Barra de Progreso de la Muerte – Capítulo 44: Examen.

Traducido por BeeMiracle

Editado por Ayanami


Shi Jin no pudo soportarlo. Apagó la tablet y corrió al estudio de Lian Jun.

Lian Jun estaba lidiando con documentos oficiales, pero en el momento en que Shi Jin entró tambaleándose, sin la tablet y como si no supiera lo que lo golpeó, dejó el archivo y sacó su silla de ruedas de detrás del escritorio. Agarrando la mano del adolescente, preguntó:

—¿Qué pasa?

La cabeza de Shi Jin giraba con todo tipo de pensamientos. No se dio cuenta de que su mano fue capturada, pero, inconscientemente, la apretó. Sus pensamientos estaban a miles de kilómetros de distancia. Tiró de Lian Jun hacia el sofá y dijo:

—Espero estar pensando demasiado… también leíste estos archivos, ¿verdad? Tengo una teoria; por favor, ayúdame a ver si tiene sentido.

Necesitaba la ayuda de alguien, una segunda opinión o se asfixiaría. Lian Jun no solo fue quien lo ayudó a encontrar la información en primer lugar, sino que también era inteligente y conocía la situación de su familia. Preguntarle era la mejor opción.

Lian Jun miró su mano y deslizó obedientemente su silla de ruedas al lado del sofá, dejando escapar un zumbido afirmativo.

Se sentaron junto a la mesa de café. Lian Jun le sirvió una taza de agua tibia y encendió un incienso ligero.

El agua y el sutil aroma que impregnaba lentamente el aire ayudó a calmar la mente febril de Shi Jin. Solucionó sus pensamientos, le explicó cuidadosamente sus especulaciones y los motivos a Lian Jun, y luego miró al otro hombre expectante.

Después de que Lian Jun lo escuchó, reflexionó por un momento. Miró al adolescente y dijo:

—Tu teoría es razonable. Le pediré a alguien que verifique los detalles del aborto involuntario de Xiang Qing y que descubra más sobre la vida de Shi Xingrui, para ver si alguien… algún hombre de su pasado se parecía a usted y a su madre.

Lian Jun frunció el ceño cuando dijo eso, no le gustaba la dirección en la que iba.

—Las mujeres también, por si acaso. Después de todo, podría estar equivocado, y la persona en la mente de Shi Xingrui podría ser una mujer —agregó Shi Jin.

Lian Jun asintió con la cabeza. Al ver que la expresión tensa del adolescente no se aliviaba, lo tranquilizó con una voz suave:

—La comprobación llevará un tiempo. Intenta relajarte y descansar, no pienses demasiado: los resentimientos de la generación anterior no tienen nada que ver contigo. Pase lo que pase, lo que quieras hacer, me tienes a mí. Yo me encargaré de todo, así que no tengas miedo.

Me tienes a mí.

La confianza y el aura dominante que Lian Jun exudaba cuando dijo su última oración sorprendió a Shi Jin. El otro hombre parecía poderoso y confiable, como si nada pudiera sacudirlo. Shi Jin asomó a Xiao Si:

—¿Es este el aura del jefe del inframundo? “Me tienes a mi…” ¡De repente, quiero arrodillarme y adorarlo como el gran jefe! 

【…】Xiao Si comenzó a preocuparse seriamente por recuperar el coeficiente intelectual y emocional perdido de Shi Jin.

Lian Jun vio al joven mirándolo con ojos llenos de adoración. Se inclinó un poco más cerca y susurró:

—¿Shi Jin?

Shi Jin se despertó de sus pensamientos irrelevantes. Miró a un lado a Lian Jun, que estaba muy cerca, y observó su hermoso rostro. Cuanto más miraba, más convencido estaba de que Lian Jun era realmente una buena persona. Un impulso repentino lo venció y lo hizo arrojar sus brazos alrededor del cuerpo del otro hombre, darle palmaditas en la espalda y decir:

—¡Sé que te tengo, y tienes que recordar que también me tienes a mí!

Lian Jun, tienes que hacer todo lo posible para mejorar y vivir mucho tiempo. ¡Te ayudaré! ¡Te ayudaré a deshacerte de tu barra de progreso para que no corras el riesgo de morir en cualquier momento!

La temperatura en la isla era alta, y ambos estaban vestidos ligeramente. Shi Jin solo llevaba una camiseta sin mangas suelta, por lo que, cuando abrazó a Lian Jun, el hombre casi instantáneamente sintió la temperatura de su cuerpo.

Los abrazos anteriores fueron breves, y siempre hubo una barrera de ropa gruesa. A diferencia de esos, este era mucho más íntimo.

El corazón de Lian Jun dio un vuelco. Instintivamente, se puso rígido al tacto, pero pronto se relajó. Sintiendo la calidez cómoda de Shi Jin, no dudó en devolverle el abrazo, acercando al adolescente. Miró la cabeza que descansaba sobre su hombro y el cabello detrás de la oreja de Shi Jin le hizo cosquillas en la punta de la nariz. Su expresión se suavizó gradualmente.

—Lo haré —dijo suavemente.

Por supuesto que tenía que vivir mucho tiempo, no había forma de que dejara que su querida persona en sus brazos le perteneciera a alguien más.

Shi Jin iba a dejarlo ir después de unos segundos. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, le preocupaba que Lian Jun se enojara. Nunca esperó que Lian Jun lo abrazara también. Lo que es más, incluso cuando Shi Jin aflojó su agarre, preparándose para alejarse, el otro hombre no estaba dispuesto a liberarlo.

Movió un poco la cabeza sobre el hombro de Lian Jun y aspiró el ligero aroma de su gel de ducha. No pudo evitar preguntar a Xiao Si nuevamente:

—¿Se durmió? ¿Por qué no se está moviendo? 

Xiao Si respondió, mirando pensativamente a la distancia, 【No lo hizo, pero probablemente esté muy cansado. Darling creció en Annihilation y se le enseñó a estar siempre en guardia, porque el peligro siempre está a un pelo de distancia. Probablemente, nunca ha sido abrazado así. JinJin, la vida de Darling carece de calidez, debes tratarlo con más cariño.】

Shi Jin imaginó a un niño lamentable y solitario, luchando por sobrevivir en una organización criminal, y su corazón se suavizó al instante. Volvió a apretar su abrazo, dejando escapar un suspiro interno: si Lian Jun necesita un abrazo, entonces, lo dejaría abrazar tanto como quisiera. Lian Jun es muy lamentable. Nadie lo abrazó con cariño, pobrecito.

Estos movimientos no escaparon a la vista de Lian Jun. Volvió la cabeza un poco y dejó caer un ligero beso en el cabello detrás de la oreja de Shi Jin, las comisuras de sus labios se alzaron en una sonrisa. Este chico tonto, quién sabe lo que se imaginó esta vez.

♦ ♦ ♦

Después del almuerzo, Shi Jin, finalmente, consiguió su deseo y llevó a Lian Jun afuera.

El sol de la tarde era intenso. Temeroso de que Lian Jun no pudiera soportar el calor, Shi Jin empujó la silla de ruedas por un camino de piedra azul. Pasó por los parterres y grupos de árboles, subió una pequeña colina cerca de un extremo de la isla y encontró un pabellón con la mejor vista. Allí, bajo la sombra de los árboles, él y Lian Jun jugaron juegos de mesa: Shi Jin no había olvidado que quería compensar la infancia perdida de Lian Jun.

El pabellón era una construcción simple hecha de madera, con cuerdas de campanillas colgando a lo largo de los bordes. Sonaban cada vez que soplaba el viento, su sonido era fresco y dulce.

Estaba el tablero de juego Monopoly frente a los dos, con cartas, dinero, casas y hoteles. Los bocadillos que trajo Shi Jin también estaban al alcance de la mano. Charlaron mientras jugaban. Ocasionalmente, cuando las campanas de las conchas marinas tintineaban, simultáneamente, se volvían para mirarlas, luego se miraban y reían. La tarde pasó, así como así.

Cuando el resplandor de la puesta de sol convirtió las nubes en el horizonte de color naranja, Shi Jin se estiró perezosamente y se acostó sobre la mesa abarrotada, suspirando con satisfacción.

—La vida de vacaciones es genial…

Lian Jun extendió la mano para acariciar su frente.

—Pasaste toda la tarde conmigo, ¿no te aburriste?

Sorprendido por el toque, Shi Jin no reaccionó por un momento, luego miró a Lian Jun y sacudió la cabeza.

—No, me gusta jugar Monopoly, es divertido. ¿Te sientes aburrido, Jun-shao?

—No, es bueno relajarse así.

Lian Jun volvió a tocar su frente, de buen humor, ya que se aseguró de que el adolescente realmente no estuviera aburrido.

Ya sin preocuparse por sus pequeñas acciones, Shi Jin sugirió de inmediato:

—Entonces, mañana, salgamos a jugar.

Lian Jun apoyó su mejilla en su mano y asintió.

—Está bien.

Los ojos de Shi Jin se iluminaron. Como Lian Jun parecía estar de buen humor, preguntó experimentalmente:

—¿Por qué no salimos todos los fines de semana? Trabajar sin descansos es agotador, debemos prestar atención a equilibrar el trabajo y el descanso.

Las comisuras de la boca de Lian Jun se levantaron y asintió nuevamente.

—Como quieras.

Shi Jin no pudo evitar suspirar.

Esa respuesta significa un acuerdo, ¿verdad?Sin embargo, se sintió un poco extraño, como si un adulto malcriara a un niño.

Xiao Si: 【…】¿Un adulto mima a un niño, dices?

Aunque la respuesta de Lian Jun fue extraña, no disminuyó el deleite de Shi Jin. De inmediato comenzó a planificar cada fin de semana en un futuro previsible, radiante de entusiasmo.

♦ ♦ ♦

El tiempo voló, acompañado por el suave tintineo de las campanas de viento. Un cierto día a finales de marzo, Shi Jin se saltó las clases, con el consentimiento del Sr. Feng pero sin el conocimiento de Lian Jun.

—Tienes que recuperar las lecciones que perderás hoy, no puedes quedarte atrás en tus estudios —dijo el señor Feng, mirándolo severamente.

Shi Jin se apresuró a prometer:

—Lo sé. Unos días con una clase adicional en la noche, ¿no? Puedes arreglarlo, maestro.

La cara del Sr. Feng se veía un poco mejor.

—Sí, esto servirá.

Fueron al comedor más cercano a la villa, donde Gua Seis ya estaba esperando. Cuando vio a Shi Jin, lo saludó calurosamente.

—La cocina te está esperando y los ingredientes fueron preparados, puedes hacer lo que quieras. Si no sabes dónde está algo, pregúntale a los demás, te lo mostrarán.

Shi Jin hizo una señal de OK y corrió a la cocina.

El Sr. Feng lo observó irse, su expresión severa disminuyó lentamente. Echó un vistazo a las diversas decoraciones y disfraces repartidos por el comedor con un humor complicado.

Gua Seis se dio cuenta y se inclinó para decir:

—Xiao Jin es un buen chico, no deberías ser tan duro con él.

El Sr. Feng lo miró, pero no respondió. Se giró y se fue.

♦ ♦ ♦

En su estudio, Lian Jun miró la hora. Al ver que era casi la hora del descanso de Shi Jin, dejó los documentos que estaba leyendo y salió de detrás del escritorio. Sacó una botella de jugo frío del pequeño refrigerador y la puso sobre la mesa de café junto a una fuente de frutas.

Cuando terminó los preparativos, faltaba un minuto para el recreo. Lian Jun regresó al escritorio y recogió los papeles.

El minuto pasó rápidamente, pero esta vez no escuchó los golpes habituales. Echó un vistazo a la puerta, pensó que tal vez Shi Jin fue al baño y volvió a mirar los documentos.

Pasaron otros minutos, pero el sonido de la puerta no llegó. Finalmente, Lian Jun no pudo quedarse quieto. Soltó el archivo que sostenía y salió por la puerta, miró en dirección al estudio más pequeño. Encontró que el Sr. Feng, que se suponía que estaba en descanso, había movido una silla frente a su puerta y estaba mirando el plan de estudios.

—¿Profesor? —Desconcertado, Lian Jun miró la puerta detrás de él.

El Sr. Feng salió de su estupor, giró a la dirección de la mirada de Lian Jun y explicó:

—Olvidé decirte, organicé un pequeño examen para Shi Jin. Es para todos los temas, por lo que tendrá menos descansos hoy. Pensé que estaría nervioso sí lo observaba, así que salí afuera.

Entonces, es porque tiene un examen.

Las cejas de Lian Jun se arrugaron, pero asintió y dijo:

—Entonces, ven y siéntate en mi estudio, maestro, no deberías tener que esperar afuera de la puerta.

—No, me quedaré aquí, por si acaso. —El Sr. Feng agitó su mano y dijo con una cara completamente seria: —¿que tal si Shi Jin quisiera escabullirse para revisar los libros de texto?

Lian Jun, instantáneamente, salió en defensa del adolescente: —Shi Jin no haría trampa.

—No lo entiendes. —El Sr. Feng sacudió la cabeza, como si lo hubiera visto todo cuando se trataba de estudiantes. —Algunos malos estudiantes no se detendrán por nada para pasar sus exámenes.

Lian Jun quería decir que Shi Jin no era exactamente un mal estudiante, pero luego pensó en el temperamento habitual del joven y cerró la boca.

Y así, Lian Jun fue engañado con éxito. Cuando llegó la hora del próximo recreo, Shi Jin dejó lo que estaba haciendo, se quitó el delantal y regresó a la villa. Se las arregló para llamar a la puerta del estudio de Lian Jun justo a tiempo.

Lian Jun abrió la puerta de inmediato. Primero, observó el estado de ánimo del adolescente: parecía bueno, por lo que no debería haber reprobado el examen. Mientras se relajaba, notó un olor dulce proveniente de Shi Jin y algo sospechosamente similar a la formación de betún en su mano.

—¿Estabas comiendo durante la prueba? —Esta fue su primera reacción.

—¡Oh, sí! —Shi Jin se congeló por un segundo y asintió apresuradamente. Puso una expresión lamentable en su rostro y suspiró. —Tomó tanto tiempo, que mi cerebro se sintió lento. Comer algo dulce es una buena manera de reponer energía.

—No es un examen muy importante, no debes preocuparte demasiado —le aseguró Lian Jun. Tomó su mano, le limpió el betún y luego hizo un gesto hacia el sofá. —Descansa un rato, la cocina acaba de entregar un tazón de fruta fresca. El Sr. Feng dijo que el examen tomará todo el día. ¿Estás cansado?

Shi Jin dejó escapar un suspiro de alivio discretamente y se sentó. Se metió un trozo de fruta fría en la boca para ocultar su expresión y respondió:

—No, en realidad, es más fácil que las lecciones. Al menos, no hay tarea.

Al verlo comer tan ocupado, Lian Jun frunció el ceño. Se inclinó y le tocó la cabeza, luego se volvió para sacar más bocadillos.

Shi Jin se llevó una mano al pelo. Últimamente, sentía que a Lian Jun parecía gustarle tocarlo. Entonces, recordó lo que dijo Xiao Si sobre la falta de calidez de la vida del hombre y lo quitó de su cabeza.

Una vez que terminó el descanso, Shi Jin entró en el estudio más pequeño mientras Lian Jun observaba. Una vez que el hombre mayor regresó a su propio estudio, se escapó de nuevo, yendo directamente a la cocina del comedor.

A la hora del almuerzo, Shi Jin, temeroso de que Lian Jun pudiera descubrir algunas pistas si iban al comedor, lo convenció de almorzar en la villa, con el pretexto de que estaba demasiado cansado debido al examen.

Y así, con semejante artimaña, pasó el día. Al final de la tarde, finalmente, estaba listo el pastel hecho a mano de Shi Jin, Gua Uno y los demás terminaron de decorar el comedor.

—Está bien, iré a buscar a Jun-shao, vigilen el resto de los platos —le dijo Shi Jin a Gua Dos mientras se quitaba el delantal. Se limpió la crema en las manos y se dirigió a la villa.

Gua Dos asintió. Observó al adolescente irse, luego miró a los demás y lanzó un profundo suspiro.

—Con todas las acciones de Shi Jin, Jun-shao tendría que caer incluso si estuviera hecho de piedra.

Todos los presentes lo miraron e ignoraron tácitamente su cebo, dispersándose para cuidar los platos, cuando Shi Jin preguntara por ellos.

Temiendo que el olor a crema en él fuera demasiado intenso e hiciera sospechar a Lian Jun, después de que Shi Jin regresó, salió del estudio más pequeño inmediatamente, como si hubiera terminado el examen temprano. Abrió la puerta del estudio de Lian Jun y soltó:

—Jun-shao, tengo algo de tinta sobre mí, me voy a lavar —luego la cerró de golpe y corrió a su habitación, dejando atrás al Sr. Feng.

Como se esperaba, cuando Lian Jun escuchó la voz de Shi Jin, salió de inmediato, pero ya no había rastro del adolescente en el pasillo. Volvió la mirada hacia el señor Feng.

El anciano tomó el relevo y dijo con una expresión de disgusto:

—Dije que era un mal estudiante, cometió tantos errores en el examen. Luego, cuando estaba corrigiendo sus papeles, derramó mi botella de tinta y la cubrió con su ropa.

Después de un momento de silencio, Lian Jun preguntó:

—¿Qué marca de tinta es? Le diré al departamento de logística que le envíe una caja.

¿Quiere decir que Shi Jin puede derramar tinta cuando quiera, ya que lo ayudará a compensarlo de todos modos?

El Sr. Feng miró furioso a Lian Jun y se ahogó:

—¡Lo estás malcriando! —Luego, pisoteó furioso.

Lian Jun, como un gobernante fatuo e indulgente que hacía oídos sordos al consejo sincero de su leal ministro, respondió con calma a sus espaldas:

—Él es mi hombre, por supuesto que tengo que malcriarlo.

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Kyyaaa!! <3 <3

Siguiendo el plan, una vez que Shi Jin terminó su ducha, empujó a Lian Jun al comedor para “cenar”.

Lian Jun, preocupado de que estuviera de mal humor debido al examen, dijo:

—En realidad, no tenemos que salir, podemos comer en la terraza.

—No, ya almorzamos en la villa. El día está por terminar, no deberíamos gastarlo todo adentro. Además, la brisa de la tarde es agradable —respondió Shi Jin. Una vez que llegaron al comedor, él preguntó: —Jun-shao, hoy quiero sentarme en el área al aire libre, cerca del mar. ¿Podemos?

Lian Jun, naturalmente, estuvo de acuerdo.

—Por supuesto.

Entonces, Shi Jin movió la silla de ruedas en esa dirección, girándola para que Lian Jun estuviera frente al mar.

—Vamos a sentarnos en esa mesa de allí.

Como el sol aún no se había puesto y todavía era brillante, naturalmente, las luces del comedor no estaban encendidas. Lian Jun no sospechó nada y, obedientemente, dejó que Shi Jin lo empujara al borde del área exterior. Una vez que se establecieron, no olvidó elogiar la elección del lugar por parte del adolescente: la vista era realmente espléndida.

Shi Jin, complacido, se sentó frente a él, ordenó los mismos platos que de costumbre y conversó mientras comían. Esperó hasta que se puso el sol y el cielo se oscureció, luego puso una expresión confusa.

—¿Por qué no se encienden las luces? ¿Hay una falla eléctrica?

Lian Jun también tenía dudas. Levantó una mano, listo para llamar a alguien para preguntar.

Shi Jin lo detuvo y se levantó.

—No llames a nadie, voy a echar un vistazo. Es igual, quería ir al baño de todos modos.

Lian Jun bajó la mano y asintió, luego lo observó entrar al comedor.

La brisa marina sopló suavemente cuando el anochecer dio paso a la noche. Lian Jun esperó mucho tiempo, pero el adolescente no regresó. Justo cuando estaba a punto de hacer preguntas, las luces del comedor se encendieron de repente. Las líneas de pequeñas y coloridas luces rodeaban el área exterior, iluminándose a una velocidad uniforme, para finalmente converger sobre la sombrilla que sombreaba la mesa de Lian Jun. Hubo un chasquido y una gran cantidad de luces tenues se encendieron dentro y alrededor del paraguas, convirtiéndolo en un mundo propio, pequeño, pero asombrosamente hermoso.

Lian Jun se detuvo a media vuelta y miró las luces coloridas que lo rodeaban. Al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, miró hacia la puerta.

Iluminado por el resplandor de lo que parecía una galaxia de estrellas, un oso de peluche, con traje de chef, salió del comedor, empujando un carrito de servicio con un pequeño pastel de cumpleaños de tres capas. Estaba rodeado de muchas cajas de regalo, grandes y pequeñas, en medio de las cuales había una figura de dibujos animados que cantaba “Feliz cumpleaños”. Fue a la vez divertido y entrañable.

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Mi corazón... Se derrite.... _(:3」∠) _

Los ojos de Lian Jun parecían estar llenos de una brillante luz estelar. Giró su silla de ruedas hacia el oso, su expresión era infinitamente gentil.

El carro se detuvo frente a él. El oso no habló, pero extendió una pata y comenzó a insertar velas de cumpleaños en el pastel. Mientras hacía eso, su otra pata agarró las cajas de regalo y la metió en los brazos de Lian Jun. Se veía hilarante.

Lian Jun sonrió. Pronto, descubrió que todas las cajas estaban marcadas con un número y preguntó:

—¿De todos?

El oso asintió con la cabeza. Una vez que terminó de insertar las velas, se agachó y comenzó a ajustar la altura del carrito. Poco a poco, el pastel bajó a la altura donde sería conveniente que Lian Jun apagara las velas.

Lian Jun descubrió que el pastel que se veía hermoso desde la distancia era en realidad un poco tosco. Además, las palabras feliz cumpleaños en la parte superior, obviamente, fueron escritas por la mano de Shi Jin, no por un pastelero profesional.

El corazón de Lian Jun latió más rápido. Recordó el “examen” de Shi Jin hoy y el dulce aroma que olió de él, y miró al oso que ya se había levantado. Extendiendo la mano para atrapar su pata, preguntó:

—¿Tu lo hiciste?

—Es hora de pedir un deseo. Sopla las velas —respondió el oso con una voz ligeramente aguda, era la voz de Shi Jin.

Al escucharlo, Lian Jun se derritió. No pidió un deseo, sino que apagó las velas directamente. De repente, se levantó de su silla de ruedas y abrazó al aturdido oso de peluche, luego, cerró los ojos y dejó un suave beso en la pequeña nariz negra.

Shi Jin estaba tan sorprendido que sus ojos casi salieron por los agujeros en el arnés. Observó a Lian Jun acercarse más y más, cerrar los ojos y besar suavemente la nariz del oso, y su corazón comenzó a latir salvajemente, como si fuera a saltar de su pecho. El fuerte palpitar de su corazón era el único sonido que podía escuchar.

Gua Dos, que sostenía unas bengalas, listo para cruzar la puerta, rápidamente, retiró el pie y bloqueó a los compañeros que esperaban detrás de él.

Gua Nueve estaba más lejos. Él preguntó, perplejo,

—¿Qué estás haciendo? ¿No dijiste que una vez que Jun-shao apague las velas, deberíamos salir y animar la atmósfera?

Gua Uno, que también vio lo que sucedió, dio un paso atrás y respondió:

—Si salimos ahora, no animaremos la atmósfera, sino que la arruinaremos.

Gua Tres no tuvo que preguntar qué quería decir el otro hombre. Sacó su walkie-talkie y dijo:

—Comiencen a encender los fuegos artificiales.

Un momento después, una gran cantidad de fuegos artificiales volaron desde la playa y explotaron con un fuerte estallido. Magníficas luces cubrían el cielo, iluminando toda la costa.

Al escuchar el sonido, Lian Jun se enderezó. Miró los fuegos artificiales que seguían surgiendo de la playa, y su sonrisa se hizo cada vez más evidente. Miró al oso de peluche, que parecía estar completamente helado, se inclinó y lo abrazó de nuevo. Acariciando la cabeza del oso, susurró:

—Gracias, me encanta.

Dentro del disfraz, Shi Jin sintió el sudor en la frente; no sabía si era por el calor o por su corazón palpitante. Le tomó un largo momento relajarse y devolver el abrazo de Lian Jun, palmeándole suavemente la espalda. Interiormente, tocó a Xiao Si, su voz de ensueño:

—A Lian Jun parece gustarle el disfraz de oso, bien, pero ¿por qué no pidió un deseo? ¿Crees que fue porque mi pastel era demasiado feo? ¿O tal vez porque fue hecho a mano y como tal no merece su deseo?

Xiao Si, que estaba a punto de chillar y aullar, fue ahogado por estas palabras. Se mantuvo en silencio por un segundo, luego gritó: 【Jin Jin, lo siento mucho, todo es mi culpa. Haré todo lo posible para recuperar tu coeficiente intelectual, ¡lo prometo! Waah waah waaaaah…】

Shi Jin se quedó en silencio.

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