Traducido por Akatsuki
Editado por Lugiia
La estampida y el ogro fueron resueltos con éxito. A pesar de que el ogro era de clase “conocida”, pude derrotarlo antes de que recibiera un nombre.
Al conversar con los aventureros y la orden de caballeros para la distribución de las piedras mágicas y los materiales, concluimos que, como fui la mayor “contribuyente”, tengo el derecho de elegir los objetos que quiera y el resto será repartido en función a los asesinatos realizados entre todos; un proceso que suele hacerse comúnmente.
Sin embargo, debido a que los materiales obtenidos de la estampida eran muy comunes, los aventureros no podrían beneficiarse lo suficiente como para poder alimentarse, así que solo tomé algunos de los materiales que consideré necesarios. Una vez más, lo mismo de siempre.
Una vez finalizado todo, traté de convencer a Euphie de volver al castillo sobre el Airdra, pero ella se negaba rotundamente con la excusa de: “¡No me subiré en algo que no fue diseñado para detenerse!”.
Al final, decidimos pedir ayuda a los caballeros. No es como si tuviéramos prisa en volver.
De todos modos, ahora nos encontrábamos de camino al castillo con Airdra y los materiales a cuestas, incluyendo a los guardias que decidieron acompañarnos con la excusa de: “Una princesa y la hija de un duque no deberían ir solas en un carruaje”.
Esta vez, pude relajarme de camino a casa. Además, no estaba sola, tenía a Euphie a mi lado. Ella, sin embargo, solo miraba por la ventana perdida en sus pensamientos.
—Euphie, ¿estás cansada?
—No, estoy bien…
Intenté iniciar una conversación, pero no tuve suerte. Era demasiado obvio que ella no estaba interesada en hablar.
Era de esperar que una noble señorita no estuviese acostumbrada a lo que sucedió en la batalla, por lo que probablemente esté cansada. Es probable que me diga que no me preocupe por pequeños detalles, pero no puedo evitar hacerlo.
—Señorita Anise…
—¿Hm?
—¿Tiene algún sueño?
—¿Un sueño?
Su pregunta fue repentina. Cuando giré mi cabeza de nuevo hacia Euphie, nuestras miradas se entrelazaron.
—Tengo muchos sueños —respondí—. Uno de ellos es poder estudiar magia y hacer un montón de cosas con ella.
—Señorita Anise, estudia la magia porque no puede usarla, ¿cierto?
—Si, más o menos. Ehh, supongo que hay algo más, pero…
—¿Acaso abría otra razón?
—Bueno, ¿acaso la magia no es muy útil? —Después de que Euphie presenciara lo que se podía hacer con la magia, me pregunto si estaba pensando en algo referente a eso—. Quiero ver un mundo donde todos puedan usar la magia libremente, eso incluye a personas como yo. Tengo una firme creencia en que existen personas capaces de crear magia que incluso para mí sería difícil de imaginar. Si pudiera ver todo el potencial de la magia, estoy segura de que encontraría la razón por la que nací en este mundo.
—¿La razón por la que… nació?
—Es raro, ¿verdad? Soy una tipa extraña, poco realista y con unos tornillos sueltos. La cosa es que soy rara porque quiero serlo… pero también siento que no tenía elección.
Al principio, intenté mantener el papel al saber que era de la realeza. Solo que no logré mantenerlo por el tiempo necesario.
Quería ser libre, hacer lo que quisiera cuando quisiera, pero el título de la realeza era como un castigo para mí.
Aun así, no quería escapar de esta jaula que me mantenía prisionera porque era consciente de que fue hecha con la intención de protegerme. No la odiaba, pero era sofocante, y sigue siéndolo.
—Quiero creer que, si fuera diferente, si fuera capaz de hacer algo que nadie más puede, entonces tendría un propósito para existir. Por ello, seguiré siendo yo. Aprenderé todo sobre la magia e iré aún más allá, seré alguien más útil y mucho más increíble.
—¿Ese es su sueño, señorita Anise?
—Sí, quiero ver todo lo que el mundo tiene por ofrecer y ser testigo del momento en que surja algo nuevo.
Ser mundana es aburrido. Es una forma de vida que no le conviene a alguien ajeno a este mundo. Si no encajo, encontraré la forma de hacerlo. De lo contrario, seguiré sintiendo que me asfixio.
No quiero sonar grosera, pero se debería dar lo que se quiere a quién lo quiere. Yo no quiero un título de gobernante, ni siquiera intento serlo. Aun así, el trono no debe ser dado a alguien indigno de él. Así es el alcance de mis sentimientos de patriotismo.
—Considera esto: ¿Qué pasaría si Airdra estuviera al alcance de los plebeyos? —pregunté.
—Habla de su herramienta mágica, ¿verdad?
—En términos de transporte, sería mucho más rápido que los actuales. Con esto al alcance, la entrega de los bienes sería más rápida y eficaz. Los alimentos que se malogran rápidamente llegarían a su destino mucho antes de cumplir su tiempo útil. También se podría usar para mejorar la comunicación entre diferentes lugares. ¿No crees que eso tiene el poder de hacer realidad los sueños?
—Eso podría influir en la orden de caballeros…
—¿Lo ves? Si hay alguna demanda, naturalmente aparecerá una oferta. La magia es tan buena como fuente de energía ya que le permitiría a los plebeyos hacer uso de herramientas mágicas. Esto eventualmente conducirá a muchas oportunidades de trabajo. Y cuando la gente trabaja, el país prospera; cuando el país prospera, la riqueza se expande. Así es como se crea un país fuerte y rico. Llegará un día en que el reino de Palletia se llamará el reino de las Invenciones.
Hablando de sueños, espero poder ver los míos algún día. Hay algunas cosas que necesito averiguar antes de que suceda, y no estoy tan segura de que mi sueño se desarrolle exactamente como lo imaginé. Aun así, podría no haber otra manera de hacerlo.
Tal vez es por ello que formo parte de la familia real. Aunque no quiera tomar el puesto de gobernante, todavía quiero ser parte de esta familia. Además, es más fácil para mí contribuir a este país que gobernarlo. En ese sentido, considero que mi padre es un jefe ideal. Sin embargo, suelo darle muchos problemas.
Soy consciente de los problemas que causo. Para ser honesta, aún no lo veo como mi padre, lo siento más como mi jefe. A pesar de que compartimos sangre, el título de la nobleza es más como un muro que nos separa.
Pero, de todas formas, pienso que así está bien. No es como si fuera una relación padre-hija fallida, ¿no? No tiene sentido intentar cambiarla.
En ese momento, noté el rostro depresivo de Euphie.
—Seré la próxima reina y la que dará apoyo al rey. Aún intento serlo, pero… usted no es como yo —susurró para sí misma.
—Eso es porque eres una estudiante modelo. Por lo general, no harías las cosas no convencionales que hago yo, ¿verdad? Y pienso que eso es bueno.
—Realmente está fuera de alcance. Cuando le vi en la batalla de hoy, pensé: “Sus habilidades, su mentalidad, y sus objetivos… Ella es tan diferente a mí”.
Observando a la distancia, la melancolía aún se notaba en sus ojos. Esa mirada no le conviene. Tal vez siente que es inferior a mí.
Euphie es una estudiante más que competente con la magia, con una actitud digna de un noble; es la única persona capaz de ser la próxima reina. Aunque podría decirle eso, ahora no sería de ayuda.
Creo que es porque AI la lastimó y destrozó su confianza. Con una confianza rota, le debió ser difícil seguir adelante. Sin una confianza firme en la cual apoyarse, debió ser como si no tuviera una razón para continuar viviendo.
Después de todo, la reina es la madre que vela por el reino. No es necesario que tenga una personalidad… solo necesita ser el engranaje perfecto para que el resto funcione. No obstante, somos seres humanos, siempre nadando en contra de la corriente. Creo que es el deber de la realeza encontrar un punto medio en cada aspecto.
Creo que Euphie no tiene la confianza suficiente, tal vez ni siquiera tuvo el tiempo para desarrollarla como se debe. Quizás por eso se sintió herida ante mi respuesta, algo que no pude notar al momento.
Solo quería compartirle mis sueños y decirle que había muchas oportunidades para que ella siguiera adelante, pero parecía no ver lo mismo que yo.
Me acerqué lentamente a Euphie y casualmente giró para verme.
Acariciando sus mejillas, besé su frente.
—¿Huh…?
Como una madre, llevé suavemente su rostro hasta mi pecho. Confundida, trató de escapar; bloqueando su escape, comencé a acariciar cuidadosamente su cabello, como si tratara de reparar algo roto.
—Buena niña, buena niña —dije con suavidad mientras la acariciaba—. Diste todo de ti.
Realmente mis palabras eran ciertas. Ella era más joven que yo, y a diferencia de mí, no provenía de otro mundo; llegó hasta aquí con sus propios méritos. Yo, por otro lado, viví conformándome con las expectativas que me ponía.
No sería capaz de reírme de alguien que se esfuerza por algo. Sería como reírme de mi amor por la magia. Aunque no pueda comprenderla, puedo reconocer su importancia.
—Una niña buena merece una recompensa por sus esfuerzos. Está bien querer una.
Euphie hizo todo lo posible y dio todo de sí para convertirse en lo que más deseaba, pero al final fracasó. Sin embargo, eso no minimiza su esfuerzo.
Esa fue la razón por la que quise estar cerca de ella… y apreciar su talento que fue desperdiciado. No quería que sus esfuerzos permanecieran perdidos en este mundo roto. En mis sueños, ella podía llegar aún más alto que antes.
Por ello, recompenso a aquellos que fervientemente dan todo de sí. Para Euphie, lo menos que podía hacer para ayudarle era darle ese empujón necesario para seguir adelante.
—Estoy segura de que todos reconocen los esfuerzos que hiciste. A algunas personas les puede impresionar, a otras no les puede ni gustar. Pero no estás sola, estoy aquí para ti. Yo te protegeré. Viste lo fuerte que soy, ¿verdad?
—Señorita Anise…
—Ah, aunque el compromiso fue cancelado, pudimos volvernos hermanas, ¿verdad? Si lo deseas, puedes pensar en mí como una. Respetaré la decisión que tomes.
Esta niña siempre había estado protegiendo algo; su orgullo, la reputación de su familia, su reino. Aquel que tanto prometió proteger terminó alejándose. Así que, ¿quién se quejaría si yo decidiera protegerla? Si hubiera algo impidiéndomelo, simplemente lo ignoraría.
Tengo que proteger a la maga que admiro, a la única persona que creo que debería estar al mando de este reino, a mi hermana.
—Estarás bien, yo te protegeré, lo haré hasta el día en que encuentres una razón para poder vivir otra vez. Para ello es la magia. La magia es mi sueño y, es la manera de poder ayudarte a hacer realidad tu sueño.
Espero que se haya dado cuenta de que hay más de una manera de obtener la felicidad. Por supuesto, depende de cada uno encontrar su propia felicidad. Independientemente de la forma que tenga, quiero que ella encuentre la suya.
Protegerla fue algo natural de mi parte. Si la protejo, podría decirse que estoy protegiendo un sueño que soy incapaz de ver por mí misma; una maga que es reconocida por todos y una capaz de hacer sonreír a todos por medio de la magia.
—Lo prometo. Prometo hacerte feliz.
Para ello seguiré protegiéndola, hasta que llegue el día en que nos separemos. Pero hasta entonces, caminaré siempre a su lado.
Querer ver lo que nos depara el futuro… sería una manera sencilla de describir el por qué quiero protegerla. Con un abrazo ligeramente fuerte, la acerqué un poco más a mí.
Euphie no dijo nada. Simplemente envolvió sus brazos alrededor de mi cintura con fuerza. Antes de que me diera cuenta, ella se había quedado dormida mientras me sujetaba.
♦ ♦ ♦
—¡Idiota…! —exclamó mi padre con un salto espléndido.
—¡¡Esto es…!! ¡¡Ahh!!
Siguiendo sus palabras, dio un espléndido giro y una patada voladora.
Mi padre me recibió lanzándome al aire con una magnífica patada en el rostro, y logró bajarme al suelo con un fabuloso giro.
Es cierto, lo olvidé. Nunca le mencioné que salía a cazar dragones.
Cuando regresamos, mi padre fue el primero en recibirnos y, lamentablemente, en notar aquello que estaba escondido dentro del carruaje. Con una gran sonrisa exigió: “Explícate, ahora”. Y fue así como llegamos a esta tragedia.
—¡¿E-En que te has metido ahora?!
—¡No hay sentido al quejarse de lo que ya se hizo, padre! ¡Por favor, perdona a tu hija quién solo actúa con la bondad de su corazón!
—¡Incluso si tu corazón fuera tan grande como el cielo, el viento que has provocado podría eclipsarlo! ¡Y sin nada con qué proteger, el sol quemaría todo lo que tiene por debajo!
Esto… no es bueno. Ha pasado mucho tiempo desde que mi padre entró en modo serio. Finalmente, ha perdido la paciencia. Pero, no soy la única culpable de todo esto… no soy la única que provocó ese estrés, ¿no es así, Al?
—Salir a cazar dragones por ti misma… ¡¿Qué fantasía matadragones es esta?!
—Solo quería ir.
—Al menos, responde: ¡¿Por qué?!
—¡Te lo habrías quedado!
—¡¿No es eso obvio?! ¡¿Cuánto piensas que vale un dragón?! ¿Para qué lo usarías de todos modos? ¿Para entretenimiento, para hacer una herramienta mágica?
—¡Oye, no hables con ese tono frente a Airdra! ¡¿Acaso no quieres sentir el viento, padre?! ¡Es lo mejor que puede existir en la historia!
—Hmph, es una buena idea. Descartaré la opción de desmantelarlo.
Genial, he logrado desactivar la bomba con éxito. Oh, dios, padre, si querías dar un paseo, solamente lo habrías pedido.
—Sin embargo, eso no quiere decir que me he olvidado de tu castigo por hacer cosas a escondidas, hija mía.
—¡¿Qué?!
—Me has recordado que he estado actuando como un rey y no como un padre.
No, no, no… Padre, ¿no sueles estar ocupado con asuntos del reino? No hay tiempo para ser un padre, ¿verdad? De hecho, la causa de tu enojo, ¿no debería ser Al? Incluso yo me volvería loca.
Luego de ordenar una silla, mi padre de repente me carga de la cintura como si fuera una maleta. Fue entonces que me di cuenta de mi error. Traté de convencerlo y escapar, pero su agarre era demasiado firme.
—La forma tradicional de disciplinar a los niños son las nalgadas, ¿no es así, Anise?
—¡¿Qué…?! Por favor… ¡¡Por favor, eso no!! ¡¡Es una locura padre!! ¡Ten en cuenta mi edad! ¡¿No crees que una tortura así es inaceptable para que un rey castigue a un súbdito?!
—En este momento, soy tu padre… no, solamente soy yo. ¿Estás preparada? Entonces iniciemos este castigo…
—¡N-No puede ser, hablas en serio! ¡Euphie! ¡Euphie, ayúdame! ¡Illya, detenlo!
Euphie, estupefacta, solo podía observar cómo se desarrollaba este asunto. La persona a quien tenía que detener era el rey, ¿hasta qué punto podría llegar si me ayudaba?
Mientras tanto, Illya, quien estaba a lado nuestro, hizo una reverencia y se fue a lado de Euphie para “protegerla”.
—Su majestad, conversaré con ella después. Así que, por favor, haga lo que su corazón crea justo.
—¡¿Pero qué dem…?! ¡¿Illya?! ¿Acaso estás… traicionándome? ¡¿A mí?!
—¿Cómo lo diría nuestra princesa? Ah, cierto: “¡Lidia con eso!” —respondió Illya con una enorme sonrisa en sus labios.
—I-Illya…
¡Qué crueles…! ¡¿Cómo pueden permitir que esta tortura continúe?! ¡Los verdaderos demonios son ustedes!
Con cada intento que hacía para escapar, escuchaba un suave sonido seguido de un dolor tardío que paralizaba mi cuerpo.
—Oh, es un buen sonido el que estás haciendo.
—¡¡¡¿Ehh?!!! ¡Nooo! ¡No quiero que me castiguen así! ¡Padre, eres un pervertido! ¡¡Pervertido!!
—¿Oh? Pensé que lo único que no querías era casarte con un chico. Es bueno saberlo. ¡Ahora, sigue reflexionando sobre tus acciones! ¡Toma esto! ¡Y esto! ¡Y esto!
—Ay, ay… ¡Tus golpes son demasiado fuertes! ¡¿Qué clase de castigo es este?!
Podía sentir claramente como mis huesos se rompían. Además, el dolor solo seguía acumulándose mientras llegaba hasta mi núcleo.
¡Mi trasero me duele mucho!
—¿Qué? Esto es solo un pequeño uso para la magia. Solo reúno un poco de energía cinética en la palma de mi mano y la dejo salir en cada palmada.
—¡¿Quién diablos usaría magia con el único propósito de azotar a alguien con la mano?!
—La razón es más que suficiente para que te des cuenta de lo que has provocado sobre ti misma, Anise. ¡Ja, ja, ja, que divertido!
Mi padre está riendo… ¡Este hombre está disfrutando de esto! ¡Qué imbécil!
—¡¡N-No podré casarme con una mujer después de esto!!
—¡Eso no es una excusa! ¡Nunca te reprendí adecuadamente antes, así que considera esto como la acumulación de todos mis regaños hasta ahora!
—¡¿Qué…?! ¡Duele! Ay, ay… ¡Padre, esto duele! ¡Aun soy una señorita! ¡¿Lo sabes, verdad?!
—¡¿Una señorita suele ir a cazar dragones sola?!
—¡Ahhh! ¡Mi trasero no es un tambor! ¡Ay, ay, ay!
El dolor que siento es tan fuerte que olvido dónde estoy y, al estar atrapada por mi padre, todo lo que puedo hacer es quejarme.
¿Cuánto tiempo duró? Apenas puedo sentarme; de hecho, ni siquiera deseo ver una silla. Mi trasero fue golpeado tan fuerte que mis piernas tiemblan como las de un cervatillo recién nacido. Con tal de mantenerme firme, me apoyé en el reposabrazos de la silla.
Mi padre se sentó frente a mí contento por sus recientes acciones. Euphie a un lado, tenía una mirada preocupada, e Illya continuaba haciendo sus labores como si nada hubiese pasado.
No los perdonaré… Mantendré este rencor siempre conmigo.
—Ahem. Que se sepa que el castigo realizado por mí fueron unas nalgadas.
—¡Qué grosero! ¡No, gracias! ¡¿Qué habrías hecho si algo despertaba en mi interior?!
—No creo que debas preocuparte por ello, considerando que niegas casarte con un hombre.
—Ugh… Lo dices con tanta confianz…
Con una mirada fría, no pude objetar sus palabras. Pero, para proteger mi lindo trasero, desde ahora tendré que confrontarlo.
—De cualquier manera, ¿por qué sigues aquí? ¿Por qué no te apresuras y regresas a casa? —pregunté.
—Oye, sabes… Si no fuera tu padre, estarías acusada de insubordinación.
—Me duele mucho el trasero, solo quiero irme a recostar. Todo por culpa de un rey pervertido.
—Oh, ¿escucho a alguien pedir mayor disciplina?
—¡Por favor, tómalo con calma, querido padre!
Habla en serio. Él es capaz de castigarme nuevamente, solo está buscando una excusa para hacerlo.
¡Monstruo! ¡Nuestro rey es un monstruo!
—Ha, es una buena broma. Deberías sentarte, Anise.
—¡¿Acaso deseas seguir torturándome?!
—Tranquila, solo quiero hablar un poco.
—¡Pero ya de por sí es doloroso estar en una de tus charlas! ¡¿Acaso es otro castigo?!
—Si me hubieras contado de que saliste a cazar dragones, no estaríamos teniendo esta charla en primer lugar.
Me lo merecía. A veces se gana, otras se pierde… Y por perder, ¡me refiero a mi trasero!
Haciendo mi mejor esfuerzo por sentarme, bajé lenta y cuidadosamente mi trasero sobre la silla. Pero, de repente, sentí las manos de Illya posarse sobre mis hombros para luego obligarme a sentar. Pude haber muerto en ese mismo instante.
—¡¡¡Ah… Ahh… Ahhh!!!
—Princesa, prepararé de inmediato su té.
—¡No olvidaré esto…! ¡Tendré mi venganza!
Definitivamente te haré llorar, no olvidaré esta vendetta. Apretando los dientes, acomodé mi postura antes de dirigirme a mi padre.
—Entonces, ¿de qué querías hablar?
—Necesitamos hablar acerca de la situación con respecto a Algard —dijo con un suspiro.
Así que, no hablaremos de mi trasero.