Un lirio que florece en otro mundo – Día 10, en la noche: El mercader viajero y su familia

Traducido por Kiara

Editado por Tanuki


Mientras tanto, Fuuka estaba dentro de un carruaje que se dirigía a la capital. Su brillante pelo negro se balanceaba con el viento. Ella miró el paisaje mientras se agitaba. A su lado estaba Odin Florence, el hermano mayor de Miyako y un espía al servicio de su anterior prometido, Klause Rainhalt, que compartía la misma opinión que ella.

—¿Está seguro de que quiere hacer esto, señorita Hamilton?

—¿Hacer qué? ¿Abandonar a tu hermana pequeña? ¿O volver a la capital? —preguntó Fuuka, manteniendo la mirada fija en la ventana.

—Ambas cosas —indico él.

—Me siento un poco culpable por hacerle esto a Miyako. Pero… la familia Florence es una familia noble poco reconocida. Si se supiera que Miyako me secuestró, la hija mayor de la familia Hamilton en la corte real de la capital, significaría el fin de su familia, ¿no cree, señor Odin?

—Ah, bueno, tienes razón —dijo Odin. Luego añadió amargamente —aunque no estoy seguro de que mi amo haya pensado tan a fondo.

—Klause te pidió que llevarás a Miyako de vuelta. Pero si ella regresa allí, estará atrapada con él otra vez… Estoy segura de que es lo último que quiere.

Ella es como el sol, cálida y brillante. Es tan libre como un pájaro; no podría soportar vivir la vida como la novia de un noble en la corte real.

—Así que me disculparé en su nombre, y les diré que no va a volver.

—¡Espera! Si haces eso…

Odin se puso nervioso.

—Enfrentarse a una familia al nivel de los Rainhalt es practicamente un suicidio. Probablemente ya no podría permanecer en la capital como una noble.

—Ahora sólo soy un bien dañado para la familia Hamilton. Si quieren despojarme de mi título o desterrarme, entonces no importa —dijo Fuuka, como si hubiera renunciado a todo.

Con esa determinación en su corazón, se había escabullido de la cabaña, había recibido ayuda del comerciante sustituto de Shan Li y se dirigió a la casa de la familia Florence. Allí, convenció a Odin y ahora se dirigía a la capital.

Está todo bien. Estoy bien. Puedo soportar vivir en la capital de nuevo, ahora que he tenido estos días de diversión, aunque sólo hayan sido diez.

El carruaje siguió adelante.

♦ ♦ ♦

—Disculpe, Shan Li, Fuuka no ha venido aquí por casualidad, ¿verdad?

Miyako llamó a la puerta de la casa con una mirada helada en su rostro, y Shan Li la invitó a entrar sin decir nada. Una joven sacó la cabeza de una habitación en la parte de atrás. Tenía pelo castaño, y era la viva imagen de Shan Li. Era la chica que, hasta hace poco, había estado postrada en la cama. Como estaba mejor de salud, rápidamente sirvió té a Miyako.

—Umm, muchas gracias por salvarme, señorita Miyako… No sé cómo debería agradecerle a la señorita Fuuka tampoco…

—Oh, por favor, no hay necesidad de ser tan cortez.

—¡No seas tonta, tú y Fuuka son nuestras santas! Salvaron la vida de Aisha, ¡así que basta de eso!

Al escuchar su nombre, Aisha se sonrojó y asintió, haciendo que su hermoso cabello se moviera ligeramente y sus labios se curvaron en una sonrisa.

Parecía increíble que fuera la misma chica que parecía un muñeco de cera cuando estaba padeciendo de la autointoxicación miasmática. Miyako estaba frustrada de que Fuuka no pudiera ver hasta dónde se había recuperado la chica.

Fuuka, ¿cómo pudiste levantarte e irte así? Si ella no está aquí, entonces realmente ha regresado a la capital. Pero por qué…

—¿Por qué no dijiste nada, Umi?

—¿Tenía la obligación de detenerla? Después de todo, es algo que ella misma decidió…  respondió Umi, dejando escapar un gran bostezo en el regazo de Miyako, donde estaba acurrucada.

Miyako sabía que el esponjoso espíritu del agua no había hecho nada para impedir que Fuuka saliera de la cabaña, pero no podía culparla tampoco. Después de todo, no era responsabilidad de Umi. Y Fuuka era amable. Debió analizar todo tipo de cosas después de que Odin apareciera. Entonces asumió la responsabilidad de todo y se fue de mi lado para poner fin a todo por sí misma. Ella cree que lo único que me hace feliz es escapar de la familia Rainhalt. Esa es la clase de persona que es Fuuka, la villana destinada a sufrir una patética muerte al final del juego.

—Maestra —ronroneo Umi desde el regazo de Miyako —¿estás tratando de cambiar el destino? Puedo sentir tu deseo.

Aunque estaban allí, Shan Li y Aisha no se volvieron para responderle a Umi, por que ellas no podían escucharla solo su maestro podía determinar quiénes podían escucharla.

—Pero cambiar el destino no es tan simple. No importa quién seas o de dónde vengas, maestro.

Umi parecía conocer el origen de Miyako.

—Ahora que lo pienso, últimamente no he sido muy consciente del hecho de que vengo de otro mundo —pensó Miyako. Desde que su compromiso se desmoronó, ya que corrió a buscar a Fuuka, había perdido esa sensación que solía tener cuando seguía los escenarios del juego.

—Soy un poderoso espíritu del agua, no suelo echar una mano a los humanos como norma… Pero si mi amo decidiera usar su voz para ordenarme que corriera mil millas, le prestaría mi espalda para cabalgar y la llevaría a la capital de inmediato. Como sucedió la otra noche.

Umi bostezó profundamente y dejó de hablar.

Miyako acunó la taza llena de té que Aisha había servido para ella y pensó para sí misma. Fuuka me dijo en su carta que el hecho de que dos mujeres vivieran juntas era sólo algo que ocurría en sueños, y que no podemos hacerlo realidad. No tengo nada para ofrecerle, ¿está bien que la persiga de nuevo? Estaba completamente inmersa en sus pensamientos.

Shan Li estaba escribiendo algo en un rincón de la habitación, posiblemente un pedido de mercancía. Aisha se sentó en silencio en una silla, mirando por la ventana. Miyako se sintió agradecida de que le dieran espacio para pensar, sin provocar una conversación excesiva. Están siendo tan considerados, aunque acabo de irrumpir aquí.

En ese momento, escucho como la puerta se abría.

—¡Ah! —dijo la hija de Shan Li, Aisha, se puso de pie y corrió a la entrada —¡Mamá está en casa!

—¿Eh? ¿Tu mamá?

La madre de Aisha, Shan Li, todavía estaba trabajando en su documento en la esquina. Parecía que había terminado de escribir, mientras secaba la tinta de la pluma con un trapo. Entonces, ¿por qué dijo que mamá está en casa? 

Dos pares de pasos se acercaron un par pesado y un par liviano. La puerta de la sala se abrió, y entró…

—Oh, ¿eres Miyako Florence? Escuché que ayudaste a mi Shan Li, y a mi querida hija. —Si, soy yo.

—Muchas gracias… Lo digo en serio.

La mujer que apareció tenía el pelo rubio brillante y era lo suficientemente alta como para estar hombro con hombro con los soldados de la capital. Su voz era baja y dulce. Era una belleza vestida con un digno traje de viajera. Se veía tan madura, tan bonita, tan genial.

—¡Mamá, bienvenida a casa! —Aisha sonreía, aferrándose a las piernas de la mujer.

—¿Pero a que se refiere con Mamá?

—Ah, Shan Li, ¿no se lo has dicho? —la hermosa mujer sonrió suavemente —me llamo María. Soy la esposa de Shan Li.

—¿Eh?

—¡¡Caramba, María!! —Shan Li no dejó de tratar con su pluma, pero sus mejillas estaban enrojecidas— ¡¡Claro!! Lo que ella dijo. Así es como es —dijo la comerciante de repente y luego comenzó a murmurar para sí misma en lenguaje continental.

Incluso Miyako pudo ver que estaba un poco avergonzada. Mirando el cuerpo de María y sus prominentes curvas, era sin duda alguna una mujer. Así que básicamente… eso significa…

—Shan Li es la esposa de la señora Maria.

—Si.

—¿Y Maria es la esposa de Shan Li?

La que respondió a Miyako fue Aisha.

—¡Sí! ¡Shan Li es mi mamá, y Maria es mi mamá!

La mandíbula de Miyako cayó, y María le dijo maliciosamente,

—¿Sorprendida? —dijo Maria entre carcajadas.

—Er, no, yo…

Miyako se calló.

Dos madres. No sabía que ese tipo de estructura familiar existía en este país. Sin embargo, no podía negar que la familia que tenía enfrente era real.

Miyako se sorprendió, pero una cálida luz fluía en la parte posterior de su frío corazón.

—Entonces… ¿quieres oír cómo nos conocimos?

Atraída por el tono de voz suave de María, Miyako asintió.

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