Katarina – Volumen 11 – Capítulo 1: Una convocatoria Real (1)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Después de volver del trabajo en el Ministerio de Magia, cené abundantemente y me dirigí a mi habitación para descansar. Sin ninguna razón en particular, levanté la mano y visualicé mi varita apareciendo, lo que ocurrió al instante.

Al ser negra y tener una calavera, parecía algo que usaría un villano. Por si fuera poco, tenía el Pacto Oscuro junto a mi cama y a Pochi, mi Familiar Oscuro, viviendo dentro de mi sombra.

Eso es todo un kit inicial para villano, sin duda, pensé, suspirando para mis adentros.

Todo esto empezó cuando tenía ocho años. Me golpeé la cabeza mientras caminaba por el castillo, lo que me hizo rememorar los recuerdos de mi vida pasada como estudiante de secundaria japonesa. Al poco tiempo, me di cuenta de que Katarina Claes, la chica que era en esta vida, era la villana de Amante Afortunado, el juego otome al que había estado jugando en la anterior.

Al haber jugado, supe que mi personaje estaba destinado a encontrarse con la perdición, de un modo u otro, al final del juego. Hice todo lo que pude para evitarlo, incluyendo aprender a cultivar verduras y construir juguetes de madera con forma de serpiente, y, por pura casualidad, acabé haciéndome amiga de todos los personajes principales del juego. Mi lista de amigos incluía a los personajes con los que la protagonista podía entablar un romance, sus prometidas y, en algunos casos, incluso sus hermanos.

Hablando de la protagonista, esa era otra persona de la que me hice amiga. Conocí a Maria durante mis años en la Academia de Magia, el escenario de Amante Afortunado, que de alguna manera logré superar sin caer presa de la fatalidad.

¡Qué alivio sentí! Podría pasar el resto de mis días sin preocuparme por los malos finales del juego… o eso creía.

La cuestión era que, justo después de graduarme, debía casarme con el príncipe Jared, mi prometido. Apenas me las arreglaba como hija de un duque, y definitivamente no tenía lo necesario para ser una princesa. Para retrasar el matrimonio el mayor tiempo posible, utilicé mis conexiones con la sociedad noble para conseguirme un trabajo en el Ministerio de Magia, diciendo que quería trabajar durante un tiempo antes de convertirme en novia.

Eso funcionó, excepto que había algo muy importante que no sabía en ese momento: el juego tenía una secuela… ¡y estaba ambientada en el Ministerio de Magia! La razón por la que esto era tan importante es que en Amante Afortunado II, Katarina Claes, quien había sido exiliada en el final canónico del primer juego, vuelve como antagonista. Esta vez, dependiendo del final, tiene la opción de ser asesinada o de pudrirse en la cárcel el resto de su vida. En cualquier caso, está condenada.

Y pensar que estaba tan aliviada por haber superado el primer juego. Ahora tenía que idear un plan para sobrevivir al segundo. Sin embargo, todos mis esfuerzos parecían ser inútiles. Cada día me parecía más a la Katarina del juego: tenía el Familiar Oscuro, el Pacto Oscuro y, desde hace poco, ¡hasta la Varita Oscura (calavera incluida)!

Lo único que podía hacer era suspirar.

Al menos me gustaría poder cambiar esta varita por algo más bonito, como una en forma de estrella o algo así.

Había intentado hacerlo, pero sin éxito. Tal vez era porque no podía cambiar su forma después de decidirlo la primera vez, o porque simplemente estaba destinada a ser una villana.

Y por si todos estos objetos oscuros no fueran suficientes, también estaba recibiendo clases de Magia Oscura en el Ministerio. No es que quisiera, por supuesto… mis superiores me lo habían ordenado para que pudiera demostrarles el contenido del Pacto Oscuro. La única forma de mostrar un hechizo contenido en ese libro era realizarlo, ya que nadie más podía leer el pacto y este me impedía mágicamente hablar o escribir sobre su contenido.

Así que, como no podía usar ninguna Magia Oscura, me dijeron que practicara con Raphael, quien era muy bueno enseñando. Me preocupaba que esto me acercara a convertirme en la villana Katarina, tal y como aparece en el juego, pero, por otro lado, no quería desperdiciar todos los esfuerzos que había hecho para descifrar el pacto.

También pensé que tal vez podría aprender algún tipo de hechizo de escape que me ayudara a huir y salir del país como último recurso en caso de que la fatalidad me alcanzara. Huir sin oponer resistencia no era muy propio de un antagonista, pero ¿qué podía hacer? Mi prioridad seguía siendo sobrevivir.

Lo que hacía que mi objetivo fuera tan difícil era que, a diferencia del primer juego, nunca había jugado la secuela. No sabía cuándo se suponía que iba a terminar ni qué tipo de acontecimientos implicaba su historia. Mis únicas pistas eran unos sueños que tuve (no sabía cómo ni por qué) que me mostraban a mi amiga de la vida pasada, Acchan, jugando. También encontré una misteriosa nota con información sobre el tema en un libro, escrita en japonés.

Necesitaba aprender más sobre el juego, pero no podía tener esos sueños a la orden y nunca encontré ninguna nota adicional después de la primera.

Por el momento, tenía que centrarme en mis lecciones de Magia Oscura. Como uno de los malos finales parecía implicar que acabaría en la cárcel, también tenía que pensar en una forma de escapar por si acaso.

Tal vez Sora sepa cómo escapar de la prisión. Sabe muchas cosas. Tendré que preguntarle.

Todo esto de tener que evitar la fatalidad me mantenía bastante ocupada, pero entonces, hace unos días, ocurrió algo más que complicó aún más mi vida. Algo en lo que no quería pensar…

—El duque la ha convocado, señorita —dijo uno de los criados desde fuera de la habitación, sorprendiéndome. Mamá solía convocarme a la primera de cambio, pero era raro que papá lo hiciera. Fui a sus aposentos, asustada por haber hecho algo terrible sin recordarlo.

—Soy yo, Katarina. ¿Querías verme? —pregunté mientras llamaba a su puerta.

—Pasa, querida —respondió con brío. Por el tono de su respuesta, me di cuenta de que no estaba enfadado conmigo, (aunque, para ser sincera, casi nunca lo estaba), pero me mantuve en guardia por si todavía quería regañarme por algo.

—¿En qué puedo ayudarte? —pregunté, mirando a mi padre que estaba sentado en su escritorio y miraba unos papeles.

La habitual expresión de alegría que aparecía en su rostro cada vez que me veía dio paso de repente a una mucho más seria.

¡Lo sabía! Me van a regañar.

—Se trata de ti y del príncipe Jared —comenzó.

—¿El príncipe?

Lo único problemático que había ocurrido con Jared últimamente era que había venido conmigo al orfanato, así que pensé que se trataba de eso.

—Ustedes dos han estado comprometidos desde hace casi diez años. Como ya te has graduado en la Academia, muchos de nuestros parientes insisten en que ya es hora de que te cases con el príncipe.

—¡¿Casarme?! —le respondí como un loro, sorprendida.

Sabía que casarme justo después de la graduación era la norma para muchos nobles, pero ni mis amigos ni los hermanos mayores de Jared estaban casados, así que había asumido que aún tendría mucho tiempo antes de tener que lidiar con ese asunto.

—Pero los hermanos mayores del príncipe aún están comprometidos, ¿no es así? —pregunté, y padre asintió con la cabeza.

—Exacto. Y por eso, ser el primero en casarse oficialmente le daría a Jared una gran ventaja para convertirse en el próximo rey.

Eso tiene sentido. Será más fácil convertirse en rey si no se es soltero.

—Pero —objeté—, como madre siempre dice, no soy apta para ser una princesa, y mucho menos una reina, y me inclino a estar de acuerdo con ella.

Ser la hija de un duque ya era difícil, y si de alguna manera me las arreglaba para salir adelante a duras penas, era todo gracias a la ayuda de mi hermano Keith. ¿Cómo iba a conseguir ser aun más noble?

—Creo que eres apta para ser una princesa y, de hecho, incluso una reina, Katarina —respondió padre, mirándome directamente a los ojos.

—¿Estás seguro? —pregunté, convencida de que su amor incondicional por su hija debía estar comprometiendo su juicio.

Se rió como si supiera lo que estaba pensando.

—Sé muy bien lo mucho que te cuesta la etiqueta y que no eres la más elegante de las damas. Dicho esto, tus percances nunca son catastróficos y eres muy buena con la gente. Se te da bien entenderlos y eres querida por muchos. Si pones tu corazón en ello, podrías convertirte en una maravillosa reina.

Seguía pensando que era parcial, pero la forma en que me miró me hizo creer que tal vez no estaba equivocado después de todo.

—Entonces, ¿también crees que debería casarme cuanto antes? —le pregunté.

Hasta ahora, como nunca me había presionado para que me casara, había supuesto que eso no era un problema para él.

—La verdad es que no. No siento ninguna necesidad de reforzar la conexión de mi familia con la del rey, así que creo que la elección debería ser tuya.

—¿De verdad? Pero entonces, ¿por qué has sacado el tema en primer lugar?

—Quería que supieras que muchos de nuestros parientes están hablando de estas cosas, y por eso es posible que intenten discutirlas contigo cuando os encontréis durante los bailes y otras reuniones de este tipo.

—Oh… —suspiré, aliviada. La situación no era tan mala como pensaba.

Sin embargo, lo que me sorprendió fue cómo padre dijo que no necesitaba reforzar la conexión de nuestra familia con el rey. Nunca actuó como un hombre ambicioso, pero escucharlo abiertamente así seguía siendo sorprendente.

—Sin embargo, recuerdo lo feliz que estabas cuando se decidió mi compromiso con el príncipe. ¿No fue por lo mucho que reforzaría nuestros lazos con la familia real?

—¡Ja, ja, ja! Los dos me preguntáis lo mismo.

—¿Huh?

—No, no es nada. La razón por la que me alegré tanto es que tú, por aquel entonces, estabas muy encariñada con el príncipe. ¿Qué padre no se alegra por la felicidad de su hija?

—Padre…

Realmente solo piensa en su hija… Me pregunto qué pasará con esta familia…

—Pero veo que ahora mismo no quieres casarte con el príncipe, y por eso he dicho que te dejo la elección a ti.

Cuando era niña, me había enamorado a primera vista de Jared… pero las cosas eran diferentes ahora, y padre se había dado cuenta.

—Quiero que te cases con alguien que ames de verdad, Katarina, como hice yo con Millidiana.

—¿Como tú y madre…?

Durante mi infancia, mis padres habían actuado con frialdad el uno hacia el otro debido a un malentendido mutuo. Sin embargo, después de que volvieran los recuerdos de mi vida pasada, el malentendido se aclaró y empezaron a ser tan cariñosos que hizo que las cosas fueran incómodas para sus hijos.

—Sí. Por supuesto, si es posible, deseo que tú y tu marido eviten pasar por estúpidos malentendidos, como hicimos nosotros, y que se comuniquen entre sí de forma eficaz para vivir un matrimonio feliz.

Era fácil deducir de sus palabras lo duro que había sido aquel malentendido. Me alegré mucho de que el asunto se hubiera resuelto.

—Ahora ves por qué quiero que te tomes tu tiempo y pienses en tus propios sentimientos para que puedas evitar problemas como esos. Pero como te has tomado más tiempo del que esperaba, solo quiero ofrecerte un consejo.

Por eso nunca insistió en que me casara pronto. Padre estaba pensando en lo que es mejor para mí… Gracias, padre.

—Quiero que te cases con alguien que ames. Pero ahora eres una adulta, y también lo son las personas que te rodean. Si tardas demasiado en darte cuenta de que amas a alguien, puede que ese alguien se case con otra persona para cuando te hayas decidido. Si eso ocurriera, ya no podrías hacer nada al respecto. Por ejemplo, el príncipe. Supongamos que, tras un largo periodo de introspección, te das cuenta de que, efectivamente, estás enamorada de él. Pero si ese tiempo de reflexión se produce a costa de posponer tu matrimonio una y otra vez, el compromiso puede cancelarse y él puede encontrar otra prometida. Es de la realeza, después de todo.

—Sí…

—Creo en tu capacidad para juzgar a las personas, Katarina. Cuando vengas a mí con alguien, diciéndome que quieres casarte con esa persona, no me opondré, sea quien sea. Siempre tendrás mi bendición. Sé que el trabajo en el Ministerio te mantiene ocupada, pero recuerda que las personas por las que sientes algo no pueden esperar.

Los hechos que había expuesto me golpearon bastante, y todavía no podía pensar con claridad cuando salí de su habitación.

Tengo que encontrar a alguien a quien quiero y decírselo antes de perderlo… 

No quería pensar en eso. Solo pensar en amar a alguien, por alguna razón, me daba escalofríos. Sabía lo importante que era, pero no me atrevía a pensar en todo ese asunto.

Algún día lo haré…

9 respuestas a “Katarina – Volumen 11 – Capítulo 1: Una convocatoria Real (1)”

  1. Por mi parte me ha gustado bastante, como se desarrolla la novela pero me parece que la interacción en el harem es casi nula. Y al darme cuenta de que pasaron diez años ya me parece ridiculo. 1) Mary ya habria mandado a matar al principe. 2) Alguno o alguna ya habria encontrado a alguien igual de especial para el o ella. 3) Alguna o alguno ya se habria rendido al saber que sus sentimientos no son correspondidos y que solo l@s ve como amigos. 4) Tanto temor por los finales. pero si se casa ella sale del juego.
    y que el padre le diga que es buena comprendiendo a la gente me mato de risa.

  2. Se que no hay iglesia en sorcie… Pero hasta el momento supongo que el matrimonio gay debería ser posible… Aunque inservible a fines políticos.

    Aunque lo que no te cuentan los otome de la Francia del siglo xvll y xvlll(el tiempo de los salones de té y la sociedad cortesana… las intrigas ) es que el adulterio era todo un arte y abia hasta espías hermafroditas de género fluido

  3. yeiiii nuevo volumen y nuevo capitulo kyaaaa
    ay katarina aun tengo dudas con quien se quedara al final jajaj ta vez soltera con un huerto y animales jaja
    jajaja 🤣🤣
    Qué aventuras nos prepara en este nuevo volumen
    Muchas gracias por el capítulo 😍💖💖

  4. Por fin una buena charla de Padre e Hija, la cual fue bastante saludable entre ambos, se nota que se quieren mucho entre si.

    Muchas gracias por el capítulo ^^

Responder a Xavier Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido