Harem Imperial – Capítulo 37: Hombre extraño

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


¡Ming Ze!

Como la primera vez que le vio, estaba de pie a su lado, y debido a la oscuridad, no pudo ver su expresión con claridad. Es sólo que esta vez, también llevaba un gran paraguas negro como la tinta, y sus ojos siempre tranquilos la miraban.

A diferencia de sus ojos fríos, sus manos eran cálidas y fuertes. La temperatura de su palma contrastaba con la lluvia, y el corazón de Qing Feng dio un salto.

Su cabello estaba medio mojado, y varios mechones estaban pegados en su frente. Sus manos agarraban el vestido que comenzaba a pegarse, y sus zapatos estaban tan empapados que uno fácilmente podría escurrirles el agua. Ming Ze encontró la imagen divertida.

¿Por qué cada vez que la veía ella estaba en un estado lamentable? En realidad, la había visto esconderse de la lluvia en el pabellón y no quería caminar a su lado. Sin embargo, no esperó que fuera a correr fuera repentinamente.

—¿Por qué no estás bajo un techo con una lluvia tan fuerte? ¿A dónde vas? —le preguntó al verla pararse con firmeza.

Su voz profunda con algo de reproche resonó de nuevo en sus oídos. Qing Feng recuperó sus sentidos y sus ojos brillaron de repente.

—Eres un guardia de Palacio, ¿verdad?

Ming Ze permaneció en silencio un rato antes de responder.

—Sí —asintió.

—¿Acabas de venir de las puertas?

—¿De cuál te refieres? —Había dos entradas principales y cuatro laterales.

Qing Feng no sabía por cuál había entrado su hermana mayor. Estaba probando su suerte porque no tenía a nadie más a quién preguntarle.

—No me importa cuál —continuó con urgencia—. ¿Viste salir a la señorita que fue invitada a atender al banquete de la Emperatriz Dowager? Es un poco mayor que yo, su rostro también está destruido, y tiene mi misma altura…

—Estás hablando de tu hermana Qing Ling…

—¡Sí! ¡Exactamente! —Qing Feng estaba haciendo gestos para demostrar cómo era su hermana. Estaba super feliz de escuchar las palabras de Ming Ze, ya que significaba que la había visto. Aunque no hubiera dejado el Palacio, sería bueno saber dónde estaba.

—Ella…

El sonido de la lluvia era muy fuerte, por lo que Qing Feng no pudo escuchar lo que dijo. Ansiosa por saber las noticias, dio un paso adelante y se inclinó.

Él no había mirado bien su apariencia antes. La mayor impresión la ocasionaron las cicatrices que las personas comunes no podrían ver, y el par de brillantes ojos tercos. Mirándola de cerca, finalmente entendió cómo las “Tres hermanas de la Familia Qing” se volvieron famosas por los seis reinos.

La lluvia había bañado el polvo en su rostro y empapado su traje elegante. Con un vestido simple y sin maquillaje, ella aún lucía hermosa. Anteriormente, Ming Ze no había considerado que la belleza consistía en rasgos agudos, pero ella era ese tipo de mujer. Siempre y cuando uno la viera una vez, no podría olvidarla.

La expresión de Ming Ze se volvió rara mientras más la miraba en silencio, así que Qing Feng comenzó a sentirse ansiosa.

—¿Qué le sucedió? ¡Di algo!

¿Podría ser que está en peligro?

Qing Feng tiró de la manga de Ming Ze para evitar que cambiase de idea y se rehusara a contarle algo.

Realmente es impaciente…

—El Primer Ministro Lou vino a buscarla antes de que comenzara a llover —se rió Ming Ze.

—¿En serio?

Eso es genial. ¡Esta persona tardó demasiado en responder! Estaba preocupada a muerte.

Ming Ze mostró una leve sonrisa, sus fríos ojos ahora mostraban algo de color.

—¿Es divertido jugar conmigo? —dijo Qing Feng enojada.

—Así que eres el tipo de persona incapaz de reconocer las buenas intenciones de los demás —suspiró suavemente Ming Ze mientras entrecerraba los ojos.

—Yo… —Qing Feng no supo qué decir. Ming Ze la había ayudado en su momento más difícil, y hoy incluso le contó la situación de su hermana. Aunque la estuviera molestando, no debería hablarle de ese modo. En verdad era desagradecida. Estirándose, se inclinó ligeramente y dijo: —Gracias.

Su agradecimiento sincero y serio incomodó a Ming Ze, que tomó un paso atrás cuando ella se inclinó. A pesar de ello, el paraguas en su mano seguía sobre su cabeza para evitar la lluvia.

—Olvídalo —respondió, tosiendo por la incomodidad.

Qing Feng no notó los movimientos de Ming Ze e insistió.

—Muchas gracias por tu información sobre la salida segura de mi hermana mayor. Su seguridad es lo más importante para mí.

Ese par de ojos que él había visto mostraba tanta firmeza y honestidad conmovieron a Ming Ze. Envidiaba que tuviera una persona importante para atesorar, y a Qing Ling por ser esa persona. Esto era algo que nunca podría esperar.

Este hombre realmente es extraño, sus ojos entrecerrados me están mirando pero no parece que me observen. ¿Me escuchó hablar o no?

—Además de esta noche, quiero agradecerte por todas las veces que extendiste tu mano para ayudarme —agregó frunciendo el ceño.

—Antes no te ayude, así que no necesitas agradecerme.

Ming Ze parecía reacio a mencionar los eventos pasados, y Qing Feng tampoco quería elaborar. La lluvia aumentó, pareciendo formar una densa red. Los rayos destelleaban por el cielo y los truenos rugían acompañándolos. Bajo la fuerte luz, Qing Feng se dio cuenta que Ming Ze había puesto el paragüas sobre su cabeza pero él se encontraba fuera.

Él no era grande, pero sí muy alto. El viento nocturno era frío, pero Qing Feng sintió su corazón indescriptiblemente cálido.

—Mi… nombre es Qing Feng —dijo con una sonrisa. Él sabía el nombre de su hermana mayor, así que debía saber el suyo, pero ella nunca se lo había dicho personalmente.

Un rayo cayó y volvió su sonrisa deslumbrante. El corazón de Ming Ze tembló y sus ojos se oscurecieron cuando respondió.

—Su Señoría debería regresar. Este humilde sirviente se retirara.

Entonces puso el paraguas en las manos de Qing Feng y, con grandes zancadas, avanzó por el camino que ella acababa de hacer.

—¡Hey! —Qing Feng le observó impotente mientras se iba apresurado. Era como si le hubiera abofeteado. Era la primera vez que había sido ignorada de esta manera, incluso los ojos de Yan Hong Tian no se movían de ella.

Era sólo un guardia, pero la ignoró una y otra vez. ¡¿Por qué era tan arrogante?!

Qing Feng estaba enojada, frustrada, pero también confundida y decepcionada. Estos sentimientos mezclados la dejaron parada en su lugar mientras observaba el cielo lloviendo, como si hubiera olvidado que debía irse.

—Señora… —Fu Ling se acercó corriendo con un paragüas y la encontró de pie bajo la lluvia, enfocada en una dirección con una mirada descontenta y trazos de… ¿tristeza?

Fu Ling miró en la dirección a la que miraba, pero además de una fina niebla, no encontró nada.

La lluvia estaba aumentando, y el paragüas ya no podía detenerla y bloquear el viento.

—Señora, está empapada. Vamos a volver rápidamente —gritó.

Diez dedos sostuvieron el paragüas con fuerza hasta que se volvieron blancos antes de recuperarse y alejarse.

♦ ♦ ♦

La pesada lluvia caía y truenos y rayos llenaban el cielo. En este tipo de clima, cada familia ya había cerrado sus puertas, y pocas personas se aventuraban afuera.

Sólo había una figura caminando por el manto de agua. Con un impermeable tejido y un sombrero de bambú que cubría su identidad, la persona giró varias veces por los callejones y se detuvo en la puerta trasera de una casa, donde golpeó dos veces.

Caminó por el patio con familiaridad y se detuvo fuera de la pequeña casa. Después de golpear la puerta, entró de inmediato. En la casa, se sacó el sombrero, descubriendo al hombre de sesenta años. A pesar de que tenía un uniforme oscuro propio del personal de patrulla y estaba prácticamente empapado al punto de lucir lamentable, dobló su cuerpo para saludar.

—Daren. [1]

El hombre asintió la cabeza hacia el anciano y le preguntó con frialdad:

—¿Qué quiere hacer Dan Yu Lan?

—Respondiendo, hace un mes hubo un cazador de recompensas que asesinó a Yang Lu. No estoy seguro cómo, pero Dan Yu Lan pudo vincularlo con el caso del oro, y en pocos días pudo acceder a los documentos sobre el caso que sucedió hace tres años. Al parecer quiere un nuevo juicio —le susurró en el oído, sin atreverse a hacerle esperar la respuesta.

Un trueno rugió fuera de la casa, ahogando la voz del anciano. El hombre joven frunció el ceño.

—Pensar que el caso de hace tres años sería anulado por él… —Era afortunado que hubiera estado fuera de la capital investigando, o no habrían podido transportar el oro fuera de la capital.

—Al parecer el caso involucra las casas del Primer Ministro y el General. ¿Esta humilde persona necesita…? —preguntó listo para complacer.

—¡No crees más problemas! —le regañó el joven—. Esto no te involucra, naturalmente habrá alguien más para encargarse. La energía de Dan Yu Lan estará enfocada en el oro, y el caso del cambio en las raciones del ejército necesita cerrarse pronto. ¡No compliques el asunto!

La expresión del viejo palideció y mostró su angustia.

—Daren… Este caso fue revivido y revisado por el Departamento Tixing [2]. Los documentos y el perpetrador también fueron transferidos allí. Este oficial en verdad… no tiene poder —respondió después de un tiempo.

—¡Inútil! —Observó a su interlocutor y bajó la voz—. No hay puntos dudosos, testigos ni evidencia. ¿Cómo podrían revisarlo?

Quiere decir… ¡los muertos no pueden testificar!, notó el anciano de repente, y se apresuró a halagar.

—¡Daren es brillante, Daren es brillante! [3]

♦ ♦ ♦

El florecimiento de las peonías terminó, y las flores se secaron. La esencia que rodeaba el Salón Qing Feng también desapareció. Fu Ling llevaba una nueva medicina hacia el cuarto de Su Señora, por lo que tocó la puerta. Después de un largo tiempo sin respuesta, abrió la puerta con suavidad y se encontró con una silueta delgada sentada en la mesa mirando a la nada.

La noche después de que volvieron empapadas, su Señora terminó enfermándose, pero por suerte no se volvió serio. El Emperador no visitó y se mostró indiferente, al igual que la Emperatriz Dowager. Su Señora casi no salió de su cuarto, y la mayoría del tiempo, como ahora, se sentaría en la mesa para ver por la ventana.

El gran paraguas, el cual apareció durante esa noche lluviosa, estaba parado en silencio a un lado de la ventana. Su Señora algunas veces lo veía fijamente.

Fu Ling bajó el tazón de medicina con suavidad frente a Qing Feng.

—Señora, beba la medicina mientras está caliente y descanse temprano.

Qing Feng levantó su cabeza lentamente y bebió sin ganas. Su ceño se frunció, pero Fu Ling no sabía qué pensaba. Después de esa noche, la señorita a menudo parecía apática e inquieta.

¿Podría ser por ese paraguas…?

—Señora, ¿a quién pertenece ese paragüas? Su sirvienta puede regresarlo por usted.

Qing Feng lo miró de reojo mientras pensaba en la mirada fría que Ming Ze le dio.

—No es necesario, déjalo ahí —bufó. Él era un misterio indescifrable y una persona temperamental, no se preocuparía por el paraguas roto.  Con su humor irritado, le hizo señas a Fu Ling—. Muy bien, es tarde. No necesitas servir. Ve a dormir.

—Sí—. Sólo había mencionado el paraguas, y su Señora se enojó de inmediato.

Fu Ling no se atrevió a preguntar más, pero sabía que entre el propietario y la señorita frente a ella debería haber algún tipo de relación. Limpiando el tazón, se retiró en silencio.

La noche avanzó y el cuarto quedó en silencio, al punto en que sólo podía escuchar la vela quemarse. Qing Feng se acostó en la mesa, y sus ojos negros cayeron en el objeto en sus pensamientos sin darse cuenta.

Sólo le dijo su nombre, ¿por qué su expresión cambió? Sólo quería agradecerle, para conocer a alguien como él en este frío Palacio Imperial, ¿y él enfureció? Si no quería provocarme, ¿por qué seguía apareciendo a su lado? ¿Qué hizo exactamente para ofenderlo? Ming Ze realmente es un hombre extraño.

De repente escuchó sonidos fuera del Salón. Qing Feng miró por la ventana hacia la luna que se hundía lentamente. Casi era zishi [4], por lo que los varios palacios y Salones deberían estar descansando.

Qing Feng abrió las puertas parar mirar, y los sonidos aumentaron. El eunuco y las sirvientas del Salón Qing Feng se reunieron en la puerta principal, intentando observar.

—¿Qué está sucediendo para causar tanto ruido? —le preguntó a las sirvientas con un grito. Fu Ling sacudió la cabeza.

—Los sonidos parecen venir desde el Este, no estoy segura que sucede. Lan-er ya salió a investigar.

¿El Este? La mayoría de las concubinas vivían en el Oeste y Sur. Un accidente en el Este… ¿Podría ser la Emperatriz Dowager?, especuló en silencio. Cuando Lan-er volvió y la vio en el patio, su rostro palideció.

—¿Qué está pasando? —le preguntó.

—La princesa Chao Yun… Intentó suicidarse —respondió con suavidad después de un tiempo.

¡¿Intentó suicidarse?! ¡¿Cómo?! ¡¿Cómo era posible? ¡La princesa Chao Yun, la preciosa hija de la Emperatriz Dowager, la hermana menor de sangre del Emperador!

Todos en el Salón estallaron en un sudor frío. El corazón de Qing Feng tembló con ansiedad.

—¿Cuál es la situación ahora?

—Por suerte, una sirvienta la encontró a tiempo y fue rescatada. El Emperador convocó siete u ocho Médicos Imperiales al Salón Qing Xuan para tratarla. Ahora mismo, no estoy seguro si la princesa pasó el periodo de peligro.

Lan-er sólo se atrevió a preguntar fuera del Salón Qing Xuan, y una vez se enteró del intento de suicidio, quedó aterrada.

La princesa Chao Yun… ¿Herirse era un truco para atraer simpatías, o realmente se sentía desesperada y deseando abandonar el mundo?

—Fu Ling, ve e investiga la situación. Reporta lo que encuentres —le susurró a Fu Ling después de pensar por un tiempo.

—Sí—. Ella asintió y se apresuró fuera.

Mientras más pensaba, más aterrada se sentía Qing Feng. No importaba por qué razón lo hizo, si algo malo le pasaba, la Emperatriz Dowager culparía a las hermanas. Debía estar bien, de otra forma…


[1] Es un título que se usa al dirigirse a alguien de mayor rango. Sería como el “sama” o “dono” en textos japoneses.

[2] Departamento Tixing: Es el departamento de interrogación y tortura.

[3] Bien, una pequeña explicación aquí. El caso del oro y el de las raciones militares se desarrolla con más profundidad en otro libro de este autor, “Un matrimonio erróneo: Archivos de Lamentos Olvidados” y “Un matrimonio erróneo: una Generación de consejeros militares”. El segundo es traducido por Kovel, pero el segundo está en espera. Por quien no lo sabía, estos tres libros son parte de la saga del autor, por lo que se encuentran conectados y, en ocasiones, se interrelacionan.

[4] Entre las 11 PM a 1 AM.

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