Apaga las Luces – Extra 8 (IV)

Traducido por Ichigo

Editado por Sakuya


Mason corrió tras él, pero el auto arrancó, dejando a Mason atrás. Se metió rápido en el coche de Tony y fue a casa de Noah, pero Noah en realidad no se había dirigido a casa.

Así que Mason se sentó en el dormitorio de Noah y lo esperó con temor, pero no regresó. En su lugar, se entregó sus palabras a través de Phil, cuando era casi la hora de la entrega de premios hoy, diciendo que no sería capaz de ir junto con él, ya que estaba ocupado, pero que esperaba que tuviera una gran noche de premios y que también le deseaba lo mejor en ganar el premio.

Mason estaba preocupado, pensando que Noah podría estar sufriendo de un dolor de cabeza de nuevo como lo hizo antes en un día determinado, pero Phil le dijo con firmeza.

—Está trabajando muy bien, y con pasión.

Después de eso, miró con atención a Mason con cara muy cansada. Parecía como si sus ojos dijeran “las cosas se pusieron bastante problemáticas por tu culpa”…

De todos modos, sea como fuera, Mason se vio obligado a entrar con Vick y Chase. En la alfombra roja no había un Noah de aspecto despampanante, como él había esperado, y en su lugar tuvo la charla de Vick y Chase a su lado durante toda la noche.

Mientras transcurrían las actuaciones, el anuncio de los ganadores de la magnífica ceremonia de entrega de premios y el lacrimógeno discurso de aceptación, Mason dormitaba, se preocupaba, dormitaba de nuevo, se preocupaba, hacía una entrevista, dormitaba una vez más… y estaba como medio zonzo.

Hasta que recibió un mensaje de texto.

♦ ♦ ♦

—¡Es el premio al mejor actor de reparto de este año! ¡Haley Lusk de la película “Real”!

El presentador gritó el nombre de Haley y la sala se llenó de aplausos y vítores. La cámara enfocó el asiento de Haley para captarlo levantándose de su asiento con cara avergonzada, y pronto se oyeron murmullos y las exclamaciones curiosas de la gente.

—¿Haley…? ¿Dónde se ha metido?

El asiento de Haley Lusk, en el que hasta hacía un momento estaba sentado y riendo mientras concedía una entrevista, estaba vacío. La gente esperaba que Haley hubiera desaparecido por una broma o travesura divertida, pero el personal de producción, que sabía que no era así, estaba ocupado y se apresuró a buscarlo.

—¿Vick? ¿Chase? ¿Saben dónde se ha metido?

El presentador James, que había bajado al escenario para ayudar al desconcertado presentador, se adelantó y preguntó, y Vick y Chase se encogieron de hombros como si ambos no tuvieran ni idea. Solo habían visto a Haley saliendo a toda prisa de algún lugar tras comprobar un mensaje de texto.

—Dios mío. No es como si hubiera ido al baño antes de que anunciáramos al ganador… ¿Tenía algún asunto urgente que atender? ¿Perdón?

Incluso a un veterano como James, que llevaba años ejerciendo de presentador de estos premios de cine, también le había tomado por sorpresa la desaparición del ganador que estaba sentado aquí hace un rato, y pronto le entregaron una tarjeta de entrada. Mientras tanto, la sala de premios se llenó de un silencio incómodo. Y poco después, tras terminar de leer la tarjeta, James se agarró la frente y se echó a reír.

—Como se marchó de repente por circunstancias ajenas a su voluntad, dijo al personal que el señor Vick Procter ocuparía su lugar en la entrega de premios. Vick, sube. No sé qué ha pasado, pero debe de haber sido muy urgente…

James trató de enderezar la confusión y aclaró la situación con un discurso suave. El premio al mejor actor de reparto, que todos esperaban como el momento culminante de la jornada, se apagó, y a continuación siguió la entrega de premios de otra categoría. Quedaba en la mente de todos la pregunta de dónde había desaparecido Haley Lusk y el motivo, pero era algo que no podían saber.

♦ ♦ ♦

“La promesa en el yate de antes, ¿te acuerdas? – Estoy frente a la puerta trasera.” Era previsible abandonar el lugar antes de que el anuncio del ganador hiciera pasar un mal rato a la gente, pero Mason se movió a toda prisa. Eso era porque él no era Haley sino Mason, e incluso sin mencionar la promesa en el yate, Noah era siempre su máxima prioridad.

Cuando Mason salió del lugar, vio al hombre de pie al final de la alfombra roja desde el lado de la puerta trasera. Estaba ahí de pie, con un aspecto aún más despampanante de lo que había imaginado, y en cuanto divisó a Mason, antes de que éste pudiera siquiera apreciar semejante espectáculo, le tomó rápido de la mano y le hizo subir al coche. El coche salió del lugar y llegó al aeropuerto en un santiamén, y Mason ni siquiera tuvo tiempo de pensar a qué había venido antes de que lo metieran de nuevo en el lujoso jet privado de Noah.

—Ah, ¿a dónde vamos?

Cuando Mason preguntó, en lugar de responder, Noah lo puso rápido en la cama dentro del avión jet y dijo con cara indiferente.

—Parece que no has pegado ojo, así que duerme un poco. De todas formas nos queda un buen trecho.

Había llamado a una persona que estaba a punto de recibir un premio, y después de hacerla subir de repente a un avión, estaba llevando a esa misma persona a alguna parte, y sin embargo, Noah no tuvo la buena voluntad de responder a dónde iban. Solo lo apresuró a dormir y cerró los ojos por él.

Una vez más, Mason estuvo a punto de preguntarle hacia dónde se dirigían, pero entonces cerró la boca y se relajó. Eso fue porque, después de ver la cara sana y salva de Noah, sintió que el sueño lo sumía, tal como había dicho. Incluso pensó: “¿A quién le importa dónde sea?”, ya que donde Noah quisiera ir, fuera donde fuera, en realidad no importaba en ningún caso.

Estaría bien que el lugar al que llegaran fuera más bonito que la alfombra roja, pensó él.

Se durmió enseguida.

♦ ♦ ♦

Y entonces, cuando Mason abrió los ojos, se sujetó la frente, sintiendo que le zumbaba la cabeza. Estaba muy oscuro ante sus ojos y alguien lo llevaba en brazos.

—Ah…

Mason se sorprendió, y mientras trataba de levantarse, alguien lo sostuvo en sus brazos.

—¿No-Noah?

Mason lo llamó por su nombre, sintiendo los hombros familiares y el dulce olor de la hierba rozando la punta de su nariz, y Noah respondió:

—¿Así que ya estás despierto?

—¿Dónde estamos?

—Um, frente a una villa.

Señaló hacia delante con una pequeña sonrisa, y al seguir su dedo vio en efecto un impresionante edificio no muy lejos. La villa estaba bastante iluminada, y los empleados estaban todos delante de ella.

—Creo que puedo caminar por mí mismo…

—Lo sé. Que puedes caminar bastante bien. Hasta el punto de que quería romperte las piernas, hace tiempo que caminas muy bien… —dijo Noah con una sonrisa, sus ojos entrecerrados en medias lunas.

Mason soltó un “Hm”, y cerró la boca, antes de poner los ojos en blanco mientras lo abrazaban. Alrededor de una docena de empleados se pusieron de pie sin siquiera levantar la vista.

—No te preocupes por esta gente. Ya que todos se irán pronto de esta isla.

—¿Qué…?

Noah dedicó una bonita sonrisa a Mason, que ponía cara de tonto, antes de pasar junto al personal y entrar en el edificio.

—¿Has alquilado esta isla?

¿Toda la isla? Mientras Mason soltaba esas palabras. Noah ladeó la cabeza y le devolvió la pregunta:

—¿Por qué iba a tomarla prestada si tengo muchas?

—Así que es tu isla privada… Y hasta tienes muchas islas así, por lo que veo.

Mason rio con torpeza, asombrado por el calibre de Noah una vez más.

—¿La quieres? Si la quieres, ¿te regalo una?

Noah lo dijo como si estuviera entregando un bolígrafo de regalo, y Mason suspiró con suavidad.

—No. Si viniera a un lugar como este, iría contigo de todos modos, y solo sería una molestia si me lo dieran también…

Noah soltó una risita ante las palabras de Mason.

—Qué cosas más lindas dices.

Noah plantó un beso en la frente de Mason, y lo llevó a un dormitorio donde, excepto por un lado, todos los demás lados, incluido el techo, eran de cristal. Al principio, pensó que estaban en el exterior, como en una terraza muy abierta. Mason miró alrededor de la habitación, engullida por el mar y el cielo negros como el carbón, y se quedó asombrado durante un buen rato.

—Es fantástico, de verdad…

Mason se tiró en la cama – aun cuando Noah no se lo había pedido – y miró al cielo. Salvo por unas cuantas velas, estaba tan oscuro, como si se hubieran apagado todas las luces de la tierra, que las estrellas repletas del cielo eran muy visibles. Oyó el rumor ocasional de las olas. Sintió las sábanas frescas y crujientes y el aroma a cítricos que ahuyentaba a los bichos. Mason rio por qué estaba aquí de repente, ni qué estaba pensando Noah, pero se sentía bastante relajado y satisfecho con este momento.

—Me alegro de que te guste. Estaremos aquí una semana, ya sabes.

Noah se sentó al lado de Mason que estaba acostado, metiéndose en su línea de visión y sonriendo.

—¿Una semana…?

—Sí. Hace poco terminé todo el trabajo que podía hacer y me tomé unas vacaciones. Durante un mes. Pasaremos una semana aquí, y estoy pensando en otros lugares para el resto. Si te gustan las islas, también tengo otros lugares, o algún sitio como un yate… es bastante tranquilo y agradable cuando se flota en el mar, ¿verdad?

Noah arrugó los ojos con una dulce sonrisa.

—Quieres decir… ¿conmigo? ¿No solo una semana, sino un mes? ¿Cuando de seguro ya tengo un horario mañana?

Mientras Mason parpadeaba y lo miraba, Noah dijo:

—Por supuesto que contigo.

Al tiempo que aflojaba el moño del cuello de Mason.

—Ya te lo he dicho, ¿no? Que esto… es mío. Dijiste que me lo darías, ¿no es cierto? —preguntó Noah como un susurro, con voz entrecortada por la amenaza.

Mason soltó un pequeño gemido, diciendo:

—Así es.

—Y estoy cansado de entregarte a los demás. Creo que ya he tenido bastante paciencia si lo he soportado hasta tal punto… ¿No te parece? —preguntó Noah, mirándolo con atención en la oscuridad, y Mason dijo:

—Así es… Cierto.

Asintió. Pensándolo bien, Noah de verdad lo había aguantado todo lo que había podido. Durante unos dos meses seguidos, Mason había vivido oyendo solo el nombre de “Haley Lusk”, mientras Noah, el dueño de Mason, se quedaba con las manos vacías y se limitaba a esperarlo desde lejos. Mason había pensado “tengo que volver” una y otra vez, pero seguía vagando, dejándose llevar todo el tiempo, así que era natural que Noah estallara.

—¿Quieres volver ahí? ¿A esa elegante entrega de premios? ¿A ese mundo resplandeciente? —le preguntó Noah con una sonrisa perezosa.

Sus ojos bailaron en la oscuridad y Mason negó con la cabeza.

—Ni siquiera habría salido si lo hubiera querido.

Le daban igual los premios o lo que fuera. Porque desde el momento en que Noah había desaparecido de las calles ayer, solo había Noah en su mente durante todo el día. Mason tenía a Noah en su mente durante todo el día. Le preocupaba que Noah estuviera teniendo sueños horribles y sufriendo dolor de cabeza, mientras lloraba en un solo lugar oscuro como en los viejos tiempos, y por eso la extravagante y magnífica entrega de premios no era capaz de captar su atención.

—Tenía tantas ganas de verte sonreír hoy en la alfombra roja…

Con los flashes apagándose, las luces brillando y… mientras Mason murmuraba y alisaba el traje de Noah con las manos llenas de pesar, Noah le dedicó una sonrisa perezosa.

—¿Estás triste?

—Bueno, sí, pero… esto también es bueno.

Mason miró las estrellas, tantas que parecía que iban a caer a raudales, en el cielo negro azabache detrás de Noah y pensó que era un espectáculo muy embelesador. La luz de las estrellas tocaba el pelo rubio de Noah y lo hacía brillar como la plata.

—Qué alivio. Esto también me gusta un poco más. Ya que lo compré para esto.

Noah desabrochó la camisa de Mason como si quisiera arrancársela y le obligó a quitarse la chaqueta. Sus manos lo desnudaron con velocidad y Mason también se deshizo de la ropa de Noah.

Noah chupó despacio los labios de Mason. Y pronto, volvió a chuparlos con fuerza, antes de sacar la lengua y enroscarla alrededor de la suya. Mason cerró los ojos ante el dulce beso. En la oscuridad, Noah lo tanteó con las manos, acariciándole la cara, el cuello, los hombros, el pecho… como para confirmar que Mason estaba aquí.

—Ha…

Noah rio en voz baja después de tocar el cuerpo de Mason.

—Yo también estoy sorprendido de mí mismo. Esto… Me pregunto cómo he podido dejarlo pasar por tanto tiempo y me he hecho esperar.

Y entonces, como si tuviera más sed a medida que lo tocaba, Noah agarró la nuca de Mason y lo besó con urgencia. Juntó sus labios, besándolo y chupándolo, una y otra vez. Las manos y los labios de Noah, que habían pretendido ser suaves, se volvieron cada vez más inquietos y ásperos. Le mordisqueó el cuello, le chupó los hombros, le hundió los dientes en el pecho como si quisiera arrancárselo a mordiscos, antes de utilizar las manos para arañarle la espalda.

—Ahh… N-Noah… más despacio…

Mason se agarró a los hombros de Noah al sentir cómo le rascaba y mordía el cuerpo, Noah le agarró de las muñecas, y entonces, sin más, Noah tomó la polla de Mason de un trago.

—¡Hnnngh….! ¡Ugh!

Mason se estremeció, sintiendo los labios de Noah sobre su longitud mientras la chupaba con fuerza. Intentó apartarlo ante tan intenso placer, pero Noah siguió chupándola con voracidad y avidez. Le agarró los huevos y se los acarició con la mano, mientras lamía y presionaba la punta del miembro de Mason.

—Nnn…

Mason sintió que pronto se le nublaba la vista, que se le escapaba el semen, y Noah se lo bebió enseguida. Mason oyó el sonido de cómo se lo tragaba y se cubrió la cara con ambas manos, todo su cuerpo se enrojeció, y con un “¡Joder!”, Noah se rascó de manera apresurada los huevos con los dientes.

—¿Soy… el único que tiene prisa? Tú también, aquí abajo… mira cómo se crispa aquí abajo.

Como para enseñárselo, Noah hizo que Mason abriera bien las piernas. Y con un agudo jadeo, Mason aspiró mientras se mordía el labio.

—¿Cómo demonios… lo has aguantado… con este cuerpo tuyo? ¿Encontraste a otro hijo de puta, eh?

Aunque sabían que era imposible que eso ocurriera, Noah siguió preguntándole de manera perversa y Mason jadeó.

—Mi polla… ¿no estabas deseando comértela?

La vulgar pregunta de Noah cayó desde lo alto de su cabeza, y Mason sintió el impulso de esconderse en una ratonera o en algún sitio, o de taparse la boca, pero eso no era posible. Noah le folló el culo mojado con el dedo mientras se pronunciaba.

—Dilo.

Su voz era baja, y muy húmeda. Parecía que lo tentaba, que lo intimidaba. Mientras su dedo se movía dentro de él de forma obscena, sus piernas se sacudían y temblaban.

—Dilo, vamos… di lo que sientes.

Noah metió dos dedos y tiró del piercing. Poco a poco, frotó y retorció el piercing, como amenazándole, mientras aumentaba el número de dedos, y Mason cerró los ojos con fuerza.

—Pídeme que te lo meta dentro… dilo… vamos…

La voz grave de Noah se oía junto a su oído. Su aliento caliente le rozó el cuello, haciendo que Mason respirara de manera entrecortada mientras Noah le mordisqueaba la oreja, burlón. Antes de que fuera consciente de ello, el número de dedos que rozaban su interior se había convertido en tres, y lo hurgaban y estiraban.

—Mason…

Noah susurró y Mason crispó los labios:

—Métemela… Métemela… Noah… —dijo Mason, jadeando, y en cuanto terminó esas palabras, Noah sacó los dedos mientras tomaba su erección, que había palpitando con fuerza todo el tiempo, y la empujaba dentro de él.

—Hhh…

En el momento en que Noah se enterró dentro de él, Mason se corrió. Las lágrimas brotaron de manera involuntaria en la comisura de sus ojos y Noah las lamió con la lengua.

—Dulce….

Noah exhaló, con la voz cargada de calor, y Mason se mordió el labio, gimiendo. Su gruesa carne seguía frotándose y moviéndose dentro de él, deprisa, con fuerza , y su cabeza estaba a punto de estallar por el continuo y creciente placer.

—¡Uh… ahh… ahhh! ¡Hnnngh!

El áspero aliento de Noah rozó el pliegue de su cuello. Mason sintió como si fuera a caer en las profundidades del mar, por lo que se aferró de manera desesperada a sus hombros. Incluso cuando sus manos resbalaron en el sudor, se aferró a él de manera continua.

—Ugh… Noah…

Mason gritó, tirando de Noah en su abrazo, y Noah siguió sumergiéndose en él, haciendo sonidos húmedos, como si hubiera perdido por completo la cabeza. El trasero de Mason se humedeció por completo de fluidos y sudor, y se corrió una vez más.

—Mason…

Cuando su clímax se estrelló contra él, oyó que Noah le llamaba, como aferrándose a él.

—Mason, Mason… —dijo Noah jadeando, y Mason lo abrazó. Sintió que lo de Noah explotaba dentro de él y Mason lloró, aceptándolo aún más en lo profundo.

♦ ♦ ♦

El sonido de las olas rompiendo en la distancia llegó a sus oídos. Cuando abrió los ojos con una mirada aturdida, preguntándose “¿Dónde estoy?” con el sonido de las olas rompiendo, vio el extraño paisaje del cielo mezclándose con el mar y la arena blanca.

—Ah…

Mason permaneció largo rato aturdido, preguntándose dónde estaba y parpadeando, antes de volver pronto en sí y levantar la cabeza. Esta era la isla de Noah. Y la playa de arena blanca.

Anoche, el sexo que había comenzado en el dormitorio de la villa de Noah continuó varias veces más. Cuando terminaron con su primera ronda de sexo, la cosa de Noah se puso dura enseguida – como para saciar la sed de todo este tiempo – e hizo llorar a Mason una vez más. Tuvieron sexo, una y otra vez, e incluso cuando el sol había salido, el cielo se había iluminado, y la mañana había llegado, él no soltó a Mason en absoluto.

Había dicho que no solo acabaría así, y había cumplido de manera fiel a sus palabras. Mason pensó que nunca más sería capaz de olvidar a Noah.

Al mediodía, Mason le había rogado y suplicado que se detuviera, y Noah había dicho: “Una última vez”, con una pequeña sonrisa. Y Mason no pudo evitar asentir ante las palabras “por última vez”, que era como se había despertado encima de unas sábanas llenas de arena.

Mason miró a su alrededor, buscando a Noah. Pero no estaba a la vista por ninguna parte, lo que le hizo preguntarse a dónde se había ido, dejándolo solo en un lugar así, incluso si no había nadie más en esta isla.

—Ugh.

Iba a levantarse, pero no le quedaban fuerzas en la cintura. Después de mover sus extremidades durante un rato, Mason soltó un pequeño suspiro y con un “¡Ah, que le den!” volvió a tumbarse. No le importaba estar desnudo. Había dicho que no había nadie, así que pensó: Da igual, a quién le importa.

Y mientras permanecía así tumbado, parecía haberse quedado muy dormido. Cuando las luces rojas se colaron en sus ojos y los abrió, el sol se estaba poniendo ante sus ojos.

Mason sintió latir su corazón y se levantó. Sobre la arena blanca curvada a orilla del mar, al otro lado del profundo mar azul, el sol ardía con su luz roja y se ponía. Todas las nubes que flotaban en el cielo estaban teñidas de rojo, mientras que la superficie del agua brillaba de un modo impresionante.

Cuando levantó la vista, las estrellas ya se alzaban sobre él, al otro lado del sol poniente. El rojo atardecer y el sol ya se habían ocultado tras el horizonte del mar, y las estrellas titilaban ahí donde la oscuridad se había adueñado de todo.

—¿Te has despertado?

Oyó una suave voz a sus espaldas. Noah se acercaba con dos bebidas de aspecto dulce.

—Noah…

Mason lo llamó por su nombre y Noah sonrió en respuesta, sus ojos se convirtieron en pequeñas lunas crecientes. Mason volvió a mirar el sol poniente.

Mason ya había visto el fin del mundo. Los había visto muchas veces, no en una pequeña isla como ésta, sino en las maravillas naturales de África o del Pacífico Sur. Mason le había visto innumerables veces. Las impresionantes vistas del mundo – tan impresionantes que incluso el apático y desolado él había contenido la respiración y temblado.

Eran los lugares donde había pensado: “Si tengo que morir, me gustaría poder volver a este lugar y morir mientras contemplo esta vista.”

—El sol se está poniendo.

Le dijo Mason, y Noah sonrió, como si fuera consciente de ello. Se acercó y le tendió un vaso de bebida.

—Pensé que tendrías sed.

Mason tomó el vaso de su mano y Noah volvió la vista hacia el mar que Mason observaba. A la vista del mar tragándose el sol.

Entre los paisajes que Mason había visto, había un montón de vistas impresionantes que habían calentado su corazón más que ésta. Sin embargo, cuando vio la sonrisa amable de Noah mientras hablaba con él en este hermoso paisaje, Mason dejó escapar en voz baja.

—Me alegro.

—¿De qué…?

Noah preguntó, volviendo a mirarlo después de oírle murmurar aquellas palabras. Mason vio a Noah, observó cómo su pelo ondeaba al viento y sonrió.

—De estar vivo.

En lugar de pensar en la “muerte” mientras contemplaba aquel hermoso paisaje, Mason pensó en “vivir”. Este tipo de cosas vinieron a su mente. Es de verdad muy bueno vivir contigo en un mundo tan hermoso.

Noah miró la cara sonriente de Mason, antes de seguir su mirada y mirar al mar, al cielo, y luego volver a mirar a Mason una vez más. Después de eso, sintiendo que de verdad era algo por lo que alegrarse, como había dicho, soltó el aliento y dijo con una sonrisa.

—Así es…

Y mientras escuchaba su dulce voz, Mason pensó en lo afortunado que era estar vivo, una y otra vez. Lo afortunado que era de no haber muerto y desaparecido de este mundo en aquel momento después de que Aaron le hubiera disparado. Lo afortunado que era por haberse encontrado con Noah una vez más, así, después de convertirse en Haley.

Qué suerte que había salvado a Noah de aquella pequeña bolsa. Y qué suerte de que Noah lo hubiera soportado sin sucumbir a su deseo de suicidarse… para que pudiera estar junto a él de esta manera.

—Es un paisaje tan cálido y agradable contigo a mi lado.

Noah abrió los ojos, como un poco sorprendido por las palabras de Mason, y luego sonrió.

Fin.

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