El dragón volvió a arrebatar a una princesa – Capítulo 8: Rabia

Traducido por Shisai

Editado por Meli


Incluso cuando su voz cayó, Tammy ya había extendido sus alas y se había ido volando.

El ratón gris se despertó de su sueño, se frotó los ojos y solo vio la figura de Tammy mientras batía sus alas y se iba.

—Shiloh está en problemas… —murmuró, pero Tammy no lo escuchó.

—¿Qué? ¿Quién dijiste que estaba en problemas? —preguntó Eliza.

—Escuché al gorrión decir que Shiloh estaba en problemas.

En este viaje, Tammy voló muy rápido. Sus ojos estaban rojos de ira, y no se sentía cansado ya que la rabia en su pecho lo mantenía en su punto máximo de fuerza física.

Shiloh lo engañó.

Fue Shiloh quien lo había convertido en dragón.

A Shiloh le gustaba la princesa del Reino de Xilan y tal vez se casarían. Eran de la misma raza, pero de diferente género.

––¿A él…de verdad le gustaba tanto la princesa?

Tammy no podía discernir cuál de las tres cosas anteriores lo enfurecía más.

En el camino, imaginó innumerables formas despiadadas de interrogar a Shiloh, quería que perdiera su dignidad y cayera en desgracia, quería contarle al mundo entero sobre el verdadero rostro de Shiloh, quería decirle a la arrogante princesa que Shiloh lo había ayudado a capturarla, ¡quería destruir todo lo que tenía Shiloh!

Sin embargo, todo el resentimiento, toda la injusticia, toda la ira que era capaz de tapar el cielo, desapareció como la marea en el instante en que vio a Shiloh. Sintió como si su corazón se hubiera mezclado en un lío de sangre y carne con un cuchillo afilado, el dolor se extendía hacia afuera desde su corazón y hacía temblar incluso las yemas de sus dedos.

Podía escuchar el temblor en su pecho por el dolor.

––¿Quién fue… quien lo golpeó así?

Shiloh estaba atado a una estaca de madera, con un cinturón y un tenedor de dos cabezas alrededor de su cuello. El cinturón ataba el tenedor a su cuello, con un lado contra su barbilla y el otro contra su esternón. Shiloh mantenía la cabeza erguida y no podía moverse, porque tan pronto como se quedara dormido, su cabeza caería y el tenedor afilado le perforaría la garganta y el esternón. Su barbilla y su pecho estaban manchados de sangre.

La parte superior de su cuerpo estaba desnuda y atada con una cuerda de cáñamo, revelando las marcas de color azul oscuro y púrpura en su cuerpo. Estaba cubierto de horribles lesiones. Parecía que lo habían azotado, las heridas abiertas con crueldad, algunas de las cuales ya se habían infectado.

Tammy sintió que su corazón había sido aplastado con tanta fuerza que no podía respirar por el dolor.

Y tres hombres robustos estaban junto a Shiloh, rodeándolo.

—¿Es en serio? ¿De verdad se negó a casarse con la princesa? El cerebro de este tipo está roto, ¿verdad?

—Tan pronto como amanezca, lo enviarán bajo la guillotina. ¿Cómo es que se siente como si no tuviera miedo en absoluto?

—Ja,ja, está confabulado con el dragón. ¿Cómo podría tener miedo a la muerte?

—Así es… La princesa incluso dijo que este tonto le puso medicina al dragón…

Pero Shiloh mantuvo la cabeza erguida y no dijo una palabra.

La mano de otro hombre se extendió de repente y tocó la cintura de Shiloh. Se rió con maldad y dijo.

—Buena apariencia, buena figura… ¿qué tal si nos divertimos antes de salir a la carretera?

El hombre que estaba a su lado lo escuchó decir esas cosas y le quitó los pantalones a Shiloh.

Ese grupo de hombres se rió obscenamente. Eran unos simples guardias ordinarios que jamás estarían al nivel de caballero. Ahora que este caballero había caído en sus manos, ¿cómo podían dejar pasar la oportunidad de humillarlo?

Shiloh estaba pálido, con círculos negros debajo de los ojos. No le quedaba ni la más mínima pizca de fuerza. Miró inmóvil a la escoria frente a él, abriendo y cerrando los labios.

—Piérdete.

Aunque su voz era fría y clara, era impotente.

—Ja, ja, ja… Ruégame, ruégame entonces quizás seremos un poco más amables ja, ja, ja…

En ese momento, se levantó una ráfaga de viento explosiva. El viento era poderoso y rápido mientras soplaba, apagando las velas en la plataforma en un abrir y cerrar de ojos. Innumerables candelabros, espadas y cuchillos cayeron al suelo, el ruido chirriante y agudo, emparejándose con el sonido de alas batiendo con violencia en el cielo. ¡Uno de los hombres miró hacia arriba y de inmediato cayó hacia atrás para sentarse en el suelo en estado de shock!

Vio un enorme dragón negro volando hacia ellos en la oscuridad. Los ojos del dragón estaban rojos, su boca abierta para revelar dientes afilados que brillaban con luz fría.

—Ustedes están buscando la muerte… —rugió.

Su fuerte voz les hizo sentir verdadero miedo en sus corazones temblorosos.

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