Crié a un dragón negro – Capítulo 31: Dos maestros de dragón

Traducido por Den

Editado por Hime


Después de una deliberada contemplación, Kyle Leonard discutió con Noah sobre las posibles causas de las irregularidades del maná fluyendo dentro de su cuerpo.

—Las dos posibilidades más plausibles que se me ocurren por ahora son: —comenzó a decir— primero, asumiendo que la afirmación de que no eres Eleonora Asil sea cierta…

—No mentí —interrumpió ella, fulminándolo con la mirada.

—Si pudieras mostrarme  otra evidencia o quizás traerme un testigo, lo creería sin reservas. De todos modos, suponiendo que sea verdad, la causa de las complicaciones en tu maná serías tú misma. Debido a que transmigraste a un cuerpo que originalmente no era tuyo, este podría estar rechazando cualquier maná externo que intente introducirse en tu cuerpo.

Oh, eso definitivamente puede suceder.

Ella asumía que se había adaptado perfectamente al cuerpo de la bruja, ya que no había tenido problemas hasta aquel momento. Además, acababa de hacer la impronta con un dragón, la criatura más poderosa que jamás hubiera existido, lo que podía suponer un mayor riesgo para su control del maná.

Sin embargo, al observar la expresión del investigador, se dio cuenta de que él no parecía recalcar esa posibilidad. Kyle se volvió hacia ella una vez más y sus ojos ensombrecieron.

—La probabilidad de que ocurra ahora es baja, pero no podemos descartarla por completo.

Sin duda él era distinto a otros investigadores. Su competencia y habilidades excepcionales destacaban entre todos los demás. Para colmo de la chica, el hombre portaba ojos con dominantes orbes violetas que contrastaban con un rostro imperturbable, lo cual asombraba a cualquier persona con la que este se cruzara; ella no era una excepción.

—¿Por qué? —inquirió.

Su mirada se posó en su propio abdomen.

—Antes traté de introducir mi maná en tu cuerpo. No es como la magia de un dragón o un mago, sino que es similar a la de un arma mágica. Ese maná es más poderoso que el de un hombre promedio, pero no es particularmente desagradable.

—¿Qué? —Los ojos de la mujer se abrieron de par a par con enorme sorpresa por la confesión del investigador.

¡Así que la fría sensación de antes era su maná! 

—De haber habido un rechazo, ¿probablemente hubiera muerto?

—La cantidad de magia que intenté transferirte fue extremadamente pequeña —declaró. Sin embargo, era evidente que él mismo no estaba seguro.

Realmente debería darle una bofetada. 

—Te demandaré por intento de asesinato. Sabes que ya es la segunda vez, ¿verdad?  —lo amenazó ella, con sus ojos resplandecientes.

—Una vez termine la investigación, puedes presentar una denuncia en mi contra al menos cien veces si lo deseas. ¿No te interesa la segunda posibilidad? —Cambió de tema, sintiéndose culpable. Noah resopló pero le instó a continuar—. Segundo, suponiendo que sea verdad que no robaste el huevo… —Sus ojos se dirigieron lentamente hacia el pequeño. Ella también lo miró—. El problema reside en él —Afirmó Kyle.

—¿En Mu? —clarificó ella, mirando al niño que los observaba sin comprender, con sus grandes ojos redondos parpadeando con ternura e inocencia.

—Debe haber una razón detrás de las complicaciones: ¿por qué su magia no resuena completamente contigo como debería? Y solo se me ocurre una cosa… Este dragón debe haber hecho la impronta con otra persona además de ti.

—¿Qué? —Un escalofrío palpable recorrió el cuerpo de Noah, haciéndola olvidar todas sus quejas. Lo que Kyle había dicho retumbaba en sus oídos.

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