¡Vamos a romper este compromiso! – Capítulo 42: Mi hermano regresa a casa (3)

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


Las tres nos apresuramos hacia la escena cabalgando en nuestros caballos. No importaba cuántos caballeros experimentados tuvieran consigo, seguiría siendo una experiencia terrorífica para los novatos. Y también existía la posibilidad de que hubiera heridos.

Mi hermano había dicho mi familia posee una excelente medicina para motivar a los caballeros, pero eso perdía su sentido si eran incapaces de usarla. Sana y la señorita Ange se encargarían de curarlos mientras yo me concentraba en subyugar a los monstruos. Además, ¿no se recuperarían más rápidamente si fueran curados por dos hermosas damas que por un hombre cualquiera?

En todo caso, rezaba porque no hubiera nadie seriamente herido.

Después de cabalgar durante un rato fui capaz de escuchar una voz. Un par de voces, de hecho. Parecía que Sana y la señorita Ange también lo habían escuchado porque miraban en la dirección de la que provenían.

¡Bien, los encontramos! 

Nos dirigimos hacia allí, y a medida que nos acercábamos, nos dimos cuenta que un grupo de caballeros luchaban contra monstruos, no obstante mi hermano y el joven Alex no se encontraban entre ellos. Al parecer les era imposible luchar a su máximo potencial a causa del entorno desconocido. Había cerca de diez caballeros, todos lucían heridos, luchando contra una jauría de monstruos lobo. Los números eran de doce contra tres. Unas personas heridas no podrían ganar con tanta desventaja, bueno, unas personas completamente sanas tampoco podrían.

Apresuré a mi caballo y me acerqué a ellos a toda velocidad. Un monstruo se dio cuenta de mi presencia, pero ya era demasiado tarde.

Salté de mi caballo y saludé al monstruo con una patada voladora. Los monstruos parecían sorprendidos por el repentino ataque. De hecho, los caballeros también parecían conmocionados. ¡En vez de eso deberían empezar a correr!

Bueno, siempre podía dejar ese asunto a cargo de Sana, ¡por ahora debía centrarme en derrotar a esos monstruos!

Al darse cuenta de mi súbita aparición y de que había pateado a su camarada, los monstruos dirigieron su furia hacia mí. Muy bien, vengan contra mí si se creen tan valientes. Desenvainé mi espada y me abalancé contra ellos.

En ese momento comenzó una masacre desenfrenada. Mataba a cuanto monstruo tuviera cerca. Estos se acercaban a mí por su propia cuenta así que era muy conveniente.

Cuando ya quedaba sólo uno, este pareció perder la cabeza y comenzó a correr en dirección de los caballeros. Quizás pensaba que podría ganar si luchaba contra alguien más… Sin embargo, no estaba preocupada. Devolví mi espada a su vaina y miré despreocupadamente a los caballeros, no, a Sana.

No obstante, nunca me imaginé ver aquello. Mientras pensaba que seguramente Sana lo subyugaría con su látigo como era lo usual, vi que la señorita Ange… lo había golpeado con una vara. ¿De dónde la había sacado? ¿La habría estado escondiendo bajo su falda al igual que hacía Sana con su látigo? ¡Ah! Pero hoy no llevaba falda.

Dado que había apuntado con precisión a todos sus puntos vitales, fue capaz de noquearlo ella sola. Como era de esperarse de alguien que había sido elogiada por Sana.

Oh, los caballeros también parecían sorprendidos. Todos se frotaban los ojos, negándose a creer lo que habían visto.

Después de confirmar que no hubiera más monstruos en los alrededores, me dirigí hacía donde se encontraban los demás. Alguien que parecía ser el líder del grupo se acercó a mí.

—Ah, usted es la hermana menor del comandante, ¿verdad?

—Sí, ¿se encuentran bien? Por cierto, ¿dónde están todos los demás?

—Ah, bueno, estábamos… No, nos encontrábamos luchando contra los monstruos, pero viendo el incremento en los heridos, el comandante ordenó que nos retiráramos. Sin embargo, cuando lo hacíamos, fuimos emboscados por una jauría de monstruos. Si las señoritas no se hubiesen presentado, habríamos sido masacrados. Les debemos la vida.

El líder hizo una profunda reverencia al decir eso. Y todos los demás caballeros siguieron su ejemplo.

—Por favor, levanten la cabeza. En todo caso, ahora deberían ponerse a salvo.

Seguidamente me volteé para hablar con la señorita Ange.

—Señorita Ange, esa pelea fue maravillosa. Definitivamente quiero luchar a su lado una próxima vez. Pero ahora tengo una petición que hacerle. Por favor, guíe a los caballeros hasta un lugar seguro. Quizás estén a salvo si siguen el camino por el que nos dirigimos hasta aquí, pero nunca se sabe que puede estarse escondiendo entre la hierba. Sana y yo continuaremos hasta encontrar a nuestros hermanos. Por favor, usted es la única a la que puedo pedirle esto.

—La señorita Lilina me alagó… e incluso me pidió un favor… ¡Señorita Lilina, tenga por seguro que los mantendré a salvo! ¡Así que por favor, lléveme con usted la próxima vez que salga de caza!

—Por supuesto, pero ahora será mejor que nos apresuremos. Muchísimas gracias por todo, señorita Ange.

Habiendo dicho eso, Sana y yo nos apresuramos en volver a montar en nuestros caballos. Tratándose de mi hermano no me preocupaba mucho, pero incluso para alguien como él sería difícil luchar mientras trataba de defender a los demás. Después de avanzar un poco avistamos una figura. Era… el joven Alex. Pero no parecía estar luchando. A medida que nos acercábamos, él también se dio cuenta de nuestra presencia.

— ¡Señorita Lilina! ¡¿Qué está haciendo aquí?!

—Joven Alex, recibimos un reporte de que había sido avistado un gran número de monstruos. Además, nos encontramos con un grupo de caballeros que habían sido atacados mientras trataban de escapar. Por supuesto que los salvamos, así que no tiene nada de lo que preocuparse.

—Muchísimas gracias por salvar a mis subordinados, señorita Lilina. El comandante se quedó atrás como señuelo para permitirnos escapar y, sé que puede que no sea lo mejor, pero… Señorita Lilina, ¿me ayudaría a auxiliar al comandante? En estos momentos no disponemos de nadie capaz de enfrentarse contra los monstruos. El comandante nos dijo que estaría bien, pero no puedo evitar preocuparme.

Oh, mi hermano se estaba comportando como un comandante decente al ponerse en riesgo para defender a sus tropas. Cuando miré a Sana, esta parecía lista para reanudar la marcha. Lo sabía, estaba preocupada por mi hermano, ¿verdad? Puede que no fuera la única razón, pero Sana era una persona muy amable.

¡Muy bien, en marcha!

2 respuestas a “¡Vamos a romper este compromiso! – Capítulo 42: Mi hermano regresa a casa (3)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido