Dama Caballero – Capítulo 110: Una tormenta se acerca

Traducido por Kiara

Editado por Gia


Tan pronto como Elena terminó de vestirse, se dirigió directamente a la sala de estar donde Harry aguardaba. Era la visita que Elena había esperado durante mucho tiempo. No importaba cuán agonizante fuera el dolor, haría lo que fuera necesario para convertir a Carlisle en emperador. Y nada sería mejor que tener a la familia Krauss de su lado.

Cuando llegó frente al salón, una criada que esperaba afuera le abrió la puerta.

La cabeza de Harry giró ante aquel sonido y, cuando notó la presencia de Elena, se inclinó profundamente.

—Salve a la princesa heredera. Gloria eterna al Imperio Ruford.

—Es bueno verte de nuevo. Es la primera vez desde la recepción de la boda, ¿cierto?

—Sí, Su Alteza.

Harry le dio una sonrisa compuesta. Todavía era un hombre joven, pero poseía un aire de precocidad que no tenía antes en la recepción. Casualmente se sacudió una mota de polvo de la camisa.

—Por favor, tome asiento.

—Gracias.

Harry se sentó en silencio en la silla que Elena le ofreció. Su comportamiento era más relajado en comparación con el estricto autocontrol que denotaba el conde Krauss, pero en una inspección más cercana, los movimientos de Harry no carecían de gracia. Se notaba que era un sucesor de la familia sano y muy bien educado.

Elena estudió a Harry por un momento antes de iniciar la conversación.

—¿Cómo estás? Noto que has madurado más desde la última vez que nos vimos.

—Últimamente he escuchado tales elogios, aunque estoy seguro de que soy un pequeño calamar en comparación al príncipe heredero. —Elena soltó una pequeña risa ante aquella broma descarada. De hecho, Harry era un joven apuesto con un linaje impresionante, y tenía una personalidad encantadora que probablemente lo hizo popular entre sus compañeros. Una sonrisa se extendió por el rostro de Harry mientras continuaba—: Gracias por recibirme a pesar de lo repentino de la visita. Tendré que partir pronto a otro reino para aprender sobre negocios, por lo que me sería difícil visitarla en otra oportunidad.

—De nada. Te había dado permiso para venir en cualquier momento. Es impresionante que ya estés aprendiendo sobre negocios.

—No se puede evitar. Mi abuelo insistió firmemente.

A pesar de su voz quejumbrosa, se percibía cierto aire sobre él, como si supiera que no debía dar por sentada su educación intensiva.

—Entonces, ¿te irás del Imperio Ruford por mucho tiempo?

—No, no es como si me fuera a estudiar al extranjero por años. Solo serán unos meses.

—Por casualidad, ¿te irás con el conde Krauss? —preguntó Elena.

—Sí, iré con mi abuelo.

Unos pocos meses no era un período corto de tiempo. Desde la perspectiva de Elena, sospechaba que Paveluc pronto comenzaría su rebelión. Sin embargo, ahora que Carlisle estaba vivo, no le quedaba del todo claro cómo cambiarían los eventos, y existía la posibilidad de que Krauss se pusiera del lado de Paveluc y de la emperatriz en el futuro.

La pronta ausencia de Krauss era una información vital y quizás un golpe de suerte. Si aquella familia no estaba de su lado, no tenían que estar del lado de nadie.

Ahora que he estado tratando de acercarme al conde Krauss, resulta que pronto dejará el Imperio Ruford.

En cierto modo, se sentía aliviada de que se evitara una situación en la que fueran enemigos.

Mientras Elena reflexionaba sobre esa información, Harry estudió cuidadosamente su tez pálida y luego habló:

—Escuché que la atacaron en una salida que tuvo. Me alegra ver que no parece gravemente herida, Su Alteza.

Los ojos rojos de Elena brillaron. No era inesperado que la familia Krauss tuviera vastas redes de inteligencia, pero decir eso en voz alta era otra cosa. Elena sonrió inocentemente, preguntándose cuál era el motivo oculto de Harry.

—Entonces lo sabes. Tuve suerte de no lastimarme de gravedad.

—¿Es eso cierto? Escuché que la flecha causó una lesión bastante seria en su espalda…

La respuesta sacudió a Elena, pero mantuvo su apariencia tranquila.

¿Cómo lo supo?

Había escuchado que Carlisle mantuvo los detalles sobre el intento de asesinato estrictamente en secreto, desde el número de tropas enemigas hasta cómo murieron. Sin embargo, Harry sabía que Elena había sido herida por una flecha. Su cabeza comenzó a enfriarse.

Los Krauss no lo saben todo. Sin embargo, ¿cómo se filtró información tan detallada sobre mi herida fuera del palacio?

La sorpresa de Elena era poca al saber que habían espías en el palacio imperial, y aunque algunos nobles sabían que estaba lesionada, no tenían información detallada sobre el tipo de herida o la gravedad de esta.

La red de información de Krauss era verdaderamente impresionante, pero lo era aún más que Harry casualmente acudiera a Elena sabiendo todo eso. Quedaba claro que había calculado dicho encuentro teniendo en cuenta que ella tenía una lesión grave.

Esa tampoco es una apuesta normal.

Elena entendió que no debería subestimar al joven heredero, a pesar de su edad.

—Por favor, no lo malinterprete. Los rumores no son tan malos —habló rápidamente Harry con las manos juntas y después de notar la mirada cautelosa de Elena.

—Está bien. Traté de cubrir mi lesión porque no quería causar preocupación, pero queda claro que ya lo sabías.

—Eso es todo lo que sé. Sin embargo, si no le importa, ¿me permitiría hacer algunas conjeturas?

—Puedes.

Harry estaba empezando a llegar al punto. Elena se había preguntado por qué sacó a relucir el tema de la emboscada.

—A juzgar por la ubicación de la herida, ¿tomó la flecha que iba destinada para el príncipe heredero?

Por lo general, cuando un arquero le dispara a uno, lo hace en la frente o en el costado. Una flecha podría golpear la espalda en el caso de que uno estuviera huyendo, por supuesto; sin embargo, considerando las circunstancias de que Elena estaba herida y Carlisle había salido ileso, se podía hacer otra suposición.

Era pura conjetura, como dijo Harry, y la verdad solo la conocían las partes involucradas.

¿Por qué tiene curiosidad  sobre eso?

Desde su posición, era una pregunta completamente inesperada. Miró por un momento al joven frente a ella. No tenía idea de la intención de su pregunta, y no sabía si decirle la verdad o mentirle… o tal vez gritarle por su descaro.

Por supuesto, quería mantener relaciones lo más cercanas posible con la familia Krauss, por lo que se mostró reacia a elegir la tercera opción.

Solo porque conoce la causa de mi herida, no significa que sepa sobre mis habilidades de lucha.

Aunque no supiera pelear, casi cualquiera podría correr lo suficientemente rápido como para salvar a su esposo.

Después de un breve debate interno, Elena tomó su decisión. A fin de cuentas, ella había estado tratando de mostrar su estrecha relación con Carlisle, por lo que no había razón para mentir ni esconderlo. No tenía importancia si alguien lo sabía.

—¿Puedes prometer guardar esta información?

—Lo prometo —respondió Harry sin dudarlo.

—Muy bien. La verdad es que… sí, tomé la flecha destinada a Su Alteza. —Los ojos de Harry brillaron de satisfacción por haber acertado. Curiosamente, hizo que el joven pareciera más de su edad. Elena sonrió—. ¿Por qué tenías curiosidad sobre eso?

—Me has hablado con honestidad, así que te responderé de igual forma. Nunca había visto tanta lealtad en la familia imperial. ¿Qué pareja imperial se lanzaría al peligro por su cónyuge? —Harry tenía un punto. A pesar de la aparente armonía entre el emperador Sullivan y la emperatriz Ofelia, la verdad era que su relación estaba fracturada—. Debo decir que me gustas, Su Alteza —habló Harry en voz baja mientras miraba de cerca a Elena. —Ella le lanzó una mirada incrédula y este rápidamente corrigió sus palabras—. Oh, no como mujer, sino como líder del Imperio Ruford. Inspiras a alguien a creer en ti.

No había ninguna razón oculta para que Harry le dijera eso a Elena, por lo que probablemente decía la verdad.

—Entonces, si soy de tu agrado, ¿por qué no apoyar al príncipe heredero a ascender al trono?

Decidió ser directa. Si la declaración de Harry era cierta, la familia Krauss no tenía que permanecer neutral. Sin embargo, ante esas palabras, Harry agitó las manos rápidamente.

—Si fuera el jefe de la familia Krauss, podría tomar esa decisión, pero sabes que todavía no tengo ese poder.

Elena le brindó una leve sonrisa. Harry ya sabía cómo usar su juventud para salir de conversaciones incómodas. Su habilidad para redirigir el flujo era incomparablemente sobresaliente para su edad.

—Realmente el conde Krauss ha preparado un sucesor capaz. —Elena asintió en reconocimiento. Las palabras de Harry no estaban equivocadas—. Entonces, por favor, entrégale el mensaje a tu abuelo.

—Es demasiado terco para escuchar, pero no olvide que, de mi parte, tiene todo mi apoyo.

Harry sonrió y sacó algo del bolsillo interior de su chaqueta. En su mano había un broche en forma de lirio tachonado con joyas brillantes. Elena lo estudió con curiosidad.

—¿Eso es…?

—Es mi regalo para usted. No es mucho, pero si le muestra este broche a cualquiera de los líderes de mi familia, podrá contactarme sin importar dónde me encuentre.

Como dijo, no era un artículo particularmente único, pero eso no significaba que no tuviera valor. Era un símbolo de que él estaría ahí para ella en algún momento de necesidad. Elena no pudo ocultar su sorpresa al aceptar el broche de flores.

—Nunca esperé un regalo. Gracias.

—Piense en ello como una recompensa por responder a mis preguntas.

Era evidente que Harry todavía estaba suavizado por la juventud, pero Elena se sentía agradecida de construir una relación cercana con él, aunque no fuera necesariamente política. Ella no entendía su repentina generosidad, pero no la rechazaría.

—No olvidaré este presente.

Si Carlisle se convertía en emperador, Harry obtendría el favor de Elena. Y eso sería una posición bastante beneficiosa para él.

Actualmente, había una batalla feroz y todos querían el apoyo de la familia Krauss. Cuando se decidiera el ganador, lo más probable es que se diera por la posición que tomara esta familia.

—Lo sentí desde el principio, pero usted y yo somos parecidos en muchos aspectos —habló Harry con una sonrisa de satisfacción.

♦ ♦ ♦

Después de la reunión en el palacio del príncipe heredero, Harry regresó a su carruaje. Elena se había ofrecido a despedirlo en la puerta, pero él se negó alegando su herida.

Harry subió al carruaje y se sentó cómodamente.

—¿Te aburriste de esperar? Ya podemos irnos.

Sentado frente a Harry se encontraba otro hombre. Su nombre era Mikaelo, un erudito de Ruford de treinta y tantos años que había sido su maestro.

Mikaelo miró al joven con una mirada preocupada.

—¿Realmente le dio el broche a Su Alteza?

—Así es.

—Su abuelo le gritará si se entera.

—No importa —expresó restándole importancia mientras agitaba su mano.

—Joven maestro…

Harry se rió entre dientes por la preocupación innecesaria de Mikaelo.

—Me enseñaste que nada cambiará a menos que uno tome medidas —murmuró el joven Krauss en voz baja mientras pasaban por los jardines del palacio.

De hecho, Harry no tenía la intención de expresar su interés directo en Elena hasta hace poco. Era cierto que le agradaba, pero podría causar una pelea política en el momento en que lo revelara.

Sin embargo, recientemente se había encontrado con algunas noticias interesantes. Elena había recibido un disparo de flecha, y la ubicación de la herida llegó a captar su atención. Curioso, Harry consideró la posibilidad de que Elena hubiera tomado la flecha destinada al príncipe heredero.

Mientras reflexionaba sobre sus pensamientos, un escalofrío involuntario recorrió su cuerpo. Su abuelo Evans le había enseñado que la familia imperial era gente egoísta, a la cual no le preocupaba nada más que su propia existencia, por lo que nunca se debería confiar en lo que dijeran.

Sin embargo, Elena era una criatura diferente. Una mujer que arriesgue su vida por alguien más era algo completamente nuevo en la familia imperial.

Hice lo que estaba a mi alcance. No es una ayuda directa, así que no importa si otras familias se enteran.

El único peligro para Harry era que el conde lo regañara. Sus otros problemas podrían atribuirse al hecho de que todavía era joven e inmaduro. Había hecho unos cálculos cuidadosos, y entregarle el broche a Elena le pareció una decisión acertada.

Paveluc, Redfield y… Carlisle.

Todo el mundo tenía que arriesgarse un poco de vez en cuando. No se sabía cuál de ellos se convertiría en el próximo emperador, pero si Harry tenía que apostar por alguien, sería por Elena.

Su Alteza, la información de hoy y el broche fue todo lo que puedo ofrecerle de momento. Espero que sobreviva y que pueda volver a verla cuando regrese al Imperio Ruford.

Harry comprendía por qué su abuelo Evans no confiaba en la familia imperial; sin embargo, desde que conoció a Elena, poco a poco se sintió atraído hacia esta sin motivo aparente. Puede que no se diera cuenta todavía, pero había un número creciente de personas que estaban empezando a notar su presencia.

—Se avecina una tormenta —murmuró Harry para sí mismo mientras miraba el cielo brillante.

Los cielos estaban tan claros que cualquiera sabría que sus palabras tenían un significado diferente.

A sus oídos llegó la información de que después de que Elena fuera golpeada por la flecha, Carlisle había comenzado a reunir tropas en el campo de batalla. Era evidente hacia dónde se dirigiría la ira del príncipe, por lo que Harry y su abuelo estaban dejando el imperio con el pretexto de su educación. Pronto, ocurriría una gran batalla por el trono.

Y quien gane se volvería el emperador del poderoso Imperio Ruford.

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