Dama Caballero – Capítulo 67: Si eso es lo que deseas

Traducido por Kiara

Editado por Nemoné


—Hola. Ha pasado mucho tiempo, mi señora.

— ¿Cómo estás…?

Kuhn habló de la manera habitual, pero Mirabelle no estaba tranquila en absoluto. Después de separarse del palacio del Príncipe Heredero, se había preguntado cuándo volverían a verse.

Y ahora estaba de repente frente a ella, pidiendo ser un empleado de la mansión de Blaise. Había imaginado durante mucho tiempo su reunión con él, pero nunca pensó que sería así.

Mirabelle se quedó helada, y Kuhn rápidamente avanzó en su dirección. No había razón para que se acercara tan repentinamente, y a medida que su distancia se reducía gradualmente, Mirabelle olvidó cómo respirar.

— ¡Hiu!  —Ella jadeó al tenerlo tan cerca.

Kuhn pasó completamente junto a ella y cerró la puerta del salón. Primero necesitaba evitar que su conversación se filtrara. Solo había una razón por la que estaba aquí: para capturar el poder desconocido que se infiltró en la mansión de Blaise y llevarlos a Carlisle. Era mejor tener precaución, incluso si no había señales de otras personas en las cercanías.

Fue entonces cuando Mirabelle se dio cuenta de que Kuhn se le acercó para cerrar la puerta. Sin embargo, solo estar cerca de él causó que un sonrojo cubriera su rostro.

— ¿Estás aquí porque pedí verte de nuevo?

—Sí.

Mentira. No habría aparecido frente a ella de nuevo si no fuera por la orden de Carlisle.

—Gracias. ¿Se ha curado tu última lesión?

—Estoy bien ahora.

La respuesta de Kuhn fue breve, y Mirabelle no sabía cómo promover la conversación en esta inesperada reunión. Había imaginado esta escena innumerables veces en su cabeza, pero ahora su mente estaba en blanco, y estaba ansiosa de que él se fuera de nuevo ahora que cumplió su promesa.

—La… —Los ojos de Mirabelle se volvieron hacia Kuhn, mientras éste hablaba con voz suave—. La lesión me dificulta mover mi cuerpo como solía hacerlo.

— ¿Qué está mal?

—Fui atendido por el médico, pero me dijeron que la recuperación total no sería posible.

—Oh…

La expresión de Mirabelle se volvió triste. Sin embargo, todo lo que Kuhn decía era mentira. Su propósito era conseguir trabajar en la mansión.

—Así que ahora voy a vivir una vida normal.

— ¿Así que estás…?

—Sí. Estoy aquí para cumplir mi promesa con la dama y conseguir un trabajo.

Mirabelle abrió mucho los ojos. Le había preocupado que Kuhn la dejara otra vez.

La pareja se miró en silencio, cuando llamaron a la puerta del salón y el mayordomo Michael entró.

—Señorita, la entrevista…

Michael dejó de hablar cuando sintió la extraña atmósfera en la habitación. Miró a las dos personas adentro.

Mirabelle observó al mayordomo que acababa de entrar y luego se volvió hacia Kuhn. Una fuerte sensación de voluntad ardía en sus ojos.

—Mayordomo Michael.

—Sí.

—He decidido contratarlo para nuestra casa.

— ¿Qué?

La boca de Michael se abrió. Hasta ahora, todos los contratos de trabajo se habían hecho después de que él y Mirabelle se consultaran entre sí. Nunca antes había tomado la decisión sola y, además, ya tenían todo el personal necesario.

Mirabelle miró hacia Kuhn mientras hablaba:

—No vayas a ningún otro lado… Me gustaría que trabajes aquí en la mansión Blaise.

Kuhn ni siquiera había presentado un currículum falso. Había obtenido el permiso de Mirabelle mucho más rápido de lo que esperaba, y le hizo una reverencia.

—Si eso es lo que deseas.

♦ ♦ ♦

La planificación de la boda de Elena ya había sido interrumpida una vez, y se puso en marcha más rápido que nunca. Se negó a hacer tratos con las tiendas que cancelaron abruptamente sus contratos, y se ocupó en encontrar reemplazos.

Y finalmente, los preparativos estuvieron completos. Todo lo que tenía que hacer era supervisar hasta el día de su boda y entregar la administración de la mansión Blaise a Mirabelle. Después de no ver a Mirabelle por un tiempo, Elena logró localizar a su hermana.

— ¡Mira…!

Justo cuando Elena estaba a punto de llamarla, alguien más llamó su atención. Alguien parado a espaldas de Mirabelle.

¿Sir Kasha?

Ella entrecerró los ojos y vio que el hombre de pie detrás de ella, sin duda era Kuhn. Elena no había sido informada de nada, y con su expresión endurecida, se apresuró hacia Mirabelle.

— ¡Ah, hermana!

Mirabelle notó el acercamiento de Elena y la saludó, pero la mirada feroz de Elena no desapareció fácilmente.

—Esa persona detrás de ti… ¿quién es?

Elena habló como si no supiera, Mirabelle hizo un gesto rápido a Kuhn.

—Oh, aún no lo has conocido, ¿verdad? Este es un nuevo empleado.

Mirabelle parecía excesivamente cortés con alguien que era un sirviente. Elena miró a Kuhn con recelo, pero se dio cuenta de que había ocultado su identidad para infiltrarse en la mansión Blaise. Kuhn se había disfrazado de sirviente en el sur antes. Aun así, Elena miró con desaprobación, pero él se volvió hacia ella y se inclinó.

—Mi nombre es Kuhn Kasha.

Su actuación fue tan convincente que casi se sintió como un completo extraño. No estaba contenta de que él estuviera dentro de la mansión de Blaise, pero asintió con la cabeza ya que no podía mencionarlo frente a Mirabelle.

—Ya veo.

Mirabelle, sin embargo, sintió la rigidez en la atmósfera.

—Esta es mi hermana. Pronto se casará con el Príncipe Heredero y se convertirá en princesa heredera.

— ¿Es eso así? Felicidades.

No había un destello de familiaridad en su rostro. Elena sabía que la infiltración era su especialidad, pero no se había dado cuenta de que era así. Ella había pensado que él era simplemente una persona taciturna, pero ahora se dio cuenta de que era un experto en ocultar sus emociones.

Elena todavía no sabía la razón de la presencia de Kuhn, y lo miró con cautela. Su objetivo final era proteger a su familia, y Mirabelle era a quien más quería proteger. No se contentaba con que un asesino paseara a su lado.

— ¿Qué haces aquí, Mirabelle? Finalmente tengo un tiempo de tranquilidad y quiero pasarlo contigo.

— ¿Ah, en serio?

—Sí. ¿Tendremos una taza de té en el jardín?

—Amaría eso. Haré que Mary prepare el té.

—Tengo un té raro que me regalaron como felicitación por la boda. Nunca lo he tomado antes, así que únete a mí.

— ¡Oh, eso suena maravilloso! Luego iré con Mary y…

Mirabelle vaciló y miró a Kuhn, preocupada por dejarlo solo. Sin embargo, Elena respondió más rápido. Necesitaba con urgencia enviar a Mirabelle lejos por un tiempo para poder hablar con Kuhn a solas.

—Muy bien, ve a ver a Mary ahora. Estaré esperando aquí.

—Ah, bien.

Mirabelle se vio obligada a asentir. Estaba preocupada por dejar a Kuhn y Elena solos, pero sabía que su hermana no molestaría a los sirvientes innecesariamente. Ahora que Kuhn estaba empleado en Blaise de todos modos, tenía que familiarizarse con el resto de los miembros de la familia.

Después de una breve pausa, Mirabelle se volvió. Decidió que cuanto antes se fuera, antes podría volver.

—Volveré en un minuto, ¡así que espera aquí!

Mirabelle echó a correr, pero debido a su condición física tenía aproximadamente la misma velocidad que la caminata de una persona promedio. Después de que Mirabelle desapareció de la vista, Elena se dirigió a Kuhn en voz baja.

— ¿Qué está pasando aquí?

—Mis disculpas. Te lo habría informado de antemano, pero he estado muy ocupado desde que empecé a trabajar aquí.

— ¿Quién te ha contratado?

—La joven dama.

Kuhn habló con calma, pero Elena no pudo evitar mirar con asombro. Mirabelle generalmente no mantenía un sirviente cerca de ella. Además, ¿cómo podía hacer que Kuhn trabajara tanto?

Dejando de lado las cosas que no entendía, Elena se volvió hacia la verdadera pregunta. Mirabelle y Mary regresarían pronto, pero había algo que necesitaba saber.

—Incluso si llegaste tarde para informarme, ¿por qué tomaste esta posición?

—Fue la orden del general.

— ¿El príncipe? —preguntó Elena.

—Sí —respondió él.

— ¿Por qué?

Kuhn miró a Elena con una expresión monótona. Carlisle le había dicho a Kuhn que lo mantuviera en secreto, por lo que pronunció sus palabras preparadas.

—Estuviste cerca del peligro en la fiesta del Segundo Príncipe. El general me ordenó que te vigilara más de cerca.

—Pero eso está en el pasado. Y Su Alteza sabe que no necesito un guardia tan cercano…

Elena hizo una pausa. Kuhn no sabía sobre sus habilidades de esgrima, por lo que no entendería lo que ella quería decir. Ella exhaló.

Kuhn, sintiendo que algo la hacía sentir insatisfecha, continuó rápidamente.

—El general también estaba preocupado por la seguridad de su familia. No creo que sea irrazonable estar preparado para cualquier situación.

Carlisle había ordenado que solo Elena fuera rescatada en una emergencia, pero Kuhn tuvo que torcer la verdad para persuadirla.

— ¿Mi familia?

Los pensamientos de Elena fueron principalmente para Mirabelle. Ella, Derek y su padre estaban entrenados en la espada, pero Mirabelle correría un peligro considerable si no era protegida. Ella no creía que alguien le hiciera daño a su hermana pequeña, pero de repente sintió que algo le molestaba.

Si alguien toca a mi hermana…

Solo imaginarlo la hizo apretar los dientes. Después de meditarlo durante varios minutos, finalmente asintió.

—Si sir Kasha mantendrá a Mirabelle a salvo, entonces no me quejaré de su empleo en la mansión Blaise.

—Entiendo.

Kuhn sabía que debía permanecer aquí. Su misión no era cuidar de Mirabelle a salvo, y agregó algunas palabras adicionales.

—No es solo la señorita. También velaré por la seguridad de los otros miembros de la familia.

—No, por favor presta especial atención a Mirabelle. Ella es la más vulnerable de la familia.

Kuhn se vio obligado a asentir ante la insistencia de Elena.

—Voy a…

Era una situación extraña, que Carlisle se preocupara por Elena y Elena se preocupara por Mirabelle.

—Pero ya conociste a Mirabelle, ¿no?

— ¿A qué te refieres?

Kuhn estaba sorprendido por las palabras de Elena. Ella debe haber descubierto lo que sucedió en el palacio.

—Conociste a Mirabelle cuando viajamos desde el sur hacia la capital.

Kuhn había salvado una vez a Mirabelle cuando estaba enferma. Él desapareció mientras dormía, pero ella se había aferrado al recuerdo del hombre que se parecía a su osito de peluche. Fue entonces cuando Kuhn se dio cuenta de a qué evento se refería Elena.

—Ah, ¿quieres decir entonces?

— ¿Hay algún otro momento además de ese?

—No. La señorita no lo ha mencionado, por lo que probablemente se olvidó.

Kuhn sabía que Mirabelle recordaba esa reunión, pero no había razón para decirle a Elena la verdad, e incluso si ella preguntaba, él solo le daría una vaga explicación.

Elena, sin embargo, no presionó más, ya que había tenido lugar hace un tiempo.

—Supongo que sí.

Mientras sus cabezas y voces bajaban en una conversación cercana, Mirabelle y Mary se acercaban desde la distancia. Finalmente, Mirabelle alcanzó a la pareja, respirando pesadamente.

— ¿De qué, de qué estaban hablando ustedes dos?

Los ojos de Mirabelle estaban llenos de curiosidad, y Elena sacudió la cabeza.

—No dije nada malo. Esta es nuestra primera reunión, así que no tenemos nada de qué hablar.

Mientras Elena pretendía ser ajena, Kuhn asintió. Para Mirabelle, sin embargo, parecía que los dos estaban teniendo una conversación íntima desde la distancia, pero ella no tenía nada que decir después de que lo negaron.

Mirabelle se situó con entusiasmo entre los dos. Aunque nunca se había sentido celosa de Elena, estaría decepcionada si a Kuhn le gustara más estar con ella. Elena y Kuhn miraron a Mirabelle entre ellos, mientras Mary levantaba la canasta de picnic con una mano y se limpiaba el sudor de la frente con la otra.

—No estoy segura de sí obtuvimos todo porque teníamos prisa. ¿Dónde quieres tomar el té?

Elena aclaró sus pensamientos y respondió.

—El clima es encantador, así que vamos al jardín. ¿Te parece bien, Mirabelle?

—Sí, me gusta la idea.

Mientras Elena miraba a Mirabelle dar su usual sonrisa soleada, Elena borró de su cabeza el extraño aire que había sentido. Estaba contenta de que su hermana tuviera a alguien que pudiera mantenerla a salvo. Elena podía pasar por alto el hecho de que un extraño se infiltró en la mansión, ya que los beneficios eran mayores que las pérdidas. Sabía que más hombres de Carlisle también estaban vigilando el área, pero lo pasó por alto por la seguridad de Mirabelle.

♦ ♦ ♦

Kuhn no pudo ir a su habitación asignada en la mansión Blaise hasta que el sol se había ocultado por completo.

Abrió la puerta y entró en la habitación, para encontrar a otro hombre que ya estaba dentro. Kuhn lo había anticipado, ya que los sirvientes compartían habitaciones en parejas. El hombre estaba ocupando la litera superior cuando levantó la vista hacia la entrada de Kuhn. Tenía una cara que parecía demasiado respetable para ser un sirviente, y estaba sonriendo.

—Hola. Supongo que compartiremos la habitación.

Kuhn se acercó a la litera inferior sin respuesta. Sin embargo, el otro hombre no se rindió.

—Como vamos a estar juntos por un tiempo, debemos compartir nuestros nombres.

Extendió su mano como para pedir un apretón de manos.

—Mi nombre es Batori Coven. ¿Y usted?

Kuhn miró la mano de Batori y la ignoró. Luego se dio la vuelta y habló en voz baja.

—Kuhn Kasha.

Batori sonrió como si le divirtiera escuchar al hombre frío hablar.

2 respuestas a “Dama Caballero – Capítulo 67: Si eso es lo que deseas”

    1. Muchas gracias por el capítulo, este juego se acaba de poner muy intenso, seguro, cuando llegué el momento de salvar a una de las dos, Kuhn hará la decisión correcta, ante la Furia de Carlisle y la tranquilidad de Elena, el problema, es que la rata está justo frente al gato y ambas no lo saben.
      Saludos

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