Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 25: Trato privilegiado

Traducido por Den

Editado por Nemoné


Seoyeong Kang tenía diecisiete años cuando me dio a luz, y ahora tenía veintiséis. Era muy hermosa y nunca adivinarías que es madre. No parecía hacer ejercicio, por lo que debe haber sido bendecida. En este mundo, las mujeres mayores de veinticinco años eran consideradas que estaban para el arrastre[1]. En este mundo, ni el derecho de las mujeres ni su reputación como belleza tenían algún valor. Cuando las mujeres ya no eran jóvenes, se las consideraba completamente inútiles. Esto me enfureció y confundió, cuanto más lo consideraba.

Pensé que era muy guapa a pesar de tener una edad “avanzada”, veintiséis años. 

Seoyeong había dado a luz esta vez a los mellizos, una niña y un niño que obviamente son motivo de celebración. Por supuesto, la niña se consideraba irrelevante, pero también había nacido un niño. Mi excursión había sido interrumpida abruptamente porque había nacido un príncipe. 

Mientras miraba a los gemelos que me miraban balbuceando, sentí paz y un nueva determinación surgió dentro de mí. ¡D-Debo comenzar con el entrenamiento de mi hermano de inmediato! 

Fui casi completamente separada de mis hermanas. 

Estaba deseando participar en la formación de mi hermano, ufufufu~

Unos días después, estaba sentada con Seoyeong, jugando. 

— ¡Es un bebé tan hermoso, madre! 

—También deberías casarte pronto y tener un bebé. Es el deber de las chicas dar a luz a niños. 

Bueno, en realidad, preferiría una niña. Por supuesto, tenía razón. Una princesa que daba a luz a un niño podría esperar un trato privilegiado. Entonces el rostro de Jinsu me vino a la mente. 

¿Por qué me había preguntado eso? 

“¿Qué me has hecho?”, recordé sus palabras. Como si pudiera haber lastimado a uno de los genios más preciados del imperio. Cada vez que recordaba eso, me confundía. 

Mis dudas me siguen rondando, y esperaría tres años antes de aprender más. Ahora tenía doce años. Otra injusticia era que los chicos se desarrollaban rápidamente, su velocidad era absurda.

Otra injusticia era que si nacía un niño, le daban crédito al rey por su logro. Si nacía una niña, culpaban a la reina. ¿Ves lo absurdo que es esto? 

Pero había algo diferente en los gemelos, Hwan-Hyeok y Sang-Ah Kim. ¡Parecían estar creciendo al mismo ritmo! 

— ¡Hermana! ¡Hermana! ¡Atrapé esa cigarra! —Hwan-Hyeok corrió hacia mí entusiasmado. 

— ¡Hermana! ¡Hermana! ¡Atrapé una mantis religiosa! —dijo emocionada Sang-Ah quien estaba su lado. 

Los niños en este mundo eran diferentes de los de la Tierra. Con solo tres años, eran lo suficientemente fuertes como para correr por los jardines y atreverse a trepar árboles para atrapar cigarras. Sus ojos parecían decir: ¡Mírame! Estaba orgullosa en secreto, pero fingí enfado, golpeando sus traseros. 

— ¿No les dije que era peligroso trepar árboles? 

Probablemente ni siquiera estaban lastimados por mis golpes, pero todavía parecían enfadados. Me puse de pie con las manos en la cintura en falso reproche. Haciendo un puchero, se quejaron al unísono. 

— ¡Ay, eso duele! 

Me eché a reír. Entonces alguien aplaudió y se nos acercó. 

— ¿Princesa Sang-Hee, realmente se atreve a pegar a un príncipe a plena luz del día? 

—No hay nadie alrededor a excepción de ti, Alex. 

Habría estado nerviosa si otra persona me hubiera regañado, pero no le tenía miedo a Alex. 

Hwan-Hyeok me defendió. 

— ¡No me importa si la princesa Sang-Hee me regaña! Me gusta —Alex me trataba como si fuera su nieta. Ciertamente había algo especial en él si era tolerante con una princesa que regañaba a un príncipe. En cualquier caso, no era para nada normal. 

—Princesa Sang-Hee, tengo noticias sorprendentes. 

— ¿Noticias sorprendentes? 

—Sí, ha sucedido algo muy inusual. Esta es la primera vez en la historia del reino que algo así ha sucedido. 

Alex estaba a punto de continuar cuando alguien se acercó. 

— ¿Puedes esperar un momento para contarle esta noticia?

Estaba atónita. Era mi hermano mayor, el príncipe primogénito que había representado prácticamente mi única esperanza de supervivencia. ¡Oh! ¡Qué guapo se ve! Mi corazón se calentó solo con mirar su hermosa cara. 

¡Ven aquí, déjame abrazarte! 

Corrí en su dirección y salté frente a él. Como no podía saltar lo suficientemente alto, usó su magia para levantarme y me abrazó con facilidad. 

— ¿Solo ha pasado un año? ¡Ahora eres una señorita! 

— ¡Su Majestad! ¡Lo extrañé tanto que he soñado con usted! 

— ¿Tú también? ¡También soñé contigo! 

Me acarició la cabeza mientras estaba de pie frente a Hwan-Hyeok y Sang-Ah. 

— ¡No me gustas! —gritó Hwan-Hyeok. 

Hinchó las mejillas y arrojó las cigarras que volaron hacia las copas de los árboles al soltarlas.

—Ese es tu hermano mayor. No digas eso —regañé a Hwan-Hyeok. 

Hyeong-Seok volvió a acariciarme la cabeza y dijo: 

—Realmente has crecido. Quizás no debería cargarte como un bebé —Estaba a punto de dejarme en el suelo. Pero me negué y me aferré a su cuello. Alex sonrió mientras me miraba. 

Sang-Ah se acercó de forma tímida y se inclinó, diciendo: 

—Hola, Su Majestad. 

Hyeong-Seok me sostuvo con su brazo izquierdo y a Sang-An con su brazo derecho. Hwan-Hyeok solo dio un pisotón enfadado. Todavía en sus brazos, Hyeong-Seok se arrodilló y lo miró a la altura de los ojos. 

— ¡Estoy tan feliz de verte, Hwan-Hyeok! 

Era tan afortunada de tener un hermano tan amable, que era tan diferente de los menores. 

Hwan-Hyeok y Sang-Ah eran gemelos, pero había algo diferente en ellos. Ambos podían usar magia. Ninguno era un mago brillante como Hwan-Seong, pero sus habilidades mágicas los hacían destacar. 

Sang-Ah también se había desarrollado al mismo ritmo que Hwan-Hyeok. 

— ¿Puedo contarle a Sang-Hee la gran noticia? 

—Por supuesto, haga lo que quiera Su Majestad. 

Escoria, nuestro rey, me había reconocido como el mejor servicio nacional al decodificar el manuscrito antiguo. Nuestro rey, también conocido como Escoria, había reconocido mi servicio de mérito y me dio el nombre de “Tesoro”. Casi me eché a reír al recibir las noticias de este honor. 

Hyeon-Seok, cuya generosidad parecía ilimitada, me sonrió. 

—Así que ahora puedes llamarla “Tesoro”, no princesa Sang-Hee —continuó. 

—Mañana habrá una fiesta, y todas las princesas y príncipes estarán presentes —intervino Alex. 

En todos mis doce años, nunca había habido una ocasión en que los miembros de mi familia se reunieran en un solo lugar. Sólo hubo una ocasión cuando conocí a mi hermana mayor, pero no los había visto desde el asesinato de Suyeong. 

¿Qué podría estar planeando Escoria? 

Por mucho que recurrí a los libros de historia, no pude encontrar ni un solo momento en que el rey convocara a las reinas y príncipes para un banquete. O, mejor dicho, si hubo tal ocasión, fue tan insignificante que no había constancia de ello. 

Hwan-Hyeok hizo un puchero. Según los estándares de la Tierra, tenía el físico de un niño de seis o siete años, pero su edad mental definitivamente era tres. En estos días, ver a los gemelos crecer era mi única alegría. 

—Me gusta Hyeong-Seok. ¡No, lo odio! 

— ¿Qué significa eso? 

— ¡Solo te gusta Hyeong-Seok, Sang-Hee! También quiero que me abraces. 

El niño había comenzado a entender las conversaciones a los seis años. Después de todo, era prácticamente una madre sustituta. Escoria era tolerante con mi papel de cuidadora por alguna razón. Tanto Hwan-Hyeok como Sang-Ah se encariñaron conmigo inmediatamente. Todavía parecía una niña, pero tenía la edad suficiente para ser madre por dentro. 

—Oh, no. Te quiero más que a nadie en el mundo, Hwan-Hyeok. 

Sang-Ah vino corriendo como si hubiera escuchado eso desde la distancia. 

— ¡Dijiste que me querías más! 

Los quiero a ambos, ambos son preciados, y ambos me vuelven loca. 

—Los quiero por igual. 

En ese momento, la puerta de la habitación comenzó a temblar. Había comenzado a temblar al pronunciar esas palabras. 

—Los quiero más que a nadie en el mundo. 

— ¡DETENTE! 

Mi súplica fue inútil, ya que tres muñecas de trapo se deslizaron por el aire. 

— ¡Busca! 

Seré una adulta en tres años, y este mocoso todavía molestaba con eso. Tenía quince, ¡la mayoría de edad! El ilustre comandante de la novena división era un mocoso que hacía travesuras. ¡Presento orgullosamente a Hwan-Seong, el segundo mocoso! 

Hwan-Hyeok y Sang-Ah podían usar magia, pero todavía no eran muy hábiles. Como lo hice en el pasado, corrieron diligentemente tras las muñecas en el juego de buscar. ¡Qué horrible influencia tenía en ellos! Habían observado mis carreras tras las muñecas de trapo con una sonrisa en la cara. ¡No podían distinguir entre el bien y el mal! 

Pero había habido un cambio a los tres años anteriores. Me negué a perseguir la muñeca y me mantuve firme. 

— ¡Su Majestad! 

— ¿Qué? ¿Tienes tu periodo? 

Ansiaba darle un puñetazo en su cara presumida. ¿Dijiste eso delante de los pequeños? Reflexioné cómo responder a esto. 

—Oh, no. Su Majestad. 

—Bueno, te dejaré ir. 

Esta era la segunda vez que me dejaba escapar con una negativa. Le había llevado doce años llegar a este punto. ¡Sang-Hee sigue adelante! ¡Conseguirás una tercera, cuarta y quinta! 

— ¿Qué sucede? 

—Vine a jugar con mi chucho. 

¡Ahora tienes responsabilidades! ¿Se supone que eres el comandante del batallón de los caballeros y te estás saltando tu entrenamiento? 

—No tengo ganas de entrenar. Quiero jugar con mi chucho. 

— ¡Míreme, Su Majestad! ¿Hice un buen trabajo buscando? —Hwan-Hyeok y Sang-Ah preguntaron simultáneamente. 

Los gemelos sonrieron ansiosos. Adoptando una postura de grandiosismo, Hwan-Seong levantó la barbilla y sacó el pecho. Quería darle un buen golpe en la cabeza con los nudillos. 

—Su Majestad quiero preguntarle algo. 

— ¿Qué es? 

—Si es el comandante del noveno batallón de los caballeros, no le dolería en absoluto si le doy un puñetazo, ¿verdad? 

— ¡Por supuesto que no! 

En el nivel Hwan-Seong, la magia estaba detrás de cualquier demostración de fuerza que hiciera, incluso si no pretendía usarla. Esto se debía a que si encontraba un daño potencial, la magia era invocada automáticamente en defensa de su propietario. Los hombres lo tenían así de fácil. Sin embargo, también había escuchado que podían suprimir la magia a su voluntad, incluso bajo amenaza física. Era de carne y hueso, así que naturalmente sentiría dolor, especialmente por un golpe en el plexo solar. [2]

—Su Majestad es un caballero brillante al que admiro, y estoy segura que una niña como yo no podría causarle ningún dolor. Pero si hay alguna duda, no querría… —continué. 

Por supuesto, esto era una mentira. Nada me gustaría más que pegarle en el estómago. Estaba caminando directamente hacia mi trampa. 

Acércate, niño pequeño. He estado esperando este día durante doce años… Kekeke.

— ¡Golpéame! —gritó Hwan-Seong. 

— ¿Cómo podría, con lo humilde que soy, atreverme a ponerle la mano encima a Su Majestad? Nunca haría algo tan terrible. 

No, estaba ansiosa por hacerlo. Nada me gustaría más que golpearle en el estómago. ¡Solo di la palabra! ¡Rápido! ¡AHORA! 

— ¡Te lo estoy ordenando! ¡Golpéame! ¡Golpéame o estás muerta! —explotó. 

Hwan-Seong no pudo escapar de mi trampa lo suficientemente rápido. Usando magia, abrió la ventana y saltó. La habitación de Sang-Hee estaba en el undécimo piso, así que era una caída bastante alta. Corrió hacia el jardín. Miró furtivamente a su alrededor antes de lanzar un hechizo. 

Wow, eso fue doloroso. No admitiría lo insoportable que había sido delante de su hermana pequeña. 

Tenía una paciencia con su hermana menor. Tenía golpes de compasión por las chicas que no podían usar magia en absoluto. 

Sin embargo, se dio cuenta de algo divertido. Intentó descifrarlo. Sintió por un momento como si su magia hubiera sido purificada un poco. Todavía sentía dolor, pero sintió como si se hubiera vuelto momentáneamente más fuerte. 

—No es nada. Es solo mi estado de ánimo jugando conmigo. 

Desde la ventana del undécimo piso, escuchó a Sang-Hee diciendo:

— ¡Su Majestad! ¡No nos despedimos apropiadamente! ¡Estoy muy triste! 

Habría una reunión familiar el próximo día en el palacio. El rey presidiría, y todos, príncipes, reinas y princesas estarían allí. 

Hwan-Seong salió disparado en el aire. Con un saltó, ascendió hasta el undécimo piso. Eran las once de la noche. Sang-Hee se veía bastante bonita en la ventana con la luz de la luna. Hwan-Seong sonrió ampliamente, mostrando los dientes. 

Voló como si tuviera alas. Sang-Hee cerró lo ojos. Flotando en el aire, besó su frente. Hwan-Hyeok y Sang-Ah, flotando a su lado, también besaron ligeramente su frente. 

—Buenas noches a todos. ¡Los veo en la fiesta! —Hwan-Hyeok sonrió.

—Sí, Hwan-Seong —dijo Hwan-Hyeok. Luego, fingió ponerse de mal humor de nuevo, para disfrazar su afecto. Incluso al amparo de la oscuridad, se había puesto rojo. 

Hwan-Seong descendió y pensó para él mismo: Siento que ahora puedo usar la magia con más facilidad. Definitivamente no me lo estoy imaginando. 

Podría pensarlo más tarde. Tenía que concentrarse en la fiesta del día siguiente.


[1] Significa que las mujeres mayores de veinticinco años son consideradas mayores e inútiles. 

[2] El plexo solar es la parte superior del abdomen.

Una respuesta en “Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 25: Trato privilegiado”

Responder a Moon Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido