Novelas en español
Traducido por Shisai
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Charles se sentó tristemente en la mesa del comedor. Se quedó mirando a Tang Feng, que estaba charlando agradablemente con Lu Tian Chen. Al contemplar la escena, la expresión de Charles era como la de una esposa celosa que estuvo separada de su esposo durante demasiado tiempo. ¿Porque extrañaba ese mes con Tang Feng cuando el actor estuvo con él día y noche? Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 103: Trío (2)”
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Como aún faltaba tiempo para la cena, Tang Feng decidió tomar una siesta ya que no tenía nada más que hacer. Se había alojado en la casa de Lu Tian Chen durante unos días, cuando abrió la puerta de la habitación de invitados, se sorprendió un poco al descubrir que todavía tenía el mismo aspecto.
—Pensé que al menos habrías cambiado las sábanas o algo así. —Tang Feng entró y abrió el armario; incluso la ropa que dejó atrás todavía estaba colgada dentro. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 102: Trío (1)”
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Una lujosa mansión con ropa de diseñador: Lu Tian Chen obviamente pretendía que Tang Feng se presente como una celebridad de estilo y calidad en lugar de una que parecía fácil de abordar. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 101: Sesión de la revista”
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Probablemente debido a la vergüenza, Chen Ming Xu se escapó inmediatamente después de llorar sobre Tang Feng. Al final, Tang Feng todavía no sabía lo que ocurrió entre Chen Ming Xu y la versión anterior de él mismo. Sin embargo, habían quitado la tapa al asunto, incluso si no hubiera resultados, todavía habría un proceso. Tang Feng creía que Chen Ming Xu vendría a buscarlo de nuevo. Incluso si no lo hiciera, Tang Feng podría buscar al presentador de televisión durante su tiempo libre y conversar con él. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 100: Manteniendo el misterio”
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Fue bueno que Chen Ming Xu estuviera enojado. Si estuviera enojado, no tendría tiempo libre para reflexionar sobre cosas innecesarias e incluso podría decir la verdad durante un arrebato de ira.
Tang Feng leyó algunas de las notas del diario que el otro Tang Feng dejó atrás. No había ninguna mención del nombre de Chen Ming Xu en los escritos que leyó. Sin embargo, a partir de la expresión de Chen Ming Xu, Tang Feng sabía que el presentador de televisión tenía algunas conexiones con el pasado Tang Feng. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 99: Chen Ming Xu (3)”
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El papel de Tang Feng en la película se confirmó oficialmente después de la reunión con el director Li Wei. Todo lo que tenía que hacer era firmar algunos contratos después. La película, aunque no es erótica de ninguna manera, incluye algunas escenas de sexo. Estas escenas no serían demasiado largas y en su mayoría consistirían en tomas borrosas. Para algunas partes, incluso podrían usar dobles y accesorios.
Por supuesto, los contratos declararon los términos relativos a esas escenas en palabras claras. Después de que Lu Tian Chen revisó todo, Tang Feng pudo poner su nombre en los numerosos contratos. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 98: Chen Ming Xu (2)”
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Tang Feng y Lu Tian Chen regresaron a su suite del hotel. Después de cerrar la puerta, Tang Feng se giró y vio a Lu Tian Chen mirándolo con una expresión de desdicha.
—Recuerdo haberte dicho que regresaras aquí después de hablar con el director y que te estaría esperando. Sin embargo, sin siquiera avisarme, fuiste a tomar un café con alguien más. —Lu Tian Chen se quitó la chaqueta y la arrojó al sofá. Aflojándose la corbata, se dejó caer y miró inquisitivamente a Tang Feng.
¿Lu Tian Chen estaba tratando de asustarlo? Desafortunadamente para él, todavía era demasiado joven para eso. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 97: Todavía muy joven (2)”
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—Esto no tiene nada que ver con nuestro acuerdo, Presidente Lu. —Una leve sonrisa apareció en la cara de Albert mientras continuaba, —Accidentalmente me encontré con Tang Feng y disfruté de una taza de café con él. No necesitas estar tan tenso. No he tocado un dedo suyo.
Los labios de Lu Tian Chen se levantaron en una sonrisa irónica. Miró directamente a Albert y dijo: —Correcto, acabas de tocar cinco dedos suyos.
—Jajaja, no sabía que eras capaz de contar chistes. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 96: Todavía muy joven (1)”
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—He leído algunos trabajos sobre China. En uno de ellos, se mencionó cómo después de que un fénix se incendia, renacerá de sus propias cenizas. Por supuesto, eso tiene que ver con el fuego. Tú caíste al océano, —Albert agregó una larga secuencia de oraciones extrañas.
—Sr. Tang, ¿me puedes decir? Obviamente no estoy interesado en su tipo de persona, pero ¿por qué me vuelvo más curioso a medida que más aprendo sobre usted? Además, en un mundo tan grande, ¡los dos nos encontramos aquí por casualidad! Dios nos ha dejado reunirnos. ¡Este es nuestro destino! —La expresión de Albert lo hizo parecer como si estuviese interpretando una obra de Shakespeare.
Al pensarlo, Tang Feng sintió la necesidad de reír, pero se resistió. Asintiendo ligeramente, dijo, —Si, quizás. Albert, ¿qué estás tratando de decir exactamente? Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 95: Albert (3)”
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Una mano pálida había arrebatado el pedazo de papel antes de que él pudiera tomarlo. El hombre poseía un hermoso cabello dorado, pero el rostro adjunto, aunque también era hermoso, tenía un aire malicioso. Era de alguien que se distanciaba de los demás.
—Nos encontramos de nuevo. Qué coincidencia, ¿no es así? —Sin una invitación, Albert se sentó en la silla que Gino ocupaba anteriormente con una leve sonrisa. —Para no interrumpir tu conversación con ese caballero, no pude evitar encontrar a alguien que lo llame. Soy una persona muy considerada, ¿no es así?
¿Qué quiso decir Albert con que no quería interrumpir y en su lugar recurrió a que alguien llamara a Gino? A Tang Feng le resultaba difícil entender la línea de pensamiento de Albert. Sin embargo, estaba seguro de una cosa: no le gustaba encontrarse con Albert, ni siquiera por casualidad. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 94: Albert (2)”
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—Es cierto, él tenía una enfermedad cardíaca. Sin embargo, nunca recordarías eso si estuvieras parado al lado de él. Nunca pensarías que Fiennes era alguien que podía morir en cualquier momento por culpa de un ataque al corazón —La voz de Gino se volvió amable, llevando consigo un toque de adoración. —Él era una persona tan optimista. Siempre se esforzó por mejorar y fue muy trabajador. Además, sabía cómo vivir una vida mucho mejor que nadie.
—Su tipo de persona es muy atractivo. ¿Quién no amaría a alguien que aporta tanta vitalidad a su entorno? Cuando uno hablaba con él, sentías que cada día mundano era maravilloso. Intentarías mejorar junto a él. Fue inconcebible. Lo admiraba, pero también lo envidiaba. Solía pelear con él sin razón. Sé que no lo odiaba. Solo quería… acercarme a él. —Agitando su café con una cuchara de porcelana, Gino sonrió amargamente. —Porque sabía que nunca sería capaz de convertirme en alguien como él. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 93: Albert (1)”
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Algunos clientes se sentaron en la cafetería ubicada en una terraza a me6dio camino del hotel, con una fresca brisa de la tarde rozándolos. El fragante aroma del café flotaba en el aire y una exhibición de postres intrincados estaba frente a ellos… todo era relajante y cómodo.
Gino hizo girar ligeramente su café, ambos ojos en el hombre que miraba el guion frente a él. También miró hacia abajo para leer el guion de vez en cuando, pero la mayoría de las veces, su línea de visión estaba en Tang Feng. Había un sentimiento extrañamente familiar sobre él. ¿Qué era eso en él?
Esta sensación había estado allí desde que se conocieron. También fue la razón por la que le pidió al Director Li Wei que le diera una oportunidad a Tang Feng. Cuando uno de los asistentes de Lu Tian Chen lo llamó pidiéndole que se contactara con Tang Feng, para su propia sorpresa, aceptó, aunque rara vez participaba en programas de variedades. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 92: Conversando con un café (2)”
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El silencio dentro del ascensor creó una atmósfera sofocante. Apoyado en la pared con los brazos cruzados, Gino se volvió para mirar a Tang Feng, sentimientos de admiración que crecían dentro de él. Iban a ser colegas en el futuro e íntimos amantes en la película, ¿cómo podría Tang Feng permitir que un humor tan abrumador, incluso incómodo, tenga lugar entre ellos?
El exterior fresco y calmado de Tang Feng, pero con un poco de exceso de confianza, le recordó a Gino a alguien que una vez conoció.
— ¿No dijimos que íbamos a ser amantes íntimos en este momento? ¿Cómo puedes estar tan distante después de irte? —Michael Gino rio entre dientes, apreciando a Tang Feng. Este último estaba de pie con las manos en los bolsillos y una expresión indiferente en su rostro. Parecía que mantendría el exterior fresco incluso si ocurriera un terremoto. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 91: Conversando con un café (1)”
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Tang Feng no salió del hotel por dos días seguidos. Si no estaba leyendo un libro dentro de su habitación, estaba trabajando activamente en el gimnasio. El cuerpo actual de Tang Feng estaba en buena forma y esperaba que pudiera mantenerlo así. Además, para un hombre que en el pasado nunca se le permitía correr por miedo a que tuviese un ataque al corazón, poder hacer ejercicio y sudar, era simplemente una gran sensación.
Lu Tian Chen a veces tiraba de Tang Feng para un juego de tenis. Al principio, Tang Feng sufrió una derrota total a manos de un jugador experimentado como Lu Tian Chen. Pero Tang Feng aprendía rápido, aunque todavía no podía vencer a Lu Tian Chen en un juego, al menos su puntaje ya no era cero.
De esta manera, pasaron dos días tranquilos. Tang Feng se reuniría con el Director Li Wei al día siguiente. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 90: Colaboración”
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Cuando abrieron la puerta de la suite presidencial, tanto Tang Feng como Lu Tian Chen se congelaron y miraron en estado de shock. En el piso había un corazón rojo hecho de pétalos de flores. Además, candelabros de plata con velas encendidas brillantemente cubrían las mesas, los gabinetes y cualquier otra superficie disponible. Un leve olor a perfume dulce impregnaba la habitación. Incluso había una botella de champán helada esperando dentro.
—Presidente Lu, ¿está seguro de que reservó la suite presidencial y no la suite de luna de miel? —Tang Feng entró y pasó por encima del corazón hecho de pétalos. Finalmente entendió por qué la recepcionista los había mirado tan atentamente y comentó gentilmente “Les deseo felicidad” mientras recibían sus llaves en la recepción.
Debieron haber entendido algo mal, ¿verdad? Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Capítulo 89: Pague la cuenta”