La Princesa derriba banderas – Capítulo 82: La Consternación de la Princesa reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


Con un golpe seco, Klaus paró de moverse. Tenía un mal presentimiento acerca de lo que había pasado, pero no sabía que era.

Repetidamente llamé su nombre para quitarme la ansiedad, mientras me apuraba con mi corazón latiendo irritantemente lo más rápido que podía.

Klaus colapsó en el acto tan pronto como llegamos a la cubierta superior. Atrapé su tenso hombro antes de que sus rodillas golpearan las tablas del piso, cuando me percaté de una flecha sobresaliendo de su espalda. Naturalmente, mis ojos se abrieron por el shock.

— ¿Kla…us?

No podía creerlo. No podía creer lo que veía. Intente llamar su nombre, pero salió algo apenas audible.

Ubicando mi mano sobre su pecho, confirmé que estaba completamente alterado. Sílabas superficiales se filtraban de su boca. No podía verlo muy bien por las lágrimas que caían, empañando mi visión.

Klaus se sentó como una marioneta con los hilos cortados. Sus dos manos que descansaban en la cubierta, se contrajeron un poco.

En ese momento su cuerpo cayó sobre mí. Yo estaba de pie e intenté sostenerlo, pero al final no pude soportar su peso.

Entonces puse mis manos alrededor de su espalda y conseguí mantenernos juntos de algún modo, cuando una sensación cálida se esparció por mis manos.

El distintivo aroma de hierro oxidado me dijo exactamente lo que era. A diferencia de la sangre que en pequeñas cantidades era fría y dura, este líquido rojo era caliente, crudo y se estaba saliendo de su cuerpo. Fluyendo de un ser vivo.

— ¿…Klaus?

Lo llamé con una voz llena de duda y él no respondió. No, él no respondió para nada.

Con una desesperación dolorosa, cerré mis ojos fuertemente. Su complexión se estaba volviendo pálida y comenzaba a derrumbarse.

— ¡Klaus!…¡¡Klaus!!

Puede que él no abra sus ojos nunca más. Pensamientos terribles invadieron mi mente y levanté la voz para silenciarlos a todos.

— ¡Mary!

Alguien sacudió mi hombro fuertemente.

Volví en mí y recuperé la compostura. Una voz gentil susurró a mi oído.

— ¿Wolf?

—Sí, estoy aquí.

Se le escapó un pequeño suspiro al verme responder. Y miré a Klaus que aún estaba de rodillas.

La expresión de Wolf se profundizó cuando observó a Klaus. Después de mirar alrededor, se dio cuenta de algo y corrió hacia ello. Era un balde con una flecha colgando de un lado.

El tiró de la flecha, la olfateó y lamió con la punta de su lengua, frunció aún más el ceño.

Wolf inmediatamente escupió su saliva y regresó con nosotros.

—Mary, encuentra algo que tu hermano pueda morder.

— ¿Eh…?

Incluso si me pones una cara seria como esa. No puedo entender. Mi mente estaba fuera de control.

— ¿Esto funcionará?

La señorita Bianca respondió en mi lugar, quien aún estaba confundida. Ella abrió su boca y la llenó con el trapo.

Mientras sostenía a Klaus del hombro, la señorita Bianca me consolaba como a una niña, y me pedía que le dejara el resto.

Entonces, la señorita Bianca tomó el cuerpo de Klaus en mi lugar.

—Voy a tirar.

—…Su hemorragia empeorará. ¿No es mejor dejarlo como un tapón?

Wolf le entregó la flecha a la señorita Bianca y respondió en voz baja.

—Está envenenada.

Veneno.

La palabra se repetía en mi confusa cabeza. Oí la palabra, pero mi cerebro se negaba a aceptar su significado. No escuches. Una parte de mi corazón se resistía.

Wolf agarró la flecha y la tiró en un solo movimiento. Sangre fresca comenzó a caer al suelo seguida del grito ahogado de Klaus.

— ¡Alguien traiga la bolsa de mi habitación! ¡También agua limpia y algo de tela! ¡No olvide hervir el agua!

Wolf gritó a su alrededor. Los marinos que aún podían moverse corrieron siguiendo sus instrucciones.

— ¡Sostenlo!

Le dijo Wolf a Bianca, mientras el comenzaba a succionar el veneno con su boca, escupiendo en la cubierta y repitiendo.

Antes de esto, todos los piratas habían desaparecido de la cubierta.

Una montaña de cadáveres silenciosos, estaban apilados frente al cielo teñido de escarlata.

El galeón flotaba en el turbio océano envuelto en una llama brillante. Un sonido bestial hizo eco y una persona envuelta en llamas saltó al océano nocturno, todo parecía avanzar en cámara lenta. Era adecuado describirlo como la encarnación del infierno.

Solo podía mirar la escena al borde del pánico. Un ave se alzó al vuelo en la noche iluminada por las llamas, seguida rápidamente por una bandada de aves negras, como si fueran el humo negro, y desaparecieran en las nubes oscuras.

—Ah…Aaaaaah…

Escuché un pequeño gruñido.

Entre aquellos que estaban corriendo alrededor, había algunos sentados impotentes como yo.

Era la señorita Flora quien abrazaba su cuerpo mientras derramaba lágrimas.

—Es mi culpa… es todo mi…

Un pequeño balbuceo escapaba de sus labios mientras miraba a Klaus quien yacía en el piso.

—Lo sien… Lo siento…

La señorita Flora tenía su mirada fija en mí. Sin embargo, no sabía si la disculpa estaba dirigida a él o a mí.

Ella dijo que era su culpa. No podía negar eso. No era tan fuerte como para perdonarla, y sabía que no era justo.

Eso es correcto. Pensé. Pero ¿condenarla me liberaría de este terrible dolor en mi pecho? Si la culpara, ¿me sería más fácil?

Mis ojos estaban fijos en la pálida complexión de Klaus.

— ¡Mary!

—…

Fui llamada por mi nombre.

Pero no tuve el corazón de responder. Dejé la llamada sin responder y lentamente me volví hacia la voz. Wolf me miró de vuelta, reflejando una preocupación profunda en su rostro. Me pregunto si estas decepcionado. Me pregunto si te vas a enfadar. Como sea. Está bien… ya no importa nada.

La expresión de Wolf ahora, era más sombría, como si me viera con los ojos sin vida.

Wolf se levantó, se acercó a nosotros y se inclinó a mi lado. Sus ojos reflejaban negro en los míos.

—Aunque prometí que lo protegería. Lamento haber hecho una promesa que no pude mantener. —Dijo Wolf mientras bajaba la cabeza.

Parpadeé un par de veces, desconcertada.

—Pero nunca lo dejare morir. Lo juro por el nombre de Wolf K. Lucca.

— ¿…Nunca?

— ¡Sí! ¡Esta vez me aseguraré de cumplir mi promesa!

Cuando le di una pequeña respuesta, Wolf respondió con una sonrisa sincera.

Nunca dejarlo morir. No mueras. Klaus no va a morir. Cuando me dije eso, mis sentidos regresaron gradualmente a mi cuerpo.

Miré a Klaus una vez más.

Extendí mis dedos a su mano.

—Klaus…

La mano que sostenía no me agarró de vuelta. Pero el calor seguía ahí, como si la sangre circulara por sus venas.

— ¡Oiga señor! ¿Es este el equipaje que quería?

— ¡Sí! ¡Gracias!

Wolf recibió su equipaje del marino y comenzó a esparcirlo por la borda.

— ¿Alguien tiene luz?

— ¡Oi! ¡Traigan una antorcha aquí!

El equipaje de Wolf contenía muchas cosas pequeñas. Un pequeño cuchillo y varios metales diferentes, cuyo uso desconocía. Botellas pequeñas llenas con líquido y recipientes. Eso parecía similar a un mortero.

—El veneno utilizado por los piratas en esta área está hecho probablemente de peces y plantas. A juzgar por el olor y el sabor…

Wolf estaba concentrado en su labor de forma asombrosa mientras se murmuraba cosas a sí mismo. Él tomó un paquete, vació su contenido y selecciono un par de cosas sin dudar.

Había hojas secas y raíces de algunas plantas dentro del paquete. ¿Qué eran? La combinación, amasando y moliendo. Lo comprendí, eso era familiar para mí.

— ¡Tengo el agua hirviendo!

Declaró Paul y me entregó el recipiente.

Él tenía vendajes ensangrentados en todo el cuerpo. E intentaba desesperadamente que el dolor no se reflejara en su cara.

¿Por qué te esfuerzas tanto?

Estaba sin palabras y me di cuenta de que solo miraba hacia arriba. Paul se inclinó hacia adelante hasta que sus ojos estuvieran al mismo nivel que los míos y acarició mi cabeza.

—Damita. No llore. Todos ayudaremos a tu hermano a recuperarse.

—… ¿Qu-?

— ¿Hn?

— ¿Por qué me ayudas?

Los ojos de Paul reflejaban sorpresa ante mi pregunta.

Aún confundido, me dijo que era “natural”.

—Nos has ayudado incontables veces. Ahora es nuestro turno de devolverte la bondad.

—Eh…

—Sobretodo, tu hermano peleaba por ayudarnos. Incluso en esta situación inesperada. Debes saber que todas las personas en este barco les deben a ustedes, pareja de hermanos, mucha gratitud.

—Mira, ¿ves? —Siguiendo a donde apuntaba, vi a Mía corriendo por las escaleras para ayudarnos.

— ¡Umm! ¡Traje la tela que pediste!

—Señorita, luce pálida. ¿Está segura que está bien? ¿¡Alguien podría traer una manta aquí!?

El señor Yang, quien había traído más agua hirviendo, examinó mi rostro.

Observando cuidadosamente, todo aquel que podía moverse estaba ocupado corriendo alrededor, tratando a otros. Un número de personas que se preocupaban por Klaus y yo, se reunieron aquí ansiosamente. Una voz de aliento se podía escuchar en algunos momentos.

—…

Mi respiración se apagó y la parte de atrás de mis ojos se sintió ligeramente más caliente. A medida que mi nariz comenzaba a congestionarse, las lágrimas caían. Pese a que había estado llorando todo este tiempo, estaba asombrada porque salían más lágrimas.

Pero, eran diferentes. Porque estas no eran lágrimas de tristeza.

Limpie las lágrimas emergentes con mis manos temblorosas. No había tiempo para llorar. Tampoco había tiempo para culpar a otros.

Dejando todo lo que tienes que hacer de lado y llorar no va a mejorar las cosas.

¡No te detengas! ¡Comienza a moverte!

Sigue avanzando. Ese es mi lema.

—Te ayudaré, Wolf.

—May… tu-

—Estoy bien ahora.

Wolf fue tomado por sorpresa y me miró.

Sin embargo, solo le tomó un par de segundos. El rápidamente se recuperó y comenzó a darme instrucciones.

—Entonces me gustaría que enfriaras el agua y comenzaras a lavar su herida.

— ¡Sí!

Hice como se me ordenaba. Vertí el agua en el paño y lo extendí para enfriarlo y limpié las heridas de Klaus. Puesto que él aún estaba inconsciente, no reaccionó.

Me preocupaba la sangre que seguía fluyendo, pero estaba segura de que era producto del veneno. También, ¿es cierto que usar agua fría hace que el veneno sea menos efectivo que con agua normal?

Seguí sus instrucciones al pie de la letra y procedí con el tratamiento.

Corté su ropa con un cuchillo, las quite y limpié la sangre. El líquido rojo teñía los paños uno y tras otro. Sacudí mi cabeza para escapar del miedo y continuar trabajando.

Después de aplicar la medicina de Wolf. Pasamos al tratamiento hemostático.

Presioné las vendas que puse después del tratamiento. Idealmente, quería ir a algún otro lado por más vendas, pero antes de que pudiera pedirle a la señorita Bianca, me había tragado mis palabras por la figura tras ella.

—…Señorita Flora.

— ¿Huh?

Como una niña perdida, sus ojos desenfocados se volvieron hacia mí.

La señorita Flora, que estaba sentada lejos, temblando, encontró mi mirada con los ojos llenos de lágrimas.

— ¿Podrías darme esas vendas de ahí?

—… ¿Yo?

—Sí, por favor ayuda.

Me quedé mirándola mientras soltaba esas palabras.

—Quiero salvar a Klaus sin importar el costo. Por favor.

— ¡¡…C-comprendo!!

Con las lágrimas aún fluyendo, la señorita Flora alcanzó las vendas en mi lugar y caminó hacia nosotros.

Lamento lo que pasó antes. Murmuré en silencio en mi mente.

Soy débil e intenté culparte por todo. Para protegerme a mí misma, estaba dispuesta a adjudicarte acusaciones falsas.

Yo también tenía la culpa.

Era insensato de mi parte llorar como víctima cuando fui yo quien lo arrastró como escolta a un país desconocido.

—Una vez cierre la herida, por favor asegúrate de mantener su cuerpo cálido.

—Lo tengo.

Cuando aplicamos la medicina, Wolf nos observaba con sumo cuidado y nos daba instrucciones al momento preciso en que finalizábamos nuestras tareas anteriores.

Humedecí la tela en agua caliente y la extendí sobre Klaus. Continué rigurosamente mi trabajo, limpiando el sudor que se formaba en mi frente con el reverso de mi mano.

Líquido rojo oscuro estaba pegado en mis dedos. Al principio, pensé que era sangre, pero el aroma era diferente. Sin embargo, no podía darme el lujo de pensarlo y empujé la pregunta a lo profundo de mi cabeza.


Yousei
Ahhhh que genial ya vamos a llegar a la parte que amo, es una de mis razones para amar a esta prota <3 <3 <3 Gracias a todos por su paciencia y por leernos continuamente.

3 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 82: La Consternación de la Princesa reencarnada”

  1. Realmente la espera lo vale amo a los del barco tan lindos me dan una ternura klaus ya ha ganado un par de puntos espero mejore pronto gracias por publicar

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