Un lirio que florece en otro mundo – Día 1, en la noche: fogatas y patatas de mantequilla

Traducido por Kiara

Editado por Tanuki


—Limpiar el jardín llevó todo el día —, dijo Miyako.

El cielo de la tarde estaba oscuro; sólo una fracción del cielo occidental en la distancia aún ardía. El crepitar de la leña y el crujir de las hojas mecidas por la brisa nocturna eran agradables al oído.

Sin mirar al cielo, apenas comenzando a brillar con las estrellas dispersas —, Fuuka suspiró —Estoy muy cansada y para nada contenta.

—Haha, gracias por tu ayuda, Fuuka.

Hicieron una fogata con lo que habían recogido, hojas caídas y ramas marchitas esparcidas por el jardín.

Todo lo que Fuuka había hecho el día de hoy fue recoger las ramas más pequeñas con gran cuidado para no ensuciar su vestido. Vestida con la ropa de trabajo que había preparado en la cabaña y con una escoba en la mano, Miyako hizo la mayor parte del trabajo.

—¿Su vestido sigue limpio?

—Sí, está bien.

—También tengo otro juego de ropa para ti.

—¡Ningún miembro de la familia Hamilton podría vestirse tan mal! —, declaro Fuuka.

—Si alguna vez quieres probarlas sólo házmelo saber, ¿vale?

—Si tienes sedas, podría usarlas.

Era costumbre en la región de Atika pasar la noche haciendo un magnífico fuego como este el primer día después de mudarse. Les permitía a los animales que vivían en el bosque saber que los humanos se habían instalado en ese lugar.

La calma cayó sobre ellas mientras escuchaban el crepitar y estallidos del fuego.

—Ah, está listo.

Miyako sacó una patata del fuego que habia colocado anterioremente. El mundo del juego tenia patatas. Había muchas plantas y animales inusuales, pero tenían algunos vegetales de su mundo anterior.

—Tomé algunas las patatas de la cocina y las puse en el fuego… Aquí está la tuya. ¡Cuidado, está caliente! Y he traído el ingrediente secreto, que he guardado sólo para esto…

 —Espera, Miyako. Las patatas no son pan, ¿sabes? ¡¿Por qué desperdicias nuestra preciosa mantequilla en ellas?! —, expreso Fuuka alarmada al ver lo que hacia .

—y voilà, ¡hemos hecho patatas con mantequilla!

—¿Patatas con mantequilla…?

—Vamos, toma un bocado.

Fuuka se ve tan adorable cuando está desconcertada.

Miyako había querido hacerlas sobre una fogata, al punto en que se esforzó por conseguir patatas y mantequilla antes de dejar la capital.

Fuuka dudó en dar un mordisco a su patata de mantequilla. Sus ojos se abrieron de par en par, y hundió sus dientes para dar otro mordisco.

—no está…  nada mal.

—¡Ehehe, lo sé!

Fuuka la está devorando, así que parece que le gusta. Mientras avivaba el fuego, Miyako miraba tranquilamente a su compañera mientras comía.

Siempre le había gustado estar al aire libre. A Miyako le gustaban los juegos, pero también iba de campamento, cultivaba verduras y hacía jardinería. Le encantaban todo tipo de actividades de ocio.

Y aún así, cuando se convirtió en adulta, todo lo que podía hacer era trabajar, trabajar, trabajar y solo eso. Antes de que se diera cuenta, le gustara o no, todo lo que hacía era viajar de ida y vuelta entre su oficina y la casa.

Ah, y pensar que ahora estamos nosotras dos, mi villana y yo, parecemos dos enamoradas sentadas alrededor de una fogata bajo el cielo nocturno.

—Oh, soy tan feliz. Podría gritar. ¡¡¡Soy muy feliz!!!

—No me vas a engañar para que me una —, Fuuka le lanzó una mirada fría a Miyako.

Si hubiera dicho —estoy feliz —, habría ganado. Miyako infló sus mejillas usando sus músculos al máximo, de la misma manera que lo hacía cuando era joven y sus amigos la llamaban pez globo.

—No estaba tratando de que lo hicieras..

—qué cara más rara —, indicó Fuuka, dejando escapar un carcajada. .

—¡De ninguna manera, te reíste!

—No, no lo hice.

—Sí que lo hiciste.

Mientras continuaban yendo y viniendo, los párpados de Fuuka comenzaron a caer. Para Fuuka, después de años de privación crónica de sueño, tener una gran comida después de trabajar y ejercitar su cuerpo, escuchando el sonido relajante del fuego, funciono como un somnifero para hacerla dormir.

—Ah, ¿te vas a la cama?

—No… todavía necesito hacer… mis estudios nocturnos… mis ejercicios…

—No te esfuerces. el plan es no hacer nada, ¿recuerdas?

—Pero…

—No te preocupes, también me iré a la cama. ¡Dejaremos el baño para mañana! —, dijo Miyako, y sacó a Fuuka de la mano.

Fuuka debe haber estado en el punto máximo de somnolencia ya que ella obedientemente la siguió y se arrastró a la cama tan pronto como se quitó el vestido. Miyako no tardó mucho en oír que estaba profundamente dormida.

—Tengo que aceptar que también estoy muy cansada.

Después de que Miyako confirmara que Fuuka estaba dormida, sonrió y se estiró.

—Parece que mañana tendré los músculos doloridos.

Un día entero de trabajo en el jardín fue realmente duro. Miyako se soltó el pelo castaño, que había atado para trabajar, y se arrastró hasta su cama. Sus ojos se volvieron pesados al ver a Fuuka dormir tranquilamente en la cama del lado opuesto de la habitación.

Espero que Fuuka diga soy feliz en los próximos trece días, deseaba mientras se dormía.

—Fuuka, seamos felices juntos.

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