Katarina – Volumen 9 – Capítulo 1: La ciudad Puerto Océano (2)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Empezamos decidiendo quién se quedaría en qué habitación, pero, como éramos dos mujeres y un hombre, Sora se quedaría en la habitación al final del pasillo, y María y yo solo teníamos que elegir entre las restantes, y luego todos las limpiamos.

Tal como nos había dicho Regina, estaban un poco polvorientas y parecía que no las habían usado en un tiempo. Abrimos las ventanas y barrimos los pisos.

Como solo había el mínimo mobiliario, la limpieza tomó muy poco tiempo, y pronto estuvimos listos para poner nuestras pertenencias en nuestros armarios.

Anne, mi doncella, solía hacer todo por mí, pero mientras trabajaba en el Ministerio, experimenté realizar una variedad de tareas domésticas y ahora podía ocuparme fácilmente de este tipo de cosas.

Sin embargo, según Anne, yo era “demasiado descuidada con mi apariencia personal” e incluso le pidió a María que me cuidara en ese sentido. Obviamente, todavía no confiaba en mis habilidades, pero personalmente pensé que había mejorado un poco a lo que era en mi vida pasada. Ahora, por ejemplo, me arreglaba el pelo antes de salir de casa.

Pensé en eso mientras sacaba cosas de mi equipaje y las metía dentro del armario.

Saqué mi ropa y otras necesidades diarias, y mi bolso quedó casi vacío, a excepción de un libro.

No me llevé las novelas románticas de Sophia, ¿verdad?, pensé pero, al mirar mejor, me di cuenta de que en realidad era el Pacto Oscuro. Oh, es cierto. 

Me habían dicho que lo tuviera siempre conmigo, así que lo puse en mi bolso antes de ir al castillo para la Asamblea.

A menudo me olvidaba del pacto, principalmente porque leerlo era tan difícil que quería pensar en él lo menos posible.

Cuando miré el libro, con mucho el objeto más vil que poseía, recordé los catastróficos finales que me estaban esperando.

Evité la perdición durante mi tiempo en la Academia, pero, después de comenzar a trabajar en el Ministerio, me di cuenta de que aún no había terminado. Sin embargo, incluso después de un tiempo, no había notado ningún evento en particular que pareciera que pudiera llevarme a un mal final.

También era posible que no me hubiera dado cuenta; después de todo, no había jugado a AA2, por lo que no estaba muy familiarizada con su guión.

A pesar de todo, accidentalmente encontré muchos elementos relacionados con la magia oscura que probablemente fueron utilizados por la villana en el juego. Además, debido a mi trabajo, paso mucho tiempo con María, lo que significa que tal vez estaba interfiriendo inadvertidamente con sus eventos románticos.

Tenía que tener mucho cuidado con eso, ya que, por lo que sabía, la perdición de Katarina en AA2 estaba relacionada con el amor entre María y los tres nuevos intereses amorosos: Cyrus, Dewey y Sora.

En cuanto a Cyrus, el superior de María, aunque le teme a las chicas yo en realidad lo había ayudado a acercarse a ella, y siempre estaba alentando a Dewey, el niño prodigio, así que no pensé que tendría ningún problema con esos dos.

Pero luego estaba Sora, quien trabajaba en el mismo departamento que yo.

Pasamos mucho tiempo juntos, pero nunca pude averiguar lo que realmente estaba pensando bajo esa expresión distante suya.

Decidí que, si encontraba algo de tiempo libre durante esta misión, le volvería a preguntar qué pensaba de María.

Dejé el Pacto Oscuro en el armario con mis otras pertenencias y, ya que terminé, fui a ver cómo estaba María.

—¡He terminado! —le dije, y me di cuenta de que todavía estaba guardando su ropa. A diferencia de mí, quien los arrojó al azar, ella estaba doblando cuidadosamente cada prenda.

—Eso fue rápido, Lady Katarina —dijo, antes de darse cuenta rápidamente de lo que había hecho y cubrirse la boca con las manos.

—No puedes llamarme Lady mientras estemos aquí, ¿recuerdas? —le respondí con una sonrisa.

—Señorita Katarina… —dijo mientras se sonrojaba.

No me hubiera importado que me llamaran solo Katarina, sin siquiera añadir el “señorita”. En realidad, hubiera preferido eso, considerando que Lahna también me había dicho que no lo use. Sin embargo, María se negó a hacer eso, diciendo que nunca podría faltarme el respeto de esa manera.

Pensé que en este mundo, donde el rango era tan importante, esa brecha era demasiado grande para salvarla, pero todavía esperaba que algún día pudiéramos llamarnos por nuestro nombre como dos amigas normales.

—Ah, terminé trayendo la toalla de Alexander… —murmuró María para sí misma mientras seguía guardando sus cosas.

—¿Te refieres a ese osito de peluche? —pregunté, y su expresión se oscureció un poco.

—Sí. Se suponía que debía venir con nosotros, así que yo también había empacado sus cosas.

—Una pena, de verdad —dije.

Alexander era una herramienta mágica, un osito de peluche poco atractivo con un nombre genial que había creado Lahna, y se suponía que vendría con nosotros en esta misión. Estaba muy apegado a María y la seguía a todas partes.

Su función principal era encontrar personas, y nos había ayudado a encontrar a Keith en el pasado, por lo que pensamos que esta vez también podría ser útil. Intentamos pedir prestado algo a la joven secuestrada para activarlo, pero luego descubrimos un problema importante… Alexander buscaba personas detectando rastros de su magia, por lo que no funcionaba bien con personas que solo tenían poderes mágicos débiles.

Keith, Maria y los otros sujetos de prueba que habíamos utilizado al experimentar con Alexander tenían poderes mágicos muy fuertes, por lo que solo recientemente descubrimos que no podía ayudarnos a encontrar a la joven no tan poderosa.

Esto también significaba que probablemente no podría encontrarme ya que no soy muy poderosa.

Obviamente, todos estábamos decepcionados, pero la persona más decepcionada fue Alexander, quien pensó que podría salvar el día.

Para ser honesta, no me gusta mucho Alexander (porque me molesta todo el tiempo), pero ver lo deprimido que se veía en ese entonces me hizo sentir mal.

Al final, Alexander tuvo que quedarse en la capital.

—Creo que le gustaría que hiciéramos nuestro mejor esfuerzo —le dije a María, en un intento de animarla, ya que ella era la… propietaria de Alexander, en cierto sentido.

Después de que terminara con su equipaje, salimos al pasillo, donde encontramos a Sora. Ya había terminado con su habitación y nos estaba esperando.

—Ahora que hemos terminado, deberíamos volver al restaurante. Regina dijo que nos dirá qué se supone que debemos hacer a continuación —dijo, y todos volvimos al pasillo que habíamos visto antes.

Encontramos a Regina detrás del mostrador y a Lahna sentada frente a él.

—¿Terminaron? Siéntense aquí, entonces. Les prepararé algo de beber —dijo Regina, invitándonos a sentarnos cerca de Lahna.

Mientras nos sentamos, pensé que el ambiente era demasiado relajante como para relacionarlo con el trabajo realmente.

—Ahí tienen —dijo Lahna después de señalar los vasos en el mostrador frente a nosotros. Estaban llenos de un líquido naranja y decorados con una rodaja de algún tipo de cítrico en el borde.

¡Es una bebida tropical!, pensé, un poco emocionada, mientras tomaba un sorbo.

—¡Hmfg!

Hice lo mejor que pude para no escupirlo.

¡¿Q-Qué es esto?! 

Parecía jugo de naranja, pero sabía agrio, amargo y picante… En una palabra, sabía repugnante.

Consideré que tal vez simplemente no coincidía con mi paladar, pero miré a María y a Sora y, efectivamente, sus caras también se habían puesto azules de disgusto.

La persona detrás de las bebidas, sin embargo, no pareció darse cuenta.

—Entonces, ¿a qué sabe? ¿Les gustó? —preguntó Regina.

Sin tener idea de cómo responder, los tres nos miramos en silencio.

—¿Has visto sus caras? —preguntó Lahna con frialdad—. ¿Crees que esa es la cara que hace la gente cuando bebe algo que le gusta? Parece que todavía no podrías preparar algo medio apetecible para salvar tu vida.

Ahora que lo miré, noté que el vaso frente a Lahna sólo contenía agua. Probablemente sabía que las bebidas de Regina eran terribles.

Me quedé mirando a mi superior como para culparla por no haberme dicho antes de beber eso, y mis pensamientos la alcanzaron.

—Solo pensé que hacerlos probarlo era la forma más fácil de explicarles. Y estas no son una excepción. Todo lo que hace Regina es horrible. Alimentos, bebidas, lo que sea. Su sentido del gusto también es terrible, así que ni siquiera entiende lo malas que son las cosas que hace —explicó Lahna encogiéndose de hombros.

—¿De verdad es tan malo? —preguntó Regina, tomando un sorbo de la bebida que nos había preparado antes, probando así el punto de Lahna.

—Si es así… ¿quién cocina en el restaurante? —preguntó María, quien finalmente se había recuperado del ataque a sus papilas gustativas.

De hecho, me estaba preguntando lo mismo, ya que no había visto a nadie más en el restaurante. Realmente esperaba que no estuviera sirviendo a los clientes cosas que supieran a esa bebida.

—Hay gente que me ayuda con eso. Principalmente administro el restaurante yo sola, pero vienen a echarme una mano.

—Entonces tienes empleados —dijo María—. ¿También trabajan en el Ministerio?

—No, pero ellos saben lo que está pasando. He realizado comprobaciones de antecedentes y son dignos de confianza. Son una pareja de ancianos que vive cerca de aquí.

—¿Solo ellos? —le pregunté a Regina, sorprendida.

—Sí. ¿Y qué? —respondió.

A todos nos sorprendió esta reacción. El restaurante era bastante grande y tenía muchos asientos. ¿Cómo podrían tres personas, dos de ellas mayores, ser suficientes para manejarlo?

Le expliqué mis dudas a Regina, quien luego respondió casualmente.

—Oh, eso no es un problema. Este lugar nunca está lleno. Incluso durante la hora del almuerzo, lo máximo que obtenemos son quizás diez personas a la vez.

—¿Y eso es suficiente para mantener el restaurante en funcionamiento? —preguntó María, con los ojos muy abiertos por la curiosidad.

—De ninguna manera —contestó con simpleza.

¿Huh? Todos la miramos confundidos.

—Este lugar existe para recopilar información útil para el Ministerio, por lo que me dan suficiente dinero para mantenerlo en funcionamiento. ¡Conseguir algunos clientes es más que suficiente!

—¿Entonces este restaurante no genera suficientes ganancias para cubrir los gastos? —respondió María aun más confundida. Sus ojos parecían más sombríos que de costumbre.

—Exactamente. Después de todo, solo compramos alimentos y bebidas y los revendemos tal cual.

—¿No estás cocinando la comida que sirves? —intentó aclarar. Estaba siendo sorprendentemente directa con sus preguntas.

—Sí. Esa pareja me dijo que cocinar sería demasiado agotador para ellos y que de todos modos no podían cocinar nada que valiera la pena vender. Yo misma cocinaría, pero mis platos no son muy populares —nos explicó mientras inclinaba la cabeza hacia un lado.

Si la bebida que nos había servido tenía algo que ver, podía ver la razón.

—Entonces, para resumir, este restaurante solo vende la misma comida y bebidas que puedes comprar en todas partes y ni siquiera es popular en absoluto, ¿verdad? —resumió Lahna sin piedad la conversación hasta ahora.

—Hm, sí, supongo que lo resumiste bastante bien —dijo Regina sin parecer muy preocupada.

—¿Pero no sería extraño tener dos nuevas empleadas, Katarina y Maria, si el restaurante va tan mal? —preguntó Lahna, levantando una ceja.

De hecho, eso sonaba un poco antinatural.

—No hay necesidad de preocuparse por eso. No cerramos a pesar de atraer tan pocos clientes, ¿verdad? Entonces todos por aquí piensan que tengo un amante rico que me da dinero para mantener el lugar a flote y que solo hago esto como pasatiempo. La gente simplemente asumirá que las dos nuevas chicas son otras amantes del mismo hombre —dijo con una sonrisa mientras movía ligeramente la cabeza hacia un lado.

Esa sonrisa elegante y femenina definitivamente la hacía parecer la amante de un chico rico.

—Ya veo. Está bien, entonces —dijo Lahna, todavía luciendo algo poco convencida. Personalmente, ser considerada como la nueva amante de alguien no me caía muy bien…

—No hay mucho que hacer por aquí, ¡así que solo tienen que quedarse ahí y matar el tiempo! —dijo mientras nos miraba a María y a mí.

Estaba lista para dar lo mejor de mí como mesera, así que en realidad me decepcionó.

—Si tenemos tiempo… ¿podemos intentar cocinar algo? —preguntó María.

Como siempre, era una chica tan diligente que no podía perdonar la idea de quedarse allí sin hacer nada.

—¿Puedes cocinar? —le preguntó Regina.

—¡María es una cocinera maravillosa! Especialmente cuando se trata de hornear, ¡es incluso mejor que cualquier pastelero promedio! —respondí antes de que María tuviera la oportunidad de responder.

—N-No, eso no es cierto…

—¡Es verdad! ¡Las cosas que cocinas son deliciosas!

María estaba siendo humilde, pero, como hija de un duque, había comido una buena parte de cocina deliciosa. Podía reconocer a un buen cocinero cuando veía uno. Cada vez que hacía algo, siempre estaba delicioso.

Era hermosa, linda, amable e incluso buena cocinando… Desearía poder casarme con ella.

—¿En serio? —preguntó Regina con una sonrisa—. En ese caso, ven a la cocina conmigo.

Temiendo por la vida de María, Sora y yo la seguimos a ella y a Regina.

6 respuestas a “Katarina – Volumen 9 – Capítulo 1: La ciudad Puerto Océano (2)”

  1. Ayyy🤣🤣🤣 morí con su reacción a el jugo/poción/brebaje-misterioso que les dio Regina, me recordó a esos jugos que saben a resina XD😖
    Ya quiero ver como se desarrollará todo en el restaurante!!! >\\\\\<
    Muchas gracias por traducir!

  2. Gracias por el capitulo 😀
    De verdad esta interesante, con Maria cocinando seguro el retaurante se llenara y con Katarina disfrazada de plebeya mesera seguro que con su habilidad pasiva de seducir sera super popular tambien, como en el incidente de los mapaches hizo que la gente del restaurante le regalara dulces xd

    LAstima que ahora los capitulos son quincenales,pero igual estamos agradecidos! De verdad gracias por traducir.

Responder a Luna Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido