Crié a un dragón negro – Capítulo 49: Un oponente formidable

Traducido por Den

Editado por Hime


El cuerpo de Noah se precipitó hacia un lado, esquivando por un centímetro la afilada daga que pasó junto a su cuello. La hoja atravesó su capa, desgarrándola y cortando algunos mechones de su cabello.

Los pasajeros se tranquilizaron, quejándose ante la repentina perturbación. Pronto estallaron murmullos de confusión entre los pasajeros del tren cuando las hebras color albaricoque flotaron en el aire y cayeron sobre ellos.

—¿Qué estabas diciendo? ¿Qué es esta cosa?

Noah volvió en sí al oír los fuertes latidos de su corazón. Inmediatamente se tocó la nuca con sus manos temblorosas. Supo por instinto que quienquiera que había lanzado la daga, sin duda, apuntaba a su cuello. Si Kyle hubiera tirado de ella un segundo más tarde, la hoja hubiese penetrado y su sangre habría empapado el suelo.

En ese momento, el horror envolvió su cuerpo cuando se dio cuenta de que seguía bajo el hechizo de invisibilidad de Muell.

¡¿Cómo podía alguien apuntar con tanta precisión a una persona oculta a la vista?! Se abrió paso, confiada, entre la inquieta multitud, mientras permanecía inadvertida.

—¿Estás bien? Mantén la cabeza agachada —le susurró apresuradamente Kyle, agazapado en el rincón donde se escondían.

A pesar de que no podía verse a sí misma, los iris violetas del investigador la miraban fijamente. Sin esperar su respuesta, él presionó su cabeza hacia abajo y le apartó los mechones de cabello de la nuca.

—Ky… No creo que pueda hacerlo… No estoy herida —Apenas podía hablar con su voz temblorosa. Estaba paralizada por el terror.

—Esa persona está loca. ¿Cómo pudo apuntar a tu cuello en un tren abarrotado? —siseó Kyle, con la mandíbula apretada.

Al momento siguiente, sintieron una repentina ráfaga de calor a su lado. Llamas negras envolvían el cuerpo de Muell y  sus ojos  se dilataron llenos de rabia.

—¡Lo mataré!

—¡Espera, Mu! Apaga ese fuego y hazte invisible también —El investigador intentó apaciguar al furioso dragón. Mientras tanto, Noah respiraba hondo para tranquilizar su acelerado corazón. Hace unos momentos, su vida pendía de un hilo, sin que ella lo supiera.

Sin embargo, lo que permanecía en su mente era el hecho alarmante de que alguien la hubiese visto a través del hechizo de invisibilidad.

¿Por qué…? ¿Cómo?

—Probablemente no sea un asesino cualquiera —murmuró Kyle, mostrándole la daga. Su empuñadura tenía tallada una inscripción que emitía un brillo azulado—. Este puñal es un objeto mágico que inutiliza cualquier magia —prosiguió.

—¿Hay un mago en Yulem?

—Aquellos que poseen habilidades mágicas en Laurent deben registrarse sin objeciones en el Ministerio de Magia. Todos los magos son gestionados minuciosamente por el Ministerio. ¿Cóm…? —una vibración lo interrumpió. El hechizo de invisibilidad había comenzado a perder su efecto. No había tiempo para discusiones. Con sus pequeñas manos, Muell fortaleció el encantamiento en un instante. Pero a medida que usaba más maná, más se debilitaba Noah—. No puedes seguir adelante en este estado. También es arriesgado que nos movamos juntos —murmuró, consciente del daño del hechizo en ella.

—¿Qué? Entonces, ¿cómo…?

Antes de que pudiera terminar, la locomotora se sacudió y su cuerpo se impulsó hacia adelante. El ferrocarril avanzaba con más de doscientos pasajeros a bordo mientras el concurrido andén desaparecía lentamente tras las ventanas.

M*****a. El tren se va. 

Significaba que estarían atrapados en el transporte con magos asesinos hasta que llegaran a su destino, la capital. Noah se estremeció al pensarlo, y la cabeza le empezó a dar vueltas. Sus oponentes eran hábiles magos especializados en asesinatos, mientras que sus compañeros eran…

Un investigador que dirige la sucursal de Tezeba, sirviendo como el director general de todo el distrito de Laurent, y un dragón… 

Oh, cierto.

Miró al hombre frente a ella, cuyo apuesto rostro estaba ligeramente distorsionado, quizás debido a la abundante cantidad de cálculos en su cabeza, y se sintió tranquila. Su expresión no era la de un cobarde asustado.

Entonces, soy la única incompetente en este trío… No, con la maleta llena de los inventos de Eleonora, estoy segura de que no soy un ser humano del todo inútil. 

—Si no lo logramos según lo previsto, tendremos que subir.

Noah lo observó incrédula.

—¿En un tren en marcha? —preguntó al darse cuenta de que hablaba absolutamente en serio.

—Todavía no ha acelerado. Además, va a mantener esta velocidad hasta que el ferrocarril se divida en norte y oeste. Tampoco es imposible moverse en un tren en movimiento.

Poco a poco, dirigió su mirada hacia el exterior de la ventana, donde el paisaje se mostraba con rapidez ante sus ojos.

Eso definitivamente no es lento. Si subo ahí, voy a volar de un lado a otro como un muñeco de papel. 

—Si no te sientes bien, Mu tendrá que dejar de usar magia. En ese caso, doscientas personas reconocerán que eres Eleonora Asil, pero…

—Sabes que no voy a hacer eso, ¿verdad? Lo haré. ¡Haré lo que pueda!

¿Qué voy a hacer? ¡Solo soy Noah Park con una maleta!

La bruja se mordió el labio, reprimiendo las ganas de echarse a llorar. Al contrario que la abatida mujer, Kyle le guiñó un ojo, lo cual era una prueba cómica de que no la veía.

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