Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 7 – Capítulo 8

Traducido por Shiro

Editado por Meli


Más de la mitad de las provisiones fueron interceptadas por un ataque sorpresa de la gente de Xiyi, y el resto fue quemado hasta quedar reducido a cenizas. Li Jin Tian trató de eliminar todo rastro de su participación, ejecutando incluso a sus confidentes, de modo que no hubiese forma de que Gao Min sospechara de él.

Cuando Gao Min abandonó el palacio, pensó que no volvería a la Corte Imperial hasta conquistar Xiyi, no podía aceptar la derrota teniendo la victoria tan cerca, y más reacio estaba aún a regresar como un perdedor para recibir las acusaciones de los cortesanos y el perdón de Li Jin Tian. No estaba dispuesto a sufrir tal humillación.

Resuelto, escribió dos cartas. Una a su hermano y otra a su amigo de confianza, el príncipe Li.

Gao Ling y el príncipe Li se reunieron y abandonaron la capital, uno tras otro, en secreto. Por el camino, recolectaron provisiones para enviar a la frontera, y debido a sus altos cargos, los oficiales de suministro les dieron luz verde, no atreviéndose a interferir incluso si estos vaciaban el granero local. Sin embargo, Li Jin Tian había enviado un espía especial para que vigilara a ambos y aunque nadie reportó lo sucedido, él se enteró del asunto.

Leer el reporte lo hizo temblar. Cuando Gao Min se vio en problemas, él no fue la primera persona en quien pensó en recurrir, sino el príncipe Li. Y este estuvo dispuesto a ir hasta la frontera por él, haciendo caso omiso a si vivía o moría para ayudarlo. Resultaba evidente para cualquiera que tuviera ojos cuán profundos eran sus sentimientos.

Ya no podía continuar engañándose a sí mismo, conveciéndose de que no eran cercanos.

¿Quién estaría dispuesto a morir por alguien que no le importa? ¿Quién se arriesgaría a dejar la capital para ir a rescatar a alguien que no ama? 

También lo había asustado la audacia de Gao Lang y el príncipe Li. Habían ido hasta Xiyi como si fuesen reyes, y ningún oficial se había atrevido a desafiar sus órdenes, dándoles provisiones y soldados cada vez que lo pedían.

¿Qué representa el emperador para estas personas? Si Gao Lang y el príncipe Li decidieran rebelarse, ¿nadie se atrevería a decírmelo?

Li Jin Tian estaba furioso, pero su actuación en la Corte fue tranquila. Después de todo ese tiempo, había aprendido una lección: no podía revelar la más mínima anomalía. De lo contrario, sus opositores lo sabrían de inmediato.

Con la ayuda de Gao Lang y el príncipe Li, Gao Min conquistó Xiyi, y regresó a la Corte Imperial. En ese momento, su prestigio en el gran reino de Yan había alcanzado una altura sin precedentes. Ya fueran dignatarios o plebeyos, todos elogiaban sin cesar al gran general Gao, hablando sin rodeos acerca de cómo, gracias a su valentía, le trajo al reino tiempos de paz y prosperidad.

¿Resulta que la paz y la prosperidad de mi reino dependen enteramente de Gao Min?

Li Jin Tian se encontraba parado en la parte superior de la torre, su porte ligeramente inclinado y la corona bloqueando su fría sonrisa.

El poderoso ejército, que parecía no tener fin, marchaba mientras levantaba arena y polvo a los cielos. Gao Min estaba sentado en su corcel, su armadura destellaba con un brillo frío. Entonces miró hacia la torre de la ciudad, donde primero vio a su hijo, que había crecido un poco y a quien le dedicó una sonrisa triunfante, y luego desplazó su mirada hacia el emperador.

Li Jin Tian saludó con la mano, con ojos gentiles, como de costumbre. Gao Min de pronto se sintió aliviado y su expresión se suavizó, cosa que rara vez sucedía.

Unos días después, en la Corte se desató un torbellino. Los cortesanos le urgían al emperador que estableciera una emperatriz y al príncipe heredero.Sabían quiénes eran los candidatos: Gao Min y el quinto príncipe, sin duda.

El jefe de los eunucos ayudó a Li Jin Tian a ordenar las pilas de memoriales, cada uno de los cuales elogiaba a Gao Min y al quinto príncipe hasta los cielos. Parecía como si esas dos personas fuesen dioses o budas que habían descendido para salvar la dinastía del gran reino de Yan, y el emperador tenía la suerte de contar con la ayuda de ambos.

—Bien. Incluso el que haya ascendido al trono se debe a Gao Min. ¡Excelente! —Li Jin Tian arrojó los memoriales con los ojos enrojecidos.

El eunuco en jefe bajó la cabeza, temeroso incluso de respirar.

El pecho de Li Jin Tian onduló con violencia y luego, de manera inesperada, se calmó. Recogió personalmente un memorial y lo limpió dándole palmaditas.

—Está bien. Ya que esto es lo que todos quieren, entonces hagamos emperatriz al concubino Gao. Que el astrónomo imperial escoja una buena fecha.

En cuanto al nombramiento del príncipe heredero, podía retrasarlo cuanto quisiera. Apreciaba mucho al quinto príncipe, pero cuando pensaba en la familia que estaba detrás de él, sentía náuseas.

El jefe de los eunucos obedeció y fue con el astrónomo imperial para hacerle llegar la carta escrita por el emperador.

♦ ♦ ♦

En el estudio imperial, Li Xu Yan se convirtió en objeto de elogios. Junto a él estaba el segundo hijo de Gao Lang, Gao Nian, quien también se sentía por los cielos en ese momento.

—Mi tío es un gran comandante, si no fuera por él, la gente en la frontera no llevaría la vida estable que ahora tienen. Además, ha hecho grandes hazañas, naturalmente, merece el honor supremo. No pueden imaginar lo dura que fue su vida en la frontera, a diferencia de algunos traidores que no traen ningún beneficio al reino ni a la familia y, sin embargo, llevan vidas tan cómodas. En mi opinión, debieron decapitarlos hace mucho, para evitar desperdiciar comida.

—¿Qué quieres decir con traidores restantes? —Una voz fría se escuchó desde la puerta.

Antes de que Gao Nian pudiera darse la vuelta para mirar, lo agarraron por el cabello y lo estrellaron contra la mesa en repetidas ocasiones, hasta que cayó inconsciente, sangrando.

El quinto príncipe por fin reaccionó, y envió a alguien para que lo detuviera, generando caos en el estudio imperial.

Gao Nian resultó gravemente herido. Sus sirvientes lo llevaron de regreso a la casa Gao en una tabla de madera; nadie sabía si tendría secuelas cuando despertara. Gao Lang corrió al Palacio Celestial para quejarse y obtener justicia para su hijo.

Debido al favor extravagante de Li Jin Tian hacia el Palacio Púrpura, Gao Min no se atrevió a excederse, pero nunca debó de buscar maneras de desacreditar a Qi Xiu Jie y al sexto príncipe, por lo que fue al Salón de Cultivo Mental a buscar una audiencia.

En término de estatus, el sexto príncipe estaba solo por debajo del quinto príncipe, por lo que los guardias del palacio no se atrevieron a arrestarlo. En cambio, lo escoltaron de regreso al Palacio Púrpura y dejaron el castigo a merced de los superiores en mando.

Li Jin Tian se enteró del asunto por Gao Min y llamó al médico imperial para que examinara las heridas de Gao Nian. Eran lesiones muy serias, así que el emperador corrió de inmediato al Palacio Púrpura. Mucho tiempo había pasado desde la última vez que había estado en el interior del hermoso y solitario palacio, por lo que tenía miedo de entrar. A pesar de haber vivido dos vidas, la persona para con quien más culpable se sentía no era Gao Min, sino Qi Xiu Jie, a quien nunca podría recompensar por lo que hizo.

Temía enfrentarse a él. Por esa razón, ordenó que no anunciaran su llegada. Entró con lentitud, vacilante, hasta que se detuvo frente a la puerta. No podía avanzar más. Escuchó al sexto príncipe quejarse detrás de la puerta:

—Padre concubino, sé que no estuvo bien lo que hice, pero no pude evitarlo. Padre imperial te perdonó, entonces, ¿por qué ese niño, Gao Nian, dice que eres un traidor que tiene que ser decapitado?

El tono de Qi Xiu Jie, como siempre, era insípido, como si no existiese nada en el mundo que pudiese conmoverlo.

—¿Qué dices? Es porque su apellido es Gao.

—¿A quién le importa el apellido Gao? Mi apellido es Li —exclamó, un tanto agraviado.

Qi Xiu Jie sonrió levemente y suspiró.

—Niño bobo, ¿piensas que tu apellido es muy noble? Eso fue antes, no ahora. No te sientas mal por no poder ponerle un dedo a la familia Gao, ni siquiera tu padre imperial puede hacerlo.

—¿Ni siquiera padre imperial puede tocarlos? ¿Cómo es eso posible? —preguntó, incrédulo.

—Gao Lang domina la Corte y el ejército está bajo el mando del concubino Gao —explicó con paciencia Qi Xiu Jie—, por lo que tanto el exterior como el interior del palacio están bajo el control de la familia Gao. Si el concubino Gao quiere que vivamos, así será, y si quiere que muramos, desapareceremos en silencio y a nadie habrá que darle explicaciones. ¿Quién crees que acortó mi vida y arruinó mi vientre con veneno? Gao Nian no posee sangre real, pero su apellido es Gao. Solo con esto puede presionarte.

—Padre concubino —habló temeroso el niño, luego de un largo silencio—. ¿El gran reino de Yan pertenece a mi familia Li o a la familia Gao?

—Aunque sigue siendo tuyo en este momento, en el futuro… ¿quién sabe? —Qi Xiu Jie dejó escapar un largo suspiro y luego amonestó—: No repitas lo que dije. En cualquier caso, ve y arrodíllate frente al Salón de Cultivo Mental y pide perdón. No hagas pasar más vergüenza a tu padre imperial.

—De verdad no sé en qué está pensando padre imperial —murmuró el sexto príncipe, accediendo a regañadientes.

Tan pronto escuchó esto, Li Jin Tian, avergonzado, huyó. Resultó que la crisis en la que se encontraba no era secreto ni siquiera para Qi Xiu Jie, quien no salía de su palacio.

Si incluso él puede verlo, ¿qué piensan los cortesanos?

Entonces recordó los memoriales que lo instaban a nombrar al quinto príncipe como el heredero y sintió que le estrujaban el corazón.

Los cortesanos favorecen a Gao Min y a su hijo, ¡han olvidado que yo soy el verdadero maestro del gran reino de Yan! 

Una oleada de hostilidad brotó de sus profundos ojos, haciendo que sus pasos se aceleraran.

Cuando el emperador se alejó lo suficiente, Qi Xiu Jie acarició la cabeza del lobezno y lo elogió con una sonrisa:

—Lo hiciste bien, pero tus métodos fueron un poco simples y rudos. Asesinar es un arte. En lugar de hacerlo de manera violenta y espectacular, es mejor hacerlo en las sombras con sutileza, para no dejar rastro. Hay cientos de formas de matar a alguien sin ser notado, ¿por qué ensuciaste tus manos de ese modo?

Li Xu Dong rodeó la delgada y fuerte cintura de su padre concubino y dijo siniestramente:

—No puedo tolerar que nadie te falte el respeto. Solo acabando con él con mis propias manos puedo sentirme satisfecho.

—Buen chico. —Zhou Yun Sheng soltó una carcajada y de inmediato hizo que los asistentes buscaran un manojo de espinas, las cuales puso en la espalda del sexto príncipe con gran pesar en su corazón.

Frente al Salón de Cultivo Mental, el sexto príncipe se arrodilló y pidió perdón. Sin embargo, no solo se mostró Gao Min indiferente, sino que añadió más espinas y le hizo permanecer allí hasta la tarde del día siguiente.

Entonces, una vez que Gao Min se cercioró de que los huesos de las rodillas del sexto príncipe sin duda estaban destrozados, fue que le permitió regresar. Por fortuna, Gao Nian se encontraba con vida, incluso había despertado ya, y aparte de mareos y vómitos, no presentaba otros síntomas. Esto obligó a la familia Gao a renunciar a su venganza, pero de este no haber sido el caso, habrían hecho al sexto príncipe pagar con su vida.

Li Jin Tian convocó al sexto príncipe y lo reprendió con severidad, y le añadió una sanción adicional durante seis meses, pero en realidad no estaba enojado, más bien desconsolado. En principio, tanto el quinto como el sexto príncipe eran sus favoritos, pero amaba un poco más al primero. Sin embargo, después de ese evento, la posición del sexto príncipe había quedado muy por encima del otro.

El sexto príncipe no poseía una familia materna fuerte y era muy modesto, cortés, además, mostraba piedad filial. Más importante aún, su habilidad estaba por encima del quinto príncipe, por lo que era el más adecuado para heredar el trono del gran reino de Yan.

La pregunta importante ahora es: ¿qué tan lastimadas quedaron sus rodillas? Si Gao Min lo convirtió en un desperdicio, ¿significa que solo su hijo está capacitado para heredar el reino? El doceavo príncipe falleció a causa de la familia Gao y el sexto príncipe quedó hecho un desperdicio debido a ellos también. El resto de los príncipes no tienen la dignidad de un noble debido a mi negligencia en su disciplina, ninguno de ellos podría gobernar el reino. Entonces, ¿el gran reino de Yan pasará a ser de esa familia en el futuro?

¡No! ¡No puedo permitir que esto ocurra!

Después de tomar una decisión, Li Jin Tian continuó aplazando el asunto del príncipe heredero. Le dijo a Gao Min que temía poner al quinto príncipe en una situación peligrosa y, en cambio, sugirió usar a los otros príncipes como piedras de afilar para que el príncipe heredero pudiera ganar experiencia durante unos años.

Gao Min ya estaba acostumbrado a la indulgencia constante de Li Jin Tian, y como de él no se resguardaba, no sospechó nada. Convenció a su hermano y a los cortesanos para que pospusieran la elección del príncipe heredero, y la Corte por fin se calmó, pero esto solo hizo que la insatisfacción del emperador para con la familia Gao llegara a su límite.

♦ ♦ ♦

Tan pronto como Li Xu Dong fue llevado por los sirvientes a la puerta del palacio, vio a su padre concubino de pie en el corredor con las manos detrás de su espalda, su hermoso rostro envuelto con una feroz intención asesina.

Personalmente llevó al lobezno al interior del palacio, donde sacó un medicamento de alta calidad y lo aplicó con suavidad en las destrozadas rodillas.

—Todo estará bien, hijo mío —dijo con desenfado—. Esta pequeña herida sanará en uno o dos meses. No tenía intención de intervenir demasiado porque quería que se arruinaran solos, pero cometieron el error de meterse con mi hijo. Es por eso que tu padre concubino destruirá a Gao Min y Li Xu Yan para vengarte. ¿Sabes qué en el mundo es lo que más desesperación provoca en las personas? No es la pérdida del hogar ni la traición de tus seres queridos, sino cuando crees que estás en la cima del mundo y, de repente, eres arrojado al abismo. Tu padre concubino les hará vivir esa desesperación.

Padre concubino está preocupado por mí y me vengará. Es una persona tan gentil, está muy enfadado por lo que me sucedió.

Pensamientos dichosos, uno tras otro, asaltaron la mente de Li Xu Dong y, aparte de asentir, no conseguía articular otra respuesta.

En cuanto a cómo su padre concubino arruinaría al poderoso par de padre e hijo Gao, no le importaba en lo absoluto, y mucho menos pondría en duda su habilidad para hacerlo.


Shiro
Un lobezno parece algo prendado. ¬‿¬

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