La Princesa derriba banderas – Capítulo 143: La reconsideración de la princesa reencarnada

Traducido por Ichigo

Editado por Ayanami


—Tan cálido…

En una zona de recreo adyacente al invernadero, murmuré un breve soliloquio y me desperecé sobre un cálido escritorio que había recibido la luz del sol a través de los cristales.

Era un poco intrascendente, pero de todos modos nadie miraba hacia aquí. Mi guardia permanecía fuera de la habitación, mientras que tanto Lutz como Theo habían salido a hacer un recado a alguna parte.

La señorita Irene estaba ausente igualmente, y Nero no quería salir de mi habitación porque hacía demasiado frío. En otras palabras, estoy sola. Pero no me siento así. ¡No me siento sola, en absoluto!

Parece que Lutz y Theo están más ocupados últimamente, así que no he tenido oportunidad de verlos… La señorita Irene también está ocupada con algo, ¿ocurrirá algo?

Hablando de “algo”, me vino a la cabeza aquel círculo mágico que vi en el estudio de mi padre.

Aunque estaba segura de que está relacionado con eso de alguna manera, no sabía cómo unir los puntos.

En primer lugar, ni siquiera sé para qué sirve ese círculo mágico. Es inútil, aunque intente pensar en ello, ¿eh? 

Solté un gran suspiro.

Después de cambiar de marcha, extendí el papel sobre el escritorio. Era un mapa del Reino de Nebel. Más concretamente, la zona que limita con el Reino de Raptor.

Objetivo: la ubicación del Señor de los Demonios.

Se trataba de una tarea poco razonable encomendada por mi padre, con el que me había reunido hacía muy poco tiempo.

“¡¿Qué demonios pretende que haga su hija, una chica joven y pura?!” Era lo que quería replicar.

Pero negarse no era una opción, porque su resurrección era algo inevitable. La resurrección del Señor de los Demonios que todo el mundo temía, simplemente no podía dejarse en paz. Por eso tenía específicamente a Sir Leonhard como guardia.

Pero, aun así, dudaba de traerlo a casa.

Ha estado sellado durante cientos de años, si lo tocamos desde un ángulo equivocado, ¿quién sabe lo que pasará? Sí parece seguro, es mejor dejarlo en paz, ¿no?

Así que, al final, solo estaría siguiendo los pasos de nuestros predecesores. Estaría sentada en la valla mientras me lamentaba de mi indecisión.

—Como siempre, tengo mucho talento cuando se trata de ponerme en peligro.

Lo mismo ocurrió con la epidemia.

Mi padre bloqueó cualquier posible medio de escape en el momento justo.

Entonces, me tocó elegir entre redimirme o arrastrarme por el duro camino que se me presentaba, y como la princesa testaruda que soy, siempre acababa apretando los dientes siguiendo esta última opción.

Estaba bailando totalmente en la palma de la mano de mi padre, pero eso también era bueno para mí, así que más vale que lo intente.

Pero no todo es malo esta vez.

—Fu, fu, fu…

Dejé escapar una risa inquietante.

No podía dejar de sonreír.

¡¡¡Porque la persona que me acompañará en este viaje de bajo perfil no es otra que el mismísimo Sir Leonhard!!!

¡Solo con esto, puedo soportar las diez – no, incluso cien dificultades!

Ni siquiera me importa que me eche una o dos misiones más indiscriminadamente – no, eso obviamente es mentira. Este único y ridículo trabajo es suficiente.

Menos mal que nadie me vio poner cien caras de duda cuando la puerta se abrió con un chirrido bajo.

¡¿Es Sir Leonhard?!

Rápidamente, enderecé mi postura, mi mente se aceleró con el rostro de mi amado. Me sujeté las mejillas con soltura y ordené mi expresión facial.

Añadiendo un carraspeo, por fin disimulé una respuesta tranquila.

—¿Sí?

Sin embargo, la voz que pedía permiso para entrar pertenecía a alguien totalmente distinto.

Me sorprendió, pero lo dejé entrar igualmente. El que estaba detrás de la puerta era un caballero. Era Klaus, que debía estar recibiendo atención médica.

Hacía tiempo que no lo veía. 

Volvió a descansar en la residencia de sus padres, así que esta sería la primera vez que nos encontramos cara a cara en tres meses.

—Klaus…

Cuando me levanté para recibirlo, Klaus se arrodilló rápidamente frente a mí.

Klaus lleva el uniforme de la Guardia Imperial, por lo que verle eso pintaba una imagen desagradable. Sus movimientos estaban lejos de ser rígidos y su complexión se había restaurado. Era inimaginable pensar que todavía se estaba recuperando de una grave lesión sufrida hacía poco tiempo.

—Siento mucho mi larga ausencia. A partir de mañana volveré al servicio, así que aprovecho para saludar.

—¿Tus heridas están curadas?

—Sí, se han cerrado completamente. Me sentiré rígido si uso el brazo con fuerza, pero por lo demás, no hay problemas.

Klaus asintió mientras explicaba su estado actual.

—¿De verdad? Me alegro. Pero te pido que no te excedas sólo porque hayas recuperado las fuerzas.

Dejando escapar un suspiro de alivio suavemente, el rostro de Klaus se llenó de felicidad.

—Sus palabras son más de lo que merezco.

Si te alegras con sólo unas palabras, vas a hacer que me compadezca de ti, ¿sabes? Todavía me siento culpable cada vez que recuerdo todas las veces que lo he tratado con frialdad. 

¿Pero fue tan malo…? Sí, supongo que realmente lo fue. Lo siento mucho…

Mientras reflexionaba sobre mi comportamiento pasado, noté que la línea de visión de Klaus caía sobre el mapa de la mesa.

Hablando de eso, Klaus dijo que volvería mañana, pero como ya me habré ido para entonces, supongo que estaré lejos de él un poco más. 

Y se ha decidido que mi compañero de escolta esta vez será Sir Leonhard, no hay manera de que pueda llevar a Klaus conmigo también.

—Klaus… A decir verdad…

No se me ocurrió cómo decirlo, y acabé tropezando torpemente con mis palabras.

Pero Klaus asintió, como si hubiera recordado algo.

—Ya me he enterado. Me han informado del lugar al que se dirige y de la persona que la acompañará.

Mis ojos se abrieron de par en par por esas inesperadas palabras.

Klaus puso una cara agria al ver mi sorpresa.

—¿Te preocupaba que discutiera con el comandante por esto?

Me resultaba difícil decírselo, pero esa era la respuesta correcta.

Aunque él estaba en lo cierto, yo dudaba en confirmarlo rotundamente, y decir lo contrario me convertiría en una mentirosa.

Así que mantuve la boca cerrada, pero, aparentemente, mi rostro ya le había dicho todo lo que necesitaba saber, así que Klaus solo sonrió.

—Gracias por su preocupación, pero por favor no se preocupe.

¿Qué quiere decir?

Inclinando la cabeza hacia un lado, desconcertada, traté de descifrar el significado de sus palabras.

—Fue un alivio escuchar que su escolta es el propio comandante. Si es él, seguramente será capaz de protegerla pase lo que pase.

Mis ojos se abrieron al máximo.

¡¿Eh…?! ¡¿Qué demonios ha pasado?! ¡¿Klaus?!

¿Tienes fiebre?

Me quedé boquiabierta. Klaus siempre se ponía un poco susceptible cuando el tema concernía a Sir Leonhard.

Pero no solo se había comportado como un caballero desde hace un tiempo, sino que además estaba respetando abiertamente a Sir Leon… ¿Qué pasa, Klaus? Cada vez te pareces más a un caballero normal, ¿sabes?

Tal vez, no pudo soportar mi mirada, Klaus frunció las cejas, preocupado.

—Su sorpresa está escrita en su cara. ¿Cree que miento?

—Sé que es una grosería, pero sí, lo creo.

Cuando le di mi opinión sincera, se avergonzó aún más.

Lo siento mucho, pero lo de mentir lo decía medio en serio. De hecho, creo que tienes una cremallera en alguna parte de tu disfraz de Klaus… Lo siento, me he pasado. 

—He aprendido de mis debilidades en nuestro último viaje. Nunca olvidaré cómo arriesgué su vida tantas veces por mi propia inmadurez.

—Klaus…

—Nunca he sido servil ni obediente, y soy débil. Más aún ahora que me he recuperado recientemente de mis heridas. No he podido hacer ningún entrenamiento adecuado y, por lo tanto, dudo que mi cuerpo en su estado actual se mueva como yo quiero, así que tengo la intención de volver a las filas y retirarme del papel de su guardia real por el momento.

Era como una persona diferente.

Si le hablara al Klaus de hace un año de sus palabras de hoy, probablemente lo dejaría boquiabierto. Pero lo más alucinante de todo era cómo era capaz de hablarme con calma ahora mismo.

—Mientras esté fuera, me esforzaré al máximo y me haré aún más fuerte, así que, por favor, vuelva sana y salva.

Me quedé atónita mientras Klaus agachaba la cabeza.

¿Ese Klaus…? ¿Realmente se está convirtiendo en un espléndido caballero?

Nunca había dudado de sus habilidades con la espada, pero siempre tuve ligeros reparos con su personalidad. No era hasta el punto de tener una mala personalidad, sólo… cómo decirlo, tal vez sería más exacto decir que era un excéntrico—ahem. Seguro que ha cambiado mucho, ¿no? 

Tal vez, debería cambiar mi percepción de él a partir de ahora…

Klaus es un caballero serio y obediente. 

—Levanta la cabeza, Klaus. Puedo ver tu sinceridad.

Confirmé sus intenciones a través de sus ojos mientras levantaba la cara.

Él —Klaus— sin duda había cambiado.

—Puede que te haya malinterpretado desde el principio.

—¿Princesa Rosemarie?

—Me disculpo por la horrible forma en que te he tratado todo este tiempo. Intentaré cambiarlo a partir de ahora.

—¿Eh?

Por alguna razón, se quedó atónito.

¿Por qué estás tan sorprendido? Y si no es mi imaginación… ¿no está tu rostro más pálido a cada segundo?

—¿Quiere decir que va a empezar a tratarme con educación…?

Parece que Klaus había malinterpretado mis palabras y su expresión se deterioraba por momentos.

—No, eso es…

—No quiero eso…

El comentario se le escapó.

¿Qué quieres decir con que “no lo quieres”?

¿Así que es mejor que te dé la espalda?

Al fin y al cabo, no era mi imaginación. ¿Así que te gusta sufrir de verdad?

Esta vez me tocó a mi palidecer.

Al notar eso, Klaus inmediatamente sacudió su cara roja como una remolacha.

—¡Lo ha entendido todo mal! ¡No es así!

Entonces, ¿a qué demonios se refería?

—¡Me refería a algo diferente! Cuando se despojó de su habitual actitud formal, me alegré mucho porque era la única prueba de que se sentía cómoda a mi lado. Cada vez que yo, un simple caballero, pienso en el hecho de que soy el único al que mira con ojos tan fríos, yo…

Aunque actúes como una doncella enamorada y sonrojada, sinceramente, no me parece que esto sea otra cosa espeluznante. Además, ¿qué demonios era eso de “lo ha entendido mal”? ¿No están mis instintos femeninos a punto como siempre?

Klaus se desesperó cada vez más cuando inicié mi retirada y dió un paso atrás.

—¡Princesa Rosemarie~!

—Klaus.

—¡Sí!

—Por favor, aléjate de mí.

Más concretamente, exactamente tres metros más abajo en esa dirección.

Cuando le dije eso, la lastimera voz de Klaus gritando mi nombre fue lo único que quedó resonando en la habitación.


Ichigo
Esta historia está tomando giros demasiado inesperados, además, esta princesa es demasiado humilde, a veces me olvido de que es muy chiquita todavía uwu

Una respuesta en “La Princesa derriba banderas – Capítulo 143: La reconsideración de la princesa reencarnada”

  1. Viaje con León kyaaaaaaaaaaaaaaaaaa 😍😍😍😍 estoy súper feliz, debo admitir que pienso por un momento que Klaus los acompañaría me alegro de que no sea así estoy segura que con eso León y Rosemarie se harán más cercanos kyaaaaaaaaaaaaaaaaaa 😍😍😍

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido