¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 72: La melancolía del Primer Ministro (4)

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


Al fin pude decírselo a mi hija.

Cuando mi hija salió de la habitación, respiré aliviado por haber cumplido con mi deber de padre.

La “etiqueta entre hombres y mujeres” que se transmite en nuestro país.

Lo que normalmente debería ser impartido antes de su debut social, lo he mantenido oculto hasta ahora. Una vez que le dijera tal cosa, mi hija, que no quería casarse con la realeza, encontraría rápidamente un hombre adecuado, es lo que había pensado, y mi juicio parecía correcto.

En realidad, incluso sin conocer la etiqueta, mi hija tomó medidas firmes y encontró un hombre espléndidamente.

Nunca hubiera pensado que sería Su Alteza el Príncipe Heredero.

El resultado fue magnífico, no, el mejor, pero un paso en falso y podría haber sido el peor resultado para mi hija.

Incluso ahora me entran sudores fríos al pensar en ello.

Ahora que lo pienso, cuando mi hija se enteró de la “etiqueta entre hombres y mujeres” puso una cara muy complicada.

Ella ya lleva la “Flor Real” en su cuerpo, y ha recibido el afecto de Su Alteza muchas veces, así que pensé que no había problema con su conocimiento de la etiqueta, pero podría ser diferente.

Tal vez, mi hija volvió a meter la pata de alguna manera.

No… como era de esperar, ese no debería ser el caso. 

De lo contrario, no sería tan querida por Su Alteza.

Seguramente, mi hija lo hizo bien sin saberlo. Ella no hizo nada extraño… quiero creer que no lo hizo.

No tengo nada que decir, mientras la ceremonia de boda de mi hija termine como está previsto.

—Viejo, estoy entrando.

Mientras estaba profundamente conmovido, resonó un golpe, y antes de que contestara, mi hijo entró en la habitación.

—Alex, así no tiene sentido llamar a la puerta.

—No, está bien, fue el viejo quien me llamó. Entonces, ¿cómo fue? ¿El viejo encontró algo?

Cuando suspiré hacia mi hijo, que hablaba con su habitual tono áspero, noté que sonreía.

—Qué, parece que no te gusta que hable así… lo entiendo. Pues entonces, padre.

Se enderezó y se arrodilló.

Cuando levantó la cara, su expresión cambió.

Mi hijo es tan hábil como siempre. 

—He hablado con Lidi, pero no he encontrado nada. Parece que esconde algo, pero no parece que quiera hablar. Eso es todo por mi parte, pero por parte de padre…

—Entiendo… Es suficiente.

Con un gesto, detuve a mi hijo que informó con suficiencia.

No lo llamé para una cosa tan trivial.

—Lidi desconfía de mí… Por más que la interrogue no quiere confesar. Por eso te hice ir.

—También intenté engañarla haciendo varias preguntas capciosas… pero fue inútil.

Mi hijo, que respondió, también frunció el ceño, y negó con la cabeza.

—Aun así, ella será la futura reina. Es impensable, pero espero que no haya metido las narices en algo peligroso.

—No parecía ser así. Se le notaría inmediatamente en la cara. Ella ciertamente está ocultando algo, sin embargo, no parece particularmente peligroso, ¿de acuerdo?

—¿Cómo se coló entre la seguridad de Su Alteza?

—Intenté preguntar, pero ella no tenía ganas de contarlo. Realmente, ¿cómo lo hizo sin usar a nuestra agencia?

Me había sorprendido cuando me enteré por mi hijo…

El otro día, parece que Su Alteza estableció una estricta seguridad para no dejar ir a mi hija, pero, de alguna manera, se escabulló de todo y volvió fácilmente.

Me gustaría saber qué truco utilizó, tanto como su padre como por ser el Primer Ministro.

—Eso es porque su obstinación no pierde con la tuya.

Una vez que se decide, nunca se dará por vencida.

Ya sé que no retrocederá ni un paso, aunque la cuestionen. Hace poco nos peleamos.

En ese momento, me enfurecí, pero ella se puso terca y apenas me hablaría si no fuera por la intervención de mi esposa. Eso fue doloroso. No quiero volver a vivirlo.

Pensando así, quise evitar, por todos los medios, los métodos de fuerza, así que me incliné por investigar la situación de forma pasiva.

Aunque puedo tomar cualquier medida fríamente si el oponente no es mi hija, creo que los padres son criaturas verdaderamente miserables.

—Viejo, eres demasiado indulgente con ella.

—Tú eres igual…

Mi hijo es igual de indulgente con mi hija.

Sin recurrir a sacarle información a la fuerza, vino a refunfuñar.

—Oye, ¿qué vas a hacer con el permiso de Lidi para salir?

—No tiene sentido encerrarla si puede escapar de la seguridad de Su Alteza. Además, casi siempre, Lidi ha estado yendo a la ciudad del castillo. Incluso si se mueve libremente, podemos seguirla fácilmente.

—Sí. Entonces, aumentaré la seguridad de Lidi. Últimamente, cada vez que entra en la ciudad, se deshace de su seguridad. Si tuviéramos dos personas de guardia, eso no pasaría.

Incliné la cabeza al escuchar la historia de mi hijo. ¿Sacarse de encima a una persona de nuestra agencia? ¿Lidi?

No me lo habría esperado. 

—¿Lidi lo hace a propósito?

—Extrañamente, no parece ser el caso. Antes de que él se diera cuenta, ella desapareció haciéndole esperar en la puerta del pueblo, y luego, de repente, parece haber vuelto por la noche.

Esta historia, normalmente increíble, me hizo recordar su charla sobre el mago.

—Es razonable pensar que es una obra de algún tipo de arte mágico. El mencionado mago, tal vez…

—Supongo.

Al ver que mi hijo estaba de acuerdo, me sujeté la barbilla y pensé.

Un mago con la capacidad de anular cualquier hechizo. No esperaba que una persona tan capaz estuviera en esta ciudad, pero, aparentemente, mi hija logró establecer conexión con esa persona.

Y según la historia de Alex, ese mago parece existir de verdad.

El hombre de ojos rojos que mi hija rescató también está en mi mente, pero no se ha mencionado que se le haya visto desde entonces.

Mentiría si dijera que no siento curiosidad por su identidad, pero como no se puede descubrir nada, lo dejé en paz por ahora.

Primero me concentraré en lo que es seguro. Debo localizar al mago.

—Rastrearlo de alguna manera y averiguar su existencia. Quiero acorralarlo antes de que se vaya a otro país.

—Entiendo. Les diré que no la pierdan de vista.

Mientras mi hijo asentía con firmeza, añadí un dato más.

—Ahora estamos en un período de tensión diplomática. Tengan cuidado con lo que hacen.

—¿Diplomáticamente? ¿Viene alguien?

Mientras afirmaba, mis cejas se fruncieron. Recordé el momento en que había llegado el mensaje.

Una persona verdaderamente molesta, mientras estamos ocupados con los preparativos de la boda.

—Creo que lo sabrás en poco tiempo. Se pusieron en contacto conmigo por la noche… El Príncipe Heredero de Sahaja va a venir aquí.

Al decírselo, mi hijo abrió la boca por completo.

Debe estar más que sorprendido al escucharlo. Lo comprendo.

Cuando llegó el mensaje, incluso como Primer Ministro, me quedé sin palabras por un momento.

—¿El príncipe heredero de Sahaja? ¿Ah? ¿Por qué razón?

—Si hemos de creer las palabras de la otra parte, es para la felicitación del compromiso. Qué poca vergüenza. Solicitaron la presencia de Lidi.

—¿Ahh? ¿Está cuerdo ese Príncipe Heredero? Para ellos, somos un país enemigo. Que venga me molesta.

Estoy de acuerdo. Por eso hay un alboroto.

Aunque sea más o menos por relaciones diplomáticas, ese país está mirando constantemente los territorios de nuestro país, a pesar del armisticio.

¿Vendría el príncipe heredero de ese país expresamente a felicitarnos por el compromiso? Impensable. 

Debe haber algún propósito, pero…

—El propósito es desconocido. Sin embargo, no podemos dejar la impresión de que nuestro país está abierto al ataque. En el peor de los casos, podría venir con una declaración de guerra.

—Woah, que problemático.

Le informé de la agenda del príncipe heredero de ese país a Alex quien puso cara de disgusto.

Mi hijo, que estaba asintiendo mientras escuchaba, frunció los labios, pareciendo que le molestaba.

—En el día de la fiesta nocturna, organizada por el Palacio Real, la audiencia se celebrará durante el día. Como tienes que estar presente en la fiesta nocturna, no te desconcentres.

—Lo tengo…

—Hasta ahora, no ha aparecido mucho en público, pero este es el príncipe heredero de Sahaja. No hay que ser demasiado precavido.

Mientras mi hijo asentía en silencio, yo también le devolví un asentimiento.

Aparece un asunto problemático justo cuando se acerca la boda de mi hija.

No podemos dejar que cause problemas. Tenemos que asegurarnos de que el Príncipe Heredero de Sahaja vuelva a casa sin problemas, cueste lo que cueste.

—Si es posible… no quiero que se encuentre con Lidi.

—Ah, yo también lo creo.

La persona misma no se da cuenta, pero mi hija sólo acaba trayendo problemas.

Si esa hija mía y el príncipe heredero de Sahaja se encuentran…

Sinceramente, solo tengo una premonición desagradable.

Junto con mi hijo suspiré, mi hija es la mayor fuente de dolores de cabeza.  

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