Harem Imperial – Capítulo 36 – Fallando en apreciar los favores (2)

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


Qing Feng volvió a su posición original con frialdad, sin temor en su corazón. Adoptaría las medidas apropiadas para la situación y no pensaría en la Emperatriz Dowager como alguien más aterrador que Yan Hong Tian.

Chen Zhen caminó hacia ella y la miró. Qing Feng quedó confundida al ver la complejidad de la mirada que le otorgaba. No era lástima ni se regocijaba en su  mala suerte.

Ese momento fue demasiado corto como para identificar sus emociones antes de que se retirara.

La Concubina Imperial Hui… ¿Es por su inteligencia extraordinaria que obtuvo su título? 

Qing Feng no pudo evitar sentirse curiosa por esa mujer elegante y sofisticada que no podía comprender.

—Concubina Qing, acércate al lado de Aijia.

Qing Feng seguía observando la figura de Chen Zhen al retirarse cuando la gentil voz de Yang Zhi Lan resonó. Cuando se giró, se dio cuenta que ya no había nadie más en el salón, a excepción de la anciana de pie detrás de la Emperatriz Dowager. Fu Ling, que estaba de pie, también desapareció, probablemente porque fue echada.

Caminó hacia Yang Zhi Lan y se paró a su lado. Descubriendo lo que la Emperatriz Dowager pensaba, Qing Feng bajó su cabeza y su línea de visión hasta la cintura de Yang Zhi Lan o más abajo para no ofenderla.

La Emperatriz analizó a la mujer a su lado en silencio. Su cuerpo era delicado como un sauce, su piel cremosa, y el lado de su cara sin cicatrices tan hermoso que hacía el corazón de uno palpitar. A pesar de que su cabeza estaba inclinada y miraba hacia abajo, no era de forma servil ni despótica, y su conducta era natural y libre. La Familia Qing de Hao Yue no era de sangre azul, pero tenían una gran reputación. El crecimiento de las hijas no debía ser malo.

Yan Zhi Lan sintió que su actuación era satisfactoria, y sonrió.

—Siéntate.

Qing Feng obedeció. La anciana le sirvió una taza de té a Yan Zhi Lan.

—¿Te estás acostumbrado a la vida en Palacio?

—Sí —respondió Qing Feng sin entusiasmo.

—Es bueno verlo. Una vez la mujer entra al Palacio, vivirá rodeada de cuatro paredes. Aijia temía que terminaras aburriéndote.

¡Lejos de eso!, bufó Qing Feng en su corazón. Yang Zhi Lan no hizo que se quedara para hablar de estas cosas irrelevantes.

Qing Feng esperaba que terminara con rapidez así podría dejar este lugar tan pronto como fuera posible y preguntar a dónde llevó la Emperatriz Dowager del Este a la Hermana Mayor. Por eso permaneció en silencio y con el ceño fruncido.

Yang Zhi Lan había estado viviendo en Palacio por largo tiempo, y leído a una numerosa cantidad de personas, por ello sabía que la joven ya no tenía la paciencia ni quería esperar a los saludos normales. Así que procedió con franqueza.

—Aijia entiende que es difícil para las hermanas haber llegado a Qiong Yue desde Hao Yue, y siente dolor por ustedes. Xuan-er y Xi Yan son amantes desde la infancia y tienen una buena relación, por ello el casamiento entre ellos es cuestión de tiempo. Ling-er es inteligente, para que ella y Xuan-er puedan cuidar de Xi Yan juntas hace a esta Aijia sentirse segura.

Vio a Lou Xi Yan crecer. Tenía una apariencia modesta, despreocupada e inofensiva, pero en realidad tenía sus propios pensamientos, era difícil de leer y manipular. Era imposible detenerle de casarse con Qing Ling, pero era más importante proteger el estatus de esposa oficial de Xuan-er. Sería difícil convencerlo, por ello sólo podía comenzar con las hermanas Qing.

¿Cuidarlo juntas? Se refiere… ¿Quiere que la princesa Chao Yun y mi hermana mayor se casen con Lou Xi Yan juntas? Como una mujer extranjera, no le sería posible casarse con Lou Xi Yan como su esposa oficial y tener el mismo rango que la princesa. Además, casarse en la Familia Lou ya podría considerarse una buena alternativa, pero… Estaría mal con mi hermana. 

Cuando Yan Zhi Lan la vio considerarlo seriamente, su boca se curvó. Si Qing Ling se casaba con Lou Xi Yan, significaba que Qing Feng estaría relacionada con el Primer Ministro y su posición en el Palacio se solidificaría. ¡No sería tan estúpida como para dejar pasar este gran apoyo!

Mezclando ligeramente el té, Yan Zhi Lan suspiró ligeramente.

—Ling-er podrá recibir el afecto de Xi Yan y se volverá la Concubina del Primer Ministro Lou, ambas saldrán afortunadas. Pero debes saber cómo usar de forma correcta esta bendición. Lo más importante es que, no importa lo que hagas con tu vida, tu corazón esté tranquilo y puedas actuar acorde.

¡¿Concubina?! ¡¿Quiere que mi hermana mayor sea la concubina?!

Qing Feng levantó la cabeza y miró a Yan Zhi Lan, sólo llegando hasta la taza de jade blanco en sus manos. Su boca mostraba una sonrisa fina, a pesar de estar vestida de forma simple, y sus palabras eran gentiles, pero su mirada mostraba su superioridad natural mientras bebía el té lentamente.

¡Tener un corazón claro y actuar acorde!, se burló Qing Feng. Finalmente lo entendía. En verdad presumía demasiado.

En la Familia Imperial, que es más noble que nadie, dejarla ser la concubina ya era un gran halago. Qing Feng se levantó de repente y miró alerta a Yan Zhi Lan, que estaba sentada en una silla de madera.

—La Emperatriz Dowager tiene razón, las hermanas no queríamos recibir el favor de los ricos y poderosos para avanzar. Es sólo que el Primer Ministro Lou es la cabeza de la familia y el Primer Ministro del país, nosotras las mujeres no decidimos con quién nos casamos —le dijo con claridad, la voz fuerte y la mirada fría.

El significado era claro: ¡Lou Xi Yan no era alguien que pudiera ofender para bloquear a su hermana, ni siquiera lo pienses!

Repentinamente, era como si Qing Feng fuera otra persona. Yang Zhi Lan se sorprendió por un momento y la Mujer Mu, que estaba detrás, se recuperó primero.

—¡Insolente! —la reprendió.

¿Esto se considera insolencia?, se burló Qing Feng. Dio una leve reverencia, y dijo:

—Es tarde. Qing Feng no se atreve a seguir molestando el descanso de la Emperatriz Dowager y se retirará.

Ya comprendía la mente de la Emperatriz Dowager, y no le dejaría persuadir a su Hermana Mayor para ser la Concubina sólo para que ella tuviera una mejor vida en el Palacio. Permanecer más tiempo, por lo tanto, sería inútil.

La Emperatriz Dowager no le dio ninguna orden, y ella pretendía irse. ¡En este Palacio Interno, nadie se atrevía a ser tan grosero y descontrolado!

La Anciana Su dio un paso intentando castigarla, pero Yang Zhi Lan elevó su mano ligeramente para indicarle que se detuviera. Ya se había recuperado, así que miró a la arrogante y obstinada Qing Feng delante suyo con una sonrisa amable.

—Estás demasiado cansada entonces. Retírate.

Qing Feng se dio la vuelta y se fue. Viendo su arrogante figura retirarse, la Anciana Su no pudo evitar escupir.

—Esta Qing Feng realmente está fallando en apreciar los favores.

—No te preocupes. Las mujeres que acaban de entrar al Palacio están todas llenas de arrogancia.

Yang Zhi Lan ni siquiera se preocupó por Qing Feng. Sería demasiado sencillo ponerla en su lugar, quien representaba dificultades era Qing Ling. Lou Su Xin se acercó al Palacio Xi Xia para sacarla, probablemente a petición de Lou Xi Yan.

¡¿Qué es tan atractivo de esa mujer que volvió a Lou Xi Yan tan apegado?! Xuan-er… ¿Qué deberíamos hacer?

♦ ♦ ♦

El viento nocturno aumentó gradualmente, arrastrando la humedad y volviendo el ambiente incómodo. Los lotos que llenaban el estanque se ondeaban con el viento.

Mirando desde lejos, uno podía ver el tallo doblándose tanto que podría romperse. Al parecer una gran tormenta se acercaba, porque varias ramas fueron sopladas hacia los caminos.

Chen Zhen bajó su cabeza y se mantuvo en sus pensamientos mientras caminaba sin ver el verde rodeándola. Cuando estaba por pisarlo, Qu-er se apresuró hacia adelante y la sostuvo.

—Su Señoría, por favor sea cuidadosa —dijo con urgencia. Usualmente bebía menos durante la noche, pero en el banquete de esta ocasión no había comido mucho y siguió bebiendo té, dejándola sin tranquilidad.

—¿Qué le preocupa, Señora? —no pudo evitar preguntar Wu-er.

Chen Zhen redujo el paso considerablemente mientras observaba a los lotos en el lago.

—¿Qué piensas de Qing Feng? —preguntó de repente?

—Ella… —Así que la razón para la incertidumbre de su Señora era esa mujer. Wu-er pensó por unos momentos antes de responder—. Tiene algunas cualidades que la hacen resaltar en la multitud.

No conocía otra mujer que pudiera estar tan tranquila con un rostro arruinado. Se decía que ella misma se había desfigurado, ¿cuán implacable había que ser para herirse de ese modo? Sólo el pensamiento de sostener un cuchillo en su cara la hacía temblar.

Las palabras de Wu-er detuvieron el cuerpo de Chen Zhen. Ella se dio cuenta rápidamente que habló de más y la consoló.

—Pero Su Señora no necesita preocuparse. Aunque el Primer Ministro Lou en verdad se case con su hermana Qing Ling y la apoye, ella sigue siendo una extranjera y no modificará su posición…

La explicación llena de pánico de Wu-er no agrandó el corazón de Chen Zhen, en su lugar le hizo poner una sonrisa torcida.

—La favorita del Emperador… Es quien sobresale de entre la multitud —dijo con un suspiro. Su suave voz casi fue soplada por el viento. El rostro de Wu-er se tornó blanco y se regañó por su estupidez.

¿Cómo podría haber olvidado la personalidad de Su Señoría? Ella era quien más se preocupaba por el Emperador, su forma de socializar era para complacerlo. Ese era el tipo de estatus que le preocupaba.

—Su Señoría, aunque ella sobresalga, sólo es de una perspectiva fresca. No durará mucho más tiempo. ¡Su posición en el corazón del Emperador no es un lugar que cualquiera pueda reemplazar! —dijo ansiosamente.

¿Irremplazable? Chen Zhen sonrió con amargura. ¿No reemplacé a la Concubina Imperial Shui y me volví la mujer favorita en el Palacio Imperial? ¿Qué mujer no es reemplazable aquí?

El viento gentil comenzó a jugar con su cabello.

—Mira al cielo, parece que el clima cambiará. Volvamos —dijo suavemente.

Wu-er observó los cielos y vio la oscuridad como una tinta negra. No podía ver las nubes, pero escuchó los crujidos silenciosos de los truenos.

¿No es común que llueva al comienzo del verano?

No entendía por qué su Señora tenía un humor tan melancólico. Sólo era lluvia…

♦ ♦ ♦

El árbol de kapok en el patio del Palacio Xi Xia se había marchitado, y la nieve blanca bajaba con el viento. Bajo tal noche, el escenario sería único, pero desafortunadamente, Fu Ling no tenía la energía para apreciar la vista.

La Emperatriz Dowager hizo que Qing Feng permaneciera atrás para hablar, y a ella la sacaron del Salón. ¡La princesa Chao Yun era la amada carne y sangre de la Emperatriz del Oeste! Qing Feng seguía en el Palacio, ¿cómo lo llevaría?

Mientras más pensaba, más ansiosa se ponía y seguía mirando hacia el Salón.

Al principio pensó que la Emperatriz Dowager no dejaría pasar un tema como ese, pero no esperó que Qing Feng saldría después de por lo menos media taza de té.

Aunque Fu Ling no entendía qué le había dicho, viendo su expresión deprimida y su mirada ardiendo en ira, no debió ser nada bueno. Fu Ling no se atrevió a preguntar más y se apresuró a seguirla fuera del Palacio Xi Xia.

Ambas caminaron fuera justo cuando la lluvia comenzó a caer de los cielos. Al principio no era grande, pero la salud de Qing Feng acababa de mejorar, si quedaba atrapada en el agua todo el camino hasta el Salón Qing Feng, se enfermaría seriamente.

—Señora, debería regresar al Palacio Xi Xia para resguardarse. Esta sirviente irá a buscar un paraguas.

Fu Ling empujó a Qing Feng para que regresara, pero ella no quería. Entrecerró los ojos y encontró refugio cerca.

—Hay un pabellón allí. Busquemos techo y esperemos a que la lluvia pare antes de continuar —dijo. Prefería eso a regresar al Palacio Xi Xia.

La lluvia se volvió más pesada, y el pequeño pabellón estaba pensado para propósitos decorativos, no para refugiarse. Desafortunadamente, Qing Feng no esperaría a que Fu Ling le aconsejase, así que levantó su falda y corrió. La sirvienta sólo pudo seguirla.

Las dos se quedaron de pie en silencio en el pequeño pabellón, sin hablar de nada y con sus orejas llenas del golpeteo de la lluvia. Cada tanto habría estallidos de luces.

El viento nocturno y la lluvia siguieron soplando, y el refugio no era tan grande para protegerlas. Fu Ling miró a Qing Feng, quien le daba la espalda, con cuidado. Esa figura delgada estaba muy recta, y la atmósfera que la rodeaban le hacían sentir mil li lejos. La fría lluvia la golpeaba, pero ella seguía sin moverse.

El agua era densa, y no se volvió más pesada, sin embargo no parecía que fuera a detenerse. De esta forma continuaron por un tiempo.

—Esta sirvienta… Será mejor que busque un paraguas.

—¿Fu Ling? —Cuando Qing Feng se recuperó, ella ya estaba trotando hacia el Salón Qing Feng y era inútil detenerla, por lo que no se molestó.

La Emperatriz del Este era la tía paterna de Lou Xi Yan. Que apareciera tan de repente, ¿cuál eran sus intenciones? ¿Hermana Mayor sigue en el Palacio, o ya se fue? No vi a la princesa Chao Yun, ¿qué clase de mujer es? Si no hay otra opción más que casarse con ella y atender a un marido, ¿hermana mayor será molestada? 

Había varias preguntas en su corazón, pero sólo podía suponer a ciegas sin alternativas. Su corazón comenzó a volverse inquieto, y no quería esperar en este pequeño pabellón, así que levantó su falda y caminó bajo la lluvia.

Sólo cuando salió notó que el agua era más pesada de lo que esperaba. Su falda ya estaba aplastada contra sus pantalones, y ni siquiera podía abrir las piernas para caminar. La lluvia entró a sus ojos, volviéndola incapaz de ver al frente.

Quería apurarse al Salón Qing Feng, pero por accidente tropezó y cayó hacia adelante. Sorprendida, una voz fría y con un tono impotente sonó en su oreja.

—¿Caminas sin ver el camino?

Qing Feng se sorprendió cuando de repente levantó su cabeza y vio un par de ojos indiferentes.

—¿Eres tú?

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