo tiempo, el fuego empeoraba, y el mar de llamas se hacía cada vez más ancho.
Durante la confusión, las puertas de la Fortaleza se abrieron en silencio. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 39: Consejos asustadizos”
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La ausencia de Asty tenía una razón mucho más estúpida de lo que Riku esperaba.
Al salir de su habitación, soltó un gran suspiro.
Hoy, Asty no vino al entrenamiento. Incluso entre sus subordinados, ella era una persona muy diligente. Entraría en el campo de entrenamiento antes de que el sol se hubiera levantado y seguiría balanceando una espada o una lanza. Pero hoy, Asty no mostró su rostro. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 38: La Rebelión de la Noche Profunda”
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Los ojos de Rook se abrieron de par en par.
Desde su infancia, Mary había estado cuidando de él. Ella fue quien cuidó de él más que nadie. Sus acciones de ahora eran también por él. Por eso estaba un poco ansioso.
¿Un plan secreto de Raku-ane? No escuché nada al respecto.
No quería que su amada Mary muriera porque tomó acciones que no sucedieron en el juego. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 37: El Plan secreto de Raku”
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Era como una ola de fuego.
Los cerdos cubiertos de fuego liberaban un olor salado mientras corrían por la colina. En ese instante, las palabras “qué desperdicio” llegaron a la mente de Riku, pero sacudiendo la cabeza, sacudió esos malvados pensamientos.
Mirando hacia la tragedia en las murallas del Castillo, Vrusto dejó escapar un silbido como para burlarse de ella. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 36: ¿A dónde va la responsabilidad…?”
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—¿Dijiste que no subían la montaña?
Alguien alzó la voz con sorpresa. Los Espiritistas no subían a las montañas. Por el contrario, estaban esperando en las llanuras, preparándose para cogerlos con la guardia baja.
Debido a la sorpresa, Kraut, que dirigía el Ejército, se quedó sin habla. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 35: La batalla en las llanuras de Karkata”
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Capital Real, Residencia Barusak.
En el laboratorio de artes Espiritista, había una mujer meditando. Era la hermana mayor de Riku, Raku Barusak.
De forma inusual, no estaba investigando, sino fumando silenciosamente su pipa. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 34: La ansiedad de una hermana mayor”
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La ciudad de Karkatas era una Ciudad Fortaleza muy hermosa.
El pequeño Castillo sobre la colina estaba protegido por enormes muros. No tenía la belleza de la Capital Real o la Ciudad de Derufoi, pero las paredes que se construyeron apilando piedra tenía una extraña belleza en ella.
A lo largo del pie de la colina se cultivaban uvas. La parte inferior blanca de las hojas brillaba mientras se balanceaban con el viento. Mirando desde la distancia, se sentía como si uno estuviera viendo un mar de árboles. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 33: Cerdo relleno”
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Aproximadamente un mes ha pasado desde el festival en Derufoi.
A comparación con el mes anterior, el frío del invierno había aumentado bastante.
Lo mismo se aplicaba en el Castillo de Myuuz. Las montañas de Myuuz estaban completamente cubiertas de nieve. Riku estaba sentada en las murallas del Castillo con su rostro enterrado en una bufanda en silencio. Mirando hacia el cielo, podía ver muchas estrellas brillando. Cada una de ellas brillaba como si fueran cristales. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 32: El congelado cielo estrellado”
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La Residencia Barusak a las afueras de la Capital estaba envuelta en una tensión antinatural.
Era como si aquella Residencia blanca como la tiza estuviera rodeada débilmente por nubes negras. Incluso los sirvientes de menor estatus en la casa tenían sus expresiones llenas de ansiedad y tensión.
Dentro, Rook caminaba solo sin nadie que lo acompañara con su noble rostro torcido en una mueca. Su estado de ánimo se sentía como si pudiera explotar en cualquier momento si se le enfrentara de mala manera. Los sirvientes, como de costumbre, inclinaban sus cabezas cuando cruzaban sus caminos, ya fuera porque temieran su irritación o por otra razón, y se apresuraban a salir de su camino. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 31: Susurros de la Mujer de Abrigo Blanco”
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—Nos regresamos, Teniente Segundo Vrusto.
Riku estaba a punto de dar un paso atrás.
Si eran diez o veinte personas, podría lograrlo de alguna manera, pero ahora mismo estaban heridos. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 30: Refuerzos”
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Muchos sonidos animados se oían en la ciudad de Derufoi.
Incluso con el día de la fiesta acercándose, la agitación de la víspera del Festival no se calmó. De hecho, el día del Festival toda la vivacidad aumentó. Incluso los niños sin dormir se pasaron por alto ese día.
Ignorando la invasión demoníaca del día anterior y posponiendo su trabajo, todos buscaban divertirse. Ciertamente era un gran evento que sólo ocurriría una vez al año. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 29: El ejército en la calle de atrás”
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Charlotte cogió la espada que yacía en el suelo junto a ella. Su punta estaba oxidada, pero no hasta el punto de ser algo de lo que preocuparse.
Mientras balanceaba ligeramente la espada unas cuantas veces, intercambió miradas con el chico.
La razón por la que Charlotte tomó esa espada fue muy simple. Planeaba derrotarlo y alejarse de esta ciudad. Tal vez por el camino, tiraría la espada oxidada y conseguiría una nueva. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 28: Perdiendo el ritmo”
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—… Riku Barusak no vivirá hasta el próximo invierno.
Con palabras que no podían ignorarse, Riku se detuvo.
Pero no miró hacia atrás. Con un ánimo que decía la severidad de la situación y el tono de voz de Shibira, el tema sólo podía ser descrito por la palabra “serio”. En otras palabras, era algo que Shibira había visto en el futuro. Dejando escapar un pequeño suspiro, sin voltearse, Riku le preguntó a Shibira. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 27: Un futuro idealista”
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¿Qué es este sitio?
Viendo un techo extraño, Riku se preguntó vagamente dónde estaba.
Sintió algo frío y suave tocar su frente. Estirando sus pesados brazos, notó que era una toalla. A diferencia de las camas frías e incómodas en las que solía dormir, esta era blanca y suave. Seguí leyendo “Riku – Capítulo 26: Shibira”
