Apaga las Luces – Extra 6 (II)

Traducido por Shiro

Editado por Sakuya


De pie frente a la puerta del estudio del primer piso, Mason reflexiona por un momento. Tan pronto como escuchó lo que dijo Phil, su primer pensamiento fue: Tal como pensé, debería ir a ver a Noah.

Sin embargo, a diferencia de lo que se había imaginado, se sentía ligeramente nervioso frente a la puerta.

«Esa persona… No está furiosa, está asustada… Recientemente, un hombre que tenía en muy alta estima murió…».

La persona que falleció y de quien Phil hablaba, Mason sabí

 

a muy bien quién era. Entonces, dejando escapar un pequeño suspiro, llamó a la puerta. Los golpes resonaron, pero no se escuchó ningún sonido en el interior. A continuación, llamó una segunda vez, tras lo que se dio por vencido y abrió.

Si no hay respuesta, lo educado sería no entrar…

Una vez adentro, se escuchó una voz ligeramente apagada.

—Lo sé —respondió Mason, admitiendo su rudeza—. No viniste a comer. —añadió, algo nervioso.

Luego de un breve suspiro, la voz dijo:

—Envié a Phil a que te dijera que comieras solo hoy.

—Mm. Lo hiciste —dijo, caminando por el oscuro estudio hacia el origen de la voz.

Noah estaba recostado en un sofá tapándose los ojos y presionándose la sien con una mano.

—¿Te duele algo? ¿Dónde te duele? —inquirió Mason con cautela.

Duele, admitió Noah en su interior.

Estirando la mano, Mason le tocó la frente, preguntándose: ¿Le duele la cabeza?

Fuera fingido o no, la frente de Noah estaba empapada en sudor.

—¿Estás bien? ¿Debería llamar a un doctor? —Mason retiró la mano e hizo ademán de levantarse.

En ese momento, sintió que Noah tiró de él con gran fuerza hacia su cuerpo y lo abrazó.

—Mason —dijo con voz apagada—. Mason… —repitió—. Respóndeme, Mason

—Dime —respondió, vacilante, acostado sobre su cuerpo y escuchando el lento latido de su corazón.

—Mason… —Contuvo el aliento y sus hombros se estremecieron como si tuviera miedo.

—Dime, Noah —respondió una vez más. Sentía el pecho de Noah subir y bajar con su respiración.

—Esto es real —murmuró, sonriendo levemente, respiró profundo y dejó escapar un suspiro. Entonces, como si acabara de caer en cuenta que estaba mostrándole agradecimiento a Mason, aún en sus brazos, lo empujó y se levantó.

Desconcertado a causa de sus acciones, Mason vio a Noah levantarse y evitarlo, lo que lo confundió. No obstante, en lugar de salir de la habitación, abrió la puerta y le dedicó al otro una mirada sugerente.

—Noah…

—¿Te pedí que entraras? —le interrumpió.

Enfrentado a su expresión agotada, Mason no supo cómo reaccionar. Noah, al notar su nerviosismo, apoyó la cabeza contra el marco de la puerta y suspiró.

—No es lo que… No estoy tratando de avergonzarte. Estoy intentando aclarar mi confusión —dijo con dificultad y se lamió los labios. Sentía su cabeza a punto de estallar.

—Pero sería mejor que te acompañara…

Cuando Mason repitió las palabras que dijo durante la llamada que tuvieron la semana anterior, Noah se rio entre dientes.

—Usualmente, así es. Es como si tu ausencia me provocara una enfermedad mental. Sin embargo, la confusión que hoy siento fue ocasionada por ti. Por lo que, estar solo me sienta mejor para encargarme de esto —dijo y sonrió, como si le estuviera solicitando comprensión.

»Está bien. También sirve que yo me vaya —añadió luego de un breve momento al ver a Mason petrificado—. Buenas noches. —Se encogió de hombros y se volvió para salir del estudio.

—Noah, yo… —Para detenerlo, tenía la determinación de decir cualquier cosa, pero el detalle radica en que no sabía qué decir.

—Si sigues deteniéndome, podría perder los estribos contigo.

—Enójate.

En el elevador, en la habitación del hotel… Había sido mucho mejor que Noah se enojara con él a que estuviera en ese estado.

—Y si te cansas de mí y te vas, ¿a quién le hará bien? —respondió y soltó una risa amarga.

—Noah… —lo llamó Mason con suavidad.

Noah dejó escapar un corto suspiro.

Al ver su rostro agotado y sus labios apretados en una fina línea, mostrando claro disgusto, Mason le dio su disculpa, la cual había planificado con antelación:

—Lo siento.

—¿Por qué?

—Por preocuparte…

—No te preocupes —lo interrumpió—. Es algo que sucede con frecuencia, al fin y al cabo. —Hizo una pausa y añadió—: Ya te lo he dicho, preocuparme por ti forma parte de mi rutina diaria.

Bajó la mirada y rio por lo bajo. A pesar de afirmar que no había problema, la apariencia de Noah lucía lejos de estar bien.

—Desde el principio he sabido que eres una persona que está dispuesta a arrojar su vida como si fuera una tira de papel higiénico. Desde la vez que te ofreciste para ir a ese peligroso lugar, y partiendo del hecho de que nunca has rechazado una misión en la que tu vida puede correr peligro, asignada por esa estúpida compañía; supe que eras esa clase de persona. La clase de persona que no tiene arrepentimientos, sin importar cuán inminente sea su muerte. —Noah hablaba con parsimonia, como si fuese un tema trivial cualquiera.

Mason parpadeó varias veces mientras lo miraba. Noah no hablaba de eventos recientes, sino de aquellos diez años atrás.

—Debido a eso, mis nervios se fueron deshilachando hebra por hebra, hasta quedar destrozados; no sabiendo cuándo morirías.

Cada día, iba perdiendo su sanidad mental mientras pensaba: Mañana Mason podría morir. Podría ser mañana o pasado mañana…

—Aunque quería sacarte de inmediato de esa compañía de mierda… Aunque quería arrastrarte lejos del campo de batalla y encerrarte en un lugar seguro… Aunque pensaba eso todos los días, no podía hacerlo. —Levantó la cabeza y vio a Mason, estupefacto, pero esos ojos azul marino lo hicieron reír a pesar de sí mismo—. ¿Por qué no podía? Porque tú y yo no tenemos relación alguna.

—Noah…

Al escuchar la voz de Mason, similar a un gemido, Noah dejó escapar un breve suspiro.

—Aunque me estás diciendo que me enoje —dijo en tono autocrítico—, soy… muy consciente de que no tengo derecho a enojarme.

Con preocuparse hasta el punto de enojarse, no le otorga el derecho de poder inmiscuirse en los asuntos de salud de Mason. Bien sea su salud, su cuerpo o su vida; Noah no tenía derecho a inmiscuirse. Todos los días enloquecía por obtener ese derecho, pero sin importar lo que hiciera, permanecía fuera de su alcance.

Durante todo ese tiempo, Mason había mantenido cerca de su persona el bolso negro, como si estuviera preparado para irse en cualquier momento; y Noah no podía decir nada al respecto.

—Sé que no tengo el derecho. En este momento, tal y como están las cosas, debería estar satisfecho… En comparación a cuando ni siquiera podía ver tu rostro, el poder estar a tu lado me hace inmensamente feliz. No debería ser codicioso. Es algo que me he dicho decenas… centenas de veces todos los días. —Noah hablaba con seriedad para no parecer un niño llorón—. En realidad, he deseado poder rendirme. Aunque rendirme no es algo que pueda hacer, no es difícil fingir hacerlo.

»Al principio, pensé que con saber que no habías muerto y que te encontrabas sano y salvo era suficiente; que me haría feliz. Después de que me salvaste la última vez, hubo un tiempo en el pensé que habría sido mejor morir en ese momento, sin embargo… —Dejó escapar una risa entre dientes.

Era una risa autocrítica. A continuación, miró las manos de Mason por un largo tiempo. En cuanto esas manos tocaron su cuerpo, contrario a sus expectativas, las cosas no volvieron a ser como antes.

En silencio, Mason observó a Noah, quien, a su vez, tenía la mirada clavada en sus manos vacías. Sus ojos estaban llenos de arrepentimiento, a pesar de que él había sido quien lo había alejado, y parecían estar a punto de rebosar con lágrimas.

Mason contuvo el impulso de abrazarlo. Por su parte, Noah abrió y cerró la boca varias veces, como si estuviera eligiendo sus palabras con sumo cuidado.

—Sinceramente… —susurró de pronto, como si estuviera a punto de contar un secreto—. Hace poco descubrí que, aunque me duele verte herido, por otro lado, me complace.

Que Mason hiciera tanto por él hacía que Noah se sintiera valorado. Cada vez que lo veía cojear o con dolor, sentía una dulzura surgir en su corazón. Aunque no era estúpido como para pensar: «Debería lastimarme más severamente»; le era imposible no ponerse de buen humor cuando veía la preocupación en los ojos del otro cada vez que miraba sus heridas.

—Por un breve periodo de tiempo, olvidé la clase de persona que eres. Para ti todo es fácil, con tal de filmar un par de escenas para una película; con tal de atrapar a un miserable acosador; te lanzas directo al peligro. Esa es la clase de persona que siempre has sido… —dijo, como si lo encontrara divertido—. Así que me confunde que estés aquí.

»Que estés aquí me hace feliz; me deleita. Tal es la satisfacción que siento que de morir en este momento, lo haría tranquilo. Sin embargo, por otro lado, quiero aún más. El pensar que harías lo mismo por cualquier otra persona me hace sentir tan miserable…

»Tan miserable que perdí el apetito —murmuró y observó el rostro estupefacto de Mason, detallando su mirada agitada y manos temblorosas. Suspiró y, luego, suspiró una vez más. Entonces, levantó las manos y se cubrió el rostro, conteniendo el grito que quería dejar escapar—. Ese rostro… Esa expresión hace que me engañe a mí mismo.

Mason se acercó a Noah, quien respiraba con dificultad buscando contener los gritos a los que deseaba dar salida, y lo abrazó.

—Noah… Noah…

—Mason… —lo llamó a su vez Noah, tras lo que tragó como si respirar fuera un suplicio y buscó calmarse.

—Dime —respondió Mason y lo abrazó con aún más fuerza.

—Siento como si fuera a enloquecer —admitió, su tono indicando que estaba al borde de las lágrimas; hombros temblando ligeramente.

—Todo está bien —dijo Mason, apoyando su cabeza en el hombro de Noah—. Está bien si enloqueces. Sin importar lo que estés haciendo o dónde estés, te rescataré siempre.

Bien fuese el cuerpo o la mente de Noah, no abandonaría ninguno en lugares oscuros. Y aunque eran palabras que no iban acorde a la situación, Mason las dijo mientras abrazaba los hombros de Noah.

En ese momento, Noah retiró los brazos del otro y lo empujó contra la pared; succionando sus labios como si quisiera devorarlos. Los hombros de Mason se pusieron rígidos a causa del impacto, pero, aún así, no pudo entrar en razón.

—¡Ahh…!

Con movimientos rápidos, Noah agarró la camisa que Mason llevaba puesta y se la quitó, y aunque este último era consciente de que eso ocasionaría una herida, mordió los labios aferrándose a él. Pronto, siguieron sus pantalones, los cuales cayeron al suelo. La espalda de Mason estaba empapada en sudor, en antelación al dolor inminente.

—Di: «Basta» —dijo con tono bajo y tentador mientras le mordía el cuello con fuerza—. Si dices «Basta», me detendré de inmediato.

No se trataba solo de no hacerlo; estaban en juego sentimientos y esperanza. Detenerlo conllevaba grandes consecuencias, por lo que Mason, en lugar de decir «Basta», cubrió los labios del otro con los suyos.

—Mierda —dijo después de suspirar cuando Mason le succionó los labios con más suavidad y dulzura.

Mientras lo mantenía presionado contra la pared, Noah agarró a Mason por el hombro con una fuerza sin precedentes e introdujo su pene entre sus piernas separadas.

Un dolor electrificante recorrió a Mason. Sin importar cuán familiar le resultaba al cuerpo de Haley tener sexo, sin estiramiento ni lubricación… Era imposible que recibiera un pene tan grande. No obstante, Noah empujó su miembro, extendiendo su conducto en el proceso.

Adolorido, Mason palideció y se aferró a Noah, quien, sin poder aguantar más, le subió una de las piernas para penetrarlo a mayor profundidad.

Entonces, de pie en una sola pierna, Mason se aferró con mayor vehemencia a Noah, y este alcanzó profundidades insospechadas debido a la cercanía de ambos.

Mason no conseguía articular palabra. El pene que lo penetraba parecía taladrar su estómago, sacudiéndose en su interior como si fuese a estallar.

—Mason…

—D-Dime —contestó, conteniendo su aliento y soportando el dolor.

Ante su respuesta, Noah sonrió, pero su sonrisa estaba llena de pesar. No sabía qué hacer.

—Hazlo… Te doy mi permiso.

Las palabras de Mason interrumpieron lo que Noah estaba a punto de decir. Acto seguido, cerró la boca y besó los labios temblorosos de la persona en sus brazos. A continuación, comenzó a moverse con lentitud y Mason cerró los ojos.

Aunque su rostro estaba pálido y su cuerpo empapado en sudor frío a causa del dolor, en ese momento Mason pensó: No está tan mal.

♦ ♦ ♦

Cuando abrió los ojos, Mason descubrió que estaba en la cama de Noah, incapaz de discernir cuánto tiempo había transcurrido, pero el cielo parecía estar brillando. Entonces, se sentó inexpresivo y miró a su alrededor. Noah lo observaba en silencio.

—Pareces un fantasma. ¿Qué haces? —Tragó con sorpresa y preguntó.

—Pensamientos peligrosos —contestó Noah riendo, sus ojos curvándose.

Mirando la cabecera de la cama, Mason movió las manos para comprobar si había otra arma, pero Noah levantó su cuerpo y dijo:

—Eres ingenioso.

Con decir que estaba contemplando pensamientos peligrosos, fue suficiente para que Mason adivinara lo que pensaba. Sin embargo, ante sus palabras, se detuvo y clavó en él la mirada. Noah, completamente desnudo, se estiró, como lo haría después de un buen descanso, y se levantó.

—¿Por qué? —Mason lo agarró y se levantó con él.

Noah miró la mano con la que el otro lo agarraba como si de algo dulce se tratase.

—Solo estaba pensando. En sus cabezas, todos piensan una variedad de cosas. No te preocupes por eso. —Agarró la mano de Mason y, plantándole un beso en el dorso, rio—. ¿Puedes moverte? Ayer, yo… Iré a traerte algo de comer. Come y luego duerme un poco más.

—Noah. —Sin soltar su mano, Mason se sentó.

Los ojos de Noah se curvaron cuando rio de nuevo.

—¿Acaso tu parte inferior se siente insatisfecha?

Pero, sin soltar prenda, Mason continuó estudiándolo.

—Debido a que no te deshiciste de mí anoche, mi malentendido y autoengaño se aseveraron. Es porque temo que todo se termine.

—¿Qué malentendido? ¿Qué autoengaño? —inquirió, suprimiendo su angustia, pero en su interior, se preguntaba: ¿Por qué? ¿A qué le tienes miedo exactamente?

Noah no era una persona con muchos miedos. Incluso secuestrado, comprobó ser una persona fuera de lo común, que provocaría a sus secuestradores. Pero, con él, tenía miedo que no le manifestaba, preparándose para un futuro miserable, actuaba y pensaba de manera pesimista.

—¿Qué malentendido? ¿Qué autoengaño…? —repitió Noah en un murmullo y levantó la vista para mirar la mejilla de Mason, tras lo que levantó su mano con lentitud y la acarició—. Eres Mason, pero este es el cuerpo de Haley Lusk.

Un cuerpo frágil, enfermizo y lascivo. Ese era el cuerpo de Haley. Sin embargo, Noah había acariciado con sumo cuidado ese cuerpo, que, a sus ojos, era solo Mason.

—Todos te llaman porque nadie sabe que eres Mason.

Nadie lo sabía. El director con diez años de experiencia no lo sabía, sus parientes, sus amigos, ni siquiera el agente que lo había cuidado durante los últimos dieciséis años se imaginaba que era una persona completamente distinta.

—¿Sabes? Llamarte Mason no es bueno… En este mundo, nadie aparte de mí sabe que estás aquí —susurró Noah mientras besaba el dorso de su delgada mano—. El único en el mundo que sabe de tu existencia soy yo.

Todos los demás veían solo a Haley Lusk, el único que veía a Mason era él.

—No sabes cuán dulce es esa sensación —continuó—. Pero para ti, eso no es algo bueno… De un cuerpo saludable y hermoso a este cuerpo lleno de problemas al que todos llaman Haley. No hay de qué alegrarse en esta situación. —Rio con amargura—. Pero no puedo evitar sentirme especial, aunque soy especial solo porque tú lo eres.

»Me percaté de tu presencia, me aferré a ti e insistí en llamarte Mason… Y así terminaron las cosas —dijo con tono objetivo.

Todos los días, buscaba convencerse de que debía sentirse satisfecho con lo tenía, para no desilusionarse como cuando tenía diecinueve años y Mason se fue.

—Así como tú eres el único para mí, yo soy el único para ti… Cuando pensé eso, fue tal la dulzura y la dicha que sentí, que no pude liberarme luego. Ya sea esto un sueño, mi imaginación, un malentendido o una ilusión.

La existencia en el mundo del uno para el otro era única y especial. Noah besó a Mason en los labios, quien lo miraba.

—Única y especial… —Mason repitió estas palabras sin apartar la mirada del rostro de Noah, tras lo que hizo la pregunta que llevaba días queriendo hacer—: ¿Estamos saliendo?

De hecho, eso parecía ser lo que él y Noah estaban haciendo. Las personas del mundo esperaban por el anuncio de su relación, y Tony y Vick ya pensaban que estaban saliendo. Pero ellos dos nunca habían discutido nada respecto a si se amaban o gustaban. Mason había comentado que le gustaba de pasada, pero nunca había discutido el tema directamente. Y ahora que ya estaban teniendo sexo, llevaba tiempo queriendo hacer esa pregunta.

—¿Quién sabe? —Noah respondió con otra pregunta—. Todo este tiempo he venido diciendo que me gustaría eso, ¿por qué me preguntas esto de pronto cuando tú eres quien tiene la última palabra en este asunto? —Habló de manera desinhibida y miró a Mason fijamente a la cara mientras esperaba, nervioso, como un convicto en el corredor de la muerte esperando la cuenta regresiva—. Tú eres quien tiene el cuchillo por el mango.

Mason era quien podía cortar o unir los lazos de esa relación; era quien la controlaba.

—Para mí, se trata de cuán lejos me permitirás ir.

Necesitaba que le dijera cuando debía pisar los frenos. Si ser codicioso durante los buenos tiempos traería como consecuencia que Mason se fuera, lo perdería todo.

—Yo… ¿Cuánto de ti puedo tener?

Mason lo miró mientras hacía esta pregunta en voz baja. Sus labios temblaban ligeramente y la mano que mantenía agarrada se encontraba en un estado similar.

La expresión miserable en el rostro de Noah no lo hacía menos hermoso; de hecho, no tenía par.

Un rostro puro y blanco. Una persona a la que quiero proteger…, Mason pareció percatarse de dónde venía su tipo ideal y se rio ligeramente. De no encontrarse en esa situación, jamás lo habría descubierto porque no era gay ni pedófilo. Se sentó, agarró la otra mano de Noah y dijo:

—Lo que dijiste es correcto.

Si le preguntaran si lo que sentía por Noah era sexual, la respuesta no sería clara. No era gay ni jamás había contemplado la posibilidad de amar a un hombre sin importar cómo luciera. No importaba cuán hermoso fuera Noah ni si personificaba su tipo ideal, tener sexo con él todavía le era extraño e incómodo.

—Para mí… eres el único que me llama y me considera Mason.

Él también se sentía nervioso, y se estremeció ligeramente. Decir que no sentía por él atracción sexual tampoco era del todo cierto. Esta persona era un caso especial. A lo largo de su vida, no había habido nadie tan especial como él. Desde que escuchó ese leve sonido proveniente del bolso veinte años atrás, hasta ese momento, en cada encrucijada, él había escogido a Noah.

Ya fuese su elección o no, Noah siempre había ocupado el primer lugar en el corazón de Mason. Cuando lo dejó diez años atrás, fueron más las lágrimas que derramó en comparación a cuando lloró por su esposa e hija muertas. No sabía cómo explicar esa resonancia del alma. En el mundo, si alguien dijera que la emoción más álgida en toda relación era el amor, entonces eso era verdadero amor. No había nadie más que pudiera agitar sus sentimientos; así era su vida. Para él, Noah era una existencia única y especial.

—Ya que no hay nadie más que tú… —Estiró las manos y, como si estuviera volviendo a sus sentidos, acarició las comisuras de los hermosos ojos verdes de Noah—. Lo que sea que desees, lo tendrás.

Si lo deseaba en su totalidad, podía tenerlo, fue lo que Mason quiso decirle. Noah parpadeó varias veces, como si estuviera tratando de descifrar el significado de sus palabras; sus pupilas estremeciéndose. Entonces, lágrimas translúcidas comenzaron a caer de esos ojos.

—Si estoy soñando…

—Es la realidad —lo interrumpió Mason mientras veía las lágrimas rodar por sus mejillas en lugar de limpiarlas. Aunque sentía tristeza en su corazón, también sentía dulzura.

—Si es un sueño… tendré ganas de dispararme en la cabeza tan pronto como despierte. Es mejor no despertar nunca… Su rostro no mostraba felicidad alguna, al contrario, parecía aterrarle la posibilidad de que ese fuera un sueño y tuviera que despertar.

Mason lo besó con cuidado.

—Me deshice de esa arma.

La colt python junto a su cama… la había tomado y había hecho uso de ella.

—Noah —murmuró con sus labios contra su rostro y el otro cerró los ojos.

Todo era demasiado dulce. Mason le abrazó los hombros y Noah lo besó. Él también se había convertido en una existencia única y especial para esa persona única y especial.

Más que un sueño, más que su imaginación, más que un malentendido, más que un autoengaño, la realidad se había vuelto mucho más dulce. Desencarnar de ese mundo, era algo que ya no deseaba.

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