Esta Villana quiere mantener al Jefe Final – Tomo I – Capítulo 31

Traducido por Mochi

 Editado por Yusuke


Ni siquiera uno de los fragmentos de cristal cayó, los pedazos estaban suspendidos en medio del aire. Dos sombras se deslizaron entre estos fragmentos y bajaron hacia el salón. La primera sombra era un monstruo cuyas alas azabache se extendían grandes. Sin embargo, esta figura que estaba detrás del rey vistiendo un uniforme militar decorado con una correa dorada, era tan refinado como un modelo a seguir de los caballeros. En frente de él estaba el dueño de una belleza que no sería olvidada una vez vista. Era el diabólico rey cuyos profundos ojos carmesí brillaban.

Con el sonido de sus dedos chasqueando, los fragmentos de cristal se movieron al mismo tiempo para regresar al techo a su forma original. El sonido de la voz rasposa de Cedric hizo eco en el salón que había quedado en un completo silencio.

—H-Hermano, ¿por qué… estás aquí? —dijo Cedric.

—¿Fue bajo tus órdenes que las tropas fueron enviadas al bosque? —respondió Claude.

La gente alrededor que quedaron congeladas en su lugar desde la entrada del Rey Demonio comenzaron a hacer ruido. Especialmente los nobles en la plataforma, tuvieron una reacción obvia. Los ministros incluyendo el primer ministro Rodolfo intercambiaron miradas entre sí, entonces mandaron una clase de instrucciones.

—Si tu eres el príncipe heredero, no actúes de forma tan imprudente. ¿Estás tratando de darme una excusa para destruir al país?

La cara de Cedric empalideció.

Sin embargo, tal vez porque Claude no tenía ganas de reprenderlo más que eso, postró su mirada en Aileen.

—Te mantuve esperando, lo siento —dijo Claude.

—No, no me hiciste esperar tanto.

—El vestido, te queda bien.

Las mejillas de Aileen inmediatamente se enrojecieron debido a ese ataque sorpresa de darle una sonrisa gentil. Como si tratara de pasar por alto el calor en sus cachetes, ella intentó guiñarle pero no fue capaz de responder bien. Cuando vió esa acción, Cedric quien estaba agarrando el dobladillo de Aileen la miraba con asombro.

—Aileen, no me digas… —murmuró Cedric.

—¿Ya terminaste de firmar? —interrumpió Claude.

—N-No, aún —respondió AIleen.

—Es mejor si lo haces inmediatamente. Para que así oficialmente dejes de ser la prometida de Cedric. No tengo la preferencia de escoltar a otras personas, mucho menos la prometida de mi medio hermano.

Esas palabras fueron susurradas dulcemente por Claude como si estuviera murmurando intimidades, ella volteó rigurosamente su cara lejos de él para ocultar su vergüenza.

—Y-Ya sé. Espera un poco —dijo Aileen.

—Espera, espera… Aileen. Tú, en verdad, ¿no secuestraste a Lilia? —dijo un nervioso Cedric.

Aileen miró hacia Cedric debajo de sus pies.

Su desarreglada apariencia se sobrepuso con una de sus memorias.

La verdad es que todos piensan que mi hermano es mucho mejor que yo. Se reían tras mi espalda. Pensó Cedric con un perfil viéndose solitario.

No pierdas, tú puedes. Soy tu aliada después de todo. Respondió Aileen al pensamiento de Cedric, esperando poder transmitirle sus pensamientos.

—Isaac —habló Aileen.

Cuando menciono su nombre, Isaac gruñó un poco desde lejos e hizo una expresión ligeramente desagradable. Pero tal vez porque inmediatamente se resignó a sí mismo, se acercó a la ubicación donde estaban Aileen y Claude.

—Durante esta clase de momento, el mejor plan es ir suave con él ya que probablemente puedan usarlo como su arma final —dijo Isaac.

—Está bien, mi arma final son todos ustedes después de todo —respondió AIleen.

—¡Tú…! El condado Lombard!

Isaac entregó bruscamente el bulto de papeles a la mano de Ailee, le dió una mirada a Cedric y volteó sus talones y se fue. Aileen mostró la pila de papeles que recibió a Cedric cuyos ojos perseguían la figura de Isaac.

—Estas son las cartas de amenazas que han sido enviadas a la señorita Lilia. Hemos recolectado las que han sido tiradas a la basura.

—¿Así que, y?

—Estas son las problemáticas cartas amenazantes que contienen mi nombre. Esta es la papelería hecha por la compañía Lombard. La mayor parte del superior han sido pegadas, por lo que puede voltear las páginas una por una. Hay 20 hojas de papel por un conjunto y como parte del diseño, esto se estampa como lo ves aquí y al área alrededor de la estampa se le echa perfume para que desprenda un aroma —empezó hablar Aileen.

Mientras decía eso, Aileen abrió la arrugada carta de amenazas y se la mostró a Cedric. En la parte inferior derecha, un diseño de rosa estaba formado. Cerca de esa área, hay una falta de pigmento debido a la mancha dejada por el perfume. Esto estaba incluido en el diseño.

—Todo en este diseño fue hecho a mano, incluyendo el pegue de las hojas mientras estaban apiladas durante el riege del perfume. Así, que cuando las juntas, puedes perfectamente apilarlas para formar el mismo set. Incluso el diseño y la ubicación de la mancha dejada por el perfume es igual. Pero si son de un conjunto distinto no puedes apilarlas aun cuando tengan el mismo diseño.

Había un conjunto que se sobrepone perfectamente cuando tiene el mismo diseño y otro que no se podían superponer aun cuando estaban diseñados igual. Aileen se los mostró apropiadamente a Cedric y finalmente mostró la invitación escrita al banquete nocturno que recibió de Cedric.

—Bajo las circunstancias de invitarme a este banquete, la señorita Lilia fue tan amable como para mandarme una carta.

Aileen abrió la carta y entonces, la sobrepuso sobre una de las cartas amenazantes para mostrarle a Cedric. Lo importante no era la letra o el contenido de la carta. Ambas partes de esa papelería se apilaron sobreponiéndose exactamente.

Los ojos de Cedric quedaron abiertos.

—Me quedaré con la carta de la señorita Lilia como esta. Sin embargo, te daré estas cartas de amenazas al príncipe Cedric. Por favor haga lo que le plazca con ellas —finalizó Aileen.

—¿Qué significa eso?

—Piense en eso por sí mismo. Ya no soy su prometida después de todo.

Cedric miró a Aileen como si le hubiera pegado en el rostro. Aileen sonrió silenciosamente.

—Príncipe Cedric, en verdad lo amé mucho.

Cedric solo se quedó callado.

—Por favor sea feliz con la señorita Lilia. Adiós.

Cuando se alejó, la mano de Cedric cayó al piso así como estaba. Aileen volteó y se dirigió a la plataforma. Nadie podía detener lo inevitable. En la plataforma había dos hojas de documentos que habían sido apropiadamente colocadas. La primera hoja era el documento de transferencia de negocios. Después de checar con curiosidad las cláusulas, Aileen lo firmó rápidamente. Y entonces, la otra hoja era el documento de la anulación de compromiso, no había muchas cláusulas que tenía que checar.

Con esto, todo habrá terminado.

Escribió su nombre en seguida del de Cedric y regresó la pluma a su lugar original.

Con esto, Aileen Lauren D’Austriche es libre.

Los que la miraron atentamente eran los aristócratas al lado de la plataforma, les dió una elegante reverencia. Aileen puso su mano en el pasamanos de las escaleras mientras bajaba. Claude extendió su brazo desde abajo.

—Aileen Lauren D’Austriche, hija del duque. ¿Podría tener el honor de bailar el primer baile contigo quien es finalmente libre?

Solicitar el primer baile de una dama era una estrategia amorosa preestablecida. Y aun así, como en su primer debut social, Aileen se sintió inocente y tímida. Asintió ligeramente con su cabeza y sobrepuso la mano de Claude con la suya.

La figura de Cedric ya no podía ser vista pues estaba escondida detrás de Claude, es por eso que ella no lo notó cuando las cartas fueron aplastadas en la mano de Cedric…

—No seré engañado.

—Haré que te des cuenta… ¡Qué quien cometió un error fuiste tú!

Ni tampoco se percató de los oscuros murmullos y la distorsionada risa del príncipe.

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