Traducido por Selena
Editado por Ayanami
Long Feiye estaba de espaldas a Han Yunxi, pero la percibió en cuanto se detuvo. Cuando se dio la vuelta, vio a Han Yunxi mirando la Casa de Té Dulce Fragancia cerrada. Quiso decir algo, pero se detuvo, mirándola con frialdad.
Han Yunxi se preguntaba si Long Feiye había sido quien había cerrado de nuevo la casa de té de Gu Qishao. ¿Lo hizo porque la sorprendió comiendo aquí la última vez? Seguí leyendo “Consorte experta en venenos – Capítulo 160: Enredos, su postura”
Traducido por Shiro
Editado por Meli
La taza de café pasó rozando la cabeza del jefe del departamento y se estrelló contra la puerta de la oficina. Se escuchó un sonoro crujido y las piezas de porcelana rotas dejaron marcas en los costosos muebles. El jefe del departamento quedó estupefacto; después de unos segundos, levantó la mano hacia su frente con lentitud para limpiarse el sudor frío.
—J-Jefe, ¿hay un problema con el prospecto? —preguntó temblando.
Incluso si lo hubiera, tal ira no está justificada, ah. Pareciera que alguien hubiese asesinado a su familia. Seguí leyendo “Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 2 – Capítulo 9”
Traducido por Ichigo
Editado por Ayanami
—Qué calor… —Me limpie con el dorso de la mano, el indeseado sudor que goteaba por mi frente.
Puede que las hojas hayan suavizado un poco la luz del sol, pero eso no ayudaba con la alta humedad del aire. El aire pesado, que se pegaba con avidez a mi cuerpo, poco a poco iba minando mi fuerza física.
Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 129: La amistad de la princesa reencarnada (1)”
Traducido por Ichigo
Editado por Ayanami
A las once de la noche siguiente, Han Dong y Yu Ming entraron en el teatro como habían prometido.
Antes de que empezara la película, Han Dong miró la programación y descubrió que había muchas películas que se estrenaban en los cines durante ese tiempo, pero «Tear» seguía encabezando la lista.
Hoy en día, ni siquiera la suma de las técnicas de marketing de las películas podría compararse con el número de esa tasa de clasificación. Seguí leyendo “Al límite – Capítulo 116: Patético”