Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 7 – Capítulo 6

Traducido por Shiro

Editado por Meli


Li Xu Yan estaba orgulloso de que su padre concubino se encargara de la campaña de Xiyi. En todo el reino, ningún ger casado podía salir, ni hablar de luchar en el campo de batalla.

El amor de padre imperial por mi padre concubino es único e inigualable.

Li Xu Yan recordó al concubino Qi, cómo fue absuelto en el último instante y premiado con la asignación guardias imperiales que lo protegían.

¿Qué clase de sentimientos alberga mi padre imperial por él? Primero, aniquila a toda su familia, luego, lo mima en el Palacio Púrpura. ¿Qué espera conseguir? ¿Cómo afectará a mi padre concubino y a mí que ahora haya adoptado al sexto príncipe?

Preocupado, Li Xu Yan frunció el ceño. Entonces, vio al sexto príncipe entrar al estudio imperial con un nuevo bolso para sus libros, colocó sobre su mesa, uno a uno, plumas preciosas, tinta, papel absorbente y piedras de tinta.

Li Xu Yan caminó hacia él y señaló los moretones negros y azules en su mandíbula.

—Sexto hermano imperial, ¿qué te pasó?

Un día después de que se mudara al Palacio Púrpura, el sexto príncipe ejecutó a cuatro personas. Ese hermano, menor que él, no era cobarde, solo se escondía detrás de esa torpeza.

Expuso su verdadera naturaleza para ganarse el favor del concubino Qi, pero a juzgar por la mandíbula lesionada, el otro se había disgustado

Eso es bueno.

Gao Min, siempre le aconsejaba que no se apresurara a deshacerse de una persona fuerte solo porque se sintiera amenazado, ya que eso podría hacerlo perder un valioso ayudante. Lo mejor era primero intentar ganárselos, y si no lo conseguía, entonces podía atacar.

Valía la pena reclutar al sexto príncipe, tuviera o no talento, ya que era suficiente con que fuese el hijo adoptivo del concubino Qi. Este, inexplicablemente, se había ganado la confianza y el favor de su padre imperial, y eso hacía que Li Xu Yan se sintiera muy incómodo.

Li Xu Dong se cubrió la mandíbula y sacudió la cabeza.

—No es nada. Unos esclavos malvados me hirieron.

—¿Cómo puede un esclavo ser tan audaz como para lastimar la cara de un príncipe? —Li Xu Yan, obviamente, no le creyó. Suspiró y le instó—: Si llegase a tener alguna dificultad en el futuro, sexto hermano imperial puede venir al Palacio Celestial y buscarme a mí y a mi padre concubino. No le ignoraremos.

¿No me ignorarás? ¿En dónde estuvieron cuando me intimidaron en el pasado? Hay tantos príncipes sin madres ni padres concubinos en el palacio, pero ¿cuál de ellos ha recibido ayuda del concubino Gao? ¿No es así como gobernó los seis palacios?

Shiro
Estas son las edificaciones donde vivían las emperatriz y todas las concubinas y consortes en la Ciudad Prohibida, solo que los nombres de estas en la novela son ficticios.

Todos elogiaban al concubino Gao por su caridad, benevolencia y talento literario y militar, pero en su opinión, no era como lo describían.

Ni siquiera puede compararse con el dedo meñique de mi padre concubino, se burló en su interior, pero fingió sentirse agradecido.

Los otros príncipes y compañeros de estudio llegaron. Antes, nunca miraron en su dirección, pero ahora se apresuraron a saludarlo con entusiasmo. Todo se debía a que el concubino Qi lo había adoptado. Incluso si no tenía ninguna posibilidad de suceder el trono, su futuro seguía siendo brillante.

Además, como consecuencia del castigo que dio a los malvados esclavos, el emperador por fin notó la posición incómoda en la que otros príncipes se encontraban y comenzó a rectificar el palacio interior, dando a todos un poco de alivio, volviendo al sexto príncipe muy popular entre sus hermanos.

Li Xu Yan también era admirado, pero los halagos que le hacían eran falsos. Después de todo, la razón por la que se encontraban en posiciones incómodas se debía a su padre concubino. Hasta era posible que, en privado, lo odiaran hasta los huesos.

La familia del concubino Qi había sido aniquilada, su situación era muy trágica. Y aunque había recuperado el favor del emperador y el título de concubino, de hecho, era como si estuviese viudo, por lo que los príncipes y sus padres y madres concubinos no conseguían envidiarlo.

Li Xu Dong se percató de los cambios que trajo consigo su mejora en estatus, pero lo que los otros pensaran de él no le causaba alegría ni orgullo. Lo único que le importaba era no decepcionar a su padre.

Durante las clases prestó más atención y no se limitó a hacer las tareas asignadas por el maestro, sino que memorizó y estudió todos los documentos difíciles; apenas soltando sus libros y pinceles a la hora del almuerzo.

En ese momento, los asistentes aparecieron con las cajas de comida, pero el que representaba al Palacio Púrpura resultaba llamativo, ya que la que traía consigo era de cinco niveles y parecía muy pesada.

—¿Por qué tanto? —preguntó sorprendido Li Xu Dong.

—Esto fue preparado personalmente por el maestro, quien además dijo que su alteza tenía un gran apetito y que temía que una porción ordinaria no lo satisfaría —explicó el asistente con una sonrisa mientras desmontaba los niveles y los acomodaba de manera ordenada sobre el escritorio

Un rico aroma impregnó el aire y todos se giraron para ver.

—¿Padre concubino también sabe cocinar? —Li Xu Dong abrió los ojos con asombro.

Su padre concubino parecía débil, pero en realidad era muy fuerte. Había usado el látigo de forma tan refinada que jamás pensó que cocinara, y menos que cocinaría para él.

Li Xu Dong estaba encantado, aunque se sintió un poco tímido. En efecto, su apetito era varias veces mayor que el de la gente común, por ello, su castigo más temido era que sus sirvientes retuvieran sus comidas.

Cuando se mudó, no quería que el concubino Qi lo mirara con disgusto y trató de controlar su apetito, pero, de manera inesperada, igual lo descubrió.

Parece que el concubino Qi me está prestando más atención de lo que había imaginado, pensó y se sintió lleno sin haber comido; se sentía repleto de felicidad.

Con gran lentitud, comió todo, bocado a bocado, queriendo suspirar de satisfacción. En el pasado, debido al hambre, sentía débiles las extremidades, dificultando su práctica de equitación y tiro con arco por la tarde. Sin embargo, en ese momento parecía que tuviese fuerza infinita.

Después de clase, regresó deprisa al Palacio Púrpura. Detuvo sus frenéticos pasos cuando vio a la persona de pie frente al escritorio que jugaba con algunos pedazos de cartón.

Al ger lo bañaban los rayos del sol, su delicada piel lucía casi transparente, como la niebla, y daba la sensación de que podría disiparse con un ligero toque, desapareciendo para siempre, la simple idea hizo que el pánico se apoderara de Li Xu Dong.

—Padre concubino —llamó con urgencia, pero no consiguió decir más nada, sentía la garganta obstruida.

—¿Qué sucede? —Levantó la vista. Su voz sonaba perezosa, revelando su carácter libre y desenfrenado.

—Mi maestro me asignó una tarea, pero hay algunas cosas que no logro entender, padre concubino, ¿puedes ayudarme? —Li Xu Dong ocultó su pánico y, al azar, buscó una excusa.

—Tráelo, le echaré un vistazo. —Zhou Yun Sheng dejó el cartón y despejó un poco de espacio en el escritorio.

Li Xu Dong extendió el libro frente al otro y señaló algunas líneas de texto. Zhou Yun Sheng lo miró, sonrió levemente y dijo:

—¿Su Alteza de verdad no logra entender esto? —El sexto príncipe asintió—. Recuerdo haberlo visto anoche escribir notas acerca de esto en su cuaderno, y encontré sus ideas y opiniones bastante singulares.

Li Xu Dong quedó atónito, y sus orejas se enrojecieron. La noche anterior su padre concubino vio el cuaderno, no obstante, fue solo un segundo y aun así, memorizó todo el contenido.

¿Qué tan inteligente es? Si mi padre imperial no lo reprimiera, ¿qué tan deslumbrante sería su existencia? Todos dicen que el concubino Gao es sobresaliente tanto en artes literarias como militares, pero en comparación a padre concubino, ¡no es nada!

No entendía por qué su padre imperial, a quien nunca había conocido, favorecía al concubino Gao, tanto como para perjudicar a su padre concubino, que era la mejor persona del mundo. Sin embargo, era bueno que su padre imperial fuese tan ciego. Bastaba con que solo él supiera lo especial que era su padre concubino.

Meli
¡Ay! ¡No! Por favor, no me digan que el chamaco es el amante inmortal, juro que me da algo. ¿Shiro?

Zhou Yun Sheng ignoraba que la adoración del lobezno había llegado al punto de la ceguera y, tirándolo de la oreja, le preguntó:

—En el estudio imperial, ¿dices que no entiendes nada cuando el maestro te pregunta?

Li Xu Dong asintió con la cabeza. Para evitar ser más intimidado o explotado por concubinas y sirvientes, siempre ocultó su talento en su miserable vida diaria.

Pero eso había quedado atrás. El concubino Qi lo eligió sin poseer cualidad alguna y le hizo promesas hermosas. Incluso si descubriera que fingió y quería utilizarlo, él lo aceptaría. Solo le preocupaba no ser tan valioso como para poder ser explotado, no quería ser abandonado por su padre concubino.

—Eres quien eres. No tienes que esconderte detrás de la torpeza —instruyó Zhou Yun Sheng, soltándole la oreja—. Aunque yo, Qi Xiu Jie, ha caído en desgracia, protegerte sigue siendo algo sencillo. Recuerda, mi hijo puede ser tanto un villano como un santo, pero nunca un cobarde. ¿Y qué si eclipsas a Li Xu Yan? Si Gao Min y su hijo no pueden tolerarte, tengo muchas maneras de lidiar con ellos.

Aunque su tono era claro y ligero, Li Xu Dong sintió una poderosa fuerza, como si no existiese nada en el mundo que pudiese hacer que su padre concubino frunciera el ceño. Y que ese lado de sí mismo solo lo revelaba frente a él, para protegerlo. Eso lo inundó de alegría. Tiró del dobladillo de la ropa del otro y asintió con entusiasmo, sus ojos estaban ligeramente enrojecidos.

—No pongas cara de bueno para nada. Regresa y copia la lección cien veces. No puedes ir a dormir hasta que termines. En el futuro, pídeme ayuda solo cuando de verdad la necesites. No tienes permitido fingir que no entiendes.

Como Zhou Yun Sheng estaba criando a Li Xu Dong bajo los estándares de un futuro emperador, desde luego, era muy estricto.

No obstante, el chico no se sintió intimidado en lo más mínimo y, mientras extendía el papel, dijo:

—Lo copiaré ahora mismo. Lo copiaré trescientas veces. Padre concubino puede supervisar.

No quería regresar solo a su habitación, quería quedarse junto a él.

—Buen chico. —Zhou Yun Sheng estaba muy satisfecho con su progreso. Le acarició la cabeza y continuó jugando con el cartón.

Li Xu Dong no dejaba de mirarlo mientras escribía las líneas. Una vez hubo copiado la lección cincuenta veces, soltó el pincel para tomar un breve descanso. Se acercó a Zhou Yun Sheng, quien había comenzado a cortar un rollo de tela de acuerdo al patrón del cartón.

—Padre concubino, ¿está haciendo ropa? ¿Es un regalo para padre imperial? —preguntó con un deje de desprecio.

—¿Él? ¿Es su vida tan bendecida? —se burló, sacudió la frente del lobezno y continuó—: Este es un regalo para ti. Pruébatelo cuando termine para ver si te queda bien.

Como ger casado que era, el Qi Xiu Jie original dominaba la costura, por lo que Zhou Yun Sheng había heredado la habilidad. Y pensó que, dado que estaba criando al lobezno, debería hacer todo lo que se debía. Solo cuando se da sinceridad se puede recibir sinceridad.

Li Xu Dong estaba conmovido, parpadeó para disimular sus ojos húmedos, abrazó el brazo de su padre concubino, reacio a soltarlo. Al final, se acurrucó a sus pies, como un cachorrito apegado a su dueño.

Zhou Yun Sheng sonrió, pensando que ese niño era bastante lindo, y que no había sido un error criarlo.

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