La Villana Revierte el Reloj de Arena – Capítulo 94: Mentira por mentira (2)

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Su brazalete tenía un diseño único que no se adaptaba a las damas aristocráticas, por lo que otras mujeres pronto lo reconocieron.

—¡Oh, ahora que lo pienso, yo también vi la pulsera! Hablé de ella cuando la señorita Aria entró en la mansión. Tiene una forma extraña, por lo que es notoria.

—¡Estuve ahí también! Dijo que era un brazalete del príncipe heredero. La vi poniéndolo.

Eran las señoritas que habían sido sarcásticas la pulsera de Aria cuando llegó a la mansión.

—¿Por qué está en la mano de Mielle si estaba en la muñeca de Aria hasta que entró en la mansión? Ella dijo que salió de inmediato, pero ¿cuándo lo dejó? Además, ¿cómo dejó caer el precioso brazalete que le dio el príncipe heredero? ¿Le pasó algo para que tuviera que salir de la mansión a toda prisa?

Todos esperaron su respuesta porque cuanto más lo pensaban, más probable era que Aria estuviera en desventaja.

—Señorita Aria, ¿perdiste la pulsera que te había dado? —preguntó Asher con una cara de pesar.

—¡No puede ser! Mielle… no sé de qué estás hablando… Esa no es mi pulsera —respondió Aria, colocando una expresión de confusión.

—Este tipo de pulsera no puede ser común. ¿No es tuya? Mucha gente la ha visto. ¡Estoy segura de que lo dejaste caer en el pasillo! ¡Ni siquiera saliste directamente! ¡Es inútil mentir! —Como esta vez era cierto, Mielle levantó la voz.

Así que Aria levantó el brazo con una mirada que parecía bastante injusta.

—¿De qué estás hablando, Mielle? ¡La pulsera que su alteza me dio está en mi muñeca…!

En la esbelta muñeca que Aria levantó tanto como pudo estaba abrochada una pulcera igual a la que Mielle tenía en la mano. Era el regalo de Asher.

¿Cómo es que esa pulsera está de vuelta en su muñeca…? Los ojos de Mielle se agrandaron como si estuviera observando algo increíble.

—No sé de dónde sacaste esa pulsera, pero no me la quité del cuerpo ni por un segundo.

—Tal y como se esperaba. Incluso si quiere que la señorita Aria sea la verdadera culpable, ¿cómo se atreve a presentar la pulsera como prueba? Fue hecha especialmente para la señorita Aria, por lo que solo hay una en el mundo. Tengo curiosidad sobre el origen del brazalete que tiene la señorita Mielle —ayudó Asher, colocándole peso a la mentira de Aria.

La cara de Mielle se congeló por su tono, el cual parecía acusarla de hacer una falsificación para convertir a su hermana en una criminal.

—¡Es realmente la pulsera de esa mujer superficial!

Estaba claro que el accesorio se cayó antes de que ella se escapara con el príncipe heredero, que apareció de repente. Mielle quería continuar con su afirmación, pero Frey también estaba del lado de Aria, por lo que, lamentablemente, sus palabras fueron denunciadas como falsas.

—Ya veo. Sobre la pulsera que dice la señorita Mielle… parece que la señorita Aria no la perdió y la guardó, pero… está bien… ahora. Revisaré las dos pulseras y haré un juicio justo en función de su afirmación.

Las palabras de Frey para juzgar con justicia fueron muy frías. La fuerza de Mielle desapareció de sus piernas y se derrumbó en su asiento. Finalmente, Isis, que había visto su comportamiento vergonzoso, se levantó de su asiento y salió de la sala del tribunal. Caín también apretó los dientes al ver a su hermana que decía tonterías.

La audiencia permaneció en silencio ante Mielle, que había tratado de condenar a Aria con pruebas falsas. Mientras tanto, Mielle empezó a dudar, agitando las pestañas a la vez que pensaba en la situación.

¡No me digas que tenía dos…!

Llegó a la conclusión de que podría existir otra. Si fueran amantes, normalmente podrían haber compartido los adornos juntos.

No, es una forma única de pulsera, pero no parece muy cara y la calidad no es buena, por lo que podrían decir que se ha hecho especialmente, cuando en realidad compraron otra. ¡Podría venderse a granel en algún lugar fuera del país!

Mielle, cuyo corazón tenía prisa, se atrevió a preguntarle al príncipe heredero si estaba mintiendo. Era imposible para una persona cuerda hacer eso, pero había enloquecido en este momento.

—Su, alteza, ¿no le dio a mi hermana una nueva pulsera…? ¿O no le dio a mi hermana la pulsera extra que tenía…?

—¡Eres una mujer impertinente! —frunció el ceño Asher. Las damas, entendiendo que había ido demasiado lejos, la miraron con atención, y comenzaron a arrepentirse un poco.

—No importa cuán hostiles sean, ¿cómo puede hacer comentarios cuestionando al príncipe heredero en su cara?

—¿Estás diciendo que fabriqué evidencia para salvar a mi pareja? ¿Sin pruebas? Si realmente le di a Aria otro brazalete, ¿cómo lo confirmarías? ¿Puedes asumir la responsabilidad de lo que dices?

—¡Bueno eso es…!

Esta vez, Mielle se quedó sin habla con la burla de Asher, y colocó una mueca de desprecio. Había pensado que sería sencillo ya que tenía varios testigos y pruebas, ¿pero por qué diablos estaba pasando esto? ¡Todo había sido perfecto! Incluso tenía la prueba irrefutable de que Aria había estado en la mansión en el momento en que el conde cayó por las escaleras, por más que ella no hubiera sido quien lo tiró.

Las lágrimas comenzaron salir de la injusticia. Todos los que habían creído en sus palabras le habían dado la espalda, y sintió como si la estuvieran ahogando mientras evitaban sus ojos.

—¡Mi hermana realmente empujó a mi padre…! Todos habéis visto… ¡a mi hermana que empujó a mi padre al borde de las escaleras tan fuerte como pudo…!

Aunque todos dudaban que dijera la verdad, ella insistió una y otra vez que Aria había empujado al conde. Su voz era entrecortada y sus labios temblaban, pero no se rindió al intentar condenarla.

Sin embargo, era un argumento inútil que ya no merecía la pena escuchar. Entonces, cuando ya nadie escuchaba, la cara de Mielle se puso blanca como una hoja de papel, y parecía a punto de caerse. Por el contrario, solo había aumentado la simpatía por Aria.

—¿Por qué…? ¿Por qué todos me ven así?

La voz de Mielle se volvió borrosa por el resentimiento. De hecho, los lugares de las hermanas parecían haberse invertido. Era el momento que Aria, que había regresado al pasado, esperaba tanto.

—Mielle… ¿Por qué debería empujar a mi padre por las escaleras? No creo que obtenga nada de hacer eso…  —dijo Aria mientras exprimía las lágrimas para conseguir lástima, y la condesa que estaba sentada a su lado comenzó a sollozar un poco.

A diferencia de Aria, que estaba hecha de falsedad, era una lágrima genuina. También eran las lágrimas de una mujer frágil que había estado sufriendo sola.

La audiencia vio a Asher consolando a las pobres madre e hija, y a Mielle, quien constantemente hacía afirmaciones que solo se consideraban falsas. El estigma de ser una mujer malvada se trasladó de Aria a una nueva persona, y la sentencia era casi obvia.

—¿Es así? —preguntó Frey, escribiendo algo en el documento. No tenía un tono interrogativo, sino aburrido. Era claro que el argumento de Mielle ni siquiera valía la pena ser escuchado.

Mielle se tragó el aliento cuando sintió las miradas penetrantes en ella.

No dejaría que las cosas terminaran así. ¡Era el fin del severo castigo y el estigma de ser una mujer malvada! Este final era perfecto para Aria, la verdadera mujer malvada, ¡una perra sucia y humilde!

—¡Alguien, alguien, por favor, ayúdeme!

Su hermano, que estaba a su lado y a quien Mielle le pidió ayuda, tenía los ojos en el suelo. Se había dado cuenta que no tenía posibilidad de salvarla. Con el poder del conde interino ahora que el conde estaba en coma, entendió que quien sería castigada no sería la hermana que le robó el corazón.

El agente solo se secaba el sudor de la frente porque no tenía ningún argumento para ella, que balbuceaba constantemente. Tal vez se estaba arrepintiendo de aceptar este trabajo; no lucía que estuviera de su lado Además, las señoritas con las que solía tener conversaciones dulces le dieron la espalda. Los testigos, Median y Wendy, también evitaron su mirada.

—¡Eso, eso…! —tartamudeó mielle. Sus ojos verde claro se llenaron de lágrimas. Sus labios temblaron para poner excusas, y el asiento donde Isis se había sentado estaba frío. Su partida significaba que Oscar también podría dejarla.

Ya ni siquiera tengo un padre que me proteja, así que, ¿qué hago…?

Maru
No sé, tal vez no haberlo empujado por las escaleras.

Sharon
En su defensa, fue una buena idea. Lástima que sólo piensa dos pasos adelante cuando Aria le lleva ochenta :v

La mirada de Mielle, que estaba a punto de perderlo todo, estaba al otro lado de la corte. Su frente, que estaba manchada de sudor frío, se calentó al ver a una madre y una hija que confiaban en Asher. Todo fue por el príncipe heredero, que de repente apareció y desapareció con Aria.

El príncipe heredero que de repente apareció como una visión y desapareció con Aria.

No quería mencionar eso porque no podía involucrar al príncipe heredero en el asunto, pero actualmente no estaba en condiciones de ocultarlo más. Entonces, aunque sabía que no era inteligente mencionarlo, su boca se abrió por su cuenta.

—Bueno, ahora que lo pienso, ¡vi al príncipe heredero en la mansión…!

—¿Yo?

—Su alteza… Su alteza desapareció con mi hermana, ¡que cayó al suelo! ¡Apareció de repente! ¡Como una visión!

—Ja… realmente solo dirás cualquier cosa, ¿no es así?

Mientras se reía en vano como si estuviera desconcertado, Mielle buscó el consentimiento de las jóvenes que se habían convertido en testigos.

—E-Es eso, ¿verdad? ¿Señorita Median y señorita Wendy?

Fue extraño que rompiera a llorar mientras caminaba por un camino irreversible.

—¿Verdad?

No había forma de afirmarlo. No había nadie en el mundo que pudiera volver a bordo de un barco que ya se había hundido. ¿Y apareció como una visión? ¡Qué mundo tan extraño era este!. Así que negaron con la cabeza, y Mielle gritó y se echó a llorar. Había pasado mucho tiempo desde que su cuerpo colapsó debajo de la silla.

Nadie la apoyó. El estado de Mielle era muy extraño y temían que el príncipe heredero los vinculara erróneamente y los castigara.

—¿Por qué, por qué…? ¿Por qué no me creen? La vi. Realmente la vi… ¡Por favor, alguien…!

Asher, quien chasqueó la lengua ante el grito que sonaba en la corte, le preguntó a Frey por su estado psíquico.

—¿Estado psíquico?

—Creo que está bastante loca. Ella no hablaría así si estuviera normal. Mire su condición ahora.

—Ciertamente… es extraño —concordó Frey, y Aria, que estaba algo roja por las lágrimas, dijo:

—Creo que tendrá que comprobar el estado psicológico de las jóvenes que estaban en la mansión. Al parecer, yo no estaba allí, pero seguían diciendo que me estaban mirando. ¡Ah! Ahora que lo pienso… 

La curiosidad de la audiencia se derramó sobre Aria, quien abrió mucho los ojos como si hubiera pensado en algo.

—Quizás fue una fiesta diferente a una fiesta del té. De lo contrario, no pueden tener un recuerdo extraño como grupo… Escuché que aparentemente, se quedaron en la mansión hasta altas horas de la noche, pero es extraño que chicas menores de edad hayan estado de fiesta tan tarde…

Sharon
Cielo santo bendito, no me digan que está sugiriendo lo que creo que está sugiriendo

Mientras miraba a Aria, que seguía hablando con cuidado, Asher mencionó la palabra “alucinógeno”. No era difícil de obtener porque se consumía en secreto entre algunos nobles.

Por supuesto, el castigo era estricto porque empobrecía la mente y el cuerpo, pero no era fácil atraparlos, y no se intentaba porque la familia imperial tenía poca autoridad.

Pero ahora… La situación era diferente desde que recuperó la autoridad de la familia real con Aria a sus espaldas. El mero castigo de las niñas sería suficiente con unas pocas instrucciones, como ahora.

—Cuando termine el juicio, tendré que pedirles que investiguen primero.

Incluso antes del final de su discurso, muchas de las jóvenes, que fingían no saber nada, expresaron su sorpresa, tragándose el aliento o dejando caer sus abanicos. Algunas incluso intentaron expresar sus opiniones.

—Eso no es cierto en absoluto.

—¡Su alteza! ¡No puede ser! ¡Si alguien bebió un alucinógeno, serían la señorita Median y la señorita Wendy, quienes vieron a la señorita Aria!

—¡Así es! ¡No tengo nada que ver con eso! ¡Solo he visto a la señorita Aria entrar en la mansión! Es cierto, ¿no?

Median y Wendy, quienes fueron acusadas ​​de tomar alucinógenos, también comenzaron a dar excusas desesperadas.

—Ahora que lo pienso, ¡no creo que haya visto a la señorita Aria!

—¡Bueno, yo tampoco! Solo vi el cabello de alguien rubio. ¡Creo que por eso la confundí con Aria! Si no estaba en la mansión, ¡debe haber sido otra persona!

—¿Estás diciendo que cometiste un error porque viste a alguien con cabello rubio?

—¡Sí, sí! ¡Parece ser que cometí un error! —respondió Wendy, asintiendo con fuerza ante su pregunta.

—Otras personas con cabello rubio presentes… Sólo había una. ¿Realmente viste a alguien rubio?

Wendy se dio cuenta de a quién había vendido para evitar la situación y, con la palma de la mano en la boca, se tragó el aliento. El grito de Mielle llenó toda la estancia. La comisura de la boca de Aria, que estaba mirando todo, subió un poco. La situación resultó mejor de lo que pensaba.

—¿Quieres decir que alguien con cabello rubio empujó a mi padre…? —preguntó con expresión sorprendida. Sus ojos enrojecidos se veían muy tristes por alguna razón. Parecía que estaba afligida por la situación y por su padre.

—¿Si…? ¡Eso, eso es…!

Wendy, quien fue señalada por su boca apresurada, dudó en responder. Si hubiera dicho que había juzgado mal, habría estado bien, pero la interrogaron porque había mencionado que vio a alguien que era rubio.

—¿Señorita Wendy…?

—Por favor, dime lo que sabes.

—Eso es…

Dudó durante mucho tiempo, pero pronto no pudo evitarlo y asintió levemente con la cabeza. Todos los ojos se volvieron hacia Mielle.

—Eso no puede ser, ¿verdad? ¿Por qué me miran? —respondió Mielle con una mueca, habiendo dejado de llorar. Era una cara que nunca antes le habían visto. Nadie la mencionó, pero estaban convirtiéndola en el verdadero criminal.

La cantidad de aristócratas rubias era bastante alta, pero en el momento en que el conde se había caído por las escaleras, la dama de cabello dorado en el tercer piso era solo Mielle. Lo negó rotundamente, pero alzó la voz hacia ojos que no le creían.

—¡No seas ridícula! ¡Estoy seguro de que la viste!

—Mielle…

Caín, que sabía que la verdadera culpable era Mielle, cerró los ojos en silencio y bajó la mirada. Toda la evidencia circunstancial apuntaba a su hermana como la culpable, por lo que no podría abrir la boca de otra manera.

Además, si decía algo incorrecto, sería acusado como Mielle. No podía abrir la boca porque parecía que el príncipe heredero había decidido arrinconar a Mielle.

—¿Viste la cara? —preguntó Frey, y Wendy, que se giró hacia Mielle, negó con calma. Incluso si no lo decía, se podía adivinar quién era la criminal. Sin embargo, eso no significaba que su crimen desaparecería.

—Ya veo. Eso significa que enmarcaste a la señorita Aria que tenía el pelo rubio y una sombra tenue. El primer testimonio que dio dijo que vio claramente quién bajaba las escaleras.

—Eso es…

El perjurio era una acusación grave. Muchas personas fueron encarceladas por hacer declaraciones falsas a pesar de que lo sabían. Se debía a que el testimonio era la mayor contribución a un juicio.

Incluso en casos leves, la acusación era grave, pero hicieron las declaraciones falsas en un caso de intento de asesinato que podría arruinar la vida de una persona. Aunque la corrección se hizo más tarde, era obvio que sus intenciones eran altamente maliciosas, por lo que estaba claro que no podían evitar un gran castigo.

Se consideraría si hubieran cometido perjurio por circunstancias fuera de su control. Sin embargo, Median, que estaba al lado de Wendy, estaba temblando y aterrorizada.

—¡La verdad es…! ¡No dije eso porque quisiera! —gritó, levantándose de su asiento aterrada. Al ver su expresión asustada, la cara de Mielle se enfrió. No la dejaría ir si pronunciaba una palabra más.

—¿Qué significa eso? —le preguntó Frey, mirándola. Median estaba asustada. Miró a Mielle y vaciló, pero luego continuó hablando—. Es… es lo que la señorita Mielle me dijo que dijera, ¡así que me vi obligada a…!

—¿De qué estás hablando? —gritó Mielle, saltando de su asiento—. No digas tonterías.

Median se agachó y tembló. Wendy, a su lado, estaba tan aterrorizada que empezó a llorar.

Aria estaba asombrada de que las dos pudieran traicionar a Mielle. Se tapó la boca con mano y la condesa puso los ojos en blanco como si fuera a desmayarse.

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