Apaga las Luces – Extra 8 (II)

Traducido por Shiro

Editado por Sakuya


Mason, resignado, se acercó a Noah. Este aún fruncía ligeramente el entrecejo, pero al ver al otro caminar hacia él, relajó la expresión y sonrió.

—¿Trescientos mil por dos horas? ¿Sabes? Mi salario anual, cuando estaba en Zii, era de cuatrocientos veinte mil. ¿No es natural que me sienta tentado? —comentó Mason, encogiéndose de hombros.

Tuvo que volcarse por el desierto o la jungla mientras le disparaban, al borde de la muerte, para que por un año le pagaran cuatrocientos veinte mil dólares. Por esa razón, cuando escuchó que le pagarían trescientos mil dólares solo por charlar dos horas mientras bebía una gaseosa en un lugar agradable y fresco, no le fue posible negarse.

Noah dejó escapar una breve risita, como si las ganancias anuales de Mason fueran algo insignificantes para él, y luego le acarició la mejilla.

—Puedo pagar un millón, incluso diez millones de dólares, si pudiera comprar tu hora. Hasta puedo preparar un cheque en blanco, luego tú anotarías la cantidad que desees.

—¿Y qué me harías hacer durante esa hora…? ¿Qué merecería que me pagaras diez millones de dólares la hora? —preguntó Mason.

—¿Qué crees tú? —preguntó a su vez Noah con ojos sonrientes.

—Hmm…

Era obvio lo que un hombre haría al comprar el tiempo de su amante. Cuando Mason endosó una expresión pensativa, Noah no pudo evitar soltar una carcajada y besar a Mason en la mejilla al tiempo que murmuraba:

—Pero no sabrías qué con exactitud, ¿o sí? ¿Sabes con total certeza lo que haría? —inquirió Noah, con tono sugerente, y dando un paso en dirección a Mason, quien retrocedió, sonriente.

—Hmm… No me harás devorar algo… ¿o sí?

—Ya que tienes curiosidad, supongo que estás dispuesto a escuchar mi propuesta y luego decidir si es o no provechosa.

—No, eso no fue lo que quise decir… —A Mason le sorprendió el intenso olor a hierba que lo asaltó cuando tuvo a Noah cerca.

De este modo, comenzó un juego del «gato y ratón»; tú avanzas, yo retrocedo, una y otra vez, hasta que Mason tropezó con el reposabrazos del sofá, cayendo sobre este.

—¿Debería hacer el cheque en blanco?

Shiro
Vibras de presidente dominante~

—No. Mi amor por el dinero no llega a tanto…

Era imposible para Mason aceptar un cheque en blanco por una hora, pero con Noah insistiendo en llevar las cosas tan lejos ni siquiera podía criticarlo y decirle en juego que dejara de tomarlo por un estafador. Al final, solo pudo dedicarle una sonrisa torpe.

—Para ser alguien que no ama tanto el dinero… —Noah les echó un vistazo a los papeles sobre la mesa en lugar de concluir la oración, y continuó—: Ya vi que firmaste un nuevo contrato de cine con el tipo al que le quería disparar. La película que acabas de filmar con él ni siquiera ha sido estrenada…

—Eh…

—Seguramente no aceptaste por el dinero que te ofreció, ¿cierto? Los diez millones de dólares y la garantía de ejecución no fue lo que te engatusó. ¿No es así? —preguntó Noah, agarrando a Mason por el mentón.

Diez millones de dólares y una garantía de ejecución. Mirando en retrospectiva los récords de taquilla previos de Big, este contrato con toda seguridad le daría algunos millones de dólares, por lo que, hechizado, Mason lo firmó.

No pudiendo continuar evitando sus ojos por más tiempo, Mason lo miró a la cara y le sonrió halagadoramente.

—¿Qué quieres que haga?

—Estoy seguro de que me odiarían si hicieras todo lo que yo quisiera, así que me pregunto qué podemos hacer… —Ponderó unos breves segundos y sugirió—: ¿Qué tal una ronda al aire libre?

Mason quedó atónito, pensando para sus adentros: ¿Te esforzaste en pensar en algo para que no te odiara y lo que se te ocurrió fue una ronda al aire libre?

Al ver la mirada desconcertada de Mason, Noah sonrió, sus ojos curvándose, y se lamió los labios de manera sensual.

—Cualquier lugar estaría bien. Un callejón oscuro sería estimulante —susurró, inclinándose y acercando su nariz a la de Mason.

A continuación, movió las manos, desabotonando la camisa que Mason llevaba puesta, un botón a la vez. Entonces, cuando sus tetillas quedaron a la vista después del cuarto botón, apartó las manos y sonrió como si hacerlo al aire libre fuese ya un hecho.

Noah tiró de Mason por los brazos, su cuerpo completamente ruborizado, e hizo que se inclinara hacia el estrecho espacio junto a la ventana al lado de la cama.

—No, yo…

—Un lugar angosto y sin iluminación. —Noah apretó el apagador.

—Noah…

—Shhh… —lo calló y susurró a Mason en la nuca—: Pórtate bien, ¿eh?

Acto seguido, lo empujó, haciendo que Mason se apoyara contra la pared. Luego, deslizó su mano hacia abajo, rozando la parte delantera de los pantalones del otro de manera sensual y, con la otra mano, abrió la ventana, permitiendo que el viento circulara y que el ruido exterior se colara.

Mason contuvo el aliento. Noah, al tiempo que abrió la ventana, bajó la parte delantera de los pantalones del otro, quien, al sentir su rostro ruborizarse, apoyó la frente contra la pared. A continuación, sintió que unos dedos fríos agarraban su entrepierna.

—Ugh. —La gélida sensación lo estremeció.

Noah se rio entre dientes y exhaló contra su cuello.

—Este cuerpo de verdad es tan sensible —dijo al notar el ligero temblor en los hombros del otro y, luego, comenzó a acariciar eróticamente el pene en su mano, como si estuviese tratando de exprimir su semen, al tiempo que frotaba su miembro al ritmo contra el pliegue trasero de los pantalones de Mason.

—Hmmm…

La sensación de la dura erección de Noah entre sus nalgas hizo que Mason se humedeciera, como si ya lo hubiese penetrado. En cuanto sintió que sus bolas pasaron a ser las protagonistas, cerró con fuerza los ojos, a lo que le siguió que acariciaran su pene y frotaran su hendidura. Debido a los movimientos, sus pantalones descendieron un poco más, y sus calzoncillos quedaron atrapados en sus muslos.

A continuación, Noah usó una mano para pellizcarle con ahínco una tetilla, y con la otra continuó frotándole los testículos, para luego ir un poco más allá y hacer girar el piercing.

—Ja… Uhh, eso es…

—¿Por qué no te has quitado esto? —inquirió Noah, dejando escapar su aliento contra la nuca de Mason. Su voz seductora y la sensación de cosquilleo que generaba su aliento sobre su cuello hizo que Mason se mordiera los labios, su cuerpo debilitándose.

A continuación, tiró ligeramente del piercing, instando a Mason a que respondiera.

—N-No sé c-cómo q-quitarlo… —tartamudeó.

Él nunca se había hecho una perforación, y no tenía la menor idea de qué hacer con el pequeño aro ubicado en esa frágil zona entre sus bolas y ano. Cuando trató de tirar de el, parecía pegado a su piel, por lo que encontró la sensación extraña y dolorosa. No poder sacarlo hasta lo asustó un poco, pero ir a algún lugar para que se lo quitaran…

En fin, dado lo conocido que era el rostro de Haley, si luego llegasen a subastar la pieza o hicieran algo del género, hasta el descarado de Mason se sentiría extremadamente avergonzado. Vivían en un lugar donde hasta el cabello que una estrella se había cortado, en un momento de ira con un paparazzi, había sido vendido por un alto precio. Por lo tanto, ni se dijera del aro con una piedra preciosa que una vez estuvo entre las piernas de una estrella, con toda seguridad se vendería fácilmente por un alto precio.

—No sabes cómo quitártelo —repitió y sonrió, como si la respuesta de Mason lo hubiese complacido—. Entonces, si te pusiera en secreto un piercing mientras duermes, no tendrías más remedio que conservarlo, ¿no es así? —preguntó retóricamente—. Estos lugares, en realidad, me gustan —afirmó mientras frotaba la tetilla izquierda de Mason y la punta de su pene de manera dolorosa.

—Por favor, detente…

El gusto vulgar y obsceno de Noah en el sexo era tan contrastante con su elegante e inocente apariencia que Mason no pudo evitar jadear, agarrando la mano derecha del otro. Acto seguido, trató de apartarlo, pero Noah deslizó hacia abajo la mano que tenía sobre su pecho y la introdujo en su interior. Su agujero, para empezar, ya estaba húmedo, y sin resistencia se abrió y engulló el pálido dedo.

—Ahh…

Su reacción hizo que Noah sonriera y luego hincara sus dientes en el cuello húmedo de Mason, mientras que con su dedo le revolvía las entrañas y lo hacía entonar lascivos gemidos hasta que, no soportándolo más, se mordió los labios en un intento por silenciarse.

—Este cuerpo es tentador por naturaleza, pero… parece haberse acostumbrado a mi pene después de hacerlo algunas veces. Incluso pareciera estar perfectamente diseñado para adaptarse a mi miembro sin preparación alguna. Así… —Los dedos que en ese momento movían y toqueteaban sus entrañas salieron y el miembro de Noah se precipitó por ocupar su lugar inmediatamente después, abriéndose camino hacia el interior.

Mason tomó una inhalación profunda, sintiendo cómo era empujado contra la pared y estremeciéndose a medida que el miembro de Noah irrumpía sus paredes internas previamente selladas, como si una corriente eléctrica le hubiese recorrido todo el cuerpo.

—Ahhh… Hmm… E-Espe… —Mason no podía parar de estremecerse al sentir el calor del cuerpo de Noah al estar completamente adherido al suyo.

—Acerca… tu trasero… un poco más —jadeó Noah acaloradamente al tiempo que tiraba de sus caderas hacia él.

—¡Ahhh!

A medida que tiraba de sus caderas, el miembro de Noah alcanzó mayores profundidades. Mason sentía su espalda empapada en sudor y, en un intento de acallar sus gemidos, se llevó la mano a la boca y cerró los ojos con fuerza. Entonces, sintió su piel estremecerse, como si lo hubiese recorrido una descarga eléctrica, y cuando Noah arremetió una vez más, su mente quedó en blanco y se corrió contra la pared.

—Ja… ¿Eres consciente de cuán sexy eres cuando te corres? —Hizo una pausa e, implacable, continuó inquiriendo—: ¿Cuántas mujeres te han visto poner esa cara? —Pellizcó las tetillas erectas de Mason.

Este se encogió, estremeciéndose, y buscó alejarse, aunque todos sus intentos fueron en vano. Acto seguido, Noah comenzó a embestirlo sin piedad.

—Ah… Ugh… ¡Ahh!

Lágrimas y semen salpicaron el suelo, y sus cuerpos, empapados en sudor, chocaban en tanto que sonidos húmedos se entremezclaban con los gemidos sonoros que escapaban de su boca. Viendo que lo que hacía era inútil, Mason se mordió el labio y estiró la mano, queriendo cerrar la ventana. Solo pensar que esos ruidos obscenos podían llegar al exterior hacía que sus orejas se enrojecieran. Sin embargo, antes de que sus acciones dieran frutos, Noah le agarró la mano y la sostuvo contra la pared, al tiempo que lo hacía inclinarse hacia él y lo embestía con fuerza.

—Ahh… Hmmm… ¡Ah, ahhh!

El miembro de Noah entraba y salía, como si estuviera tratando de romperle las entrañas, y cuando sintió que las paredes internas lo cernían de manera insoportable y lasciva, apretó los dientes y gruñó.

Al mismo tiempo, Mason tomó una bocanada de aire y contuvo la respiración, rasguñando la pared con sus manos, antes de deslizarse a causa del sudor. Manos fuertes sostenían sus caderas, y antes de que sus hombros chocaran contra la pared, Noah lo levantó una vez más y arremetió.

Mason gimió y retorció sus caderas, sintiendo cómo de su pene brotaba semen y comenzaba a gotear hasta el suelo.

—Pareciera que te estuviera saliendo leche de las tetillas —dijo Noah, al tiempo que le acariciaba el trasero húmedo con la mano.

El cuerpo de Mason estaba enrojecido, pero escuchar esa voz chocar contra la parte posterior de su cuello hizo que el color se intensificara.

—Aunque no lo estamos haciendo en el exterior…

Inhalando y exhalando profundamente, Noah sacó su pene, el proceso acompañado de un sonido erótico. Por su parte, Mason dejó escapar un grito ahogado, estremeciéndose al sentir que sus paredes se cerraban.

En cuanto el pene de Noah abandonó su interior y esas fuertes manos dejaron de sostenerlo, no pudo evitar desplomarse. Sus piernas estaban hechas una gelatina, y mantenerse en pie era imposible, pero antes de que sus rodillas tocaran el suelo, Noah lo agarró de los brazos y, con suavidad, lo depositó en suelo y lo obligó a apoyarse contra la pared.

Mason frunció el ceño cuando sintió el calor del miembro palpitante de Noah cerca de su mejilla. Seguido de esto, Noah colocó una mano en la pared y, llevando la otra a su miembro, se corrió mientras miraba fijamente a Mason.

—Ja… —dijo Noah, entrecerrando los ojos, satisfecho, y con expresión erótica.

Manteniendo la boca cerrada, Mason observó el rostro que se acercaba, atónito. Un líquido tibio le resbalaba por la nariz y las mejillas. Noah había eyaculado en su cara, y tal fue la cantidad que pronto el líquido le alcanzó los labios y la barbilla.

Mientras Mason observaba el rostro limpio, y con expresión satisfecha, de Noah, lo vio levantar la mano y barrer el semen en sus labios, pero en lugar de retirarlo, lo untó por toda su cara.

—Mason —lo llamó.

No obstante, el aludido no contestó, temiendo que el semen entrara en su boca. Comprendiendo su silencio, Noah le dio unas palmaditas en la mejilla y continuó:

—En realidad, no me importa lo mucho que promuevas a Haley porque te tengo. Pienso que es correcto dejar que Haley viva como Haley, ya sea filmando dramas o películas con ese bastardo al que le quiero dar un tiro. Eso, lo puedo comprender, pero… —Noah sacó la lengua, lamiendo y succionando los labios cerrados de Mason—. Esto es mío. Y si llegaras a olvidar eso en algún momento, podría ser problemático.

—¿Es esta una advertencia? ¿Quieres decir que harás algo similar si llegara a suceder lo que dices? —preguntó Mason y dejó escapar un suspiro, al sentir, impotente, que el líquido resbaladizo se introducía en su boca.

Noah sonrió, las comisuras de sus ojos arrugándose, y fingió inocencia.

—¿Crees que todo se solucionaría solo con esto?

Mason guardó silencio.

—Las cosas no serían tan sencillas como para solucionarse con que consumas un poco de semen con tu boca y ano. —Noah articuló esas obscenas palabras con una sonrisa inofensiva.

Mason puso los ojos en blanco al ver ese rostro carente de toda vergüenza y, al final, bajó la mirada.

—¿Vamos a asearnos? Aunque no tengo problema en que nos quedemos así —comentó Noah con una sonrisa jubilosa.

Sintiendo que el semen en su mejilla comenzaba a secarse, Mason suspiró y le tendió las manos. Noah lo tomó en brazos y caminó hasta el baño donde, con el pretexto de lavarlo, lo toqueteó por todas partes y comenzaron otra ronda de sexo.

Solo después de que el cielo se tornó amarillo y el semen de Mason fluyó como agua, fue que le permitió dormir.

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