Katarina – Volumen 9 – Capítulo 2: Una reunión en el callejón (1)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Mientras me tomaba un descanso del cuidado de la niña, entré a un callejón y, en una esquina, encontré un gatito sucio. Me recordó a mí. Venir a un país tan rico como este me había hecho reflexionar sobre mi pasado.

Mi primer recuerdo era durmiendo en una montaña de basura. No conocía a mis padres. No tenía nada a mi nombre. Los otros niños pobres y yo necesitábamos robar sólo para vivir un día más. Mi sueño era siempre inquieto, porque a menudo tenía que despertarme y salir corriendo en cualquier momento. Se me notaban los huesos y siempre tenía mugre encima; nunca había disfrutado de una comida caliente o una cama de verdad.

El gatito estaba hurgando en la basura que ensuciaba ese callejón, y yo no podía ignorarlo. Me acerqué a él, manteniendo en la mano el sándwich que había comprado para el almuerzo. Cuando me vio, se le erizó el pelo. Su lenguaje corporal tan aterrador me recordó aún más mi pasado. Saqué un trozo de jamón del sándwich y se lo arrojé. Me miró con recelo, pero se acercó lentamente al jamón. Tomó un bocado, se dio cuenta de que era comida y rápidamente se lo comió todo.

Seguí arrojándole trozos de jamón para comer. Antes de darme cuenta, le había dado al gatito casi toda la carne del sándwich, pero me sentí bien por eso. El gatito se alejó, tal vez quedó satisfecho. Lo miré y decidí que tendría que pasar por este callejón de nuevo.

♦ ♦ ♦

—¡El postre estaba delicioso! —dijo una de las chicas con una sonrisa.

—Gracias —le respondí—. Mañana planeamos servir uno diferente, así que si lo desea, venga a probarlo.

Las chicas comenzaron a charlar entre ellas, diciendo cosas como: “¿De verdad?” y “¡Debemos volver!” y “Espero que mi mesada sea suficiente”.

El restaurante del puerto estaba lleno de clientes para almorzar. Regina me había dicho que normalmente la gente venía a cenar antes que al mediodía, pero hoy fue una historia diferente. Servimos uno de los postres de María e incluso ofrecimos muestras gratis a los transeúntes fuera del restaurante, y algunas chicas a las que les encanta ver todo lo nuevo y moderno entraron. Ellas deben tener una red de información impresionante, porque muy pronto más y más mujeres jóvenes comenzaron a llegar diciendo que habían oído hablar del lugar a sus amigas.

La pareja de ancianos que empleaba Regina generalmente no venía durante el almuerzo, ya que había muy pocos clientes y Sora estaba ocupado cargando cajas en los barcos en el puerto. Cuando el restaurante estuvo a punto de llenarse, Regina tuvo que dejar el mostrador para ayudarme a servir las mesas.

—Nunca había visto a este tipo de clientes venir aquí a comer… —comentó, impresionada.

El restaurante solía tener como principal clientela a viejos gruñones, pero ahora parecía un café de moda para estudiantes. Y dado que todas las chicas en su mayoría solo pidieron postres, prácticamente lo era. Por lo general, Regina solo abría el restaurante brevemente para el almuerzo, ya que de todos modos no había nadie comiendo, pero esta vez lo mantuvimos abierto hasta las primeras horas de la tarde.

—¡Gracias! —llamé a la chica que se iba, nuestra última cliente antes de finalmente cerrar.

Salí para colocar el letrero de “Cerrado” según las instrucciones de Regina. El restaurante estaba en una vía muy transitada, por lo que uno esperaría que siempre tuviera toneladas de clientes. Probablemente siguió perdiéndolos constantemente después de que la gente se dio cuenta de que solo servían comida de otros restaurantes. El hecho de que las chicas del pueblo hablando de nuestros postres fuera suficiente para llenar tanto el restaurante fue prueba de ello. A este ritmo, iba camino de convertirse en un restaurante popular. Con orgullo puse el letrero y volví a entrar.

Cuando regresé, descubrí que María, la que más trabajó este día, había salido de la cocina para reunirse con Regina en el comedor.

—¡Lo has hecho muy bien, María! Gracias a los dulces que cocinaste, el restaurante estaba lleno de clientes hoy —la felicité, pero ella comenzó a negar con la cabeza, luciendo preocupada.

—Gracias —comenzó—, pero fue todo gracias a ti que tuvimos tantos clientes.

—¿Eh? ¿Yo? ¿Por qué?

—¡Porque promocionaste lo que cocinaba a la gente de afuera!

—Hice eso un poco al principio, ¡pero la gente solo entraba porque los dulces estaban deliciosos!

Era cierto que salí del restaurante para que la gente los probara. Si no lo hubiese hecho, ¿cómo podría alguien saber que saben bien? Estamos en una calle ancha con mucha gente pasando, así que pensé que me quedaría junto a la entrada con muestras en la mano, alabando las creaciones de María. Las primeras chicas que entraron lo hicieron solo porque les habían gustado esas muestras, así que no podía tomarme ningún crédito por eso.

—Pero dar muestras fue una idea maravillosa. Si no hubiera sido por eso, esas chicas nunca hubieran entrado. Realmente creo que el mérito es tuyo —insistió María, inflexible.

Quizás para este mundo dar muestras de comida gratis era una innovación maravillosa, pero hice lo que estaba acostumbrada a ver en mi vida anterior.

—Pero…

—Ustedes dos —intervino Regina—, esta discusión no va a ninguna parte, y deberían tomar un descanso después de trabajar tanto tiempo. Tendremos que empezar a prepararnos para abrir para la cena más tarde, así que descansen mientras puedan.

Luego nos echó fuera del comedor.

—¿Dónde deberíamos descansar? ¿En nuestras habitaciones? —le pregunté a María mientras nos mirábamos.

No había mucho que hacer en esas pequeñas habitaciones vacías aparte de la siesta.

—Todavía no he visto mucho del pueblo, así que me gustaría dar un paseo. ¿Te unirías a mí, Lady Katarina?

—¡Por supuesto! —respondí al instante.

—Esta parte de la ciudad es segura, en general, pero regresen antes del atardecer. Y no se acerquen a callejones y otros lugares desolados —nos dijo Regina cuando le hicimos saber que estaríamos afuera.

Nací y crecí en la capital, que en realidad no tenía áreas peligrosas, así que me sorprendió su advertencia, pero me explicó que, para otros pueblos, tener algunas áreas más sombrías era perfectamente normal. Aun así, la gente de otros países aparentemente todavía estaba impresionada por lo seguro que era Sorcié.

—Entendido. —Asentimos con una mirada seria en nuestros rostros y comenzamos nuestro paseo por la ciudad, asegurándonos de no entrar en ningún lugar peligroso.

María había mencionado que no había visto la ciudad, pero yo tampoco había visto mucho; únicamente salí a hacer un recado para comprar comida para el restaurante. Estaba muy emocionada de poder explorar más. Tal vez por ser una ciudad portuaria, había mucha gente que no parecía nativa de nuestro país, y muchas cosas a la venta que no encontrarías en la capital. Fruta que nunca había visto antes, mucho pescado, pequeños puestos de venta de comida… Todo parecía nuevo e interesante.

—¿No se ve delicioso? ¡Oh, yo también quiero probar eso! ¡Pero tampoco puedo dejar pasar el otro! —comenté con entusiasmo, incapaz de decidir qué quería comer.

—Estaremos aquí por un tiempo, así que bien podrías comerlos todos uno a la vez —respondió María, riendo.

De hecho, no volveríamos a la capital de inmediato, por lo que no había razón para apresurarse.

—Correcto. Entonces, empezaré con…

Como todavía no podía decidirme, terminé comprando un montón de cosas que luego compartiría con María. Nos sentamos en un banco cercano y comimos las cosas que había comprado en los puestos.

—Aquí está tu mitad, María.

—Gracias.

—¡Se ve delicioso! —exclamé momentos antes de meterme un panqueque en la boca. El pastel esponjoso y aireado estaba lleno de fruta jugosa, dando la combinación perfecta de dulzura y acidez—. ¡Es delicioso! —anuncié extasiada, poniendo una mano en mi mejilla.

—¡En efecto! Me encanta especialmente la fruta —sonrió María de acuerdo.

—Sin embargo, nunca había visto esta fruta. —Tenía curiosidad por la colorida fruta de aspecto tropical que nunca había comido en casa.

—Yo también. Quizás sea una especialidad de este pueblo.

Si María lo dice, probablemente fuera cierto.

—Ojalá pudiera usarla para los postres en el restaurante… —reflexionó mientras miraba fijamente la fruta.

—¡Eso suena bien! Vi un verdulero antes, así que vayamos allí y compremos un poco más antes de regresar.

—¡Sí!

Después de comer, llegó el momento de mirar los escaparates. La ropa que se exhibía aquí era más colorida y llamativa que las que estábamos acostumbrados.

—Este es tan lindo. Te quedaría genial. ¡Intenta ponértelo, María!

—Gracias. ¡Oh, mire, Lady Katarina! ¡Esto también es maravilloso! ¿No lo intentarías?

También visitamos una tienda de souvenirs.

—Mira, María, hay una pequeña estatua con la forma de un animal extraño. Me pregunto si es uno de los que mantienen en el Ministerio.

—Ese no parece ser el caso, hay una explicación escrita debajo. Parece que esta es la deidad que se dice que protege estas tierras.

—Una deidad, ya veo… ¡Mira! ¡Es arena en forma de estrella!

—¡Es tan bonito!

—¡Oh, es cierto! ¡Vamos a la playa! —La arena me había recordado que María aún no había visto el mar y el día anterior me había dicho que quería.

—¡Me encantaría! —gritó, luciendo entusiasmada con la idea.

—¡Vamos entonces!

Le pedí direcciones al comerciante, luego tomé a María de la mano y me dirigí a la playa. Tal y como me habían dicho, ir por la calle principal nos llevó al puerto, que estaba lleno de todo tipo de gente. El mar frente a nosotros era claro y hermoso. La expresión de María al verlo por primera vez fue tan asombrada como la mía el día anterior.

—Precioso, ¿no?

—Sí… —concordó María, asintiendo vigorosamente.

—Incluso si todavía es Sorcié, este lugar es muy diferente de la capital. Otros países probablemente son incluso más diferentes… —reflexioné mientras miraba el mar y los barcos que flotaban en él.

—Seguro que sí. El mundo debe ser muy grande.

Me pregunté si Cezar había llegado a salvo a su país. Cezar era un príncipe extranjero que conocí en circunstancias únicas en la reciente Asamblea Internacional. Estaba recordando eso cuando María, de repente, tiró de mi brazo.

—¿Hm?

—Sentí que te ibas a ir a algún lugar muy lejano… ¿Quieres ir al extranjero, Lady Katarina? —me preguntó, probablemente porque había estado mirando el mar durante algún tiempo.

Antes de ingresar a la Academia, estaba considerando la posibilidad de vivir fuera de Sorcié, en caso de que fuera exiliada, pero ya no. Además, esta vez el juego ni siquiera tenía un final de exilio para mí. Un final de cárcel, eso sí. Mi única preocupación en este momento era encontrar una manera de escapar de mi celda.

Quería ver otros países, sí, pero…

—Si alguna vez voy al extranjero, prefiero ir con mis amigos. Ir sola no suena divertido. María —agregué, estirando mi mano hacia ella—, ¿quieres venir conmigo?

—¡Sí! Te seguiré a cualquier lugar —respondió ella, sonrojándose. Si yo fuera uno de los intereses amorosos del juego, recibir una respuesta tan hermosa como esa sería suficiente para enamorarme de María.

Miré al cielo y noté que el sol había comenzado a ponerse lentamente.

—Vámonos. Jeje, esto fue muy divertido. Es la primera vez que compro y salgo a comer con una amiga —comenté. Como dama noble, recorrer los puestos de comida con amigos generalmente estaba fuera de discusión—. Gracias por venir conmigo, María… ¿María? ¿Qué ocurre? —Las lágrimas brotaban de sus ojos—. ¿E-Estás bien? ¿Duele en alguna parte? ¿Quieres sentarte? —lancé una pregunta tras otra, sin saber qué hacer.

—N-No, esto es solo… estoy … conmovida, ya ves… Estoy bien —dijo, tratando de convencerme de que no había nada malo.

—¿Te moviste? ¿A donde? —me preguntaba. Estaba tan nerviosa que ni siquiera podía escucharla correctamente.

¿Qué dijo?

Ella me miró, notó que todavía estaba visiblemente confundida, y me mostró una sonrisa avergonzada.

—Solo quiero decir que la amo mucho, Lady Katarina.

Ella me había perdido allí, pero que una chica hermosa me dice que me ama mientras se sonrojaba se sentía realmente bien a pesar de todo.

—G-Gracias —respondí, y no pude evitar sonrojarme también. Todavía no entendía por qué lloraba, pero ahora se veía bien y en realidad estaba sonriendo. Le recordé que no debería llamarme “Lady” aquí y se sonrojó de nuevo.

En nuestro camino de regreso, paramos a comprar fruta para hacer postres. En el restaurante, Regina y su habitual actitud tibia nos recibieron.

Cuando le dijimos que habíamos ido al puerto, nos preguntó si habíamos visto a Sora. Ahora que lo pensaba, se suponía que Sora estaba trabajando allí. Me había olvidado por completo y no lo vi, pero María dijo que, justo antes de ir al mar, lo había visto.

—¿No le saludaste?

—No logré hacerlo —dijo, y luego nos fuimos a nuestras habitaciones para comenzar a prepararnos para abrir para la cena.

Fue entonces cuando recordé que cuando íbamos al mar, estaba arrastrando a María de la mano y caminando bastante rápido. Probablemente por eso no logró saludar a Sora a pesar de verlo. ¿Volví a interferir con su romance?

Puaj. Acababa de tomar la decisión de ser más independiente y tratar de no interferir con esos dos y luego, el mismo día, terminé acaparando a María para mí tanto que ni siquiera pudo hablar con Sora… Esa es la definición misma de interferir. Me siento fatal por haber cometido otro error. ¡Tendré que tener más cuidado a partir de ahora! ¡Me aseguraré de no meterme más entre María y Sora!

8 respuestas a “Katarina – Volumen 9 – Capítulo 2: Una reunión en el callejón (1)”

  1. Por favor ya casense❤️, toda la cita estuvo hermosa, yo creo que María a pesar de que vio a Sora lo paso de largo porque estaba super feliz por estar tomada de la mano con Katarina

  2. Jajajaja buen capitulo, recuerdan cuando sora dijo que maria era la que tenia mas posibilidades de ganar? Pues en lo que ami respecta solo en una cita maria avanzo mas que todos los otros partisipantes. Por su puesto, se estrello con ese muro de marmol que es katarina jajaj

  3. Maria: Te amo lady Katarina
    Bakarina: G-gracias
    Maria: Pero te amo mucho
    Bakarina: Pues muchas gracias
    🤣🤣🤣🤣🤣 literal así fue como me imaginé la escena.
    No se pero se me hace que el chico que le dio jamón al gato conoce a Sora (o sea que se conocían de niños) me dio la sensación cuando Sora dijo hace dos capítulos que había recordado a un amigo que una vez lo salvó, y pensé “tal vez sea el chico que está involucrado en el secuestro” (se que suena improbable xd pero así lo pensé)
    Muchas gracias por el cap!

  4. Gracias por el capítulo lo amé. Estuvo muy divertido, pobre María y todos los demás que Katarina no entiende lo que realmente está pasando a su alrededor. Estoy ansiosa por ver qué pasa en el siguiente capítulo.

  5. Hermosa cita la de Katarina y María……..hasta que Katarina mando a la friendzone a la pobre chica : “Es la primera vez que compro y salgo a comer con una AMIGA…….AMIG…… amiga… amiga”

    xD

    1. No estaria tan segura de eso porque conociendo a bakarina no se dara cuenta de la guerra que hay alrededor en nombre de su corazón pero seguro que maria si vio a Sora solo no le dijo en el momento a katarina-sama (ella es la contrincante más fuerte y no tengo pruebas pero tammpoco dudas)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido