Harem Imperial – Capítulo 88: Mover al tigre de la montaña

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


Hoy se cumplía el primer mes del tercer príncipe de Qiong Yue, por lo que había decoraciones por todas partes y el ambiente era especialmente animado. Los Cielos fueron amables y, aunque el clima fue frío durante los últimos días, temprano esa mañana, la luz cálida brilló sobre la tierra pasando a través de las ventanas de papel dentro de la casa, trayendo calor al cuarto.

Qing Feng abrió la puerta gentilmente y dio una respiración profunda. Había estado encerrada en esta casa durante todo el mes, así que se sentía algo agobiada. Si no fuera por el pequeño que le daba problemas todo el día, no habría logrado permanecer adentro por tanto tiempo.

Ahora podía llevar al niño para dar una caminata por las sombras de los árboles, sintiendo el viento soplar, como en este momento.

—Señora, la emperatriz viuda envió a alguien para comunicarle que lleve al pequeño príncipe al Palacio Dong Sheng en Sishi [1] —le informó Ru Yi, acercándose.

La sonrisa de Qing Feng desapareció de inmediato. El oficial de Ritos ya había visitado siete u ocho días antes para informarle sobre el horario de hoy. En ese momento, solo con escucharle sintió que moriría del aburrimiento. Pensar que el resto del día sería de esa manera la agotaba.

—El monje del Templo Yu Quan quiere orar por el pequeño príncipe —se apresuró a explicar Ru Yi al ver el ceño fruncido de su maestra—. Después de la ceremonia de bendición, deberá ir al Mausoleo Imperial a orar, y luego está el banquete a la noche…

—Lo sé —respondió Qing Feng, sin dejarla terminar.

Sabiendo que su señora siempre tenía miedo en estos rituales tediosos y explicaciones, Fu Ling sonrió.

—Así son las reglas del Palacio. Todo estará más tranquilo después de hoy.

Qing Feng no podía creer en las palabras de ánimo de su sirvienta. Si uno quería vivir en el Palacio, necesitaba adaptarse.

—Muy bien —se lamentó, y les dio una mirada resignada mientras llevaba al bebé envuelto en una manta con fuerza. Luego forzó una sonrisa—. Vamos, mi obediente niño. Vamos a sufrir hoy.

Naturalmente, el pequeño no sabía de qué estaba hablando, solo que su madre lo llevaba en brazos, por lo que dio una gran sonrisa. Esta borró de inmediato el aburrimiento en el corazón de Qing Feng, y dándole una palmada suave en su cabecita, las comisuras de la boca de ella se elevaron.

—Señora, casi es tiempo —dijo Ru Yi, aprovechando que el humor de su señora había mejorado.

El pequeño príncipe era la pastilla de felicidad de Qing Feng. No importaba qué le molestara, siempre y cuando su bebé sonriera, ella se animaba de inmediato.

Mientras llevaba al bebé a la puerta, de repente recordó algo.

—Ve y pásale un mensaje a mi hermana mayor en la Residencia del Primer Ministro —le ordenó a Fu Ling—. Dile que habrá varios eventos hoy en el Palacio, y que ni ella ni nuestra hermana menor deben venir al Salón Qing Feng a buscarme. Después de que este periodo de tiempo tan ocupado termine, las recibiré en el Palacio para una reunión.

—Sí.

Cuando salió del Salón, vio a un guardia imperial esperando a un lado de la puerta. Su corazón dio un ligero salto al descubrir que no se trataba de Ming Ze.

¿Fue transferido lejos? O…

Mientras intentaba adivinar en silencio su identidad, el anciano, que estaba impaciente y fue enviado por la emperatriz viuda a buscarla, dio un paso adelante.

—Señora, no será bueno que perdamos el tiempo auspicioso.

No importa. Si se fue, entonces que así sea.

Calmando sus pensamientos caóticos, Qing Feng llevó al bebé en dirección al Palacio Dong Sheng.

♦ ♦ ♦

Qing Feng pensó que durante la ceremonia de bendiciones y la ceremonia de los ancestros podría ver a Yan Hong Tian, pero al final, él no apareció para ninguna. Entonces escuchó de Fu Ling que así eran las regulaciones de Qiong Yue. Cuando un príncipe cumplía su primer mes, siempre era la emperatriz viuda quien presidía las ceremonias y otros asuntos. Qing Feng no sabía qué era ese sentimiento indescriptible que sentía en su corazón. Quizás era decepción.

Como la larga ceremonia parecía no tener final, los adultos estaban muy cansados, y el pequeño había terminado durmiéndose por el agotamiento. Después de que el grupo de personas regresó de orar a los ancestros, se dirigieron hacia el Palacio Dong Sheng de la emperatriz viuda por algo de té. La figura linda de Xiao Yu apareció en el salón. En el cuarto de living, lleno de las concubinas, Xiao Yu saludó a cada una de ellas con un comportamiento detallado y razonable. Por la manera elegante en que se comportaba, lucía mejor que una dama de una familia noble.

A Qing Feng le gustaba mucho Xiao Yu, mientras que la emperatriz viuda tenía una expresión satisfecha. La única con expresión desconcertada era la emperatriz. Parece ser que no estaba acostumbrada a verla.

—Emperatriz viuda —dijo Xiao Yu una vez que los saludos se completaron—, los cientos de oficiales y esposas ya están en el Jardín Imperial. El emperador envió a esta sirvienta para invitarla, además de a la emperatriz y a la Concubina Imperial, al Palacio Zhen Yan para poder asistir juntos al banquete.

—Bien. —Parecía que el humor de Lou Su Xin era increíblemente bueno hoy. A pesar de ser un día agotador, estaba llena de energía—. Emperatriz y Concubina Imperial Qing, síganme.

—Sí.

Qing Feng suspiró por dentro. No sabía a qué hora podría descansar por fin en este gran banquete con cientos de oficiales. La única consolación que tenía era que podría ver a sus hermanas.

El grupo de personas se encaminó al Palacio Zhen Yang. Quizás Yan Hong Tian había escuchado del reporte, porque apareció al mismo tiempo. Después de no haberlo visto por tantos días, lucía más delgado. Casi era el doceavo mes lunar, pero seguía en sus ropas negras, sin perder el aura de monarca y con una atmósfera refinada y superior.

—Larga vida al emperador.

—No es necesario mantener la ceremonia. —Yan Hong Tian levantó su mano ligeramente y caminó a un lado de la emperatriz viuda con una sonrisa—. Madre Imperial, casi es tiempo. Vamos.

El niño hoy estaba en brazos de la niñera, una mujer en quien la emperatriz viuda confiaba. Los ojos de Yan Hong Tian se dirigieron hacia el pequeño rostro de su hijo, y finalmente aterrizaron en su puño apretado. Sus cejas se elevaron y sin darse cuenta, sus labios se curvaron ligeramente. No se había dado cuenta, pero esa mano era realmente pequeña.

A pesar de que había dado un vistazo tan rápido que ni siquiera Qing Feng se dio cuenta, su actitud no escapó de los ojos de Xin Yue Ning, la persona más preocupada por él y su esposa diez años mayor. Cuando Jin era pequeño, el emperador nunca le había dirigido ese tipo de miradas. Anteriormente había pensado que al emperador solo no le gustaban los niños, pero parecía que no era el caso.

Imposible. ¡Este niño no puede quedarse!

Viendo la amenaza a la posición de príncipe heredero de Jing, estaba aun más determinada con su siguiente acción.

♦ ♦ ♦

Los oficiales y miembros de la familia fueron invitados a un banquete, por lo que no entrarían en el palacio usual. Como el invierno en Qiong Yue no era muy frío, se llevaría a cabo en el Jardín Imperial. No había colores verdes o rojos señalando la primavera o el otoño, pero no se veía desolado debido a los arbustos de flores que añadían vitalidad a pesar del clima invernal.

Había muchas personas presentes, desde oficiales de tercer rango en adelante, junto con sus esposas e hijas. No importa a dónde se mirase, se veían personas con túnicas hermosas y celebrando. Gu Yun y Su Ling habían arreglado para estar a la derecha del asiento principal, enfrentándose a Lou Xi Yan y Zhuo Qing. Ambos hombres asintieron con la cabeza en saludo, para después desviar la mirada, mientras que Gu Yun y Zhuo Qing tenían expresiones aburridas.

—El emperador ha llegado —anunció un eunuco a lo lejos, y el silencio cayó en el lugar.

Gu Yun entrecerró los ojos para ver a Yan Hong Tian acercarse con una anciana de apariencia elegante engalanada con joyas y un aire arrogante. La emperatriz y Qing Feng caminaban detrás.

Para ser capaz de empujar a la emperatriz, esa anciana debe ser la emperatriz viuda, Lou Su Xin, que Su Ling mencionó…

—Larga vida al emperador. Larga vida a la emperatriz viuda. Que la emperatriz y la Concubina Imperial Qing tengan incontable fortuna y seguridad —hablaron todos los presentes al mismo tiempo, asustando a Gu Yun que estaba observando al emperador avanzar. Había por lo menos algunos cientos de personas en el jardín, por lo que lograr que hablaran al mismo tiempo significaría que entrenaban en días normales.

—De pie. —El humor de Yan Hong Tian era especialmente genial, por lo que no tardó en mover su mano para indicarles que se pusieran de pie, y se dirigió a su asiento.

—Agradecemos al emperador.

Todos fueron a sus respectivos lugares, y Gu Yun miró a Qing Feng. La emperatriz viuda y la emperatriz estaban sentadas a la derecha e izquierda del emperador respectivamente, por lo que ella terminaría al lado de la segunda. El niño estaba en manos de la nodriza, pero ella estaba ubicada al lado de la emperatriz viuda, quien cada tanto se daba vuelta para jugar con él bajo la mirada de Qing Feng, que estaba sentada lejos.

Originalmente, habían entrado a Palacio para ver a su sobrino y charlar con Qing Feng, pero parecía que eso sería imposible.

—Es el primer mes del príncipe, y el banquete planeado por los oficiales. Que todos olviden la ceremonia y me acompañen a beber de esta copa —dijo Yan Hong Tian, levantando su taza. Todos los presentes brindaron.

—Que el emperador esté lleno de júbilo. Que la Concubina Imperial Qing esté llena de júbilo, y que el tercer príncipe tenga inagotable fortuna.

Como su hijo no estaba a su lado, Qing Feng no tenía mucho más que hacer que observar a la multitud. Su hermana mayor y Lou Xi Yan estaban susurrando como los recién casados que eran, transmitiendo una imagen encantadora. Al ver al otro par, vio a Su Ling luciendo como siempre, bebiendo en silencio y por su cuenta, mientras su hermana menor sostenía su cabeza en su mano y observaba al horizonte sin pensar en nada.

Siguiendo sus ojos, vio que su hermana menor estaba viendo hacia el lago. Bajo la luz de las linternas que rodeaban el agua, la superficie resplandecía mientras las sirvientas de Palacio colocaban pequeños botes de papel a sus pies. Tenían pequeñas velas prendidas en los botes que flotaban en el lago, con la luz parpadeando y creando una imagen hermosa. Qing Feng sonrió.

Con este tipo de escenario tan hermoso, no es de extrañar que no tenga interés en nada más.

Ninguna de sus hermanas notó que las veía, pero Qing Feng se sentía cálida. Lo que le daba más felicidad en la vida era verlas alegres. Estando inmersa en sus pensamientos, se sobresaltó cuando escuchó la voz de Yan Hong Tian exclamar de repente.

—Recientemente ha habido piratas enloquecidos en el Mar del Este, y el General Su partirá para aplastarlos. Por ello, tomaré la oportunidad de este banquete para despedirle. Cuando el General Su regrese triunfante, celebraremos una vez más.

—Agradezco al emperador —respondió Su Ling, rompiendo el silencio que mantuvo hasta entonces.

—Le deseamos al General Su un regreso victorioso —sonaron las voces de los oficiales, pero todas las miradas estaban centradas en la mujer al lado del General.

Estaban conscientes que el General Su no solía ser indulgente en pasar la noche con mujeres, y sin embargo había una a su lado. El General Su no tenía una expresión irritada, además estaba tomando la iniciativa de elegirle los platillos. Esa chica también tenía cicatrices en sus mejillas, por lo que no podía ser más que una de las hermanas Qing.

Esas tres mujeres no eran nada simples. Qing Ling se había convertido en la esposa oficial del Primer Ministro. Qing Feng tenía el título de Concubina Imperial, y ahora tenía un príncipe, mientras que la menor de las hermanas probablemente se convertiría en la esposa oficial del General.

Los cientos de oficiales estaban calculando en sus corazones por oportunidades. Al ver a las tres hermanas aparecer juntas en el banquete, no podían evitar emocionarse.

—Señorita Qing seguramente seguirá al ejército durante la expedición del General Su. Realmente es envidiable ver tal armonía marital.

Era un banquete muy agradable, por lo que cuando la voz femenina sonó, todos pudieron escuchar con claridad. Varios se miraron entre sí, sorprendidos, pero nadie dijo nada.

Desde tiempos antiguos, ninguna esposa seguía a su marido a la batalla, pero quien había hablado era la emperatriz. Los oficiales que habían estado brindando hasta ahora se calmaron y permanecieron en sus asientos para observar.

Con la taza de vino en su mano, los ojos oscuros de Yan Hong Tian observaron con interés el ligero cambio de expresión de Su Ling y Qing Mo, que hasta entonces había tenido la cabeza baja. Zhuo Qing y Lou Xi Yang intercambiaron una mirada llena de pensamientos.

En este grupo de personas, aquella cuya expresión cambió más no fue ninguno de los involucrados, sino Qing Feng, que estaba de pie detrás de la emperatriz.

Mi hermana menor fue débil desde la niñez, es imposible que pueda viajar con el ejército. Siendo la emperatriz quien dijo algo así de repente, es obvio que tiene malas intenciones.

—Eso es absurdo. Las palabras de la emperatriz son escandalosas. ¿Cómo podría una mujer seguir al ejército? —dijo Lou Su Xin en tono acusador en el jardín inusualmente silencioso. Xin Yue Ning, sin embargo, no se retractó.

—Madre Imperial, el emperador ya ha prometido casar al General Su con la señorita Qing. Realmente sería una historia que contar si la esposa del General fuera a seguir al ejército y enfrentaran al enemigo juntos.

Escuchando sus palabras, los oficiales no pudieron ocultar su sorpresa, y Qing Feng dio un pequeño salto.

¿Entonces Yan Hong Tian ya prometió casarlos? ¡Eso es genial!

Como el emperador ya había dado su palabra, aunque todavía no fueran esposos, significaba que Qing Mo sería la esposa oficial de General en el futuro, por lo que la emperatriz no podría hacerle las cosas difíciles. El rostro de Lou Su Xin mostró su desagrado.

—Emperador, ¿a qué se refiere con que ha prometido su mano?

Su Ling era un oficial de alto rango con gran poder militar. Si el casamiento se realizaba, debería ser con una princesa de linaje imperial, no con una mujer de una nación extranjera.

Yan Hong Tian levantó ligeramente su taza de vino, y el eunuco de pie a su espalda se acercó de inmediato para llenarla.

—Su Ling y Qing Mo tienen una afinidad con el otro —rió Yan Hong Tian mientras el líquido en su vaso giraba—. Los ancianos Su también ven favorablemente la unión. Ya que el General Su es uno de los pilares del país, es obvio que yo oficiaré su matrimonio.

¿Los ancianos están satisfechos con ella?

Lou Su Xin finalmente observó a la mujer que mantuvo su cabeza baja mientras estaba a un lado de Su Ling. Era demasiado delgada, y tenía las mismas cicatrices en su mejilla que sus hermanas. Era bueno que fuera tranquila y delicada, y si los ancianos de la familia Su la reconocieron, ella no tenía nada más que decir.

—Aunque sea la esposa del General, desde tiempos antiguos no existe precedente de una esposa siguiendo a su marido a la batalla —dijo con arrogancia después de recuperarse de la noticia—. Si lo hace, ¿eso significa que todas las esposas de los soldados pueden hacerlo? Simplemente será un caos si las débiles mujeres avanzan.

Xin Yue Ning se inclinó hacia adelante y pretendió ser misteriosa mientras sonreía.

—Madre Imperial podría no saberlo, pero la señorita Qing es diferente de otras mujeres.

—¿A qué se refiere? —preguntó Lou Su Xin, frunciendo el ceño. Era delgada y alta, no era tan diferente de Qing Ling o Qing Feng.

—No solo la señorita Qing es familiar con el arte de la guerra, sus habilidades marciales son altas. No molestará al General Su, por el contrario, incluso podría darle una mano. Si no hubiera sido por la señorita Qing, el tío Gao no habría podido escapar del peligro. —Dándose la vuelta, Xin Yue Ning le dio una palmada falsa a la mano de Qing Feng y pretendió quejarse—. Es la culpa de esta niña. Si tu hermana menor es tan capaz, ¿por qué no lo explicaste antes?

Qing Feng palideció aun más. Debía estar hablando del asunto con Gao Hong Jian. La emperatriz siempre fue de mente cerrada, y ella hizo su mejor esfuerzo para evitar que sus hermanas entraran al Palacio. Nunca hubiera imaginado que la emperatriz lo mencionaría durante el banquete.

—Es demasiado halagadora —dijo Qing Feng, obligándose a calmarse—. Qing Mo fue algo hiperactiva en su niñez, pero no conocía las artes marciales. Algunos puños y patadas no se consideran un estilo de lucha. Respecto a las artes de la guerra, no podría entenderlas. Quizás haya estado hablando del ajedrez que tanto le gusta que ha malentendido con situaciones militares. Sigue siendo joven y no conoce de etiqueta. Por favor, emperatriz, emperatriz viuda, no tomen ofensa.

—Pequeña, eres demasiado modesta —tosió ligeramente Xin Yue Ning—. He visto las habilidades de la señorita Qing, incluso el emperador fue testigo. ¿Estás diciendo que Su Majestad y yo hemos visto mal?

Qing Mo era tímida, su cuerpo no era muy saludable, y no tenía ningún tipo de entrenamiento militar. Viendo a su hermana menor tan asustada que no se atrevía a levantar su cabeza, una ola de ira surgió en el pecho de Qing Feng.

—No me atrevería —dijo con los dientes apretados.

Lou Su Xin ondeó una mano ante las dos mujeres que intercambiaban significados ocultos, e intervino con impaciencia.

—Muy bien. Una mujer debería componer poesía, pintar, jugar al ajedrez y practicar el qin. ¿Cómo podría competir con otros hombres en esgrima o pelea?

Qing Feng estaba secretamente aliviada, pensando que el asunto había terminado. Sin embargo, Xin Yue Ning estaba determinada y se rehusó a dejar ir a Qing Mo.

—Madre Imperial, la señorita Qing es una mujer mejor que muchos hombres. ¿Por qué otra razón el General Su la vería de manera tan favorable al punto de desarrollar profundos sentimientos por ella? Hoy es un día alegre y el primer mes del tercer príncipe, ¿por qué no dejamos que la señorita Qing haga una muestra para la Madre Imperial?

¿Una mujer mejor que un hombre? Lou Su Xin volvió a mirar la delgada figura, y siguió sin creérselo. Al ver que la emperatriz parecía tenerla en tal alta estima, concordó con su idea.

—Muy bien. También quiero ver cómo una mujer es mejor que su contraparte.

Después de obtener el permiso de la emperatriz viuda, y viendo que el emperador no tenía intenciones de interferir, Xin Yue Ning dio una sonrisa arrogante.

—También escuché que las habilidades marciales de la señorita Qing son tan increíbles que siete u ocho hombres musculosos no podrían acercarse.

—¿Es cierto? —preguntó Lou Su Xin con curiosidad—. ¡Entonces quiero verlo!

—Que alguien venga —llamó ligeramente la emperatriz, y ocho guardias dieron un paso adelante. Ante estas personas, ningún hombre podría soportar sus puños, mucho menos una mujer.

¡La emperatriz quiere matar a la pequeña Mo!

Qing Feng dejó de preocuparse, y caminó hacia la emperatriz viuda para arrodillarse frente a ella.

—Emperatriz viuda, la pequeña Mo solo es una joven. ¿Cómo podría soportar un combate así? —le rogó. Lou Su Xin también mostró algo de vacilación, pero antes de que pudiera hablar, Xin Yue Ning dio un paso adelante y tiró del brazo de Qing Feng para consolarla.

—Pequeña, te preocupas demasiado. ¿Ves cuán tranquila está la señorita Qing? Como su hermana mayor, no deberías comportarte con tanta modestia.

Qing Mo todavía no había levantado su cabeza, por lo que Qing Feng pensó que estaba aterrorizada, pero para Zhuo Qing, Gun Yun parecía estar ideando un plan y por eso no había intervenido. Por eso se mantuvo en silencio incluso cuando Qing Feng le estaba pidiendo ayuda con la mirada. En su lugar, Zhuo Qing sacudió su cabeza, esperando poder calmarla.

Estaba conciente de las capacidades de Gu Yun, pero Qing Feng no lo sabía. Al ver a su hermana mayor rehusándose a ayudar a la menor, Qing Feng solo pudo morderse la lengua y pedirle ayuda a Yan Hong Tian. Tirando de sus manos para que Xin Yue Ning la soltara, caminó hacia Yan Hong Tian y respiró profundo antes de comenzar a arrodillarse.

—Emperador…

Desafortunadamente, antes de que pudiera decir algo más, Yan Hong Tian la había agarrado del brazo con una mano, y la cintura con la otra, para mantenerla de pie.

—También quiero ver a una mujer superando a los hombres.

Aunque lo que más quería ver era hasta qué punto Su Ling estaba dispuesto a arriesgarse por Qing Mo, y qué habilidades desconocidas tenía esa mujer.

Los ocho guardias robustos caminaron hacia el centro de un espacio abierto en medio del banquete. Cada uno de ellos parecía tener la fuerza para romper un brazo humano. Cuando miraron a Qing Mo, Qing Feng sintió que su corazón iba a detenerse, pero Yan Hong Tian estaba agarrando su cintura con fuerza para evitar que se moviera. A menos que muriera, nadie ayudaría a su hermana.

Qing Feng no se preocupó por el dolor en su cuerpo y luchó desesperadamente con el agarre de Yan Hong Tian, cuando este le habló con calma al oído.

—Siempre y cuando esté aquí, nada le sucederá. No necesitas preocuparte.

Por un momento, ella se detuvo, sorprendida. ¿Qué significaban sus palabras?

Sin embargo, antes de poder preguntar, Su Ling se puso de pie de repente, pero la figura a su lado tiró rápidamente de su muñeca para evitar que se moviera. Su Ling miró a Gu Yun, que se había mantenido en silencio hasta ahora, y la vio levantarse lentamente hasta estar de pie a su lado con la cabeza alta.

La pequeña figura al lado del General se veía prominente. Con una expresión sobria, las dos cicatrices no solo la hacían lucir fea, sino lamentable. La emperatriz, que permitía a este tipo de joven competir con ocho hombres fornidos, era demasiado viciosa. Era común que las mujeres en el Palacio Interno pelearan, pero usar a las hermanas de otras para ventilar la ira era excesivo.

Después de que Lou Su Xin viera con claridad el pequeño cuerpo de Gu Yun, también determinó que no podría competir contra los hombres. Pero en el momento en que iba a cancelar la competición, vio un par de ojos firmes que no podían pertenecer a una mujer débil. En sus ojos, podía sentir el vigor de su corazón, y uno no podía evitar dar un paso atrás por el susto.

Una mujer no debería tener tal mirada.

Los ojos fríos de Gu Yun observaron a los ocho hombres alejados, y una sonrisa irónica apareció en sus labios. Miró a las diferentes expresiones que lsa personas en los asientos principales le estaban dando, y sonrió.

—Como mi hermana mayor dijo, no tuve ningún profesor por lo que mi estilo no tiene sustancia. Solo me las arreglé para salvar al señor Gao la última vez porque el ejército Su está muy bien entrenado, y Su Ling me ayudó. Nunca me atrevería a ser mejor que mi contraparte masculina.

Qing Feng dio un suspiro de alivio en silencio. Parecía que su hermana menor estaba viviendo bien en la residencia del General. Por lo menos ahora podía actuar con tanta elocuencia frente a tantas personas.

Sin embargo, la humildad de Gu Yun le dio un mal presentimiento a Su Ling, y como pensaba, ella cambió el tema y miró directamente a los ojos inescrutables de Yan Hong Tian y lo provocó.

—Pero sí tengo la intención de seguir a la expedición del ejército. Si hoy soy capaz de mostrar que no soy una mujer físicamente débil, ¿el emperador le permitirá a esta Qing Mo seguirlo?

—¡Si puedes ganar contra estos guardias, aprobaré tu salida! —rió Yan Hong Tian.

No solo era físicamente más débil, pero además le sería imposible ganar con ocho guardias. Si recordaba bien, hace un mes había sufrido una herida seria, y fue tratada por la mayoría de los Médicos Imperiales en el Palacio debido al pedido de Lou Xi Yan. Si todavía se estaba recuperando de esa herida, y además dada la disparidad entre los géneros, no habría ninguna pérdida si la dejaba ir.

Qué argumento más pobre. ¿Eso quiere decir que perderé aunque logre derrotar a uno de esos hombres?

—¿Está decidido, entonces? —preguntó Gu Yun con una sonrisa indiferente.

—¡Las palabras de un monarca no son broma!

Llena de confianza, Gu Yun caminó hacia el centro del espacio vacío. De pie entre los hombres, su figura delgada se perdió entre todos los cuerpos. Gu Yun asintió con tranquilidad y gran aplomo.

Los ocho hombres se sentían algo avergonzados, y los oficiales observando no paraban de susurrar. Ni siquiera era necesario competir. Si uno de ellos se atrevía a dar un puñetazo, ¿no mataría de inmediato a esa mujer?

Gu Yun permaneció de pie frente a ellos, sin estar apresurada por comenzar.

—Hoy es el primer mes del tercer príncipe, y hay muchas damas y esposas en el lugar. Sería feo que se pierdan vidas con esta pelea. Además, si los ocho avanzan al mismo tiempo, no sería justo, pero si hacemos peleas individuales, sería una pérdida de tiempo. Tengo una mejor manera de comprobar la fuerza de los ocho al mismo tiempo, y probar que no soy una débil mujer que no puede ni siquiera golpear un pollo —dijo, girándose hacia el hombre sentado en el lugar principal.

—¿Cómo te gustaría competir? —rió Yan Hong Tian con su mano aún rodeando a Qing Feng, que todavía intentaba separarse, y su otra mano sosteniendo la taza de vino.

—Las linternas flotantes del lago son hermosas —replicó ella, señalando a los objetos—. Sería mejor si los guardias y yo competimos en arquería. Tomando el asiento principal como salida, el objetivo sería apagar las velas desde la derecha a la izquierda. El tiempo será de un cuarto de incienso. Cuando el tiempo se acabe, el lado que tenga menos linternas prendidas será considerado el ganador. ¿Qué piensa el emperador?

—¿Los ocho contra ti? ¿Estás segura?

Había visto sus habilidades de arquería durante el rescate de Gao Hong Jian, no había punto en competir. ¿Y sin embargo, habló con tal arrogancia que buscaba competir contra ocho hombres? Esto picó el interés de Yan Hong Tian. No creía que pudiera usar el arco y la flecha en tales proporciones.

El corazón de Qing Feng seguía albortado sin un momento de descanso. ¿Sería difícil convertir la pelea en una competición de arquería, donde aunque perdiera un tiro, no sería lastimada de ninguna manera? ¿Pero por qué dijo que competiría contra los ocho al mismo tiempo? Ya no podía entender a esta hermana menor suya.

Sus proclamaciones insolentes provocaron curiosidad en Yan Hong Tian. Gu Yun sabía que accedería.

—Por supuesto que estoy segura. Pero estoy acostumbrada a la ballesta. La diferencia de largo entre la ballesta y el arco podrá verse con claridad, por lo que sabremos el resultado rápidamente. ¿Podría el emperador prestarme la ballesta que Su Ling trajo hoy?

La pequeña ballesta que Su Ling había traído estaba hecha para reducir el esfuerzo que le requeriría a una mujer estirar la cuerda. Yan Hong Tian no pensó por mucho tiempo.

—Que alguien vaya a traer la ballesta del estudio.

—Sí —aceptó un guardia, y de inmediato salió corriendo en dirección del Estudio Imperial.

La atmósfera del Jardín Imperial solo podía describirse como tensa, al punto que una espada podría cortarla. Todos esperaban en silencio a ver qué sucedería a continuación.

Shui Xin, de pie detrás de la emperatriz, tenía sus ojos fijos en la mujer delgada. A menudo había escuchado el nombre de Qing Mo, pero era la primera vez que la veía. Parecía demasiado delgada para ser una joven, pero tenía un comportamiento imponente y grandes capacidades, por lo que era cierto que uno no podía juzgar las apariencias. Entre las tres hermanas Qing, era a la que más temía.

Viendo su mirada victoriosa y confiada, Shui Xin pudo adivinar el resultado con facilidad.

Asintió con la cabeza ligeramente al eunuco detrás suyo. Este entendió, y lentamente dio un paso atrás antes de salir corriendo hacia lo profundo del Palacio Interno.


[1] Sishi: 9 a 11 am.

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