¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 128: Él y su prometida

Traducido por Lucy

Editado por Nemoné


Sigue sin ser bueno…

Al lanzar una mirada de reojo a Lidi que caminaba a mi lado, suspiré en secreto. Está tomada de la mano conmigo y tirando con alegría de mí con gran vigor. Aunque verla así me hace sonreír de forma natural, estoy un poco asombrado. Ella no lo entiende. Cuando estamos caminando así, cualquiera que nos mire solo podría vernos como una pareja íntima de amantes.

—¡Esta tienda!

La tienda a la que me trajo Lidi es pequeña y acogedora. No destaca en especial entre la de los alrededores. El cartel de la puerta apenas indica que es una cafetería. Debe estar bastante familiarizada con esta zona para conocer una tienda en la que la gente no suele fijarse. No se ha perdido en absoluto en el camino. Seguí a Lidi cuando abrió rápido la puerta. El interior era espacioso y había un número suficiente de mesas. Por lo que me ha dicho, parece que es una tienda muy popular. Está lleno de gente dentro, pero algunos clientes parecen haber terminado de pagar la cuenta. Por suerte, podemos sentarnos sin tener que esperar. Un empleado nos trajo agua y un menú. Lo tomé y se lo entregué. Cuando lo recibió, lo miró por un momento. Luego, levantó la cara y preguntó:

—Recomiendo la tarta de queso rara de esta tienda. ¿Qué vas a hacer, Freed? No te gustan los dulces, ¿verdad?

La Lidi que me mira con cara seria es linda. Como ella ya sabe que no me gustan, no lo negué.

—Sí, supongo que tomaré una copa. Deberías pedir lo que quieras. Por supuesto, yo pagaré todo en esta cita.

Quise decir que no tenía que preocuparse por pagar, pero Lidi frunció el ceño con hosquedad.

—No creas que voy a aceptar que me traten. Puedo permitirme este lujo.

Por lo visto, no le gusta que paguen por ella. Como estaba pensando que también se veía linda cuando hacía pucheros, casi cedí ante ella. Sin embargo, no me apetecía en absoluto dejar que la mujer pagara en nuestra primera cita, en especial cuando esa mujer era Lidi. Es natural que quiera mimarla todo lo que pueda. Después de pensarlo un poco, le hice una oferta que la satisfaría.

—Lo entiendo, pero quiero lucirme aquí. Si odias que te traten, ¿qué tal si haces algo para mí a cambio?

—¿Algo para comer…?

Cuando asentí, Lidi se puso un dedo en los labios mientras reflexionaba. Ese gesto también es bonito. O más bien, parece un poco erótico. Me di cuenta de que los hombres de alrededor le prestaban atención. De repente, me dieron ganas de echarlos a todos. De verdad imperturbable por las miradas de los hombres malvados, Lidi seguía murmurando para sí misma. Empieza a preocuparme lo indefensa que está. Me impresiona que nadie le haya puesto las manos encima antes de conocernos… Nunca lo perdonaría.

—Algo que no sea demasiado dulce… ¿Renuncio a los postres y me conformo con una comida? Me pregunto si la comida japonesa está bien…

—¿Ya te has decidido?

Como no tenía intención de dejarla pagar desde el principio, Lidi asintió y contestó con timidez.

—Nn. Puedo estar de acuerdo. Dejaré que me invites, así que la próxima vez cocinaré una comida para ti, Freed. Lo haré lo mejor que pueda, así que espéralo.

—Lo haré.

Como ella sonreía feliz, quise decirle que la comida no importaba, solo quería devorarla a gusto. Durante toda la noche e incluso después del amanecer, no quería dejarla ir. En el último tiempo, ella se había vuelto más encantadora y se hacía difícil controlar mi deseo.

De hecho…, me he dado cuenta de que ha desarrollado sentimientos por mí.

Desde que estalló el problema con el Príncipe Heredero de Sahaja, su actitud hacia mí ha cambiado con obviedad. Sus reacciones cuando la abrazo se han vuelto más dulces, de la forma en que uno actuaría en otras situaciones ha ido cambiando poco a poco. Las pequeñas cosas la hacen enrojecer y cuando la abrazo se acurruca con felicidad contra mí. Está enamorada de mí. No tardé mucho en convencerme de ello. Creo que antes era cariñosa de forma inconsciente. En ese momento no pude entender sus sentimientos y eso me dejó perplejo, pero ahora las cosas son diferentes. Es evidente que siente algo por mí. Cuando me di cuenta, quise gritar de alegría.

Y sin embargo, por alguna razón, ella duda. No lo expresa con palabras en absoluto. Mantiene la boca cerrada como si tratara de negar sus propios sentimientos. Esto también ocurrió no hace mucho. Esperaba que lo dijera pronto, pero de repente cambió de tema. No sé qué le impide decirlo, pero parece que todavía no lo hará. Me arrepiento de haber decidido esperar… Estoy tan hambriento que si me diera la más mínima pista, me abalanzaría sobre ella. Y sin embargo, quiero oírla decirlo con claridad. No tiene sentido si ella no confiesa por su propia voluntad. Si la presiono, habré esperado todo este tiempo en vano.

Me pregunto si ella lo sabe…

Recuerdo el episodio del carruaje. Estaba muy guapa porque su estilo era encantador y diferente al habitual, así que de forma espontánea quise hacerlo. Sin oponer mucha resistencia, cedió cuando la engatusé a pesar de estar en un lugar así. Creo que es imposible que una mujer quiera o acepte hacerlo en un lugar así con un hombre al que no ama. Y la mirada en su rostro cuando le dije que no la dejaría ir hace un rato… Con una sonrisa encantada, dijo que era feliz. Esa sonrisa era mala para mi corazón. Si no hubiéramos estado en un lugar público, estoy seguro de que no habría podido contenerme y la habría besado.

¿No es suficiente…? Ya podrías admitirlo. 

Cuando la miré expectante, puso una cara de desconcierto.

—¿Freed?

Por desgracia, parece que no la ha entendido. Es tan densa como siempre. Sonriendo con amargura, negué con la cabeza.

—No, no es nada. ¿Está delicioso?

—¡Sí!

Con un café en la mano, la observé atiborrarse de la deliciosa tarta de queso sin hornear que habían traído. Mientras la veía disfrutar de todo corazón, pensé que podría esperar con paciencia hasta que al final lo aceptara. Debe ser porque entiendo que siente algo por mí. Aunque no lo exprese con palabras, su mirada y su actitud lo revelan. Si no fuera así, no me sentaría a esperar. En cualquier caso, como estoy dispuesto a hacerlo, la fruta acabará cayendo en mis manos.

Lidi tiene un aspecto encantador mientras mordisquea su pastel como un animalito. Al notar un trozo de pastel en su mejilla, alargué la mano para tomarlo. Lo hice con el dedo y me lo llevé a la boca. Cuando un sabor dulce empezó a extenderse en el interior de mi boca, fruncí el ceño.

—Dulce…

—Qué… ¿Qué estás…?

—¿Nn? Tenías pastel ahí. Es dulce.

Sorprendida por mis acciones, Lidi se congeló por completo. Reacciona con facilidad incluso a cosas tan triviales. Es tan lindo que no puedo evitarlo. Mientras pensaba eso, llevé mi mano a su cara una vez más.

—¿Freed?

Me doy cuenta de que la gente que nos rodea nos está mirando. Pero no me importa. En cambio, tengo ganas de lucirme. Ella es mía y yo soy suyo. Quiero hacer evidente ese simple hecho. Mientras le acaricio la mejilla, sonrío. En cuanto lo hice, su cara se tiñó de rojo.

Oye, no muestres una reacción tan fácil de entender. No lo haré, pero me dan ganas de aprovechar esto. </em >Lidi, sonrojada, se quedó sin palabras. Es impresionante que ella piense que no me daría cuenta de esto.

—Lidi, me ha cautivado lo linda que estás cuando comes. ¿Vamos ahora a la tienda de artículos varios? Todavía tenemos tiempo. Te acompañaré a cualquier sitio.

Después de escuchar mis sinceras palabras, agachó la cabeza para ocultar su rostro sonrojado por la vergüenza. Pude ver sus orejas que habían sido ocultadas. Al ver que se volvía carmesí hasta las orejas, sentí cosquillas. No puedo evitar alegrarme de que se sienta cohibida.

—¿Lidi?

—Sí… quiero ir a la tienda de artículos varios a continuación.

Cuando volví a llamarla por su nombre, seguía avergonzada mientras asentía. Todavía no puedo obtener esas palabras de ella. Aun así, sigo pensando que estoy muy feliz.

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