Apaga las Luces – Extra oculto

Traducido por Shiro

Editado por Sakuya


—Ah… Afganistán.

A Noah no le tomó por sorpresa cuando le dijeron que a partir del día siguiente, tendría un nuevo guardaespaldas, ya que Mason se iba para Afganistán. Eso se debía a que Phil le había informado la noticia una semana antes.

Ah, ya pasó una semana, pensó Noah con calma.

Se había preparado para ese día desde que citaron a Mason en la mansión un mes atrás Y, aunque el momento había llegado antes de lo que había anticipado, como era algo inevitable, se había estado preparando para ello desde el inicio.

Cuando Noah consiguió recordar a Mason, acababa de cumplir dieciséis años. Antes de eso, estaba al tanto de que había sido secuestrado de niño, una conclusión a la que había llegado de escuchar un poco aquí y allá, pero no poseía recuerdos del suceso.

Amnesia disociativa. Un trastorno de la memoria que hacía perder parte de la misma a causa de un gran trauma. Sin embargo, Noah nunca se esforzó por recuperar esos recuerdos.

Aunque sentía como si hubiese perdido algo, aún sin recordar el incidente a menudo sufría de insomnio —despertándose en medio de la noche porque no podía respirar— y convulsionaba cuando se encontraba en espacios pequeños y oscuros.

Siendo ese su estado, incluso sin recordar nada, consideraba que era mejor no recuperar esos dolorosos recuerdos, y los doctores y personas que lo rodeaban eran partidarios de la misma opinión.

A su pesar, cuando tenía dieciséis años, recuperó dichos recuerdos en el baño de su escuela.

Ese día, Noah había estado padeciendo un fuerte dolor de cabeza, por lo que había ido al baño para darse una pase de coca pero, antes de que se diera cuenta, había comenzado a llorar de manera repentina.

Mientras lloraba, comenzó a gritar y golpear su cabeza contra la pared. En el baño, comenzó a tener un ataque, lo que sorprendió a todo quien lo vio. Y lo sacaron de ahí solo después de desmayarse.

Cuando se despertó al día siguiente, recordaba todo. Cómo había seguido a esa actriz desconocida, lo que sucedió después de que la siguiera, lo que pensaba mientras estuvo dentro de ese pequeño bolso y la desesperación que de él se había apoderado. También recordó lo mucho que le dolían los brazos y las piernas, cómo fue perdiendo la sensibilidad en sus extremidades a medida que el tiempo fue transcurriendo y lo asustado que eso le hizo sentir.

Con todos esos recuerdos, recuperó también el de aquel. El hombre que lo salvó en el baño.

No fue fácil encontrarlo. Ni siquiera había informado que él había rescatado a Noah, por lo que para dar con él tuvo que reunir todos los perfiles de hombres de esa edad que vivían por esa zona en aquel momento.

Incluso mientras lo buscaba, Noah no tenía idea de por qué estaba tan determinado en encontrar a ese sujeto.

Por supuesto que se sentía agradecido con él, pero eso era todo. En ese momento, Noah era un joven inquieto e inestable. En lugar de agradecer el estar vivo, se resistía fervientemente a continuar viviendo.

Entonces, aunque no fuese para expresar su gratitud, aunque no supiese por qué lo hacía, Noah buscó al hombre que lo salvó. Cuando descubrió que trabajaba para Zii, comenzó a cuidar de él, patrocinando a la empresa con una gran suma de dinero.

Luego, ya tenía diecisiete años.

En ese momento, Noah ya no podía soportarlo más. De manera racional, comprendía que su miedo era irrazonable, no obstante, se sentía sofocado todos los días. Incluso estando sentado y encontrándose aparentemente bien, de repente se ponía de pie y comenzaba a gritar.

Había crecido y se había hecho más fuerte. Sabía que en ese momento, de repetirse la misma situación, fácilmente podría romperle las manos a esa mujer, pero solo recordar ese momento hacía que se descontrolara y comenzara a temblar sin parar.

Noah odiaba tanto ese lado de él que sentía repugnancia hacia sí mismo, pero no podía superarlo. No podía superar la sensación de que nada lo salvaría. Él lo sabía muy bien. Había esperado y esperado, pero nadie lo había salvado.

Excepto ese hombre.

Entonces, no soportando más ver a su precioso hijo continuar desmoronándose, sus padres contrataron a Mason como su guardaespaldas el mes pasado; sus corazones llenos de esperanza.

Está de más mencionarlo, pero la inestabilidad emocional de Noah no mejoró de inmediato solo porque conoció a Mason. Y el primero tampoco pensaba que algo cambiaría solo con conocer al otro. Porque, a pesar de que lo había salvado en aquella oportunidad, al final lo dejó atrás.

Así estaban las cosas. Cuando lo sacó de aquel bolso estrecho, rescató su cuerpo mas no su alma. Y sin importar cuánto sufriera todos los días, Noah era consciente de que no tenía nada que ver con ese hombre.

No era de extrañar que no hubiese intentado buscarlo siquiera una vez, pero no era algo por lo que Noah debiera resentirse.

Para no engañarse a sí mismo al encontrarse con el hombre, Noah se recordó claramente ese hecho: Al final, me dejará atrás. Al fin y al cabo, solo somos extraños.

Sin embargo, muchas fueron las cosas que sucedieron durante ese mes.

Cuando despertaba gritando y presa del pánico, el hombre que lo cuidaba a su lado lo sujetaba por los hombros hasta que se calmara; lo miraría a los ojos hasta que Noah reaccionara; y le soplaría ligeramente con la boca para apartar su cabello sudoroso, como si tratara de calmarlo.

Cuando comenzaba a temblar en medio de una pesadilla, sentía cómo una mano cálida le acariciaba la cabeza. Con suavidad, le alisaba el cabello y lo calmaba hasta que caía en un profundo y dulce sueño.

También, en los momentos en los que sus manos se enfriaban a causa de la ansiedad, el hombre chasquearía la lengua y preguntaría con gentileza: «¿Quieres que sostenga tus manos?». Aunque Noah mantenía la boca cerrada, negándose a contestar, se detenía, y Mason le tomaba las manos.

Un mes pasó en un abrir y cerrar de ojos. Al final de la cuarta semana, Mason le dijo a Phil que dentro de pocos días tenía planeado ir a Afganistán, tal y como habían acordado cuando lo contrataron inicialmente.

Los padres de Noah, e incluso Phil, intentaron retenerlo haciéndole un sinfín de propuestas, pero no consiguieron hacerlo cambiar de opinión.

Eso se debía a que Mason había perdido a su familia hacía no mucho y, emocionalmente, para él era difícil tener un trabajo tan cómodo como guardaespaldas de Noah.

Noah sabía que de vez en cuando sacaba la foto de su familia y la miraba. Y como se había preparado desde el inicio, cuando escuchó a Phil contarle la historia, lo único que pensó fue: ¿La próxima semana es en unos días? Se esfumó en un instante.

Y tal como lo había imaginado, esos días pasaron en un instante, y cuando llegó el momento de la despedida, Mason le dijo con cara serena que a partir del día siguiente alguien más lo supliría y que deseaba que se mantuviera sano y salvo.

—Ya veo. Aunque me preocupa. Afganistán podría ser peligroso.

Ante las palabras de Noah, Mason simplemente dijo:

—Al menos mi mente estará en paz

Noah asintió con la cabeza. Su afirmación no daba cabida a negociación alguna.

—Entiendo… —dijo Noah, y guardó silencio.

Sabía que Mason pronto se iría si no decía algo más, pero no tenía nada más que decir.

No debes llorar, se dijo Noah a sí mismo como si fuese un niño. Esto no es nada.

Durante el último mes, Mason lo protegió y él recibió su cuidado, eso fue todo. No tenían una relación excepcional e incluso el frágil lazo que los unía como empleador y empleado estaba por desaparecer.

Era plenamente consciente de que sería muy extraño si llorara en ese momento, pero las lágrimas se desbordaron de sus ojos de pronto. Bajaron por sus mejillas y, a través de su visión borrosa, podía ver el desconcierto en el rostro de Mason.

—Uh, yo… —Noah abrió la boca cuando lo vio acercarse a pesar de su desconcierto.

¿Puedes no ir? ¿No podrías quedarte a mi lado en lugar de irte a Afganistán? No importa si lo haces por lástima u otra cosa, está bien. Solo, por favor, no te vayas.

Haré lo que sea, así que, por favor…, Noah se tragó las súplicas que estaban por salir a borbotones de su boca. Podía saborear las lágrimas en su estómago.

—Lo siento. Sucedieron algunas cosas hoy en la escuela… —Fue todo lo que pudo decir mientras se limpiaba las lágrimas.

¿Qué podía conseguir aferrándose a él? No era una chica, entre ambos había una diferencia de diez años, y más eran los momentos de locura que de cordura.

No eran amantes, amigos ni familia. No podían aferrarse el uno al otro.

Sin mencionar que durante el último mes, el lazo que los unió fue comprado con dinero, entre ellos no existía relación alguna. Para Mason, esto solo era un deber ordinario.

Él lo sabía. Noah sabía que estaba haciendo una escena extraña, pero sus lágrimas no se detenían, poniéndolo un poco nervioso.

—¿Estás bien? —preguntó Mason con preocupación en su voz, pero Noah le restó importancia con la mano.

—Ah… Sabes que siempre he sido un poco extraño. No te preocupes.

»Mis glándulas lagrimales parecen estar fuera de control hoy —dijo Noah, sonriendo débilmente; mientras que los labios de Mason se crisparon con levedad.

Vacilaba. Parecía como si quisiera limpiarle las lágrimas, pero, al final, se decantó por sacar una pequeña botella de su bolsillo.

Mason lucía como si estuviera pensando si podía darle tal cosa, aunque pronto terminó ofreciéndosela.

—Esto es algo que tomo a veces cuando estoy pasando por un momento difícil, pero imagino que ya no lo necesitaré cuando vaya a Afganistán.

Tomando la botella que le era ofrecida, Noah parpadeó, y lágrimas cayeron sobre la misma. Cuando levantó la cabeza Mason habló con un poco de calidez en su mirada:

—Es xanax… Es un tranquilizante. Imagino que debes estar tomando ya algo similar, pero por si acaso.

—Ahh… Gracias.

No era fácil para Noah hablar al tiempo que contenía sus lágrimas. Mason esperó largo rato, hasta que el joven frente a él dejó de llorar. Pero este permaneció callado, no pudiendo obligarse a despedirse; no quería ver al hombre darle la espalda cuando se fuera.

—Bueno, mantente a salvo. —Se despidió Mason de él, inclinando la cabeza.

—Cuídate —respondió Noah.

Sin dudarlo, sin mirar atrás, Mason salió, y Noah, aturdido, se quedó mirando la puerta durante mucho tiempo.

Cuando volvió en sí, a través de la ventana se veía la puesta del sol. Entonces, Noah miró la medicina que Mason le había dado.

Un ruido sordo se escuchó cuando abrió la tapa. Luego, sacó una pastilla blanca y se la metió en la boca.

La píldora que se tragó sin agua le dejó un regusto desagradable, tras lo que se derritió al bajar por su garganta.

Entonces, Noah se sentó en el sofá y cerró los ojos. Se sintió mareado, su cuerpo pesado, y pronto se quedó dormido.

En su sueño, Mason no lo dejaba.


Shiro
El último extra termina en una nota amarga. T^T Pero lo importante es que Noah y Mason terminaron juntos. ۹(ÒہÓ)۶ Espero hayan disfrutado de esta novela, para mí fue un gusto traducirla. (~ ̄³ ̄)~

Sakuya
Es una de mis novelas favoritas, me encantó editarla. Gracias por seguir nuestras traducciones :3

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