Espada y Vestido – Capítulo 4 (1): Parfait de chocolate

Traducido por Zico

Editado por Yusuke


Miré fríamente a la criada que estaba delante de mí. No es que la odie ni nada. Estaba realmente agotada, después de una larga noche de tortura por parte de Sofía. Y ahora, lo más molesto es que me despertaron a la fuerza cuando apenas dormí durante tres horas.

—¿Para qué me llamó esa maldita madrastra? ¡Si ella necesita algo de mí, entonces debería ser ella la que venga a buscarme!

La criada se tragó su saliva cuando vio mi comportamiento irritado. Aún así, no se dio por vencida en el asunto, porque sabía como se trataba a Silla en casa. Normalmente, cuando la hija mayor de una familia de condes se enfada, las criadas no pueden hacer nada excepto bajar la cabeza y permanecer en silencio. Por el contrario, la criada delante de mí ni siquiera bajó la cabeza. ¿Así que me desprecia como uno de los amos de la familia sólo porque tiene algún tipo de protección de la condesa?

—Señorita, ¿cómo podría pedirle a su madre, la condesa, que viniera aquí? Naturalmente, la señorita debe ser la que vaya a verla.

—Si digo que no, ¿qué harás? ¿Quieres arrastrarme por la fuerza?

—Si la señorita sigue siendo terca, entonces no tengo más remedio que hacerlo.

Tsk, ¿viste eso? Es sólo una criada pero tiene agallas para actuar con insolencia. Sería exagerado sacar la espada, pero todavía tengo un nudillo. Debería estar bien si la golpeo un poco, ¿verdad? Se me ocurrieron muchas ideas, pero ninguna pudo realizarse porque todavía estaba Sofía, que estaba profundamente dormida sin saber nada de lo que pasaba a su alrededor. Estoy segura de que estaría bien sin importar lo que pasará, pero no es lo mismo con Sofía. No quiero arrastrarla a problemas.

Debería sacarla de aquí antes de que la situación empeore.

Otra cosa que debo considerar es que Sofía es huérfana, así que no sé a dónde debería enviarla. Si logro reunirme con el Sumo Sacerdote y probar mi identidad, podría arreglar que Sofía se quedará en la iglesia. Antes de lograrlo, no debería actuar precipitadamente.

Cuando estaba en mis pensamientos, la actitud de la criada se volvió más atrevida. Hablaba con un tono usado para alguien inferior a ella.

—No hagas esperar demasiado a la condesa.

Por los dioses… parecía que estaba dando una orden. Extendí mi mano para agarrar su hombro y la bajé para que me mirara.

—Me iré, pero…

Acerqué mi cara a la de ella, cuyos ojos se abrieron de sorpresa, y le di una advertencia amistosa.

—Matar a una rata que se aferra al zorro no es nada para mí. Así que es mejor que te comportes. No importa si te aferras a un zorro o incluso a un lobo, una rata sigue siendo una rata al final.

No podía entender como ella pudo asumir la autoridad de su amo como propia. Al final, sólo debería depender de sus propias habilidades para sobrevivir. La criada dio un paso atrás mientras su hombro aún temblaba por mi voz ligeramente amenazadora. Sus ojos arrogantes de antes, se han ido para siempre. Cuando estaba parada en su lugar, sonreí débilmente.

—Guíe el camino.

—Sí…

La criada abrió el camino obedientemente sin darse aires de grandeza.

La hora indicaba que es casi mediodía y ya no se puede considerar como la mañana. Tenía curiosidad por saber por qué me llamaba la condesa cuando aún estaba dormida, y decidí visitarla. La condesa cuya belleza tan delicada como una brillante flor, estaba sentada y rodeada por un total de cinco criadas, como si fuera una reina en medio de un campo de rosas me sonrió.

—Bienvenida.

Me enfrenté a la condesa con una expresión sombría. No es del todo su culpa. El sol brillaba con fuerza y es demasiado deslumbrante para mí, que acabo de despertar hace unos momentos. Me sentí como un murciélago que se despertó a la fuerza en pleno día. Si lo hubiera sabido de antemano, habría traído mi sombrilla conmigo.

—¿Qué es lo que quieres? —pregunté.

¡Rápido, dilo! Quiero seguir durmiendo. La condesa frunció un poco el ceño por mi actitud poco amistosa y ni siquiera me senté en el asiento que ella había preparado. Y las criadas que la rodeaban me miraban como si fuera una rebelde. ¡Qué montón de sirvientes tan humildes! De hecho, el verdadero dueño de esta mansión no es nadie más que Silla, en otras palabras, ¡soy yo!

El conde era sólo un yerno de paso y todos sus hijos e hijas con la actual condesa no tenían ningún parentesco con la casa de Epheria. Y yo soy la única descendiente legal por derecho. Pero, míralos. ¡¿Cómo se atreven a mirarme?!

Bueno, en realidad mi alma dentro de este cuerpo es también un don nadie sin relación con la familia.

—Últimamente, te has vuelto impaciente.

—He pasado por dos experiencias cercanas a la muerte, sería extraño si no cambiara.

Estuve en coma durante una semana y casi recibí una sentencia de muerte por ser acusada de asesinato. También estuve a punto de ser violada. Si todas esas cosas le sucedieran a una noble dama normal, no podría ir alegremente de aquí para allá como yo lo hice porque estaría psicológicamente conmocionada. Ermm, no. Para ser exactos, una dama normal sin duda sería fácilmente violada o recibiría la sentencia de muerte.

—Sin embargo, ¿cómo podrías echarle la culpa a tu inocente madre que no está relacionada con tus problemas? Relájate y toma asiento.

—No pude evitar impresionarme cada vez que vi a mi madrastra actuar desvergonzadamente. Eres realmente especial.

Sacudí la cabeza y me senté. Mi burla hizo que la situación empeorara, pero si estaban disgustados, ¿qué tenía que ver conmigo? Si estaban disgustados, ¡son libres de ir a por mí! Estaría más que feliz de tratar con ustedes.

—¡Rápido, escúpelo! ¿Para qué me llamaste?

Después de que inste a la condesa una vez más, finalmente empezó a hablar.

—Como madre, sólo quiero ver a mi hija. ¿Cuál podría ser la razón aparte de eso?

—¿Así que me llamaste sin razón aparente como si estuvieras entrenando a un cachorro?

—Niña, tu forma de hablar es muy grosera.

—Aunque sea así, no significa que no me atreveré a insultarte.

Además, también puedo usar mis puños y mi espada. Después de mis repetidos insultos, la criada que estaba detrás de la condesa, se adelantó con la cara rígida.

—Señorita, ¿no cree que está siendo demasiado grosera con la condesa?

Basándose en su uniforme de criada y su edad, era probablemente la jefa de las criadas. Parece que todos dentro de la mansión, excepto Sofía, no tenían ningún respeto por Silla… en realidad, Sofía también me trataba como ella quería. Pero al menos lo hizo por mi propio bien.

—Entonces, ¿qué me harás? ¿Quieres castigarme azotándome?

—No es eso, pero…

—¡Si sólo quieres hablar tonterías, te sugiero que cierres la boca! —exclamé.

—¡Señorita, eso fue demasiado!

—Si crees que fue demasiado, ¿por qué no me azotas? Madrastra, esa criada está siendo grosera conmigo, ¿puedo azotarla?

Mis palabras hicieron que esa criada cerrara la boca con fuerza y mirara a la condesa con ojos nerviosos.

Con una sonrisa amistosa, la condesa dijo:

—Por favor, ten paciencia, ¿de acuerdo?

—Entonces, debes entrenarla para que no diga tonterías. Si una humilde sirvienta no sabe su lugar y actúa descaradamente, avergonzaría a su amo en público.

—Recuérdalo bien, Cherlan.

—Sí, condesa.

La jefa de las criadas se inclinó profundamente hasta que su frente casi tocó la mesa de té cuando la condesa le advirtió.

—Tendré más cuidado en el futuro.

—Lo siento. ¡Por favor, perdóneme, condesa!

La diferencia de actitud sobre como me trató a mí y a la condesa era tan diferente como el día y la noche. La jefa de las criadas se retiró con la cara pálida como si estuviera pidiendo perdón por los pecados mortales en este momento.

La condesa giró la cabeza para mirarme mientras mantenía su cálida sonrisa.

—¿Estás satisfecha?

—Hmm… bueno, lo dejaré así.

Tengo curiosidad por saber cómo actuó la condesa con los sirvientes que podían hacer que la jefa de las criadas se inclinara profundamente en reverencia de esa manera. Esta mujer no era tan simple como parecía. Me hizo sentir incómoda.

—Afortunadamente no te enfadas por mucho tiempo.

—En realidad mi ira no ha disminuido por completo.

La cara de la condesa se puso triste por mis palabras.

—He hecho lo que querías, ¿aún quedan problemas? Parece que todavía estás molesta porque me convertí en tu madrastra.

Los que acaban de escuchar sus palabras deben pensar que la traté mal. Jaja… jodidamente molesto.

—Si no hay nada más, me iré.

—Ya le he dicho al conde sobre tu compromiso.

Me senté de nuevo cuando estaba a punto de dejar mi asiento. Parece que la maldita existencia del conde es real.

—Parecía que mi señor no estaba muy contento de tener un capitán de la Brigada de Tareas Especiales como su prometido.

—¿Así que se opuso?

—Mi señor no lo dijo directamente, pero es probable que sí. ¿Qué tal si cambias tu decisión? Aparte de eso, Silla, eres la única descendiente legal de la familia del conde Epheria. No estás en una posición en la que puedas tomar una decisión como deseas.

—¿Quiere decir que a tus ojos, el vizconde Schwart sería un cónyuge increíble?

—Por lo menos, su linaje está limpio.

¡Qué broma! No te gustaba el capitán Julio porque temes perder tu autoridad en la casa del conde y que otros se apoderen de ella si un hombre capaz se convierte en mi futuro esposo. Aunque su linaje no estaba claro, fue nombrado por el propio emperador y su tutor fue el general Haerva, el antiguo capitán del Escuadrón de Tareas Especiales. Es decir, era alguien que podía fácilmente arrebatar el puesto de conde Epheria de acuerdo con la ley al casarse conmigo. Por lo tanto, el conde y también la condesa, tuvieron que impedir mi boda con él para mantener sus posiciones actuales.

—Si su linaje es el tema principal aquí, podría encontrar un patrocinador.

Después de reclamar mi verdadera identidad, pude encontrar un poderoso respaldo. Podría pedir ayuda al Sumo Sacerdote o a Su Majestad la emperatriz, Su Alteza el príncipe heredero tampoco rechazaría mi petición porque me debía una por haberlo salvado, y también podría intentar pedir la benevolencia de Su Majestad el emperador. Además, el vice capitán de la Escuadra de Caballeros Santos es el hijo menor del duque Ilhas y aunque no estamos cerrados, mi tutor es el primer ministro Mordo.

Heh, no subestime la conexión del clero más fuerte.

—Este problema no se puede resolver sólo porque buscaste un patrocinador.

La cara de la condesa se volvió un poco sombría.

—El capitán del Escuadrón de Tareas Especiales ni siquiera es un civil del imperio, ¿verdad? No sabemos de qué país vino y qué sangre corre por sus venas. ¿Cómo podríamos aceptarlo en nuestra familia? Este problema podría manchar la posición de la casa de Epheria.

Esta no es la familia imperial, ¿por qué deberíamos hablar de la posición familiar? Esta familia es sólo una clase noble normal que poseía algunos territorios en el campo, ¿no es así? Sabía que no se comprometería fácilmente, pero nunca pensé que recurriría a este absurdo razonamiento.

—¿Así que ambos seguirán oponiéndose?

—Todo esto es por tu propio bien. También sabes lo importante que es una boda para una mujer. Te arrepentirás toda tu vida si te casas sólo por unos sentimientos pasajeros.

Por enésima vez, estaba intentando convencerme mientras la comisura de sus labios se levantaba ligeramente.

—Realmente te arrepentirás en el futuro.

Era como si ella realmente me hiciera arrepentirme cuando escuché sus palabras. Bueno, eso no es un asunto sorprendente, sin embargo. Sería mejor para ellos deshacerse de mí desde el principio si todavía insistiera en este compromiso. Sea como sea, Silla Epheria era sólo un obstáculo que podía hacer que la situación empeorara. Deben pensar que no podían hacer nada a Silla antes de que el contrato terminara, y Silla estaría muerta tan pronto como el contrato se cumpliera. Por lo tanto, es como si estuvieran sentados sobre alfileres y agujas porque Silla sigue viva y bien como está ahora. Y sin mencionar que declaré que me casaría con un hombre que podría poner en peligro sus posiciones. Ahora mismo Silla ya no era sólo una espina dentro de sus corazones, sino más bien un feroz diente que desgarraba su carne.

Supongo que habría algunos intrusos que vendrían por mí esta noche.

Miré a la condesa y hablé con una sonrisa.

—Ese es mi problema, así que aunque me arrepienta más tarde, lo soportaré.

—¿Podrías lidiar con ello cuando aún eres tan joven?

—Ya tengo dieciocho años, así que eso me convierte en un adulto.

—Eres muy terca.

—Sólo quiero decidir por mi propia vida.

Si no te gusta, entonces enfréntate a mí abiertamente. No hables de manera indirecta sólo para preparar algunos planes.

Cuando el ambiente entre la condesa y yo se enfrió, de repente apareció un sirviente corriendo apresuradamente.

—El capitán del Escuadrón de Tareas Especiales, Jullius Rizar, ha llegado. Dijo que quiere reunirse con la señorita Silla.

—Encuentra una excusa razonable para que se vaya.

El sirviente se confundió después de oír la orden de la condesa y tenía una cara aterrorizada.

—¿Qué se vaya…?

—Sí. ¿No tiene modales? Debería habernos informado antes de venir.

—P-Pero, condesa… no es tan fácil como dice.

—¿Significa eso que no sabes cómo hacer tu trabajo?

Las palabras de la condesa fueron claramente despiadadas. La reprimenda de la condesa hizo que el criado dudara sobre lo que debía hacer, y luego se dio la vuelta para irse con el hombro caído. Suspiró… Bloquear el camino del capitán Julio requiere un coraje y un esfuerzo extra. Si podía hacerlo, ¿por qué trabajaría como sirviente entonces? Más vale que se convierta en caballero o que se una al ejército.

Después de que ese sirviente se fue, la condesa me miraba en silencio.

—¿Quieres conocerlo?

—En realidad no.

Ciertamente buscaría la forma para encontrarse conmigo y no es necesario que le dé la bienvenida. Este lugar no era un campo de batalla con muchas capas de barricadas, ¿cómo podría volver voluntariamente sólo porque no le dejan pasar la puerta principal de esta mansión? Como esperaba, hay unos ruidos débiles que se acercan poco después. Algunos de los guardias de la familia del conde podían ser vistos subiendo rápidamente al jardín.

—¡C-Condesa! ¡Huya!

—¡No pudimos echarlo! —exclamaron los guardias.

Esto ha ido demasiado lejos… La gente podría estar pensando que aquí se ha iniciado una guerra. Los exagerados gritos y acciones de los guardias hicieron que la condesa se levantara de su asiento con el ceño fruncido.

—¿Dónde está Daren, el capitán de los guardias? ¡Da un informe claro!

—Ermm… eso… ¡el capitán se desmayó después de ser noqueado por el capitán del Escuadrón de Tareas Especiales!

Bueno, eso es normal. El capitán de los guardias obviamente no era su rival. Si soy yo, tal vez todavía tenga una oportunidad. La condesa se mordió los labios y habló en un tono más bajo.

—¿Mató al capitán de los guardias?

—No… El capitán de los guardias sólo quedó inconsciente, nadie resultó herido o muerto.

—¡Entonces sólo atácalo aunque tengas que arriesgar tu vida! ¡Si alguien resulta malherido, le daré veinte veces su salario como compensación y si alguien muere, le daré a su familia una parte de nuestras tierras!

¿Dar una parte de nuestras tierras? ¡Qué oferta tan inesperada! Quería inducir al capitán Julio a cometer un asesinato y se aprovechó de ello. Las habilidades de los guardias estaban muy por debajo del capitán Jullius, así que enfrentarse a él no fue una tarea fácil para ellos. Pero, es posible que se lastimaran y culparan al capitán Julius. No puedo permitir que eso ocurra. Tengo que hacer algo. Tan pronto como me levanté, todos los guardias y sirvientes reunidos se dispersaron rápidamente por todo el lugar, como un grupo de ratones que corren por su vida cuando se encuentran con un gato. Allí vi a un hombre de pelo negro entrar en el jardín. Ese hombre no era otro que el capitán Julio con su cara sombría. Detrás de él iba Blackie con sus pasos ligeros como si no fuera un caballo robusto sino un ciervo delgado.

—Sir Jullius Rizar.

Los guardias y sirvientes restantes trataron de mantenerse alejados con movimientos bruscos, pero entonces la condesa se adelantó.

—Estás siendo demasiado presuntuoso aquí.

El capitán Jullius miró a la condesa cuando la oyó hablar con voz aguda. Incluso para la condesa, su feroz mirada hizo que otros temblaran de miedo inconscientemente. Aunque tenía un corazón fuerte, no podía negar el hecho de que sólo era una noble dama que había vivido su vida dentro de una jaula segura. La condesa evitó su mirada mientras apretaba los puños.

—Nunca pensé que te atreverías a forzar tu camino aquí. Esto es una ofensa a la familia del conde Epheria.

—Sólo quiero llevarme a la señorita Silla.

El capitán Jullius habló con una voz cansada. ¿Eh? ¿Voz cansada? Es imposible que se canse sólo porque trató con veinte miserables guardias y algunos sirvientes que ni siquiera sabían usar un arma. Además, aparte del capitán de los guardias, no se enfrentó realmente a nadie más. ¿Habrá alguna otra razón…? Murmuré para mí misma y de repente recordé al ayudante Ortzen.

El capitán Jullius es tan miserable como yo.

El asistente Ortzen era definitivamente más estricto que Sofía. Vino aquí sin descansar después de todo su trabajo. Eso significa…

¡Se escapó!

Se escapó usándome como excusa. Debe ser así. Lo sabía con seguridad porque yo había hecho lo mismo muchas veces en el pasado. Si decía que le gustaría conocer mejor a su prometida o salir a recoger información como una excusa, entonces el asistente Ortzen definitivamente lo dejaría ir.

La expresión de la condesa se volvió fría en cuanto oyó que el capitán Julius quería llevarme. Aún así, ella no podía encontrarse directamente con la mirada del capitán Jullius.

—Si te interesaste por mi hija, entonces no deberías comportarte de esta manera. Al menos deberías notificar tu visita un día antes…

—En realidad ya habíamos hecho una promesa de encontrarnos ayer.

Rápidamente corrí hacia adelante y dije en voz alta. Le dije nos vemos pronto.

—Parece que hay un malentendido porque olvidé informarte.

—Silla, tú…

—Entonces, me iré, madrastra.

Los ojos de la condesa se volvieron más aterradores, pero ¿qué podía hacer de todos modos? Ya se lo había prometido al capitán Julius. No pudo evitar que nos fuéramos usando palabras y tampoco por la fuerza. Me incliné respetuosamente ante mi querida madrastra y luego uní mi brazo al del capitán y lo arrastré.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido