Riku – Capítulo 81: El punto de giro

Traducido por Kiara

Editado por Limsah

Corregido por Sharon


— Sí, es como dices.. —La Sacerdotisa ciega, Shibira, mostró una leve sonrisa con sus labios.

Su ropa no cambió mucho desde la última vez que Riku la había visto. Tenía un tejido puro y blanco que envolvía su cuerpo y el pelo blanco como la seda se extendía en su espalda, y al igual que entonces, sus ojos todavía se mantenían cerrados.

—¿Quieres té y dulces?

Había aperitivos en frente de la mesa de Shibira, elegantemente preparados para ellas. No había indicios de que los hubiera tocado. En el peor de los casos, podría haber veneno o alguna otra droga en el alimento. Riku sacudió la cabeza.

—No. Más importante, ¿por qué pensaste que escribirme para decirme la ubicación del Sello del Rey Demonio era una buena idea?

Riku dio una mirada de duda a Shibira.

No podía pensar en ningún mérito por el que Shibira quisiera decirle la ubicación real del sello. La única razón en la que podía pensar era que les diera las coordenadas a cambio de garantizar su seguridad.

Si el Señor Demonio iba a ser resucitado, es posible que los humanos terminen muertos. Y cuando suceda, la posibilidad de que Shibira, fuera una excepción a eso era extremadamente baja, eso pudo haberla movido a proteger su propia seguridad.

Solo que, de alguna manera era una Sacerdotisa, aunque no en el término completo de la palabra. En el momento en que ella balanceara su propia vida contra la de muchas personas, ¿realmente se elegiría ella misma ante a los demás?

No, no podía pensar que lo haría.

En ese caso, ¿por qué le diría a Riku la ubicación del sello? Había estado reflexionando sobre esto hasta que llegó, pero al final no pudo pensar en una respuesta que tuviera sentido.

—¿Estás planeando que los Espiritistas nos embosquen en un ataque final cuando lleguemos al lugar?

—No, no pienso en eso. —Shibira sacudió la cabeza. —Mis ojos ven el futuro. Esta acción es sólo de acuerdo con el futuro que he visto.

Shibira apretó ligeramente sus párpados. Su expresión era muy solitaria.

¿Significa eso que había visto algo en particular? Antes de que Riku pudiera preguntar, Shibira volvió a hablar.

—La ubicación del sello está escrito aquí.

Ella puso un documento sobre la mesa. El lugar donde el Señor Demonio estaba sellado debe estar dentro de él. Riku se movió para tomar el documento, pero Shibira no le quitó la mano.

—Sin embargo, sólo tengo una condición para dártela..

¿Ves? Aquí está, pensó Riku

No había manera de que Shibira le diera fácilmente una información tan importante. No había ningún error en que les diera una condición que Riku y los Demonios no pudieran cumplir.

¿O tal vez realmente pediría por su seguridad después de la resurrección del Señor Demonio?

Confirmando una vez más que no había señales de que alguien los espiaba, Riku trato de agarrar el documento, pero nuevamente Shibira se lo impidió.

—Bien, cuéntanos tus condiciones.

—Es una cosa fácil de hacer.

Sin soltar el documento, Shibira calmadamente le dijo a Riku la condición.

—Me gustaría preguntarte una vez más…  Si realmente no tienes la intención de dejar el Ejército del Señor Demonio.

—¿Eso es todo?

—Sí.

Riku quedó con la boca abierta.

¿Por qué Shibira le hacía una pregunta tan obvia, cuando ya debía saber la respuesta? Riku se preguntó si había un significado más profundo en esas palabras, pero no pudo imaginarse nada en particular.

—Ahora es el punto de inflexión. Si haces eliges abandonar el Ejército del Rey Demonio, será posible cambiar el futuro  donde te espera la muerte.

—Punto de giro, ¿verdad? —murmuró Riku de una manera aburrida.

A veces, Vrusto se lo estaba recordando, diciendo cosas como: “Ojou-chan, está bien incluso si es sólo para este año. ¿No crees que es mejor que te retires del Ejército del Señor Demonio por ahora?”. O “¿Qué piensas sobre tu muerte destinada?”

Pero a Riku no le importaba. Por supuesto, si alguien le preguntara si estaba asustada, no podría negarlo. Sin embargo, tenía la sensación de que no tenía miedo hasta ese punto.

—No hay manera de que pueda dejar el Ejército sólo por algo como la profecía de mi muerte —Riku declaró rotundamente. — Si mi resolución fuera fugaz, habría abandonado y muerto como un perro hace mucho tiempo. Voy a utilizar la vida que fue recogida por el Capitán Leivein por su bien hasta mis últimos momentos. No me arrepentiré de ello

Riku le dijo sus razones a Shibira con una mano en su pecho.

Al final, tanto los humanos como los Demonios morirán algún día.

Además, la vida de un ser humano era sólo la mitad de un Demonio. Ya que ya está decidido Riku iba a morir, en ese caso quería ser útil para Leivein sus momentos finales.

Por supuesto, era improbable que Leivein se despertara mientras ella siguiera viva.

Si no podía sobrevivir este invierno, no volvería a oír la voz de Leivein. Esto se sentía algo solitario. Sin embargo, para que Leivein la alabara una vez más cuando se despertara, Riku continuaría manteniendo al Ejército y tratando de encontrar al Señor Demonio.

Esto era lo que podía hacer para que los ideales de Leivein se hicieran realidad; era su deber. Incluso si muriera mañana, haría todo lo posible hasta sus últimos momentos, y si algo resultara de ello, sería suficiente.

—Entiendo. Si este es el futuro que decidiste seguir, no te detendré. Por favor, siéntete libre de seguir así.

Shibira movió lentamente su mano del documento y se lo entregó a Riku.

—¿Te gusta Leivein Adlar?

Cuando el dedo de Riku estaba a punto de tocar el papel, Shibira habló. Esas palabras le impidieron avanzar más.

—¿Eh?

Riku miró a los ojos de la Sacerdotisa. Ellos seguían cerrados, no obstante, su expresión era extremadamente seria.

Sin duda, le estaba preguntando sus verdaderos sentimientos. Cuando Riku se dio cuenta de lo que Shibira había dicho, inconscientemente rompió en carcajadas.

—Pu-Hahahahahahaha.

Riku terminó riendo, poniendo las manos sobre su estómago. Sabía que era una reacción descortés ante la seria pregunta de otra persona, pero era tan extraño que no pudo evitar reírse. Debido a lo mucho que terminó riendo, sus ojos terminaron llenándose de lágrimas.

—Lo siento. Me sorprendí un poco —Mientras limpiaba ligeramente sus ojos, Riku se disculpó. —Aunque seas una sacerdotisa, realmente tienes interés en cosas mundanas. Es inesperado.

Shibira también tenía parte de la culpa por hacer una pregunta tan inesperada.

Mientras pensaba eso, Riku tomó el documento. Desplegándolo, pudo ver la información del lugar del sello escrito en letras delicadas. Una vez que regresara a donde estaba Vrusto, inmediatamente enviaría exploradores a la zona.

—Gracias por eso. Lo tomaré.

Mientras mostraba el documento, dio sus palabras de despedida.

Y fue en ese momento.

El débil sonido de un silbido llegó a las orejas de Riku dos veces.

Esta era la señal que había decidido con Roppu antes. No importa cuán excelente fuera un espía, no había manera en que alguien sería capaz de imitar la señal que sonaba como un susurro en ese momento.

Algo le había sucedido a Roppu.

—Adiós, Shibira.

—Adiós Riku Barusak. Que tu futuro sea bendecido.

Mientras sentía las oraciones de Shibira detrás de su espalda, Riku salió corriendo de la habitación.

Roppu estaba en peligro. De no ser así, ocurrió algo inesperado. Tal vez la causa era Asty, a quien había visto antes, o algo más.

Independientemente de lo que fuera, Riku decidió pensar en ello una vez que llegara ahí.

♦ ♦ ♦

—Fui con Charlotte-chan a este puesto.

Esto fue al mismo tiempo en el que Riku estaba hablando con Shibira. Rook Barusak se apoyó en un árbol que estaba al lado de la calle.

A pesar de que el animado desfile estaba pasando por el camino justo enfrente suyo, ni siquiera le dirigió los ojos. Rook estaba mirando el puesto de meta al otro lado de la carretera. Era el lugar donde había conocido a Charlotte en la vida real por primera vez.

Entre todo lo que ocurría a su alrededor, lo único que podía ver era ese negocio brillando, haciendo que sus alrededores se desvanecieran.

Con el comerciante ocupado manejando el puesto, parecía que su negocio estaba floreciendo. No había señales de que se diera cuenta de que Rook lo miraba desde lejos. En caso de que lo notara, no era posible que recordara que Rook fue a su puesto antes.

—Si no hubiera conocido a Charlotte-chan en ese puesto… Ha

Rook parecía presionado por la culpa. No había pasado ni un año.

Mientras miraba las hojas teñidas en rojo de los árboles en el borde de la carretera, él permanecía inexpresivo, pensando en esas cosas.

En esa ocasión, tenía la sensación de que había estado tan frío al punto que se preguntó si estaba nevando. Presentía que ese día tenía muchas prendas apiladas debajo de su abrigo.

Rook había invitado a Celia Buryuuser en lugar de Celestina. Mientras disfrutaban del circo, él le había mentido, diciéndole que iba al baño. En su lugar, se dirigió al lugar donde el destino le llevaría a encontrarse con Charlotte. Y después de demostrarle sus habilidades en el tiro al blanco…

— ¡¿Ah?!

—Ah, hermano. Lo siento…

Un chico tropezó con Rook, levantando un fuerte sonido con el impacto.

Tenía aspecto sencillo y no llevaba ningún traje. Con las manos dentro del bolsillo, el chico se topó con la multitud. Parecía que estaba apurado, porque inmediatamente desapareció de su vista.

—Bueno, ya que se disculpó, está bien, supongo… ¿Hm? —En ese momento, Rook sintió una extraña sensación de pérdida. Sentía que sus bolsillos eran más ligeros. Moviendo su mano,se dio cuenta de un hecho importante.

—¡M-Mi billetera no está aquí!

Rook no podía sentir el peso que se suponía debía estar en su bolsillo. El dinero que había preparado para su viaje ya no estaba allí.

—¿Dónde se cayó? Debería haber estado aquí… ¡Hm, ah!

La imagen del niño de antes surgió en la mente de Rook. Recordó que el muchacho había chocado con su hombro. Sin embargo, él ahora se encontraba en un lugar donde no molestaba a las otras personas caminando. Se había apoyado en un árbol al lado de la calle, asimilándose con el paisaje. Normalmente, ¿la gente realmente se tropieza con alguien así?

—Eso es malo, ¡me ha robado!

Rook se apresuró a correr hacia la dirección en que el muchacho había desaparecido.

Sin embargo, no importa donde mirara, la gente cubría su vista. Por otra parte, ahora cada uno llevaba trajes extraños que atraían la mirada. No importaba lo que intentara, su atención acabaría cambiando a la gente que llevaba esos trajes, así que le fue difícil detectar a ese chico que llevaba ropa normal.

—Ah… Realmente, ¿A dónde fue? ¡¡Ese mocoso!!

—¿Rook Barusak?

En el momento en que gritó, alguien le habló.

Una voz aguda llegó desde su espalda. Su tono parecía condenarlo, preguntándole por qué estaba allí.

Rook se volvió lentamente.

Kiara
Chan, chan, pero ¿quién era?
Limsah
Creo que se llamaba Keity Fostar y es solo mi suposición por lo que dijo Asty.

3 respuestas a “Riku – Capítulo 81: El punto de giro”

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