Apaga las Luces – Extra 1 (II)

Traducido por Shiro

Editado por Sakuya


Mason pensó: Considero que este preciso momento es el más estúpido de toda mi vida. 

¿Qué debería decir? ¿Qué expresión debería hacer? ¿Qué debería hacer? No conseguía pensar en nada.

Noah, de pie en la entrada y con móvil en mano, miró fijamente el rostro de Mason con expresión indescifrable. Entonces, bajó la mirada con lentitud pasando por su pene desnudo y colgante, sus piernas y los pantalones atorados alrededor de los tobillos, tras lo que la volvió a subir para mirar con intensidad su ingle húmeda.

—Um… ¿Podrías cerrar la puerta? —Mason apenas había conseguido abrir su boca y articular esas palabras cuando Noah, quien no había apartado la mirada de su pene encogido, lo miró al rostro. Los bordes helados de esa mirada lo silenciaron del asombro.

—Ja, ja. —rio Noah con brevedad y presionó el botón de colgar en el móvil que sostenía—. Parece que he arruinado tu diversión.

—Ja, ja. —rio Mason ruborizado buscando restarle importancia. Quería bromear diciendo algo como: «¿Por qué tienes que entrar a casa de otra persona sin avisar y encontrarte con tal espectáculo?». Sin embargo, era incapaz de abrir la boca con los ojos de Noah adheridos a él.

—Lo siento. Entré sin permiso —se disculpó, aunque permaneció inmóvil y continuó observando de manera abierta la ingle del otro. Esta era la primera vez que se veía en una situación descabellada como esta, sin embargo, le era imposible apartar la mirada.

—Um… Agradecería que cerraras la puerta… —solicitó con torpeza aún ruborizado y cubrió su ingle con la mano que sostenía el móvil.

—Ah. Cierto —contestó y cerró la puerta.

No obstante, a diferencia de lo que Mason había imaginado, en lugar de disculparse, salir y cerrar la puerta, Noah había dado un paso al frente, quedando frente a él y bloqueando su camino, cerrando la puerta detrás de sí.

—No. Um… —buscó articular mientras sudaba profusamente—. Así no, tienes que salir…

—¿Por qué? —preguntó, ignorando a Mason, quien estaba entrando en pánico. Entonces cruzó los brazos, ladeó la cabeza y apuntó con el mentón hacia la ingle del otro mientras preguntaba—: ¿Por qué no continúas? No interferiré.

Breves momentos después, Noah debió percibir algo en la expresión de Mason, porque añadió:

—Está bien. —Hizo una pausa y continuó—: Haz como si no estuviera aquí.

Atónito, Mason pensó para sí: ¿Cómo puedo fingir que una existencia tan grande es invisible?

Debido a las descabelladas palabras de Noah, olvidó su vergüenza y agarró la cintura de sus pantalones con la intención de ponérselos, correr al baño y lavarse.

Sería bueno que, para cuando termine, Noah se haya ido.

—Oh, no —dijo al ver a Mason intentar subirse los pantalones. Descruzó los brazos, se apartó de la puerta en la que se había apoyado y se acercó a él aflojando la corbata. A continuación, agarró la mano del otro, deteniendo sus movimientos—. Parece que arruiné el estado de ánimo, pero, por favor, continúa. Me sentiré terrible si te detienes justo ahora.

—¿Eres consciente de lo que estás pidiendo?

Mason no podía entender lo que este hombre quería.

—Ah —respondió—, honestamente, no sé qué estoy pidiendo. —rio y añadió—: No puedo pensar en otra cosa salvo seguir viendo esa vulgar parte inferior de tu cuerpo. —Finalizó sonriendo como un cabeza hueca.

Mason trató de retroceder, pero Noah, quien había estado acariciando su cintura, metió su mano en los pantalones abiertos y agarró su húmedo pene.

—¡Ahh! —Sintió que su pene, marchito, se estremeció cuando Noah lo tocó. Entonces notó que la mano que acariciaba su pene salió de sus pantalones llena de semen, y sus orejas se enrojecieron.

La expresión de Noah se tornó indescifrable al mirar su mano, y Mason dio un paso vacilante hacia atrás, buscando escapar al baño, pero Noah lo agarró por los hombros primero y lo empujó sobre la cama.

—Ugh —dejó escapar Mason cuando rodó sobre la cama elástica.

—Quítate los pantalones —ordenó, despojándose de la chaqueta.

Acostado en la cama, Mason tragó la saliva que se había acumulado en su boca mientras veía a Noah desabotonar su camisa y subir a la cama.

—No, ¿por qué haces esto?

Noah agarró los pantalones de Mason y se los quitó con un solo movimiento, tras lo que los lanzó al suelo. Entonces, sus manos frías y húmedas con semen, le bajaron la ropa interior que torpemente colgaba de su trasero, revelando la parte inferior empapada.

—Mason —llamó Noah mientras le dedicaba una mirada lujuriosa a su húmedo trasero.

—Sí… —respondió Mason, sintiendo que la mente se le nublaba y que entre sus piernas empapadas la temperatura alternaba, un momento era caliente y, al otro, fría.

—Hmm… Sin importar cómo vea esto, palpita como si quisiera que lo penetrara… Vale, permíteme preguntarte algo, ten en cuenta que no estoy pensando con claridad. —Acarició la zona palpitante y continuó—: ¿Te masturbaste mientras me hablabas por teléfono?

—No. No fue…

—¿Tu pene se puso duro escuchando mi voz? ¿Te corriste?

Las manos de Noah jugaban con su trasero. Mason intentó bloquear su brazo, pero Noah agarró con su mano el piercing de diamante y lo hizo estremecerse.

—Mientras te tocabas aquí… ¿en quién pensabas? —preguntó lamiendo sus labios como si tuviera seca la boca y giró el piercing.

—Um… Ju-Julia —tartamudeó y contuvo la respiración a causa del cosquilleo.

—¿Julia? Ah, ¿la actriz de videos para adultos que te gusta? —Noah tiró del piercing y preguntó de nuevo—: ¿Qué hay de mí?

—¿Perdón?

—¿No pensaste en mí? ¿No pensaste en mí ni siquiera una vez? —preguntó incrédulo.

—Ahh —gimió Mason y alzó su trasero mientras Noah tiraba de su piercing con firmeza.

—¿Qué tal se siente? —Se acercó, mordió a Mason en el cuello y preguntó con languidez—: ¿Cuántas veces te corriste pensando en mí?

El cálido aliento que le acariciaba el cuello hizo que su visión se tornara borrosa y torció su cuerpo.

—Esto… —Frotó el semen de sus muslos y preguntó—: ¿Te vaciaste por completo mientras imaginabas que te penetraba?

—Ah… No. ¡Ahh! —Mason temía que su piel se rompiera, y sus muslos temblaron.

—¿No? —preguntó Noah con tono burlón—. En realidad, te escuché llamar mi nombre desde afuera. —Se apoyó en su cuello y susurró como si estuviera contando un secreto—: «Noah».

Los ojos de Mason se agrandaron cuando recordó que había pronunciado el nombre de Noah mientras se masturbaba un momento atrás.

Noah dejó escapar una risa contenida ante la expresión de Mason.

—Lo imaginé… Me llamaste. —Succionó con suavidad los labios entreabiertos de Mason como si lo estuviera premiando.

Solo me está poniendo a prueba, pensó en silencio ruborizado y Noah se sentó erguido con una gentil sonrisa.

—¿No te parece injusto? Te has masturbado mucho y ¿yo no puedo?

Mason no estaba seguro de qué era injusto, pero Noah le agarró los muslos que tenía cerrados y murmuró—: Yo también… —Se desabrochó los pantalones y con confianza sacó el pene erecto de sus calzoncillos.

Sobresaltado, Mason se deslizó hacia atrás, pero Noah le colocó los brazos alrededor de los hombros. Entonces, lo empujó hacia abajo, consiguiendo encarcelarlo, tras lo que comenzó a frotar su erección con una mano.

Cuando vio a Noah comenzar a masturbarse frente a él, Mason se quedó sin aliento. Su hermoso rostro se veía lujuriosamente agitado, y sus ojos entrecerrados transmitían una vibra sugerente. Además, la parte superior de su cuerpo, sin la camisa que ya se había quitado, era una magnífica escultura a causa del ejercicio. Con un rostro y cuerpo perfectos, Noah acarició su grande y oscuro pene. Esa imagen era horrorosamente vergonzosa e impactante.

—Tus… Tus tetillas están erectas, ¿puedo chuparlas? —La voz pegajosa de Noah tomó a Mason por sorpresa.

—N-N-No. No —contestó de manera automática y sacudiendo la cabeza.

Noah lamió sus labios, decepcionado debido a la negativa, y jadeó. Al verlo fruncir el ceño ligeramente, Mason se ruborizó. Sentía la cabeza tan caliente que hasta podía escuchar el latido de su propio corazón en sus tímpanos. Noah rio con gentileza y se acercó mucho a él, como si quisiera lamerle el cuello.

—Tu expresión… Estoy a punto de llegar.

El aliento cálido que Mason sintió golpearle el cuello lo hizo fruncir el ceño de nuevo. Noah, por su parte, continuó moviendo su mano mientras observaba el rostro de su compañero. Su cabello dorado estaba adherido a su mejilla a causa del sudor que caía de su frente y, sin vergüenza alguna, frotó su pene con la mirada clavada en los ojos de Mason.

—Llama mi nombre —articuló—. Quiero hacerlo mientras escucho tu voz —dijo con tono pegajoso.

Ante su demanda, Mason tomó una bocanada de aire. No podía creer cuán descarada podía llegar a ser una persona. Mientras lo vivía en carne propia, le resultó tan vergonzoso e incómodo que sintió su visión tornarse borrosa, pero Noah solo rio de manera obscena, ladeando la cabeza. Acto seguido, chasqueó la lengua, incrédulo, debido a que Mason no lo dejó succionar sus tetillas ni pronunció su nombre. Sin apartar la mirada de Mason, continuó moviendo las manos y, finalmente, el sonido de algo húmedo se escuchó y Noah frunció el ceño.

—Mason… —dijo Noah con voz ronca.

El calor era sobrecogedor, y Mason cubrió su boca con la mano y continuó tragando saliva una y otra vez. Poco después, Noah jadeó con suavidad y vació su semen durante un largo rato en su mano.

Mason se presionó el pecho. Su corazón latía desbocado y su cuerpo estaba tan caliente que tuvo que entornar los ojos. Había un límite para cuán lascivo se podía ser. Esto superaba ese límite, llegando al punto de aterrador e impactante. Noah, a su vez, no dejó de frotar su miembro después de correrse.

—Como era de esperar, algo falta… —Lamió sus húmedos labios y miró a su aún erecto pene—. Hmmm… —murmuró mirando a Mason—. ¿Quieres hacerlo? —preguntó y bajó la mirada hacia la entrepierna del otro.

Mason se tapó los ojos con un brazo. Estaba tan caliente que resultaba insoportable. Además, sentía el pene lo suficientemente lleno como para estallar. Noah era demasiado erótico. Tenía el cabello rubio como le gustaba, y la forma en la que actuaba con descaro a pesar de su inocente rostro… Aparte de la tendencia acalorada del cuerpo de Haley, Mason no podía contener su deseo natural. Después de todo, él también era humano.

Debido a todas estas sensaciones que hacían que su cabeza se sintiera extraña, Mason tragó la saliva que se estaba acumulando en su boca y pensó: Lo que sea.

A continuación, asintió casi de manera imperceptible con la cabeza y Noah sonrió con alegría, presionando los hombros de Mason. Sin embargo, ni siquiera cinco minutos habían transcurrido cuando ya se estaba arrepintiendo de haber accedido.

—Ahh… ¡Ugh! —Jadeó mientras Noah mordía y succionaba con terquedad sus tetillas como si estuviera liberando la ira que sintió al haber sido rechazado un momento atrás. Aunque Mason había accedido porque él también quería hacerle algo al lindo rostro del otro junto con su cuerpo, le estaba resultando imposible soportar sus acciones.

En ese momento, acarició la sensible cintura de Mason con su húmeda palma y agarró su tembloroso trasero.

—Es-Espera —rogó con la respiración contenida—. Déjame tomar un des… Ahh… —Tal era su sensibilidad que creyó que perdería la cabeza.

Noah sonrió como si le dijera: «¿De qué estás hablando?». Acto seguido, frotó los muslos de Mason, le separó las piernas y comenzó a lamer su pene lleno de semen, mordiendo y lamiendo la sensible parte interna del muslo en el proceso.

—Ugh… ¡Ahh! —Apretó los dientes para ocultar los extraños e indecentes sonidos que escapaban de su garganta, pero su boca lo seguía traicionando.

De la nada, el dedo de Noah acarició su interior y no pudo evitar dejar escapar un gemido y arquear la espalda, tras lo que sintió unos dientes en su piercing.

—Ahh… Solo…

No era como el sexo común donde había besos y caricias antes de meterlo y acabar. En su lugar, era pegajoso y obsceno. Mason sintió su cintura temblar e intentó apartar a Noah. Si esto continuaba, no le extrañaría que su cabeza se pusiera extraña. No, con seguridad se pondría extraña.

Noah lamió el área alrededor de su ano con suavidad e introdujo su pegajoso dedo. Al mismo tiempo, agarró la cintura escapista de Mason y lo ancló, tras lo que separó sus piernas. Acto seguido, las levantó, alzando su cintura en el proceso, y lo penetró.

—¡Ahhh! —Mason contuvo el aliento. Algo enorme estaba dividiendo su cuerpo y seguía adentrándose. Con lentitud, su interior se fue abriendo, y quedó bañado en sudor frío. A diferencia del dedo, el miembro que lo penetraba era enorme y duro. Al no poder respirar bien, jadeó, pero Noah continuó avanzando con crueldad, como si fuera a destrozarlo—. Ah… ¡Ugh!

Una horrible sensación, como si sus intestinos estuvieran desgarrándose, se apoderó de él. El miembro de Noah se hundió con fuerza en su interior, y Mason se estremecía sin parar debido a los escalofríos. Entonces, como para aplacarlo, el otro succionó sus labios entreabiertos.

—Mason —lo llamó con voz dulce.

No desmayarse a causa del dolor ya requería de todas sus energías, escuchar o ver algo era imposible.

—Ahh…

Esto era diferente al sueño donde se había corrido justo después de que Noah lo penetrara. Sin embargo, a medida que el dolor fue apaciguándose, comenzó a sentir un leve cosquilleo. La sensación del piercing contra su piel hizo que se estremeciera, y Noah lamió sus húmedos ojos.

—¿Duele? ¿De verdad duele? —preguntó mientras se movía un poco en su interior.

—Ugh… D-Due… —jadeó.

—Actuando como si fueras virgen —objetó, interrumpiéndolo—. Sé cuán zorro es este cuerpo. —Comenzó a mover un poco su espalda y le lamió el cuello.

—Euh… ¡Ahh!

El pene de Noah frotó sus entrañas con lentitud y se le erizó la piel del cuello.

—Mason —susurró succionándole el lóbulo de la oreja.

—¡Euh, ah…! —Sentía un dolor extremo cada vez que Noah se movía, el roce en su interior era lento y tenso.

Cada vez que el otro se movía o golpeaba cierto punto, una corriente eléctrica atravesaba su cuerpo.

—¡Ugh, ahhh! —Mordió sus labios y tapó su boca con una mano para ocultar el dulce gemido, pero Noah no lo dejó en paz.

Le lamió el dorso de la mano con su lengua y mordió las puntas de sus dedos mientras arremetía con fuerza. Sintió el vello púbico y los testículos chocar contra su trasero, y los sonidos húmedos, cada vez que su piel entraba en contacto, era demasiado erótico.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Euh, ugh! —jadeó y gimió. No lograba mantener su visión enfocada, a veces brillante o borrosa, y su piel hormigueaba. Noah continuó embistiéndolo profunda y maliciosamente, frotando su interior y golpeando su punto más sensible.

—Ahhh… Tu interior es caótico. —rio con voz sensual ante el temblor de las entrañas de Mason.

Acto seguido, Mason flexionó sus piernas temblorosas y torció su cuerpo. No podía pensar con claridad, todo lo que su cuerpo sentía era un gran pene. Estaba rojo desde la cabeza hasta los pies, y lo único que hacía era sacudirse. Ni siquiera se había sentido así cuando consumió drogas.

Pensó que esto era totalmente distinto al sueño. No podía soportar el placer que recorría su cuerpo como una corriente eléctrica luego del dolor desgarrador. Entonces, intentando alejar a Noah, lo agarró por los brazos, tras lo que vaciló y se detuvo. Había tocado las vendas del otro y no pudo apartarlo, por lo que comenzó a estremecerse de nuevo. Noah rio por lo bajo; sabía por qué Mason dudaba.

—Mason… —llamó su nombre con suavidad y lo abrazó con fuerza.

Mason jadeó, respirando con dificultad. No podía pensar con claridad y su cuerpo temblaba a punto de colapsar. Sin embargo, en cuanto escuchó los fuertes latidos del corazón de Noah, vacilante, lo rodeó también con sus brazos.

A continuación, Noah juntó la frente de ambos y lo miró con ojos lánguidos. Mason sintió su cuerpo arder, contuvo un gemido y tembló, mientras que Noah le besó las mejillas y los labios.

—Estás muy callado hoy. No gimes… Llama mi nombre —lo fastidió, penetrándolo ligeramente en el proceso.

Cuando Mason dejó escapar un leve gemido y se aferró a él, le susurró en tono tentador:

—¿Sí? Rápido. Di el nombre de quien está dentro de ti —continuó diciendo Noah mientras lo penetraba.

Debido a sus movimientos, Mason sintió un placer que, por un segundo, hizo estremecer su cuerpo.

—¡Ah, ahhh! —Se corrió estremeciéndose.

No obstante, Noah no lo dejó ir ni siquiera mientras llegaba, y embistió pegajosamente dentro de él. Mason sintió su cabeza a punto de explotar y gritó.

—¡Ah! ¡No-ahh! —Quería huir de Noah, pero, en ese momento, no tenía nada de qué agarrarse excepto este hombre, por lo que llamó su nombre y se aferró a él.

—Justo así… Haces que me desespere. Mierda, en serio… —maldijo y comenzó a arremeter con fuerza.

Acto seguido, agarró a Mason y lo hizo sentarse en sus piernas. Esto hizo que sintiera que el enorme pene de Noah le podría llegar hasta el cuello, y comenzó a resistirse.

—Euh, ugh…

El pene de Mason, el cual acababa de vaciarse, aún tenía algo de líquido por derramar. Noah le abrazó los hombros y movió su cadera. Después de penetrarlo a profundidad, hizo que se acostara de nuevo y le mordió el cuello con fuerza. El dolor y el cálido aliento lo hizo gritar y temblar, y Noah aprovechó el succionarle los labios.

En ese momento, sintió a Noah, el cual estaba profundamente asentado en él, eyacular. Mason suspiró cuando un líquido caliente y resbaladizo se vertió dentro de él como agua.

—Sí —respondió débilmente cuando Noah exclamó su nombre con suavidad al correrse y cerró los ojos.

—Mason… Mason… —continuó llamándolo Noah, pero no pudo responderle más.

El mundo se tornó borroso.


Shiro
Shiro no ve nada, no dice nada, no escucha nada. *Huye*

2 respuestas a “Apaga las Luces – Extra 1 (II)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido