Crié a un dragón negro – Capítulo 54: El enemigo desprevenido

Traducido por Den

Editado por Hime


—Continúe —ordenó Kyle mientras volvía a apuntar al operario con el revólver con su fría mirada. El hombre supo por instinto que él no dudaría en disparar.

—Uh, ¡fue un mago registrado en el Ministerio de Magia! ¡Vi con mis propios ojos una insignia del Departamento de Magia colgando bajo su capa!

—Del Departamento de Magia…

—La orden que recibí fue capturar a Eleonora Asil, ¡no asesinarla! ¡No tiene sentido que Yulem la mate!

—¿No tiene sentido que Yulem la mate? ¿Nunca se había acercado a ella hasta que recibió la orden?

—¡Esa mujer está loca! ¡No nos atreveríamos a tocarla!

—Hmm… —Kyle se sumió en sus pensamientos mientras las preguntas inundaban su mente.

¿El culpable de la muerte de la bruja está en el Ministerio de Magia?

Combinando la información que tenía hasta el momento, dedujo que al descubrir que Eleonora Asil había sobrevivido al ataque, el responsable había contratado a Yulem para capturarla. Pero ¿por qué necesitaba a la organización cuando él (o ella) mismo ya lo había hecho antes? Solo se le ocurría una razón: para capturar otra cosa.

Su asesino sabía que la bruja actual no era la misma persona que antes, y eso no estaba en su plan. De ahí que quisiera que Yulem capturase a Noah Park, quien usaba el cuerpo de Eleonora Asil.

—Esto es divertido… —Sorprendentemente, una leve sonrisa se dibujó en los labios del investigador.

Al mismo tiempo, el tren se acercaba al cambio de vía. El traqueteo era cada vez más fuerte y rápido. Kyle apartó la mirada del hombre y se volvió hacia el carril, entrecerrando los ojos.

Apunta al objetivo calculando con precisión el ángulo, que variará ligeramente de vez en cuando dependiendo de la dirección del trayecto del tren, la distancia a la que éste se mueve en un segundo y el camino recorrido hasta ahora. 

El operario, que volvió a percatarse del plan del investigador, sacudió su brazo ileso con violencia.

—¡Deténgase, bastardo loco!

Pero el alboroto fue inútil cuando Kyle apretó el gatillo.

La bala salió disparada pero no alcanzó por muy poco el dispositivo de metal que se había levantado en el borde de la vía. Sin embargo, hacia donde pretendía apuntar era la pequeña palanca que permitía a los maquinistas cambiar manualmente, en caso de una emergencia, la dirección del raíl.

El dispositivo metálico se inclinó hacia un lado y aplastó la palanca en el borde. En ese momento, el ferrocarril comenzó a moverse lentamente. Poco después se separó de las vías conectadas y se enganchó con la otra.

La dirección de los rieles, que se habían desviado hacia la izquierda, cambió a una línea recta y, en un segundo, el tren aceleró a una velocidad aterradora mientras giraba por completo.

La magia perdió su control sobre las vías.

Los ojos del operario se ensancharon por la sorpresa. La locomotora, que había estado funcionando mal desde que partió de Lunazel, comenzó a detenerse poco a poco.

—¿Q-Q-Q-Qué es esto…? —tartamudeó el trabajador al ver cómo la impulsiva idea del investigador tuvo éxito.

A pesar de que el dispositivo metálico estaba a más de setenta metros, el investigador fue capaz de dispararle, haciendo que cayera sobre la palanca de debajo. Solo había una persona en Laurent con unas habilidades de tiro incomparables que era capaz de realizar tales trucos: Kyle Leonard

Poco después, el tren se detuvo por completo.

Kyle volvió a enfundar su revólver en un rápido movimiento y se acercó al hombre.

—Será mejor que no se despierte esta vez.

Esta vez, le golpeó el cuello como debía y con más fuerza. El hombre se desmayó sin tener tiempo para resistirse.

Leonard le llenó la boca con espuma antes de escapar por la ventana rota.

Las extrañas gafas que llevaba, colgaban torcidas en el puente de su nariz; las lentes se habían agrietado debido a que habían interferido con su visión durante el enfrentamiento con los cinco asesinos.

—Ya no puedo usarlas —se las quitó y trató de arrojarlas a la sala de máquinas, pero…

Ahora que lo pienso, me las regaló Noah

—Tsk… —Dobló las gafas y las metió en el bolsillo de su uniforme, chasqueando la lengua.

Creo que debería cambiarlas en la ciudad.

Den
¡Ayy, qué lindo! Solo porque se las dio Noah, no las va a tirar ›/////‹

Se acercó al tren inmóvil, con una última tarea.

Tan pronto como el tren a Edman Central dejara la vía creada, la sede de Yulem y los empleados también informarían del fracaso de la operación para capturar a Eleonora Asil.

Por otro lado, se había confirmado que el ferrocarril con destino a Battuanu era seguro, por lo tanto, estaría bien que Noah Park permaneciera a bordo. El problema radicaba en cuándo llegaría allí.

¿Estará bien sola?

El investigador se preocupó, pero pronto recordó que a su lado se hallaba un dedicado dragón, por lo que disipó sus inquietudes con un suspiro. Si el propósito del culpable era capturar, no asesinar, entonces no encontraría su cuerpo muerto por estrangulamiento.

Aún así, no fue suficiente para que sus preocupaciones desaparecieran por completo. Noah nunca le había parecido confiable.

Tus habilidades atléticas están por debajo de la media, tu motivación también, pero tu  función cerebral y perspicacia parecen estar por encima del promedio… Sin embargo… 

De repente, apareció en su mente la imagen de una linda perezosa que no se había movido más de un radio de dos kilómetros de su casa en dos años, lo que le causó una gran confusión. Sacudió la cabeza y se dirigió hacia el tren. Fue entonces cuando se sintió exhausto.

Hubo una conmoción en los ocho vagones. Quizás el miedo de los pasajeros que fue acallado por la sucesión de disparos finalmente estalló.

—¡Señor! ¿Hay un atentado terrorista?

—¿Por qué antes hubo disparos?

—¿Estamos a salvo ahora? ¿Explotará el tren?

La radio del tren y el contacto de emergencia con el Ferrocarril Nacional no funcionaban, por lo que tenían que esperar al próximo tren que pasaba en tres o cuatro horas.

Kyle calculó el tiempo cambiando la luz verde intermitente de la vía a roja.

Creo que el intervalo es de cuatro horas… 

Afortunadamente, no tenía que esperar esa cantidad de tiempo y ser responsable de más de doscientos pasajeros, ya que a lo lejos destellaron las luces de un coche de policía.

—¡Recibí una llamada de emergencia del tren a Battuanu! —gritó por el amplificador el magistrado sentado en el asiento del copiloto.

Una respuesta en “Crié a un dragón negro – Capítulo 54: El enemigo desprevenido”

  1. Que rayos pasara!? quienes son los buenos y quienes son los malos en esta historia?! cada capitulo se agregan mas sospechosos a la mesa?! esto ya es desesperante >-<

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