Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 26: Despertar

Traducido por Robin

Editado por Nemoné


Mi madre me abrazó mientras gritaba llorando, y luego sollozando, y hasta que se convirtió de nuevo en llanto. Pasó mucho tiempo hasta que me calmé para poder pensar “¿Qué estoy haciendo en la entrada?”.

Es embarazoso como una dama. Sin embargo, mi corazón no pudo contenerlo.

— ¿Te has calmado, Carol?

—Emmm… Sí madre.

—Bueno, entonces, entremos. Voy a escuchar sobre eso dentro.

Entré en la mansión y me llevaron al segundo piso, donde la habitación de madre se encontraba.

No hay muchas veces en las que pude entrar ahí. Y es porque, normalmente, es suficiente con informar a madre en el comedor. Y si necesita algo, vendrá a mi habitación. Madre, ella es agresiva.

Me senté en el sofá de la habitación de mi madre y, comencé a explicarle lo que sucedió, mientras reprimía mis sollozos que no cesaron.

Estoy muy segura de que la explicación, que se detenía de vez en cuando, era difícil de entender para ella. Sin embargo, es imposible para mí explicarlo sin problemas en este momento.

En cambio, mis lágrimas comenzaron a fluir de nuevo cuando le expliqué sobre esto desde el principio.

Acerca de Wilhelm-sama teniendo diversos deberes, y que no sabe cuándo va a morir. También sobre Wilhelm-sama diciéndome que él es una persona que no puede cuidar de su familia. Además de que debería encontrar a una mejor persona y crear una familia. Lo que es más, sobre Wilhelm-sama… rechazandome y diciendo que me fuera a casa.

Madre silenciosamente escuchó mi explicación hasta que terminé. Y, junto con el final de mis palabras.

—Natalia

—Sí.

—No hay ningún error con las palabras de Carol.

—Sí, no hay error. He oído hablar de eso con ellos.

—Lo entiendo.

Por alguna razón, ella lo confirmó con Natalia. Y creo que es porque hay partes en las que estaba confundida. Pero, aun así, no es como si fuera a falsificar un informe a mi madre.

—Por favor, no te sientas mal, Carol. Solo quería escuchar una opinión objetiva. Tu madre creerá algo a ciegas si solo escucha las palabras de un lado.

—Entiendo, madre.

Asentí con la cabeza. Madre es una persona cuidadosa. Por eso, ella también preguntó sobre la opinión de Natalia, no solo la mía. Después de todo, las cosas llamadas palabras, que una persona preocupada puede escuchar, pueden ser diferentes, de la de una persona con una perspectiva objetiva.

—Carol, deja de llorar ya.

Madre me ordenó, al ver que mis lágrimas estaban a punto de caer. Sin embargo, no podía contenerlo. Soy una mujer débil que no puedo hacer otra cosa más que llorar.

—Madre…

—Te diré algo bueno. Las mujeres que lloran cuando sucede algo malo son de tercera clase.

Eso es porque soy un ser humano débil.

—Anhelabas a Wilhelm-sama, pero fuiste rechazada. ¿Y qué?

— ¿Eh…?

—Desde el principio, Carol, ¿de verdad pensaste que te casarías con Wilhelm-sama sin ningún obstáculo?

Eso creí.

Pensé que si añoraba a Wilhelm-sama, y mientras éste respondiera a la pregunta, mi relación con Wilhelm-sama sería imperturbable.[1]

Mis padres también estuvieron de acuerdo. Y el rey también lo aprobó. Con eso, creí que mis sentimientos ciertamente estarían seguros. Pero…

— ¿Estás diciendo que está mal…?

—Sí. El matrimonio no es algo tan simple. Hay quienes se casan y hay amor mutuo, y hay quienes no lo aceptan, sin importar la pasión que tenga la otra parte. También hay muchos matrimonios sin amor. No hay forma de que no haya obstáculos.

—Entonces, ¿qué debería hacer…?

—Es simple. Solo necesitas convertirte en una mujer de primera clase.

—Madre… ¿Qué tipo de mujer, describes como de primera clase? ¿Las mujeres de primera clase pueden aceptar algo y dejarlo pasar, aunque es una cosa dura?

Pregunté, pero mi madre negó con la cabeza. ¿Estaba mal?

—Las mujeres que pueden dejar que las cosas duras pasen fácilmente, son de segunda clase.

— ¿Es eso así…?

—Dejar que las cosas pasen significa que, solo están huyendo de eso. Simplemente estás actuando como si no pudieras verlo. Son mejores que las mujeres que lloran a la tristeza, pero nada más.

Si es así, ¿qué tipo de mujer es una de primera clase? Aunque, una mujer de primera clase para mí, es madre. Pues bien, entonces, al igual que madre, hacía las cosas severamente.

—Las mujeres que pueden soportar cosas duras, aceptándolas de frente y con los dientes apretados, son de primera clase.

¡!

—No importa qué tan difícil sea, necesitas el coraje para enfrentarlo. No debes huir, Carol. Fuiste rechazada por Wilhelm-sama, y eso es amargo y triste. Sin embargo, no debes escapar de eso.

Por ejemplo, a la bondad de Zack. Y a la comodidad de la casa. Y, a la calidez de Madre. No debo huir.

—Pero yo soy…

—Esa es tu mala costumbre.

—Eh…

—No debes repetir “peros”. ¿Para quién estás diciendo tus excusas? ¿A quién le pides permiso para perseguirlo con esos sentimientos que son tuyos solamente? No hay nadie que pueda cumplir tus sentimientos, aparte de ti mismo. Si tienes tiempo para decir excusas, vé y toma acciones.

Las palabras de mi madre, fue como si me hubieran atravesado. Siempre digo “pero” y suelto excusas. Pero, ¿para quién estoy diciendo eso? Mis acciones, nadie la obstruía más que yo misma.

—Madre…

— ¿Qué es, Carol?

— ¿Soy… una molestia para Wilhelm-sama…?

Wilhelm-sama ha dicho que no necesita una esposa, porque es una persona que no puede cuidar a su familia.

Mis sentimientos de añoranza, a partir de ahora, no son más que una molestia para Wilhelm-sama. Y si me convertí en una molestia para él, no vale la pena vivir…

—Carol.

—Sí…

— ¿Confías en que vas a vivir tu vida de ahora en adelante sin molestar a nadie?

¡!

Mi corazón, tembló. Tal cosa es imposible. Una persona que vive sin ser una molestia para otra persona no existe.

—Tu vida a partir de ahora, ya sea por cosas pequeñas o grandes, estará molestando a alguien más.

—Así es…

— ¿Qué está mal entonces? ¿Ser una molestia para tu pareja con la que estás pensando vivir el resto de tu vida? El amor es algo problemático. No es más que una imposición de las propias emociones.

—Uuh…

Es exactamente como dice mi madre. Me falta resolución. Pero, ya que es así, ¿qué debería hacer a partir de ahora?

—Madre… ¿Qué debo hacer… a partir de ahora?

—Tu madre te enseñará.

“Fufu”, mamá sonrió.

Esa fue una sonrisa como la de una Diosa, una que está llena de bondad. Una existencia como el sol que brilla en mi camino.

—Conviértete en una buena mujer.

— ¿Una buena mujer…?

Es demasiado vago, no puedo entender. Sin embargo, si madre lo dice, entonces probablemente sea cierto.

—Sí. Una buena mujer que, él consideraría como felicidad, no molestia, incluso si le impones tu amor y pasión. Una buena mujer que lo embriagaría. Una buena mujer que… le hará sentir placer solo por hablar con él. Si es así, incluso Wilhelm-sama solo podrá pensar en Carol.

Mi meta. Aunque es demasiado vago, por lo que no puedo entender muy bien. Sin embargo, el objetivo está decidido.

Yo, Carol Ambrose, de 16 años, haré todo lo posible para convertirme en una buena mujer.


[1] La pregunta que menciona Carol cuando decía que, mientras Wilhelm la respondiera, la relación sería imperturbable, creo que es la de las bodas. ‘’¿Aceptas?’’ ‘’Sí, acepto’’ ‘’Yay, banzai banzai’’. Eso.

Robin
Me gustó mucho la madre de Carol, se nota que manda en la familia. También quiero saber como seria ser una buena mujer.

4 respuestas a “Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 26: Despertar”

  1. A esto me refería con el comentario anterior.

    Fuiste rechazada, Ok. Duele, pero no por eso decides acabar con tu vida.

    Si el hombre dice que el no podría cuidar de una esposa o familia, que no siente apego a su hogar, bueno, vulevete la razón por la cual el quiera llegar a casa por las tarde, la razón por la que el no quiera morir en una guerra, la razón por la que el espere con ansias su día de descanso.

    Haz que el te ame.

    Incluso si suena grave.

    Al menos tiene a su madre que se te nota es una mujer de primera categoría.

    De esas que golpea al marido por idiota (Ok. Esa parte no esta bien. No se el golpea a la pareja) de esas que su orden es ley.

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