Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 79: Asistente personal, escolta y yo

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Aunque sólo era un viaje para ampliar mis horizontes, no pensé que la aldea sería atacada por bandidos y que me obligaría a combatir por primera vez en un tiempo.

Ha pasado un día desde el incidente. Decidimos quedarnos en la posada mientras permitimos que uno de los guardias se dirija al puesto del Ejército para informar y que se ocupen de las consecuencias.

Aunque preguntamos a los aldeanos si necesitaban ayuda, declararon que se sentirían muy arrepentidos si llegamos a hacer eso y se negaron amablemente. Por lo tanto, ahora mismo nos encontramos aburridas.

Al final, no tuvimos otra opción que relajarnos en la posada.

Después de precipitarnos ayer durante el alboroto, parece que pasamos por alto a los bandidos que entraron en la posada, así que el interior de la misma está desordenado.

También hemos perdido parte de nuestro equipaje, pero más importante aún… el hecho de que algunos de los empleados, que conocimos ayer, hayan fallecido, hace que mi corazón se deprima.

Si hasta yo me siento así, uno podría adivinar fácilmente cómo se sienten los que trabajan en la posada…

Como para suprimir esa desagradable sensación, bebo el té que le pedí hacer a Anna.

Las miradas que Anna y Enerine me han estado enviando desde antes, me lastiman.

—Me pregunto si hay algo que quieran preguntar…

Incapaz de soportar esas miradas, hablo primero.

—Um, señorita…

—¿Por qué la señorita es fuerte?

Mientras Anna duda en hablar, Enerine pregunta sin reservas.

Aunque creía que Enerine no me había visto pelear directamente, lo más probable es que Anna le contó sobre la situación.

—¿No le preguntaste a Anna? Cuando era más joven… mi madre fue asesinada por bandidos. Después de eso, empecé a participar en el entrenamiento de la Casa Anderson por venganza y desde ahí continué templándome. Aunque al final, los bandidos mencionados fueron subyugados por mi padre.

—¡No se trata de eso! ¿Por qué la hija del Marqués Anderson es tan fuerte…?

Sakuya
Pero sí más claro no te lo puede decir…

Anna parece impacientarse con mi respuesta ya que pregunta eso en voz alta. De alguna manera, su expresión la hace parecer desesperada.

Sin embargo, en un instante se pone rígida y cuelga la cabeza, volviendo a sus sentidos.

—Mis disculpas… Me sorprendió mucho la apariencia de Mellice-sama mientras luchaba.

—Está bien. Pero, aun si preguntas por qué… La respuesta anterior es la única que tengo.

—Pero… no puedo evitar preguntar. Como otra mujer, quiero saber los medios por los cuales alcanzaste tal fuerza.

Sakuya
Qué más necesitas saber… ya te lo dijo tan claro como el agua…

Sus miradas se vuelven agudas. Involuntariamente dejo escapar un suspiro por la atmósfera tensa y pesada.

—Aparte del entrenamiento con el Cuerpo de Guardias y el Ejército… Simplemente continué practicando por mi cuenta desde la mañana hasta la noche. Día tras día, repetía ese ciclo una y otra vez… No existía nada más, sólo seguía acumulando esa experiencia.

—¿Por qué fuiste tan lejos…? —me cuestiona Anna de nuevo. Al parecer, no está convencida con mi respuesta.

Sakuya
…. (se nota que me caen mal no? xD)

—Como dije antes, fue por el bien de la venganza. Sin perdonar a ninguno de ellos, quería mandar al infierno a cada persona que nos robó a nuestra madre… Todo ese tiempo, era lo único por lo que vivía.

—¿No dejaste de entrenar después de que el General Gazelle los subyugara…?

—No. Después de eso… Ya que no quería que nadie más experimentara el dolor de perder a una persona importante como yo, tenía la intención de alistarme en el Ejército, así que seguí entrenando.

Ante mi respuesta, sus ojos se abren de par en par, sorprendidas.

—La razón por la que las acepté a ustedes, fue porque sus apariencias se superpusieron con mi yo de ese momento… Porque entendí sus sentimientos hasta el punto en que me dolía.

—Si me permite, Mellice-sama… —dice Anna, dudosa—. ¿Te rendiste con ese sueño?

—¡Anna! —protesta Enerine ante su franqueza.

—Está bien… No es que me haya rendido. Para mí, alistarme en el Ejército fue sólo un medio para cumplir mi sueño.

—Entonces, ¿cuál es ese sueño?

—No quiero que nadie más experimente la misma angustia de perder a alguien importante como yo… Aunque es imposible lograrlo para todos, quiero hacerlo para los que están a mi alcance… No, al menos para la gente de este país. Para ello, hay otros métodos que sólo yo puedo hacer en lugar de alistarme en el Ejército. Aunque fuera incierto, comencé a pensar de esa manera. Mientras que Mellice sólo tiene la esgrima que he pulido desde joven, como hija de mi padre y prometida de la Casa Ducal Armelia, poseeré un poder mayor capaz de conmover a mucha gente.

En ese momento, elegí.

Aniquilarlos y salvar a los aldeanos.

No me arrepiento de esa elección.

Incluso si no tenía otra opción que hacer eso, mirándolo desde una perspectiva más amplia, se trataba de una solución temporal. En esa situación decidí utilizar mi fuerza militar para resolver el asunto.

Pero eso… era sólo una medida temporal.

Los bandidos aparecen, los subyugamos. Si regresan, los subyugamos de nuevo… Sólo somos capaces de repetir ese ciclo una y otra vez.

Se necesita una contramedida fundamental para evitar que ellos aparezcan en absoluto.

Sólo Mellice, por su cuenta, puede subyugarlos con su espada, pero… Mellice Reese Anderson es diferente.

Si hago conexiones útiles en el futuro, puedo ser capaz de tomar medidas para atacar la raíz del problema.

—Sin embargo, de verdad las estoy apoyando a ambas. —Al final, digo eso y termino la conversación.

Ni Anna ni Enerine dicen algo más.

Sólo miran a la distancia, aparentemente para ordenar sus propios pensamientos.

Viendo su apariencia inmóvil, bebo un poco de té. Mientras lo hago, comienzo a pensar en otros asuntos.

—Ya es hora de que regresen con los del Ejército… —murmuro, dirigiendo mi mirada ahora hacia la ventana. —En ese momento, de repente recuerdo algo—. Enerine, tengo una petición…

Ante mis palabras, ella reacciona, volviendo a sus sentidos.

—¿Podrías cambiarte de inmediato a lo que llevo puesto y fingir que eres Mellice?

Por un breve momento, no responde.

¿Qué demonios estás diciendo? Como si preguntara eso, inclina la cabeza.

—¿Qué quieres decir con eso…?

—Esta vez, luché con todas mis fuerzas justo delante de los aldeanos, ¿verdad? Así como tú tenías dudas, normalmente una chica noble no empuñaría una espada.

—¿Qué relación tiene eso con el hecho de que me haga pasar por Mellice-sama?

—Al menos por el momento… he estado participando en el entrenamiento de la Casa Anderson usando el apodo de Mel, y se ha pasado por alto ya que soy una escolta y doble de cuerpo. La que luchó ayer fue Mel. Mellice-sama escapó de la posada y se refugió en un lugar a poca distancia de la aldea… Ese será el resumen de lo que pasó. Hay algunas personas en el Ejército que conocen a Mel, así que debería funcionar de alguna manera. En lugar de que la hija de la Casa Anderson empuñe una espada, eso probablemente parecerá más realista.

No puedo negar el hecho de que mis últimas palabras fueron una ilusión.

Dicho esto… es un hecho que tampoco puedo quedarme sin hacer nada.

—Por eso me gustaría que te hicieras pasar por Mellice. Está bien. Puedes decir que no quieres encontrarte con nadie porque todavía estás asustada por lo de ayer, y si llega el momento, está bien esconder tu cara todo el tiempo con un abanico plegable.

—Eso no suena nada bien

—Bueno, fue algo que no planeamos. Pero sigue siendo mejor que no hacer nada. Ahora, date prisa y ve a cambiarte —respondo y comienzo a desnudarme en el acto.

Una vez más me coloco la ropa que llevaba ayer.

Enerine no pudo ocultar su confusión cuando la convencí de cambiarse, y luego la hice subir al carruaje.

Como no hay nada en lo que podamos ayudar, aunque nos quedemos en el pueblo, una vez que regrese el guardia, le daremos nuestros saludos a los del Ejército y nos iremos.

Justo cuando hemos terminado nuestros preparativos, él regresa con los del Ejército.

Después de ver mi apariencia, el miembro del Cuerpo de Guardias se queda observándome por un momento, pero pronto parece entender la situación.

Lo más probable es que debido a su entrenamiento con Mel, ha concluido después de la batalla de ayer… Que Mellice es Mel.

—¿Eh…? ¿Mel?

De repente, uno de los miembros del Ejército plantea tal pregunta.

Recuerdo haber visto esa cara antes.

—Hola, ha pasado un tiempo.

Girando hacia él, bajo mi cabeza.

Al ver nuestro intercambio, el hombre que dirige al grupo hace una mirada interrogante.

—Ella es Mel. La escolta de la hija de la Casa del Marqués Anderson. Para cumplir con su rol, ha sido entrenada por el General Gazelle desde muy joven, por lo que su manejo de la espada es muy bueno. Tenía dudas sobre cómo se las arreglaron para subyugar a los bandidos con tan poca gente, pero… si ella estaba aquí, entonces entiendo cómo.

El hombre que me interroga me presenta de tal manera al hombre que encabeza el grupo.

—¿Entonces es así de hábil…?

—Sí. Como mínimo, su habilidad ha sido reconocida por los que han participado en el entrenamiento del General Gazelle. Si está aquí, no es extraño que la hija de la Casa Anderson viaje con tan pocos escoltas.

—Como dijo, soy Mel. Gracias por tomarse el tiempo de venir aquí en esta ocasión.

—No, no, por otro lado, nos disculpamos por haberle causado problemas. Gracias por haber protegido al pueblo en este momento.

—No… Es natural para alguien destinada a proteger a la señorita.

—Qué gran sentido del deber… Lo lamento mucho, pero ¿podrías guiarnos hasta la fortaleza de los bandidos? Después de eso, ¿podrías decirnos los detalles de la situación de ese momento?

—Oh… Mel, yo haré…

Al oír su petición, el miembro del Cuerpo de Guardias levanta la voz, pero lo niego con la cabeza.

—Espera junto al carruaje… La señorita desea abandonar la aldea rápidamente, y está preocupada por tu cansancio ya que tuviste que cabalgar hasta la guarnición a dos aldeas de distancia y volver para traer a todos los del Ejército contigo. Por eso te ha permitido especialmente que vayas con ella en el carruaje.

—No, no requiero tanto…

—Y… la señorita está asustada por este asunto. Anna ha estado a su lado todo este tiempo, pero eso no es suficiente para borrar su ansiedad, así que creo que sería bueno que te quedaras cerca de ella por ahora.

—Si la señorita lo ordenó, entonces lo haré…

—Puedes escuchar los detalles de Anna dentro del carruaje. Además, le agradecería que le dijera que guiaré a todos los del ejército… Con eso dicho, ¿vamos? —respondo y los guío hasta la fortaleza de los bandidos.

De esa manera, les explico la situación de ese momento.

Como se trata de un problema que ya ha sido resuelto, una vez que termino de explicar la secuencia de los eventos, no se me hace ninguna pregunta especial y soy liberada bastante rápido.

Luego, una vez que regreso al lugar donde el carruaje está detenido, me dirijo a la puerta del mismo e informo a los que están dentro que todo ha terminado y que ahora nos iremos a casa.

La Mellice-sama que se encuentra en el carruaje… o, mejor dicho, Enerine, asiente con la cabeza. Se puede ver débilmente su silueta a través de la puerta.

—Bueno, entonces, dicho eso, nos retiraremos ahora.

Fue bueno que nadie dijera que quería saludar a Mellice, o que querían escuchar los detalles del asunto también de ella. Me esforcé mucho para que Enerine se hiciera pasar por mí. Es genial que no haya tenido que hacer nada, pero me siento un poco arrepentida por haberle hecho esto. En el momento en que pienso profundamente en esos asuntos y tomo las riendas del caballo en mis manos…

—¡P-Por favor, espere!

¿Qué demonios sucede ahora, para que alguien nos grite de repente que nos detengamos?

Cuando miro por encima de mi hombro preguntándome eso… una de las mujeres que salvé ayer se encuentra ahí. Traducido por reinodekovel.com

—Mi nombre es Brittany. Muchas gracias por lo de ayer… Si no me hubieras salvado, quién sabe qué me habría pasado…

—Me alegra poderle ser de ayuda.

—U-Um… Aunque sea impertinente de mi parte, por favor permítame expresar mi agradecimiento.

—No, sólo tus sentimientos son suficientes.

—De ninguna manera… —Los ojos de la mujer comienzan a moverse nerviosos—. U-Um… Ya están planeando irse hoy, ¿verdad?

—Sí. Sólo seremos un estorbo si nos quedamos, y como han llegado los del Ejército, puedo sentirme tranquila respecto a las consecuencias.

—Ya veo…

Su expresión de disculpa me hace sentirme arrepentida.

—Realmente no hay necesidad de preocuparse. Siendo honesta, si la señorita no hubiera tenido planes de pasar por este pueblo en su itinerario, entonces yo no habría venido. Como su escolta, es mi deber protegerla… y eliminar cualquier peligro que pueda acercarse a ella. Esta vez, el enemigo que tuve que eliminar fue el mismo que el que los amenazaba a todos ustedes. Por eso, por favor, no le preste tanta atención.

—Aunque digan eso, es gracias a ustedes que fui salvada… Eso es un hecho —responde Brittany, haciendo una sonrisa gentil.

Sin embargo, en el siguiente instante, su frente se arruga como si hubiera pensado en algo.

—¡Ahh! Si ese es el caso, ¿tienes algún plan para ir a la Capital?

Su rostro se ilumina cuando parece ocurrírsele una idea. Saca un trozo de papel de la pequeña caja que tiene en sus manos y empieza a escribir algo.

—¿Eh?

Cuando digo eso, de repente me pasa un memorándum con una dirección de contacto escrita en él.

—En realidad, soy miembro de una compañía de ópera… Así que, si estás en la capital, permítame darle un asiento como regalo.

Ya veo, así que es una cantante… Con su belleza, eso parece comprensible.

—Entonces es así… Ya que te encuentras en este pueblo, ¿significa que estás en medio de un viaje?

—No, esta es mi ciudad natal. Aunque es vergonzoso admitirlo, no he vuelto en mucho tiempo… Por eso, aproveché mi descanso para volver, y luego eso pasó.

—Es así…

—Gracias a ti, sigo viva y podré volver a cantar. De verdad me siento muy agradecida contigo.

—Ya veo… Si insistes, entonces lo aceptaré. Espero con ansias tu canción.

—¡Muchas gracias, de verdad!

Después de despedirnos de los miembros del Ejército que quedan en el pueblo, nos vamos a casa.

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