La Emperatriz se volvió a casar – Capítulo 9: ¿Quieres hacer una apuesta?

Traducido por Maru

Editado por Ayanami


¿Ya está aquí? Los invitados comenzaron a entrar al palacio hoy. Mentalmente, archivé todas las llegadas.

Es difícil identificar a una persona de la gran cantidad de invitados. Están el gran duque Chrome y su esposa, el gran duque Lilteang, el canciller y su familia del Reino del Norte, los hijos de la duquesa Cranthia de Samoneau, el príncipe Heinley del Reino del Oeste, el emperador Sirim de Blue Bohean…

El problema es que no venían de dos en tres. Solo del gran duque y su esposa, también están los caballeros, los sirvientes y las escoltas, luego, multiplica ese número por varias veces para dar cuenta de los otros invitados. No sabe si la carta viene de una mujer o un hombre, si es joven o viejo, o qué estado tienen. Es casi imposible determinar el dueño de Reina.

[No sé quién eres.]

Lo consideré un poco más y agregué:

[¿Sabes quién soy?]

Estaba segura de que no lo sabe. Yo, soy una de las innumerables personas que viven en el palacio. Tan pronto como terminé de escribir la carta, Reina saltó a mi lado.

—Este pajarito es muy inteligente, Su Majestad.

—Incluso mientras limpia sus plumas, parece estar tratando de hacer contacto visual con usted, Su Majestad.

Las damas de honor se echaron a reír cuando Reina golpeó su cabeza hacia mí.

— ¿De verdad?

Acaricié la cabeza del pájaro, él hizo un sonido de satisfacción y entrecerró los ojos. Enrollé la nota y la até a la pata del pájaro, él agitó sus alas y aterrizó en la cama en un pequeño baile, antes de saltar por la ventana.

—Qué pájaro tan inteligente…

El dueño mismo debería ser bastante inteligente para criar un pájaro así. ¿Qué tipo de persona es? ¿Una mujer joven de mi edad como Laura? ¿Una elegante anciana o caballero? ¿Un noble pródigo? Un caballero que no sabía más que la espada…

— ¿Le gustan los pájaros, Su Majestad?

La condesa Eliza vino a mi lado, mientras yo miraba en silencio fuera de la ventana.

—Sí. Creo que son encantadores.

El pájaro es realmente increíble, la persona que lo posee también debe ser increíble. La condesa Eliza sonrió y habló en un tono medio alentador.

—Entonces, ¿por qué no cría una o dos aves de esa especie, o de cualquier otra especie?

—Oh, sí. Sería increíble tener uno desde el nacimiento.

— ¡Reunámoslos!

Era tentador, pero lo pensé por un momento y sacudí la cabeza.

—No. Ver uno es diferente de criar uno.

Reina es excepcionalmente inteligente debido al entrenamiento de su maestro. No estaba claro si me gustan los pájaros, o solo el propio Reina. Si tuviera un animal, me aseguraría de comprometerme con él antes de criarlo.

—No he visto a la vizcondesa Verdi desde ayer…

—Tuvo que volver corriendo a su propiedad.

— ¿Problemas de nuevo?

Las damas de honor se miraron. A diferencia del resto de ellas, la vizcondesa Verdi no tiene una mansión en la capital, y con frecuencia regresa a su propiedad debido a asuntos familiares. El problema es que la mayoría de los “asuntos familiares”, a menudo, son noticias desagradables.

—Escuché que el hijo estaba jugando en el extranjero.

—Y el vizconde estaba con una mujer plebeya casada, y el esposo de la mujer demandó.

Muchos aristócratas son así. El hijo de la vizcondesa Verdi tiene un problema con el juego y el esposo un problema con las mujeres.

—Sí…

La vizcondesa Verdi, ciertamente, está cargada de dificultades. Estaba preocupada, pero no podía interferir sin que ella me lo preguntara. Mi consideración tocaría su orgullo. E incluso si ella pide ayuda, no es algo que pueda resolver…

Todos tienen problemas.

Suspiré y extendí la mano para cerrar la ventana abierta.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente, llegaron más invitados al palacio, comenzando con la llegada de la princesa del Reino del Sur, temprano en la mañana. El tiempo pasó rápidamente, mientras intercambiaba saludos con ella y su seguridad era despejada. Tal vez, sea por la lluvia, pero hoy se sentía particularmente agitado.

No fue hasta que me retiré a mi habitación por la noche, que encontré a Reina sentado en el marco de la ventana, llorando lastimosamente, mientras me esperaba. Abrí la ventana y entró sigilosamente en la habitación, empapado y temblando.

—Dios mío. ¿Tu maestro te envió bajo esta lluvia? Estás temblando. Estoy segura de que tienes un mensaje.

Con la mano en la mejilla, concentrada, envolví una toalla suave alrededor de su cuerpo y sequé sus plumas suavemente. Reina dudó por un momento, pero pronto comenzó a dormitar en mis manos. Lo froté con la toalla hasta que estuvo completamente seco y, cuidadosamente, saqué la nota de su pata. La lluvia manchó la letra, pero esto era lo que dice.

[¿Entonces, hacemos una apuesta? El que encuentre al otro gana.]

¿Qué fue lo que escribí antes?

Ah, le pregunté al remitente quién soy. Quería hacer una apuesta. Fui al escritorio y escribí una respuesta.

[¿Qué apostarías?]

Cuando terminé, miré a Reina y volví a asomarme por la ventana. La lluvia seguía golpeando fuertemente contra el cristal, esto había estado ocurriendo durante horas. Si lo enviara ahora, ¿no se resfriará? Reina me estaba mirando, en lugar de jugar con la toalla. Dejé el bolígrafo, él inclinó la cabeza y voló hacia el escritorio. Pareció escanear el contenido de la nota y luego extendió su garra, como si quisiera que yo atara la nota.

—No.

El pájaro me miró sorprendido, como si no entendiera la respuesta.

—Está lloviendo. Si te envío ahora, te resfriarás.

El pájaro dudó, como si realmente me entendiera, lo atraje a mis brazos y le di unas palmaditas en la cabeza.

—Puedes dormir conmigo hoy. Puedes irte cuando la lluvia cese.

Ahora que lo pienso…es un pájaro macho. ¿Un pájaro considera el género humano? ¿Por qué se congeló de repente?

♦ ♦ ♦

Me bañé y me puse una bata, cuando regresé a mi habitación encontré a Reina acostado en mi cama. Iba a hacer un cojín separado para que él durmiera a mi lado, pero estaba boca arriba.

¿Podría un pájaro dormir boca arriba así? Lindo.

Cuando me acerqué, me maravillé aún más cuando vi que respiraba con el pico ligeramente abierto. No se despertó, incluso después de que lo toqué ligeramente, así que me acosté en la cama junto a él. Me quedé quieta, sintiendo un calor en mis hombros. Tal vez, debido a que la temperatura corporal de Reina es alta, aunqye está un poco lejos.

Mientras lo miraba maravillada, Reina abrió los ojos. Cuando vi el púrpura de sus iris, de alguna manera, me recordó al príncipe Heinley.

Ahora que lo pienso, el príncipe también tiene los ojos como un águila. Extendí la mano y acaricié la mejilla del pájaro, y sus ojos, agudamente brillantes, pronto se deslizaron de nuevo.

—Eres tan bonito, Reina.

Hablé en un susurro suave, el pájaro estiró su cuerpo desde la punta del ala hasta los pies, luego, cubrió mi brazo con su ala.

—Buenas noches, Reina.

♦ ♦ ♦

Me desperté al día siguiente y vi que Reina se había ido. La ventana estaba entreabierta, como si se hubiera escapado.

—Qué pájaro tan inteligente.

Aún más impresionante, recordó tomar la nota de mi escritorio.

—Condesa Eliza. ¿Tiraste la nota de mi escritorio?

Le pregunté a la condesa Eliza por si acaso.

—No, su majestad. ¿Se ha ido?

—Sí, creo que Reina debe haberlo tomado.

La condesa Eliza también estaba impresionada con mi historia.

Pensé en la apuesta, mientras me dirigía al palacio central. Reina es bastante inteligente, por lo que su dueño también tiene que serlo. Tal vez, es el emperador Sirim de Blue Bohean. Escuché que es bastante inteligente. Además, como Blue Bohean es un país marítimo, utiliza más aves mensajeras en comparación con otros países…

—Su cara se ve más brillante, Su Majestad.

— ¿De verdad?

—Sí. He estado preocupada por su mal humor, pero me alegro de que las celebraciones de Año Nuevo parezcan alegrarla, Su Majestad.

—Ya veo…

Más precisamente, es la presencia de Reina lo que me levantó el ánimo, pero, si no fuera por el Año Nuevo, él nunca habría acudido a mí. La condesa Eliza tenía razón al final.

Trabajé en mis papeles con una sonrisa, y tan pronto como fue la hora del almuerzo, regresé al palacio occidental. Por lo general, comía en el palacio central, pero me preocupa que Reina me estuviera esperando fuera de la ventana como ayer.

—De nuevo.

Reina estaba sentado afuera de la ventana otra vez. Afortunadamente, el clima estaba despejado, él está medio dormido al sol, en lugar de temblar bajo la lluvia. Cuando abrí la ventana, Reina entró rápidamente en la habitación y tendió la garra. Saqué la nota y la revisé ansiosamente, una vez más vi la escritura familiar.

[Apostaré a Reina.]

Miré a Reina. El pájaro parpadeó sus grandes ojos e inclinó su cabeza, ajeno al contenido de la carta.

— ¿Tu maestro quiere ofrecerte, Reina?

Tan pronto como hablé, Reina saltó y agitó sus alas. Acerqué a Reina a mis brazos y lo puse en mi regazo, miré su magnífico plumaje dorado.

Yo quiero tenerlo. Nunca antes había visto un pájaro tan lindo, inteligente y encantador. Pero…no importa lo que digan los demás, es mejor si se queda con su maestro. Sería desgarrador si gano la apuesta y dejan ir a Reina. No, esa no es la mejor manera de describirlo. Reina sería abandonado por su maestro.

Tampoco estaba muy contenta con la competencia. Tenía curiosidad, por supuesto, pero la preocupación me detuvo. La razón por la que el dueño de Reina y yo podíamos enviarnos mensajes es porque somos extraños. ¿Podríamos hablar de esta manera familiar, incluso después de haber descubierto la identidad del otro? Tenía que tener cuidado de preservar la dignidad de mi pose como emperatriz, de lo contrario, esta atmósfera cómoda desaparecería.

El pájaro me tocó la mano cuando me quedé quieta, como si estuviera impaciente por que comenzara a escribir. Dudé y llevé a Reina a mi escritorio. Lo dejé, saqué un papel y escribí una mentira.

[Insinuación. Soy un hombre.]

Reina chilló y agitó sus alas tan pronto como vio mi mensaje. Sonaba como si se estuviera riendo, me sentí avergonzada a pesar de que es solo un pájaro. Le rasqué la mejilla, Reina se dio la vuelta y frotó su cabeza contra mi muñeca.

— ¿Crees que es divertido mentirle a tu maestro?

Me alegré de que se estuviera divirtiendo. Sentí pena por el maestro de Reina, pero…no me encontrará si escribo esta mentira. De esa manera, no podremos encontrarnos, y podríamos seguir siendo amigos sin rostro como ahora.

—A ti también te gusta, ¿verdad, Reina?

♦ ♦ ♦

Es el día antes de que comenzaran, oficialmente, las celebraciones de Año Nuevo.

Saludé a las llegadas de última hora y verifiqué los procedimientos de Año Nuevo, y el banquete especial del último día. Fui al palacio occidental nuevamente durante la hora del almuerzo, para ver si Reina estaba allí hoy, pero el esfuerzo fue infructuoso. En cambio, la vizcondesa Verdi, que había estado fuera durante varios días, regresó. Todavía se veía muy pálida y angustiada, pero me saludó.

—Si no es un problema para usted, Su Majestad, yo…

—Está bien. Dime.

— ¿Me presta algo de dinero?

La vizcondesa Verdi de cara roja, ni siquiera podía explicar la razón por la que lo necesitaba.

—Alrededor de cinco mil krangs…

Sin embargo, las otras damas de compañía y yo lo sabíamos. Quizás, era por su hijo o esposo. Aunque la vizcondesa se había apresurado a regresar a su propiedad, no podía sacar a su familia del fango. Prometí prestarle el dinero sin entrometerme más, ella repetidamente dijo que me devolvería el dinero y salió de la habitación con cara de vergüenza.

—Prefiero divorciarme.

Laura no estaba casada y no simpatiza demasiado con la vizcondesa Verdi.

—Eso es tan bueno como tirar al ejército Lux.

La condesa Eliza fue paciente al explicarle esto a Laura, pero la joven todavía no parecía entender.

—Pero incluso si ella se divorció, ¿no se consideraría a su hijo ilegítimo?

—Si bien no sucederá de inmediato, existe la posibilidad de que pierda el derecho de herencia. Por eso está aguantando, Laura.

—Y qué. Si un alborotador como él se convierte en heredero, solo terminará chupando a su familia.

—Silencio, Laura.

La condesa Eliza miró a Laura y ella frunció los labios.

—Solo estoy preocupada.

♦ ♦ ♦

La vizcondesa Verdi regresó a su propiedad nuevamente, pero, no todos podían comer cómodamente. Tan pronto como terminé mi almuerzo, regresé rápidamente al palacio central. Cerca del final de mi día de trabajo, algo sucedió mientras estaba tomando un descanso.

—Su Majestad.

Uno de los caballeros entró en mi oficina y me dio un informe inesperado.

—El príncipe Heinley quiere verla.

— ¿El príncipe Heinley?

¿Por qué él? Salí y lo encontré mirando un mural de espaldas a mí.

—Ah. Su Majestad.

Me acerqué a él, giró la cabeza y volvió a inclinarse como un caballero.

—Espero no ser demasiado grosero.

—De ningún modo. ¿Qué puedo hacer por usted?

—Me dijeron que terminaría con el trabajo sobre esta hora. ¿Aún estás ocupada?

¿Descubrió mis horas de trabajo? Sin embargo, tiene razón, le respondí que casi había terminado y él sonrió.

—Eso es genial. Si no le importa, ¿podría mostrarme el palacio? Me gustaría mirar alrededor, pero es tan enorme que temo que me perderé.

—Ah, entonces mi dama de honor…

—Usted.

Estaba a punto de darle una de mis damas de honor, pero él me interrumpió en voz baja.

—Deseo que la “Reina” lo haga.


Maru
Ojojojo... ¿Pillará Navier la indirecta? Para estas cosas es una persona bastante inocente... La hace más adorable. Pero el principito va a por ti con todo, y aún no lo sabes jajaja.

5 respuestas a “La Emperatriz se volvió a casar – Capítulo 9: ¿Quieres hacer una apuesta?”

  1. *sheppeo intensificado*
    Cada vez q veo las imágenes de la Navier con el pajaro, me dan ganas de shippearlos pero le siento rara porque….. Zoofilia :vvv

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