Traducido por Kiara
Editado por Ayanami
El amanecer llegó y, finalmente, se convirtió en la mañana. Si fuera una mañana habitual, habría sido el momento de despertar a Su Alteza. Pero, posiblemente, hoy no puedo entrar a sus habitaciones de forma imprudente.
Ya que Su Alteza no me dio el permiso para hacerlo. Sin embargo, ordené que los preparativos para el desayuno se hicieran en la cocina del castillo. Como sabía de su compañera, pedí dos porciones.
Pensé que la dama de Su Alteza dejaría la habitación, en algún momento, durante el transcurso del día o la noche pero, al final, Su Alteza estuvo con ella hasta la mañana. Continue reading