Dama Caballero – Capítulo 83: ¿Era demasiado tarde?

Traducido por Kiara

Editado por Gia


Hasta que amaneció, Elena solo pudo dormir por cortos periodos de tiempo. Innumerables pensamientos inundaron su mente, la mayoría eran sobre Carlisle.

¿Cuándo empezó?

Abrió los ojos para ver cómo la luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas. Recordó el momento en que la familia Blaise fue destruida, cuando ella se había escapado lejos de Mirabelle y Derek, así como el dolor que sintió cuando vio el cadáver de su padre. El recuerdo solía repetirse frente a ella cada vez que cerraba los párpados, especialmente por la noche. En su anterior vida, no pasaba ni un solo día en el que no recordara ese infierno.

Pero desde cuándo…

¿Cuándo empezó a tener días en los que no estaba encadenada a esos terribles recuerdos? Regresar al pasado pareció tener un efecto mayor de lo que esperaba, en el momento en que esas amargas memorias comenzaban a desvanecerse en una horrible pesadilla, la cual no quería volver a visitar. Solía ​​sentirse abrumada por el veneno cada vez que los recordaba.

Mi tiempo está cambiando.

En su última vida, Elena pasó años aprendiendo a luchar y afilando su espada para vengarse de Paveluc. No importaba cuánto tiempo pasara, su mente siempre estaba concentrada en la muerte de su familia…

Sin embargo, ahora, el corazón de Elena fluía con el tiempo, como si se tratase de un río, y era Carlisle quien se había apoderado inesperadamente de sus pensamientos.

¿Está bien dejar que esto continúe así?

Solo porque estaba empezando a ver a Carlisle como un hombre, no significaba que no le importara la seguridad de su familia. Nada cambiaba la situación actual en la que se encontraba. En última instancia, convertir a Carlisle en emperador era su misión, e incluso, si no llegaba a conseguirlo, no podía dejarlo a merced de la emperatriz Ofelia o de la familia Anita.

¿Estos sentimientos se interpondrán en mi camino?

Quizás debería esperar hasta que Carlisle fuera coronado emperador, y al menos así, lograr su objetivo…

Una larga sombra cayó sobre el rostro de Elena, quien inclinó la cabeza para encontrar a Carlisle observarla fijamente.

¿Por qué sigues acostada a pesar de estar despierta?

Oh, solo estaba pensando…

Carlisle apartó la manta para revelar el tobillo de Elena, sin escuchar la respuesta que ella le había dado.

Elena lo miró sorprendida.

¿Qué estás haciendo, Caril?

He estado esperando a que te despiertes. —Los ojos de Carlisle se posaron en su tobillo amoratado e hinchado. Frunció el ceño mientras lo frotaba ligeramente con la mano—. ¿Me mentiste anoche sobre no haberte lastimado?

Estoy bien. Estaré mejor pronto.

De ahora en adelante, no te creeré cuando digas que estás bien.

Carlisle llamó a la criada que esperaba afuera y le ordenó que trajera a un médico de inmediato. Aunque su voz sonaba tranquila, la sirvienta se escabulló rápidamente. La atmósfera que emanaba el príncipe era aterradora.

Elena miró la escena con asombro. Aquella pequeña lesión no requería ese nivel de alboroto. En su vida anterior, ni siquiera consideraría consultar a un médico por algo así.

Pasó algún tiempo antes de que llegara el médico para inspeccionar su tobillo.

Ah, Su Alteza. Afortunadamente, no es tan grave como una fractura o una dislocación. No se mueva demasiado y aplique un poco de hielo. Si el dolor no es severo, ni siquiera necesitará vendajes.

Carlisle, quien estaba cerca, intervino de inmediato.

¿Qué quieres decir con que la lesión no es grave? Deberías hacer algo para mantener su tobillo en su lugar.

Tiene hematomas, pero realizar ese grado de tratamiento…

El doctor guardó silencio bajó la mirada fulminante de Carlisle.

¿Estás diciendo que después de ver la herida atentamente, consideras que no es un asunto grave?

Oh, no, Su Alteza. Su humilde servidor preparó un tratamiento en caso de que se tratara de una emergencia.

El médico del palacio sacó rápidamente algunas vendas de su bolso, y Elena no pudo evitar sentirse avergonzada. No creía que la lesión fuera lo suficientemente grave como para usar vendajes, pero no podía estar en desacuerdo con Carlisle frente al médico. Tenían que proyectar una imagen de amor, por lo que no podía cuestionar su honor, sin importar lo trivial que fuera la situación. Observó cómo el médico le vendaba el pie con cuidado, luego volvió a mirar el rostro de Carlisle.

Gracias, Caril. Te preocupas tanto por mí, incluso por lo más pequeño.

Carlisle enarcó las cejas ante su inesperada respuesta, pero pronto se dio cuenta de que ella estaba consciente de que el médico estaba cerca. Sonrió y levantó la mano para tocar la mejilla de Elena.

No debes lastimarte, esposa mía.

A pesar de que todo fue un acto, su corazón palpitó ante sus palabras. Comenzó a darse cuenta de que estaba perdiendo el control.

Nadie habría dudado de mí si mencionaba que me encontraba bien…

Todos le creían cuando decía que estaba bien, incluso si estuviera sufriendo. Nadie trató de descubrir sus heridas ocultas como lo hizo él. Carlisle miró fijamente las vendas envueltas alrededor del tobillo de Elena, luego se volvió hacia la criada.

¿Está lista la medicina?

Sí, Su Alteza. Ayudará con el dolor en el tobillo. ¿Debo administrarlo ahora?

Carlisle miró a Elena y luego negó con la cabeza.

Todavía no, la medicina no es buena con el estómago vacío. Dígale al cocinero que sirva alimentos que promuevan la curación.

Sí, Su Alteza.

La criada retrocedió y salió apresuradamente de la habitación, mientras Elena miraba a su sobreprotector esposo. Ya sea como la hija mayor de la familia Blaise o como un caballero, nunca nadie se preocupó por ella antes. Sentía que su cuerpo se calentaba cuando Carlisle mostraba esa clase de preocupación por ella.

Se siente bien…

No sabía cómo expresar el sentimiento con palabras, pero el cuidado de Carlisle la conmovió.

Se le ocurrió una idea. Para poder evitar que su corazón terminara corriendo tras Carlisle… ¿O acaso era demasiado tarde?

♦ ♦ ♦

Elena estaba descansando en el dormitorio cuando alguien llamó a la puerta. Se trataba de su niñera.

¿Qué sucede? —le consultó.

Sir Zenard está aquí. ¿Le dejo entrar?

Oh, sí, de inmediato.

La niñera sonrió y salió. Un momento después, Zenard entró y se inclinó respetuosamente.

Salve a la princesa heredera. Gloria eterna al Imperio Ruford.

Bienvenido, sir Zenard. ¿Ha terminado la investigación que le pedí?

Sí, Su Alteza. Antes de que se lo explique, le pido que lea primero el informe.

Ella aceptó el informe de Zenard y rápidamente lo hojeó, luego se detuvo en un lugar.

«Hay otra planta llamada Vanera, que es gemela de la Manera. Se dice que se ven idénticas, y solo los eruditos que estudian las plantas de Sibenia son capaces de distinguir sus finas diferencias. La planta Vanera produce las mismas flores rosadas, pero a diferencia de la Manera, la cual es dañina para el cuerpo de una mujer, inhalar su fragancia no lo es. De hecho, el dulce olor de las flores Vanera promueve la salud mental y física del cuerpo de una mujer…».

La frente de Elena se arrugó. ¿Era el regalo enviado por la emperatriz Ofelia, la planta Manera, la que provoca la esterilidad? ¿O sería la planta Vanera, la que es completamente inofensiva? Aparentemente, solo un erudito de Sibena podría decidirlo.

¿Por qué la emperatriz me envió una de estas plantas gemelas? —Todavía no estaba claro si fue una coincidencia o si hubo una intención más nefasta. Elena se llevó la mano a la barbilla mientras pensaba en la información, luego volvió a mirar a Zenard—. Primero tendré que confirmar el contenido de este informe. Gracias por su rápida atención a este asunto.

Sí. Así como leyó, ninguna persona común puede distinguir entre las dos flores.

Entonces necesitaremos un botánico que sepa de plantas de Sibena —indicó Elena.

Traje a un erudito anoche para identificar el que le dieron.

Elena quedó impresionada por la rápida iniciativa de Zenard. Había conocido a algunos de los hombres de Carlisle, incluido Kuhn, pero no sabía que Zenard tenía una capacidad tan asombrosa.

Es reconfortante que el príncipe heredero tenga a un hombre como tú a su lado.

Es usted demasiado amable, Su Alteza.

Zenard inclinó la cabeza ante el cumplido.

Elena lo decía en serio. El príncipe heredero no podía actuar por sí solo, y era una bendición que Carlisle tuviera subordinados competentes a la mano.

Pudimos ahorrar mucho tiempo gracias a su rápido trabajo. ¿Qué dijo el erudito?

Se trata de la planta Manera.

Manera causa la infertilidad. No era diferente de su sospecha original, pero el hecho de que hubiera plantas gemelas pesaba en la mente de Elena. ¿La emperatriz simplemente mentiría y diría que estaba equivocada? Sería conveniente si Ofelia fuera del tipo torpe, pero Carlisle le había advertido que no sería tan fácil.

Entonces, ¿qué diablos está pasando?

A pesar de su persistente malestar, no había forma de que ella lo averiguara ahora.

¿Cómo piensa manejar esto? —preguntó Zenard, interrumpiendo los pensamientos de Elena.

Supongo que le informó de esto al príncipe Carlisle. ¿Le dijiste lo mismo que a mí?

Los ojos de Zenard se agrandaron. Era cierto que ya había informado a Carlisle antes de ir con Elena, debido a que la última vez lo habían regañado por entregar tarde su informe. Se sentía desconcertado, pero también estaba impresionado de que Elena notara casualmente esa información.

Ella es verdaderamente una princesa heredera, pensó Zenard.

Cada vez que la veía, le confirmaba que era la pareja perfecta para Carlisle. Zenard miró a Elena con una mirada envidiable e inclinó la cabeza.

Como dijo, es cierto, informé primero sobre este asunto al príncipe Carlisle. Luego me ordenó que hiciera lo que usted me pidiera.

¿Caril?

Elena estaba tan sorprendida que, sin darse cuenta, llamó a Carlisle por su apodo. Por lo general, se cuidaba de referirse a él por su título formal para establecer su autoridad.

¿Será por lo que dijo antes?

Elena le había dicho a Carlisle que confiara en ella, y esta parecía ser su respuesta. No fue una reacción excesiva, pero de todos modos fue un apoyo.

Lo siento, pero no te defraudaré.

A pesar de la preocupación por su seguridad, parecía tener confianza en sus habilidades. Que él le dejara este caso a ella, a pesar de lo agobiado que se sentía… Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Elena.

¿Su Alteza?

Zenard notó el cambio repentino en Elena, quien salió de su ensueño y miró a Zenard frente a ella.

Oh, estaba pensando en algo por un momento. —Elena no le explicó, pero Zenard supuso que Carlisle estaba en su mente. Después de un momento, continuó hablando, con sus ojos rojos brillando con fuerza—. Ahora que podemos atacar el punto débil de la emperatriz no debemos dejarlo pasar.

Esas palabras…

Tendré que tenderle una trampa, una tan apretada que la emperatriz no pueda salir de esta. —Era necesario que todo el mundo supiera que Ofelia tenía la intención de lastimar a Elena, y no debía permitir que pusiera excusas fácilmente—. Entre los embajadores que vinieron para celebrar la boda, habían algunos que pertenecían al reino de Sibena, ¿cierto?

Sí, Su Alteza.

Por favor, compruebe si alguno de ellos ha estudiado sobre las plantas.

¡Ah…!

Zenard pareció entender lo que Elena estaba planeando. Ella le dio una mirada significativa.

Y diles a los embajadores de todos los reinos que organizaré una fiesta como agradecimiento por la boda. Hágalo lo más pronto posible, antes de que regresen a sus hogares. Mientras tanto, también enviaremos una invitación a la emperatriz. —La sonrisa en los labios de Elena se hizo más profunda—. Comencemos por presentar la planta Manera frente a todos.

Si se revelara que Ofelia le envió las flores a Elena, causaría un gran alboroto. Incluso la emperatriz no podría detener los comentarios de las personas de otros reinos. Esa era la trampa que Elena prepararía para ella. Zenard le dirigió una profunda mirada de admiración y se inclinó.

Como desee, Su Alteza.

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