Harem Imperial – Capítulo 44: Esto se considera seducción (2)

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


Cuando Qing Feng se despertó, era tiempo de prender las lámparas. Fu Ling le sirvió la cena y ella lo comió rápidamente antes de hacer que todos se retiren.

—Fu Ling, prepárame el baño para refrescarme.

—Sí. —Ella pensó que Qing Feng estaba agotada por los últimos dos días y quería descansar temprano. Por ello le ordenó al personal que preparara el agua caliente de inmediato. Cuando el agua estuvo lista, Qing Feng no comenzó a bañarse de inmediato, sino que eligió sus ropas.

—¿Qué color piensas que le gustará al Yan Hong Tian? —preguntó con casualidad. Fu Ling quedó estupefacta por un momento.

¿Su señora estaba esperando al emperador?

—Jing Shi Fang no mencionó que el emperador vendría… —respondió con suavidad, temerosa de decepcionarla.

—Vendrá —dijo ella con confianza, y Fu Ling no se atrevió a responder. Tomó el vestido negro, y sonrió.

—Este.

Después de bañarse, la ayudó a colocarse el vestido negro como la tinta. El material no cubría demasiado, además de las áreas ya cubiertas por las prendas interiores. Sus brazos y espalda eran visibles con claridad. Había una capa tras otra de un material de gaza, haciéndolo lucir transparente, pero cuando caminaba, sus largas piernas resaltaban. Cuando Fu Ling la vio, se sintió avergonzada por tener que desviar la mirada.

—Esta vez tendrás que ponerlo hermoso —sonrió Qing Leng cuando se sentó frente al espejo.

Vestida en negro y con su largo cabello suelto, Fu Ling no sabía por dónde empezar a maquillarla. Además, cualquier cosa que agregara no iría bien con el color negro. Tomando una horquilla de rojo coral, Fu Ling estaba por peinar su cabello, cuando Qing Feng tomó el accesorio en sus manos.

—Este no es necesario.

Ella observó su reflejo en el espejo y puso algo de bermellón en sus labios.

—¿Luce bien? —preguntó después de un tiempo.

Lucía realmente bien. Nunca habría pensado que una mujer vistiendo solo negro pudiera verse tan hermosa y encantadora. Sólo un poco de bermellón fue capaz de crear un sentimiento de armonía.

Eventualmente, Fu Ling asintió, incapaz de responder con palabras. No olvidó que la última vez que dijo que estaba hermosa, pudo ver un absoluto odio en sus ojos. Quizás hoy no sería como ese día, pero el dolor en su corazón se profundizaría.

Miró por la ventana y vio que la luna se había elevado hasta lo más alto. Temía que el emperador no fuera a venir. Justo cuando estaba pensando en tales cosas, una voz resonó:

—El emperador ha llegado.

—Larga vida al emperador —respondieron de inmediato las voces de las sirvientas.

El monarca… realmente vino. Fu Ling pensó en la última vez que esto sucedió, y no pudo evitar preocuparse.

—Señora, ¿debería abrir la puerta? —susurró. Ella estaba enfocada en su apariencia reflejada en el espejo de bronce.

—Por supuesto, es necesario abrirla. Pero no es necesario apresurarse —respondió con una pequeña sonrisa. Levantándose, caminó hasta la puerta, y entonces le habló a su sirvienta sin girarse—. Puedes retirarte.

—Sí.

Cuando Yan Hong Tian puso un pie en el Salón Qing Feng, pensó que el interior sería un desastre. No esperó que fuera frío y refrescante. No había peonías ni la fragancia de flores elegantes, sino un paisaje de verde. Las flores fueron, en efecto, arrancadas por completo, y las pequeñas begonias plantadas en su lugar mostraban un cierto tipo de gracia que era diferente y única.

Calculando que la persona fuera había disfrutado lo suficiente del escenario y que su paciencia estaba comenzando a menguar, Qing Feng abrió las puertas lentamente.

—¿Por qué nadie me informó que el emperador deseaba venir? No tuve tiempo para hacer preparativos.

¿Esa apariencia era una creada sin preparativos? Yan Hong Tian entrecerró los ojos al ver el vestido negro de Qing Feng, con sus labios con una pizca de bermellón, luciendo tan hermosa y encantadora. Si le sumabas su temperamento arrogante, la imagen que daba resultaba muy buena. En efecto era atenta.

Entrando al cuarto con las velas temblando, el emperador pudo ver que su mirada estaba claramente sobre él. No pudo evitar reír.

—¿Estabas tan segura de que vendría? —Los extremos a los que las mujeres del palacio interior habían llegado para complacerlo no le sorprendían, pero sentía que era interesante lo que Qing Feng hizo hasta ahora.

Ella le sonrió y no respondió la pregunta. En su lugar extendió sus manos para desabrochar los botones a los lados de su ropa.

—El emperador tuvo un día agotador, tiene que acostarse temprano —continuó dócilmente.

Yan Hong Tian elevó una ceja ligeramente, luciendo divertido ante la mujer dócil en sus brazos que intentaba cambiar sus ropas, pero no dijo nada y sólo la observó para ver si tenía algo bajo la manga. Se preguntó si sus lentos movimientos al desabrochar los botones eran premeditados, o no había ningún significado en ello. Al igual que ese botón abriéndose lentamente, el cuerpo exquisito atrapado en capas de velo negro se acercaba. Bajando la mirada, uno tenía una vista panorámica de su pecho, pero la tela negra y ese cabello negro sumado a la pureza del traje hacía que uno quisiera cubrirla por vergüenza.

¿Este era su nuevo método para seducirlo? Era muy bueno. Le gustaba. Yan Hong Tian se inclinó de repente y, con una de sus manos, tomó uno de los mechones de cabello detrás de su oreja, pasando sus labios por su oreja ligeramente mientras una de sus manos pasaba por el cinturón que rodeaba su cintura.

—Puedo darte lo que deseas, pero… No serás capaz de manejarlo.

Las manos de Qing Feng que desataban los botones se detuvieron, y su pecho se puso rígido. Las palabras que dijo, ¿tenían algún significado? ¿Es porque ella sería incapaz de soportar que él la favoreciera, o que era incapaz de soportar el esplendor detrás de su gracia? ¿O sólo estaba diciendo que no podría manejar las trampas ocultas y las garras?

Recuperando su mano lentamente, Qing Feng levantó su cabeza para observar a los ojos de Yan Hong Tian.

—¿Recuerdas qué me dijiste esa noche? —le dijo bajando su voz y sin temblar—. “Como alguien que está luchando por su vida, no estás calificada para preocuparte por la vida y la muerte de los demás”. No deseo morir, y no quiero que mueran, así que seré capaz de soportarlo todo.

¡Qué buena respuesta!

Yan Hong Tian comenzó a reír, y levantó a la persona en sus brazos hasta lo profundo de la cama. Más tarde le haría saber, si en verdad podía manejarlo o no…

♦ ♦ ♦

Fu Ling esperó en el patio; era una vez más una noche sin dormir. Acostumbrándose a caminar para calmar su mente, siguió rodeando el árbol toda la noche. Cuando llegó el amanecer, Wu Gonggong del Jing Shi Fang, como siempre, trajo un número de eunucos dentro del Salón Qing Feng.

Vio el tazón de medicina en las manos del eunuco, y suspiró por dentro.

—Wu Gonggong —saludó Fu Ling, inclinándose ligeramente.

Wu Zhi Qiu le dio una mirada y asintió. No habló como la vez anterior, sino que caminó directamente a la casa principal y se detuvo cuando alcanzó el frente.

—Emperador, es Chenshi [1] —dijo suavemente después de golpear la puerta dos veces.

—Sí. —Dentro del cuarto se escuchó un ligero murmullo, y cuando no hubo más movimiento ni ruidos, Wu Zhi Qiu volvió a llamar.

—¿Emperador?

—Entra. —Esta vez, su voz fue un poco más fuerte, y algo ronca, pero todavía era distinguible.

—Sí. —Un grupo de personas entró al cuarto, pero Fu Ling no les siguió, y en su lugar permaneció a un lado de la puerta en silencio. Después de un tiempo, Yan Hong Tian salió con Wu Zhi Qiu siguiéndole de cerca.

—Emperador, ¿la mantiene o no? —preguntó por lo bajo. Yan Hong Tian ondeó su mano ligeramente, y Wu Zhi Qiu dio un paso atrás, comprensivo. Fu Ling sintió una ráfaga de frío en su corazón.

Como una acompañante mujer, comprendía por completo que, si tomaba esa medicina por mucho tiempo, resultaría dañino para el cuerpo. Mientras ella se preguntaba cómo podría recuperar la salud de Qing Feng, un par de botas amarillas que bajaban por el camino se detuvieron de repente.

—Espera. —La voz profunda detuvo al eunuco, que estaba dirigiéndose dentro para administrar la medicación. El eunuco estaba tan aterrado que se arrodilló de inmediato. Wu Zhi Qiu se adelantó rápidamente para recibir las órdenes, pero fue un largo tiempo después que Yan Hong Tian susurró:

—Mántenla.

—Sí.

Wu Zhi Qiu le dio una mirada al eunuco arrodillándose en el suelo que reconoció de inmediato. Rápidamente, tomó el tazón de medicina y corrió fuera del Salón.

Una vez la conversación terminó, Yan Hong Tian caminó fuera del Salón Qing Feng. Wu Zhi Qiu, sin embargo, no estaba apurado, así que caminó hacia Fu Ling. La frialdad que mostró anteriormente había desaparecido por completo.

—Felicidades, señorita Fu Ling. Debe cuidar muy bien de su señora. En unos momentos le ordenaré a la Cocina Imperial que envíe algo de sopa para su Señora —dijo con una risa baja. Viendo su rostro frío lleno de sonrisas, Fu Ling no pudo evitar volver a suspirar.

Las personas de este palacio…

—Sí —respondió con una pequeña inclinación, ocultando el desprecio en su corazón.

Esta vez, Wu Zhi Qiu no la trató con indiferencia, y en su lugar asintió con una sonrisa. Después de eso se retiró del Salón Qing Feng con su tropa de eunucos.

Fu Ling esperó a que se fueran del patio antes de correr hacia la casa. Pensando en los moretones que cubrían a Qing Feng, sus pasos se apresuraron. En el cuarto, separada por pantallas y capas de cortinas, una figura estaba sentada en la cama.

—¿Señora? —la llamó suavemente.

—¿La medicina? —susurró Qing Feng desde el interior con una voz ronca. Fu Ling sacudió su cabeza.

—No hay medicina. El emperador dijo… que mantenga las semillas imperiales.

Separada por las cortinas, Fu Ling no pudo ver la expresión de la otra mujer, sólo pudo escuchar su voz.

—Prepárame agua caliente para el baño.

—Sí.

♦ ♦ ♦

Qing Feng se introdujo por completo en la gran bañera de madera llena de rosas y vapor. El sentimiento que el agua caliente y sofocante le daba la hacía sentir extrañamente tranquila. La última noche hizo todo lo que pudo para complacer a Yan Hong Tian, y él la poseyó con locura. Sólo fue una noche, y no había ninguna intención detrás, pero ambos tenían diferentes pensamientos al respecto.

Entre ambos había enemistad, confrontación, aprovechamiento… Como fuera que se llame, era una relación basada en sentimientos negativos.

Pero… ¿Niños? Ella no quería tener hijos, no quería, en verdad no…

—¡¿Señora?!

Qing Feng estuvo sumergida por demasiado tiempo, así que Fu Ling separó las rosas flotando en la superficie y la sacó del agua. Ella tomó respiraciones profundas, y el aire frío la hizo toser una y otra vez. Después de arreglárselas para contener el ataque, Qing Feng tomó una toalla para limpiar su cuerpo una y otra vez. Su piel, que estaba roja debido al agua, casi fue arrancada por su dureza, y las marcas de amor detrás de su oreja se volvieron aun más oscuras. Fu Ling no podía soportar seguir viéndolo, así que dio un paso adelante y detuvo la mano de su señora.

—Deja que este sirviente lo haga —suspiró. Qing Feng no intentó ser terca, y se sentó en silencio, dejándola servirla. Después del baño, sus emociones se calmaron gradualmente.

—Vísteme y ponme maquillaje —dijo de repente.

—Señora, ¿quiere salir? —No estuvo durmiendo apropiadamente los últimos días, y soportó varios golpes emocionales, así que debería descansar. Esperando esa respuesta de Fu Ling, Qing Feng sonrió.

—La Concubina Imperial Hui está enferma, deberíamos visitarla brevemente y regresar.

—Sí. —Aunque Qing Feng habló con suavidad, también lo hizo con seguridad, así que Fu Ling no pudo seguir discutiendo, sólo ayudarla a limpiarse y vestirse.

♦ ♦ ♦

Como el sol de la mañana brillaba sobre el cuerpo de las personas, era cálido y cómodo. Qing Feng caminó lentamente y, desde lejos, alguien las vio y se giró para alejarse. Qing Feng entrecerró los ojos y, con sus labios formando una sonrisa fría, gritó:

—Detente.

Esa persona se congeló y se rehusó a girarse. Qing Feng ya había llegado a su lado cuando él se sintió obligado a saludarla.

—Este sirviente, Xu Ji, saluda a la Señora, Concubina Qing. Que mi Señora tenga una seguridad eterna.

—Me estaba preguntando quién era, y resultó ser el mayordomo Wu —sonrió Qing Feng.

—Este sirviente no se atrevería —respondió él, temblando.

—¿Oh? —Qing Feng pretendió no darse cuenta y le preguntó con suavidad—: ¿Qué no te atreves?

El tono de Qing Feng no era arrogante, pero Xu Ji comenzó a sudar frío.

Era bien sabido en el palacio que el Primer Ministro Lou estaba determinado a casarse con Qing Ling. Aunque la hermana mayor no fuera su esposa principal, todavía sería la segunda esposa. ¿Qué cuñado no protegería a su cuñada?

Además, la noche anterior el emperador estuvo en el Salón Qing Feng, y Wu Gonggong estuvo en las cocinas imperiales para asegurarse que le prepararan la sopa ginseng [2]. Esto sólo se les daba a las concubinas que el emperador permitía que estén embarazadas. Mientras más lo pensaba, más se aterraba, y Xu Ji cayó sobre sus rodillas para confesar sus pecados.

—Este sirviente merece morir. Anteriormente, este sirviente fue descuidado y ofendió a la Señora; ¿la Señora sería tan amable como para perdonar a este pequeño sirviente?

—¿De qué está hablando el mayordomo Xu? ¿Soy una persona de mente tan cerrada?

—¡Este sirviente no quiso inferir algo como eso! ¡Está buscando perdón de mi Señora! —Xu Ji se volvió mucho más aterrado, al punto en que casi toca el suelo. Viendo suficiente miedo en el sirviente, Qing Feng ondeó su mano y sonrió.

—Vamos a abandonar el asunto ya que ambos parecemos tener alguna clase de destino. Sólo entré en el palacio hace poco tiempo y estamos en tal relación. La última vez arreglaste una comida de mi gusto, en el futuro, te molestaré nuevamente con ello. Levántate.

Sobreviviendo y escalando en el palacio por tantos años, Xu Ji se consideraba una persona inteligente, así que comprendió el significado detrás de sus palabras.

—¡Gracias, mi Señora! Este sirviente definitivamente le servirá mejor al emperador y a mi Señora. ¡Usaré todo mi esfuerzo en usted! —respondió halagadoramente y con respeto.

—Retírate entonces.

—Sí. —Xu Ji respiró profundo y se retiró con una sonrisa temblorosa. No pensó que tendría tal suerte como para que Qing Feng le dejara ir. Si era de este modo, era algo bueno que fuera favorecida. Quizás podría conseguir algunos tratos buenos con ello.

—Señora, Xu Ji es de mente estrecha y se doblará a dónde sea que el viento sople —susurró preocupada Fu Ling luego de ver la mirada malvada en el hombre. Qing Feng se rió.

—Las personas inteligentes saben cómo doblarse con el viento.


[1] Chenshi: Entre las 7 y 9 a.m.

[2] Ginseng: El extracto de la raíz de esta planta posee una acción fisiológica tonificante, relajadora, y débilmente afrodisíaca.

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