Traducido por Lucy
Editado por Ayanami
—Woah, qué escena de lucha…
Freed se acercó antes de que me diera cuenta y detuvo con facilidad la mano que intentaba atrapar a mi hermanita.
Sus ojos miraban fijamente al Príncipe Heredero Maximiliano.
La forma en que puso a mi hermanita detrás de él es, hasta cierto punto, correcto como su prometido.
Mi hermanita también parecía aliviada y se escondió de forma obediente detrás de la espalda de Freed.
Pero, con el aire explosivo alrededor de esos dos, la conmoción también surgió entre las personas en los alrededores.
El otro Príncipe Heredero estaba incitado por completo. No importaba lo que pasara, era malo.
Con tal sentimiento, pensé que tenía que ir, pero el otro Príncipe Heredero se movió primero.
Bajó el brazo y apeló a que no había tenido mala voluntad.
Al ver esto, Freed también soltó su brazo y apagó el aura amenazante.
Tras un calmado intercambio de palabras, el Príncipe Heredero Maximiliano le dio la espalda a Freed.
Luego, junto con el duque Pellegrini, que lo cuidaba, abandonó el lugar.
Pero justo cuando se iba, volvió sus ojos hacia mi hermana pequeña solo por un momento.
«Oi, oi, oi… ¿No es malo…?»
La mirada dirigida a mi hermanita.
Era por completo diferente a las juguetonas de antes, era seria… y en extremo peligrosa.
Lo entiendo porque somos compañeros.
Esos son… los ojos de un hombre que encontró una presa.
«Di lo que quieras, ella llamó su atención…»
Golpeada por esa mirada, mi hermana pequeña se aferró a su prometido asustada.
No lamento que ella recoja lo que sembró, pero no se podía dejar así.
Cuando el príncipe heredero Maximiliano se acercara en serio, habría, con absoluta certeza, un revuelo.
Freed calmó a mi asustada hermanita.
«Por qué solo puedo verlo como un coqueteo… incluso como su hermano mayor.»
Freed dijo algo, y al oírlo mi hermanita movió la cabeza en un pequeño reconocimiento.
Juntos fueron a despedirse del Rey y se retiraron a los aposentos reales. Una vez confirmado esto, murmuré solo.
—Ah… ya veo, después de todo, no tiene ganas de mandarla a casa.
Había preparado un carruaje por si acaso mi hermana pequeña planteaba volver a casa, pero Freed se la llevó sin rechistar. Era probable que lo hubieran arreglado de antemano.
Predije este desarrollo, más bien, era demasiado esperado.
Cuando los tres causantes se marcharon, el peligroso ambiente que se respiraba en la sala de banquetes se calmó, y volvió la brillante atmósfera, propia de las fiestas nocturnas.
—Oi…, ¿está bien?
—Ah, Will…
Con los culpables desaparecidos, mientras me sentía aliviado, Will me llamó.
Vestido con ropa de fiesta de noche, no parecía el Comandante de la División de Magos de este país.
Mientras me llamaba con una voz preocupada, me acercó una copa de vino en su mano.
—Bebe… Tienes un aspecto horrible.
—Ah… estoy salvado.
Me lo bebí de un trago y tomé aire.
«El alcohol fuerte sienta bien». Al final pude recuperar el aliento.
Entonces me di cuenta de que su hermano pequeño, que debería estar con él, no se veía en ninguna parte.
—¿Qué pasó con Glenn…?
—Él está a cargo de la seguridad hoy. No hay ningún problema, ya que de la casa ducal estamos participando mi padre y yo.
—Ah, ahora que lo pienso, es así.
Cuando se trataba de fiestas nocturnas importantes, como aquellas a las que asistía un príncipe heredero extranjero, el propio comandante de la Guardia Real se encargaba de la seguridad. Si Glenn fuera el hijo mayor sería diferente, pero es el segundo.
Por lo cual podía dar prioridad a su deber como comandante de la orden caballeresca.
Cuando me convencí, Will sonrió con amargura y habló.
—Estuve mirando, pero… cómo decirlo, fue terrible.
—Bueno, sí.
Debe ser por el intercambio de dos Príncipes Herederos que se acababa de producir.
Con una débil inclinación de cabeza, Will me invitó a ir a una esquina sola. Un lugar con poca gente era mejor para hablar.
—Terrible, o mejor dicho, el príncipe heredero Maximiliano se peleó con Freed.
—¿Qué quieres decir?
—Ese Príncipe Heredero aparentemente le tomó gusto a Lidi. Parece que se le insinuó durante el baile, Freed se enfureció.
—¿Qué?
Le hice un gesto con la mano para calmar a Will, que entrecruzó las cejas.
«Ahórrame el pasar por este tema otra vez.»
—No pasa nada. Freed no dejó a ese tipo. Salió en el momento perfecto… por eso el alboroto de hace un momento.
—Ya veo.
—En cuanto al príncipe heredero Maximiliano, al principio solo parecía que se burlaba, pero… la cosa no pinta bien.
Will abrió mucho los ojos al escuchar mis palabras.
—De ninguna manera… sugirió una aventura.
—“Aventura…”. Esa no era una cara de enamorado. Era un rostro como si hubiera encontrado una herramienta útil para él… Lidi parecía odiarlo, mientras este Freed, creo que no hará nada imprudente.
—Por supuesto que no lo hará… Buen trabajo terminando con seguridad.
—Parece que el Príncipe Heredero Maximiliano bajó las armas primero. Como era de esperar, esos dos no causarían problemas en un lugar así. Me han salvado.
Con estas palabras, la ansiedad me invadió.
Pero… la expresión que el Príncipe Heredero Maximiliano mostró al final.
Era una cara que decía que siempre obtenía a la presa que eligió.
Era imposible que se quedara callado.
Pensando que, en el peor de los casos, una guerra podía ocurrir de nuevo en poco tiempo, solo pude sentirme deprimido.
—Esa Lidi… Qué debo decir, ella llamó la atención de un tipo problemático.
—Mientras Su Alteza esté allí estará bien… Luego estoy yo. Si hay algo que pueda hacer, dímelo. Si es por ella, no escatimaré esfuerzos en cooperar.
Como Will insistió con fuerza, pensando que era el mismo de siempre, de forma inconsciente derramé palabras.
—Deberías haberle dicho esa frase a Lidi, aunque fuera una vez.
Si hubiera dicho eso, hasta esa hermanita tan aburrida se habría dado cuenta del amor inocente del hombre que tenía delante.
Así lo pensé, pero a cambio Will bajó los ojos con tristeza.
—He dicho palabras similares una y otra vez… Pero, parece que Lidi no lo entendió.
Me quedé sin palabras. «¡¡No darse cuenta cuando te han dicho tanto, mi hermana pequeña no tiene remedio!!»
Si es así, este hombre de verdad es lamentable.
—Qué puedo decir… lo siento.
—No…
Sintiéndome más que arrepentido, me disculpé como su hermano mayor.
Me dieron ganas de salir corriendo, ya que parecía que le había abierto las heridas a Will.
Mi mirada vagaba de un lado a otro, queriendo hacer algo con este aire incómodo, cuando en medio del salón del banquete vi a un joven desconocido que traía el marqués Muller.
—Hey… oi. ¿No es ese el rumoreado cantante?
—¿Nn?
Cuando saqué el tema que parecía correcto, Will levantó la cara.
—Ah… he oído hablar de él a mis subordinados. Creo que canta canciones inusuales.
—Eso parece. Supongo que no es solo un asesino de mujeres.
Al notarlo, todas las mujeres de la sala se volvieron ruidosas.
El joven traído por el marqués Miller, que tenía la misma edad que mi viejo, era un hombre apuesto, con el cabello negro como el carbón, en sus veintes. La agradable falta de despilfarro en su conducta, unida a su aspecto refinado, le hacía parecer un noble.
Llevaba unas gafas de montura negra que le daban un aspecto un tanto estirado y una ropa poco convencional de color negro intenso.
Era la ropa formal de un país extranjero.
Su chaqueta americana negra de un solo pecho con botones en la cintura compartía el mismo color negro que su corbata, sus pantalones tenían forma recta. Era un atuendo sencillo y pulcro, pero me pareció que parecía ropa de luto.
Una vez que conseguido el permiso del Rey, el marqués Muller comenzó la presentación de dicho hombre.
Venía de un país lejano. Mientras alababa la música de su ciudad natal, el marqués contó con elocuencia la historia de sus viajes.
—Su nombre es Sion. Sion Seth Éventail.
Incliné la cabeza ante el nombre que resonaba.
Éventail. Un nombre utilizado en el norte de Tarim.
Pensando que era de allí, lo observé una vez más.
Pero, en ninguna parte de su cara se veía la cicatriz de la frente característica de la gente de Tarim.
La herida que se les hacía a los hombres al nacer y de la que la gente de Tarim debía presumir.
Que no estuviera allí era una prueba indiscutible de que no era de allí.
Ahora que lo pensaba, era alto. Parecía bastante diferente a la mayoría de la gente de Tarim que son bajos y robustos.
Mientras pensaba en lo que significaba, con el permiso del Rey comenzó a cantar de forma tranquila.
Mi cuerpo se puso rígido ante esa canción.
Mi corazón latía con fuerza.
Estaba demasiado sorprendido para hacer un sonido.
Pero, solo pude mirar sin apartar la mirada a la persona que cantaba.
Will, a mi lado, murmuró con admiración.
—Ciertamente, es una canción que nunca había escuchado. Es inusual. ¿Sabes de dónde es?
—No…
Con una voz ronca respondí lo mejor que pude.
No podía decir nada.
Porque, lo sé. Lo sé.
Esta canción ciertamente no existía en nuestro país.
Era natural que todo el mundo sintiera curiosidad.
Si es así, por qué la conozco.
Es porque la he oído, eso es todo.
Así es. Mi hermana pequeña la cantó una vez en el pasado.
A solas bajo un cerezo en la mansión, mientras miraba las flores en plena floración con una cara indescriptiblemente desgarradora, la cantó, poco a poco, para sí misma.
Preocupado porque mi hermana pequeña, siempre demasiado animada, pusiera una cara de pena, le pregunté qué canción era y qué significado tenía. Pero, por más que le pregunté, mi hermanita no respondió.
Se limitó a negar con la cabeza con una impropia sonrisa fugaz.
La apariencia de mi hermanita así, fue tan memorable que recordé la canción que había escuchado una sola vez.
Por eso, lo sé.
Lo que está cantando el hombre que está frente a mí es lo mismo que mi hermanita en ese momento.
—¿Alex?
A mi lado, Will tenía una cara de desconcierto, pero no podía responder.
No pude hacerlo.
Quería interrogarlo de inmediato.
Aun así, entendía que no tenía ningún sentido hacerlo.
Lo mire como lo mire, el hombre que tenía delante y mi hermana pequeña eran unos completos desconocidos, no deberían conocerse.
Desde el principio, comprendí que no obtendría la respuesta que quería.
Aun así, las sospechas se desbordaron una tras otra.
«Oye, ¿por qué…?»
«¿Por qué conoces esta canción?»
«¿Por qué cantas esta canción?»
«¿Por qué… la cantas con la misma cara que mi hermana pequeña?»
«Y cantando la misma canción que ella… ¿quién eres?»
No parecía un simple plebeyo.
Una profunda inteligencia habitaba en esos ojos negros, sabía cómo cantar para hechizar al público.
Sentí que mi cuerpo se estremecía ante su voz llena de emociones desgarradoras.
El tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos, antes de que me diera cuenta la canción había terminado y los aplausos de todo el público resonaban. Hizo una elegante reverencia. Y salió con tranquilidad, como si nada hubiera pasado.
No pude llamarlo.
No tenía ni idea de qué decir.
Al final, no lo llamé, al joven llamado Sion, solo pude despedirlo.
Oh
Q interesante
Será también otro reencarnado
Me encantó
Muchas gracias