La Emperatriz se volvió a casar – Capítulo 8: ¿Reina está aquí?

Traducido por Maru

Editado por Ayanami


Después de terminar mi trabajo regresé a mi palacio, luego, me puse ropa cómoda más rápido de lo habitual. Sentí que me latía la cabeza, posiblemente se deba a la sensación constante de que algo me molesta. Poco a poco, comencé a entender las palabras de mi madre de: “No te involucres en los asuntos del emperador y su concubina”.

Pero mamá, incluso si trato de no involucrarme, sigue apareciendo frente a mí.

—Condesa Eliza.

—Sí, su Majestad.

—Acerca de mi madre…no, no importa.

— ¿Quiere que traiga a la duquesa Troby?

—No, está bien. La veré en Año Nuevo de todos modos.

—Debería consultar a la duquesa si se siente incómoda, Su Majestad.

El consejo, probablemente, aliviaría mi mente. Pero, si le hablo, la mente de mi madre sería un camino espinoso a partir de ese momento, y no quiero agobiarla con mis problemas. Ella ya piensa en mí todo el tiempo.

Por ahora, me lo guardaré para mí. Puedo decirle luego. Mi madre debe haber oído hablar de Rashta de todos modos.

—Lo tendré en cuenta. Ah, ¿está bien la señorita Laura?

—Sí. Quiere volver al palacio lo antes posible.

—Dile que puede volver cuando quiera. Preferiblemente, antes de Año Nuevo. De esa manera, la gente no hablará.

—Sí, su Majestad.

Hablar de Laura me hizo extrañar su energía brillante. La condesa salió de la habitación por un momento, me quité las joyas del cabello y las coloqué en el tocador.

—Hoy me voy a la cama un poco temprano.

Debería saltarme la cena. En cambio, me senté en mi escritorio y abrí mi cuaderno.

Hubo un clic en la puerta detrás de mí, pero, no me di la vuelta, pensando que era la condesa. Sin embargo, la presencia permaneció en silencio a mis espaldas. Eso no es lo que haría la condesa. Mientras sumergía mi pluma en el tintero, fruncí el ceño y me di la vuelta.

— ¿Su Majestad?

Para mi sorpresa, era Soviesh parado detrás de mí. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que mi esposo llegó al palacio occidental? En lugar de estar feliz por su presencia, miré con ansiedad. Seguramente, será otra conversación difícil con él.

— ¿Puedo ayudarlo, Su Majestad?

— ¿Por qué la gente cambia tanto?

Por supuesto que iba a ser otro encuentro incómodo. Tenía un sentimiento terrible y me preguntaba si tenía algo que ver con Soviesh en mi habitación.

— ¿Cambiar?

—Escuché sobre las cosas malas que le dijiste a Rashta.

Rashta. Una mera mujer pequeña. Pero, su nombre y presencia se pegan tercamente a mis pies donde quiera que vaya.

— ¿Qué dije?

—Dijiste que tomaría otra concubina después de ella.

—En lugar de tratar de ser amigable conmigo, le dije que fuera amigable con otra concubina cuando venga. —Al ver su mirada de sorpresa, solo continué—. ¿Dije algo malo?

—Ella habló sin malicia. ¿Debes actuar tan cínica?

— ¿He cambiado? Has cambiado.

— ¡Emperatriz!

— ¿Cuántas veces tengo que repetir que no quiero involucrarme contigo y tu concubina? Sin embargo, eso no me impide oír hablar de ella. Si tú y la señorita Rashta me dejarais en paz, no sería tan cínica.

— ¡Tenía que venir porque era necesario! Si no le hubieras dicho esas cosas a Rashta, ¡no habría venido aquí!

Grité, no por emoción, sino por encontrar algo que lastimaría más a Soviesh.

— ¿Alguna vez el ex emperador habló de la condesa Sophie a la ex emperatriz?

Soviesh palideció cuando mencioné el tema de la amante favorita del ex emperador.

—No sabía que eras tan chismosa.

Hizo un gesto con los brazos alrededor de la habitación.

—Esta habitación está llena de hermosos muebles y puedes comprar lo que quieras. Pero, eres cruel con alguien que ha vivido su vida lamentablemente.

Los ojos de Soviesh se llenaron de desilusión.

—Ella también fue un tema de la emperatriz antes de ser mi concubina. ¿No sientes pena por ella?

—Sí.

Tan pronto como dije esa sola palabra, mis piernas se debilitaron. Me aferré al tocador para evitar que mis piernas se doblasen debajo de mí, y fue entonces cuando la condesa Eliza entró en la habitación y corrió hacia mí. Me abrazó cuidadosamente y me consoló en sus brazos.

♦ ♦ ♦

— ¿De verdad? ¿El emperador está enojado con la emperatriz debido a Rashta?

—Creo que sí. Estaban gritando en la parte superior de sus voces.

Cherily esbozó una sonrisa amarga, y Rashta se cubrió la cara con ambas manos.

—Vaya…el emperador es increíble…

La otra criada, Kisu, continuó la historia.

—No solo eso, sino que declaró un castigo estricto a cualquiera que presente el falso rumor de que es una esclava fugitiva.

Los rostros de las dos doncellas se nublaron detrás de las lágrimas de Rashta.

—El emperador realmente la ama, señorita Rashta.

—Sí…

—Bueno, ¿cómo podría alguien no amar a alguien tan hermoso e inocente?

—El emperador y Rashta son como amantes de los cuentos de hadas.

—Realmente, es como un cuento de hadas.

Rashta inclinó la cabeza y movió los dedos de los pies con timidez.

—Rashta está muy feliz en estos días. Siento que estoy soñando todos los días.

Ella no estaba preparada cuando, un momento después, tres sirvientes entraron a la habitación para entregar una gran hamaca. El estado de ánimo se hizo aún más brillante.

— ¿Esto es…?

—Es un regalo del emperador a Rashta. Dijo que puede sentarse aquí sin ir al palacio.

A diferencia de la silla nido en el palacio occidental, el accesorio y las decoraciones de esta silla estaban hechos de joyas, oro y plata. Los cojines rellenos de plumas estaban hechos del material más fino, celestial y suave. Rashta estalló en lágrimas de alegría e intercambió miradas felices con sus doncellas.

♦ ♦ ♦

Me quedé llorando en la cama y escuché un golpe en mi ventana. Levanté la vista apagada y, para mi sorpresa, vi al hermoso pájaro flotando afuera. Dudé antes de abrir la ventana, y el pájaro saltó a mi cama, cogió sus alas y me miró.

—Llegaste rápido esta vez.

Me sequé las lágrimas y el pájaro me miró con sus grandes ojos, como si me hubiera visto llorar. Es un pájaro tan inteligente.

— ¿Está tu maestro cerca?

El pájaro asintió, como si entendiera mis palabras. Levanté al pájaro y lo puse en mi regazo, se congeló por un momento y parpadeó rápidamente. Le rocé la cabeza y luego saqué la nota de su pierna.

[El pájaro se llamará Reina, pero ten en cuenta que es un macho.]

De nuevo, era una oración corta pero eficiente. La pesadez en mi mente se levantó, sonreí al escuchar las palabras de este extraño, quien no tenía cara ni nombre.

— ¿Eres un chico?

El pájaro agitó sus alas como molesto por mi ignorancia, pero, en mi defensa, no sabía la diferencia entre los machos y las hembras de esta especie. Le di unas palmaditas en la cabeza otra vez, luego, fui a mi escritorio, el pájaro lo siguió. Saqué una hoja de papel y escribí una respuesta.

[No sabía que era macho. Una sorpresa inesperada.]

Enrollé la nota y la até a la pata del pájaro, luego, miré el calendario. Las celebraciones de Año Nuevo están a la vuelta de la esquina. Algunos de los invitados comenzarán a llegar mañana temprano al palacio…

El dueño del pájaro ya está cerca. ¿Vendrá mañana?

♦ ♦ ♦

A la mañana siguiente, llegaron el señor y la señora de la región de Lux, así como otros invitados distinguidos de los países vecinos. La recepción de los invitados se dividió para mí, Soviesh o el Ministro de Asuntos Exteriores. La mayoría de las veces, fueron a Soviesh.

— ¡Su Majestad! ¡Su Majestad! ¡Hay una llegada del reino occidental!

—El reino occidental…

—Sí, creo que es el príncipe Heinley.

El príncipe era uno de los pocos invitados que tengo que saludar personalmente. Asentí y me puse de pie, los funcionarios que supervisaban la lista de invitados hicieron lo mismo. Les hice un gesto para que se sentaran, luego, caminé hacia un gran espejo, arreglé mi vestido y fui a la sala de recepción.

El príncipe Heinley es el hermano menor del Rey de Occidente y el segundo hijo de su padre. Sin embargo, Heinley es el heredero al trono, ya que el rey no tiene hijos, a pesar de tener una reina y tres concubinas oficiales.

Abundan los rumores de que, debido a la infertilidad del rey y su mala condición física en estos días, el príncipe Heinley, probablemente, heredaría el trono. A pesar de eso, el Reino Occidental es similar en tamaño y poder al Imperio del Este. Por supuesto, iré a dar la bienvenida al invitado especial.

Entré en la habitación de la Rosa Blanca y, cuando miré a la delegación, dejé de respirar al ver al hombre al frente.

A menudo había escuchado rumores sobre la hermosa apariencia de este hombre. Tan pronto como uno entra en la alta sociedad, no podía escapar del habla del príncipe Heinley. Se dice que es un mujeriego, tiene una personalidad violenta, y es indescriptiblemente guapo. Mata o apuñala por la espalda a personas con una sonrisa en su rostro, o que no es que el rey del Reino Occidental sea incapaz de tener hijos, sino que el príncipe mató a cada uno de ellos. No podía descifrar de todos los rumores si el príncipe Heinley es un mujeriego o una persona cruel.

Pero, una cosa era segura, su apariencia. Él…él realmente era hermoso. Su cabello rubio cae en suaves y despeinadas ondas sobre su rostro, y sus labios se curvan en un delicado arco. Tiene un cuello fuerte y hombros anchos, pero, lo más llamativo de él son sus misteriosos ojos violeta.

Incluso si estuviera quieto en la esquina con la boca cerrada, provocaría todo tipo de rumores.

Me paré frente al príncipe Heinley, admirándolo tan subrepticiamente como pude. Es solo un príncipe, pero, es del estimado Reino del Oeste, por lo que, lo traté con el respeto de un príncipe heredero.

Me paré frente a él, pero, antes de que pudiera decir algo, el príncipe Heinley dobló una rodilla y extendió la mano, como un caballero que juraba lealtad. Le di mi mano, sobre la cual, dio un suave beso. Pero, la diferencia entre los caballeros era clara. Los caballeros bajaron la vista o miraron hacia el frente, mientras daban un beso de lealtad. Este hombre, sin embargo, me miró directamente a los ojos y mantuvo mi mirada cautiva.

—Es un honor conocerla, emperatriz.

Soltó mi mano y sonrió, por alguna razón, sentí que se me hacía un nudo en el estómago. Pensé que el rumor de que él es cruel era más cierto que el de ser un mujeriego, ya que no veía lascivia en sus ojos.

En cambio, era como un águila observándome desde arriba, a pesar de que está arrodillado ante mí.

—Es un honor conocerlo también, príncipe Heinley.

No me dejaré aplastar por él, por supuesto. Llevo una expresión digna, nacida a través de años de entrenamiento. Él sonrió suavemente y se puso de rodillas.

—Debe haber sido un viaje difícil, espero que descanse y lo disfrute hasta el día de Año Nuevo.

—Siempre he escuchado elogios para el palacio imperial del Imperio del Este. Es muy hermoso.

—Espero que lo encuentre agradable.

Los ojos del príncipe se entrecerraron mostrando una sonrisa ante el saludo ceremonial.

—Ya estoy contento.

♦ ♦ ♦

La cantidad de trabajo requerido de mí se redujo a la mitad después de la llegada de los invitados especiales y, la mayor parte de lo que resta es para las celebraciones. Terminé mi trabajo antes de lo habitual y regresé al Palacio Occidental. Laura, quien regresó a su posición como mi dama de compañía, se acercó rápidamente a mí.

—Su Majestad, Su Majestad. ¿Cómo estuvo? ¿Cómo estuvo el príncipe Heinley? ¿Es hermoso como dicen los rumores?

Las otras damas de honor se acercaron con interés, tazas de té en la mano. Las colocaron en varios rincones, como el marco de la ventana, el tocador, la mesa de té, y luego se pusieron a trabajar para ayudarme a cambiar.

—Escuché que el gran duque Chrome se desmayó cuando vio al príncipe Heinley. ¿Es realmente cierto?

—Escuché que una famosa actriz de teatro tuvo una cita con él una vez y luego lo persiguió durante tres años.

Aunque las damas de honor lo verían en unos días, no podían soportar ser pacientes. Respondí para saciar su ansia, recordando la mirada fija del príncipe Heinley, sus ojos violeta y el carisma agudo que se podía sentir desde la distancia.

—Es la persona más hermosa que he visto en mi vida. Sin duda.

Laura dejó escapar un pequeño grito de exclamación.

—Wow. No puedo esperar para verlo. ¿Cómo era su voz?

—Es la mejor voz que he escuchado.

No era una exageración. Las damas pusieron sus manos sobre sus corazones mientras se desmayan.

—Ya estoy deseando saber qué chismes traerá el apuesto príncipe.

—Estoy segura de que muchos ya lo están pensando.

Si bien tenían curiosidad sobre la apariencia del príncipe Heinley, también esperan con ansias el drama que traerá. Sonreí, mientras escuchaba su conversación, de repente, hubo un golpe en la ventana. Era Reina, golpeando el cristal con su pico.

— ¿Ya estás aquí?

Abrí la ventana, él aterrizó en el alféizar y me parpadeó. Ahora que lo pienso, Reina también tiene plumas doradas y ojos violeta. Es difícil imaginar que pudiera sobrevivir en la naturaleza con colores tan conspicuos…de repente, me preocupaba si está bien usar un pájaro como este como mensajero.

Reina extendió su garra, como si quisiera que leyera la nota lo antes posible. Abrí la nota y me senté en mi escritorio, mientras las damas de honor se ocupaban de dar de comer a Reina. La letra era familiar, el mensaje juguetón.

[Llegué al Palacio Imperial. ¿Sabes quién soy?]


Maru
Abrid paso, porque llegó oficialmente el husbando de esta historia. Y ha llegado con ganas de hundir un imperio llevándose su bien más preciado: la emperatriz. Los rumores van a arder.

5 respuestas a “La Emperatriz se volvió a casar – Capítulo 8: ¿Reina está aquí?”

  1. Hasta yo me emocioné cuando describe el beso en la mano! >w< y esa mirada… (*❛‿❛) Kyaaaa, que emoción, ya seguía el Manhwa pero leer la novela me gusta, se notan más los sentimientos de Navier y además su traducción es preciosa.

    Muchas gracias por todo su trabajo, recién me decidí a entrar a su página y ha sido una muy agradable sorpresa, hasta pronto!

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