Crié a un dragón negro – Capítulo 26: La bruja revela la verdad

Traducido por Den

Editado por Hime


—¿Eres tú Eleonora Asil?

La voz de Kyle Leonard resonó en sus oídos, sus palabras retumbando en su interior como si se tratara de una sentencia a muerte en lugar de una pregunta. En ese momento, pensó que su vida había dado un vuelco. Nunca pensó que escucharía algo similar mientras poseyera el cuerpo de la bruja. Sin embargo, se obligó a volver en sí y pensar en una escapatoria. No obstante, la mano del investigador, rápida como un guepardo, presionó el gatillo de su pistola y dijo en tono amenazante:

—Rebelarse no funcionará. ¿Recuerdas lo que hice en tu casa?

Ella se mordió los labios.

Sí, la limpió. 

Cuando Kyle se convirtió en un mayordomo temporal, confiscó y se deshizo de todos los objetos mágicos que fueron modificados por la bruja original, Eleonora, al tiempo que limpiaba la casa.

Noah miró de reojo alrededor del salón y notó que ninguno de los objetos mágicos que sabía hacer funcionar estaba cerca. En ese momento se dio cuenta de que él era competente por naturaleza y que no necesitaba de las herramientas mágicas que Eleonora poseía.

Desde que el investigador se había infiltrado en la humilde morada de Park Noah, tarde cayó en cuenta que la casa ya no estaba completamente a disposición de su dueña.

¿Planeó todo de antemano? 

Entonces apretó los puños con tanta fuerza que las uñas penetraron en su piel.

¡Qué hombre más aterrador! 

—Te lo volveré a preguntar. ¿Eres tú Eleonora Asil? —espetó con voz áspera.

Pero ella no respondió.

—No lo preguntaré tres veces.

Su corazón latía erráticamente.

¿Cuál es su propósito? 

Las corrientes de pensamientos, en ese momento, nublaron la mente de la mujer.

Él era un excelente investigador, y además era la persona más joven en obtener el título de director general. Este hombre probablemente ya sabía la verdad, así que era más peligroso mentirle frontalmente.

No quiero que una bala atraviese mi frente… 

Después de un momento de silencio, respondió mientras agarraba al niño que estaba detrás de su cuerpo.

—No.

—¿Cuál es tu verdadero nombre? —Tan pronto como ella respondió, él le hizo una segunda pregunta.

Él ya lo sabía, pensó.

—Noah. Park Noah —reveló su nombre con cautela.

La tercera pregunta prosiguió inmediatamente.

—Edad original, género y origen.

Ella inhaló y exhaló hondo.

—Tengo veintiséis años. Originalmente soy una mujer. Y soy de… Seúl. Pero no lo conocerías incluso si te lo dijera, porque no está en este mundo.

—Seré el juez —insistió.

—Seúl, Corea del Sur…

Debido al rostro inexpresivo del investigador, sabía que éste no tomaría el asunto a la ligera.

—¿Cuál era tu trabajo original? —continuó con su interrogatorio.

—Era una oficinista normal. Estaba en una compañía de comercio exterior.

La retuvo a punta de pistola, cosa que la hizo estremecer al pensar en las habilidades impecables de este hombre que nunca fallaban su objetivo.

La información que le he dado está siendo almacenada en su cabeza en un nuevo archivo llamado: “Park Noah”. ¿Es eso bueno o malo para mí? 

A pesar de descubrir la impactante verdad, Kyle permaneció indescifrable. La bruja no pudo ver ni el ceño fruncido ni un tic en su rostro. En ese momento, el temible hombre era un investigador que interrogaba a quien percibía como un criminal.

Mientras tanto, la extrema presión a la que se encontraba sometida a causa de verse aún apuntada con un arma la hizo marear.

Por su parte, el hombre miró fijamente su expresión desencajada, prosiguiendo tras un momento de silencio.

—¿Dónde está Eleonora Asil?

—Está… muerta.

—¿Muerta?

—Cuando… encontré este cuerpo, su alma ya se había ido. No sé quién la mató o cómo murió —Eligió sus palabras con cautela. Ya era suficiente ser acusada de robo, así que debía ser cuidadosa para evitar ser considerada la posible asesina de Eleonora Asil.

—Entonces, ¿dónde está tu cuerpo original? —enfatizó cada una de sus preguntas.

—También está muerto —respondió con un suspiro—. Morí a causa de exceso de trabajo. Tal vez llegué aquí porque cuando mueres las almas deambulan entre dimensiones diferentes durante mucho tiempo antes de detenerse.

—¿Por qué debe ser ese cuerpo?

—No lo sé. —Su alma estuvo vagando hasta ser absorbida por un cascarón vacío, el cual pertenecía a la difunta bruja: Eleonora Asil.

—¿No buscas los poderes mágicos de Eleonora Asil? —la cuestionó con brusquedad.

—De ser así, hubiera usado magia.

—¿Quieres decir que no puedes usar magia?

—Por supuesto que no. No sé cómo hacerlo. Todo lo que puedo hacer es lidiar con los objetos mágicos apoyándome en manuales —A decir verdad, no obtendría mucho al convertirse en Eleonora; salvo la traducción mágica, la magia innata del cuerpo de la bruja y un diario que contenía instrucciones para usar sus inventos, no había nada que le fuera de utilidad.

Park Noah conocía a Eleonora gracias a la novela. Sin embargo, desconocía cualquier cosa más allá de eso. Tal vez hasta era quien menos conocía a la dueña original del cuerpo que actualmente poseía.

—Noah… —Parecía que su agitación había afectado al pequeño dragón, Muell, ya que éste insistía en salir del escondite tras las piernas de su cuidadora. Mientras que ella, a su vez, trataba desesperadamente de evitar que el niño enfrentara a Kyle Leonard.

Si desafías a este hombre, un funcionario de rango alto de la familia real, acabarás siendo un fugitivo. 

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