La hija de la Casa Albert – Capítulo 39

Traducido por Maru

Editado por Ayanami


Con un vestido azul claro, igual que en el juego y una tiara que desprendía la sensación de refinamiento. Por lo general, su expresión estaba llena de una sonrisa nerviosa y el movimiento era despreocupado, pero ahora, su belleza inocente, fue reemplazada por una más digna que se ajustaba más a ella.

Se podía sentir el aura de la nobleza, como se esperaba de alguien de la realeza, por lo que no podía evitarse que el salón se volviera ruidoso

—Esta palurda, es en realidad una princesa.

Era lo único que sabían, todo el cuerpo estudiantil solo podía pensar en Alice como una chica de campo. Era difícil para los estudiantes cambiar su imagen, corriendo y riendo alegremente, con esta majestuosa persona que le echaba una ojeada al salón desde el escenario.

De hecho, Addie también estaba mirando el escenario, mientras estaba aturdido a pesar de saberlo de antemano.

—A…Alice es bonita.

—Sí. Para una persona aburrida, es un buen cambio.

—Es más que un simple cambio. Es espléndido. La forma en que camina y se inclina, ambas son tan elegantes, como si…

Haciendo una pausa, Addie se volvió para mirar a Mary. Incluso en esa situación ruidosa, ella se mantuvo tranquila y serena en su asiento, escuchando el discurso de Alice. Su expresión era tortuosa, de alguna manera, pero aun así, con algo de satisfacción…

—Como si…como si fuera usted, Señorita.

—Oh, por favor, deja de bromear. No me compares con ese pollo, ¿quieres?

Addie solo pudo encogerse de hombros y suspirar, mientras Mary se reía ligeramente. A pesar de que era la premisa antes de ser denunciada, su orgullo seguía siendo tan alto como siempre. Además, aun dijo:

—Ella tiene que ser capaz de hacer mucho más que esto si quiere derrotarme.

Esta persona, exasperantemente, retorcida, era Mary Albert. Por encima de todo, para encontrar atractivo a este genio celestial fácil de entender, él mismo también estaba desconcertado, por lo que Addie se echó a reír con auto-desprecio.

Entonces, Alice, que había terminado su discurso, finalmente, dijo el nombre de Mary.

—Por último, me gustaría hablar de una persona.

Sorprendentemente, todas las palabras eran como en el juego.

—Tal vez… —la expresión de Addie, que escuchó previamente la explicación, se entristeció.

No podía pensar que la actual Alice denunciase a Mary. Pero, la verdad era que todo iba como Mary había dicho.

La aparición de Alice en medio de la ceremonia de graduación, su vestido y su tiara, no solo eso, incluso el contenido de su discurso era el mismo que en Escuela de Amor.

Sin embargo, tampoco se podría decir que todo fue como en el juego. Originalmente, el Consejo Estudiantil, que debía mirar a Mary con disgusto, le sonreía desde antes de que comenzara la ceremonia. Eso también era un hecho.

Había cosas que eran diferentes y cosas que eran iguales, todas mezcladas con el juego. Entonces, ¿cuál será la ruta de la caída? ¿Alice vendrá a abrazar a Mary en una ruta irregular o seguirá la ruta de Escuela de Amor, arruinando la Casa Albert y enviando a Mary al norte?

Con ambos extremos indecisos, Addie miró a Mary con preocupación. En contraste, Mary no tuvo ningún cambio de actitud. Se levantó para responder a la llamada, e incluso tuvo tiempo para arreglarse la falda antes de subir al escenario. Su mirada, que iba directamente hacia Alice, no tenía dudas, él solo podía admirar su invencible elegancia.

—Mary, cuando escuchaste mi discurso… ¿Qué piensas al respecto?

Cuando escucharon la pregunta de Alice, el salón se quedó en silencio. Todos miraron a Mary y a Alice, esperando las siguientes palabras. En esa tensa atmósfera, Mary todavía podía elevar una sonrisa con expectación.

Eso también fue igual al juego. Esta pregunta venía de la mano amiga que le ofreció Alice al final del juego a Mary.

Alice, iba a perdonar a Mary si se hubiese disculpado en reconocimiento de su falta, en esta pregunta. Al final, todas las rutas terminaron con lo que no sucedió: Alice señaló a Mary como “la mala costumbre”, una víctima más a cualquier otra persona, pero eso aún se podía cambiar. Era una historia muy misericordiosa.

Por supuesto, no era algo que destruyera a Mary como una hija noble y villana, pero solo por una vez, en frente de esta multitud, quería que Mary reconociera el error de su acción por sí misma. Porque su comportamiento egoísta e indignante era la encarnación del lado malo de los nobles.

Sin embargo, en el juego Mary no se dio cuenta de la misericordia de Alice y respondió a su pregunta con insatisfacción.

—Como se esperaba, la forma de pensar de un campesino es ridícula. —así lo dijo ella.

Ante eso, Alice en el juego solo podía mirar a Mary, suspiró, lanzó toda misericordia y la denunció. Por eso, aunque fuera un error…

— ¡Sí! ¡Muchas gracias!

Alice no debía responder con una expresión tan feliz.

— ¿Eh?

—Estoy pensando en hacer mi parte como la princesa sin perder mi identidad. ¡Sabía que Mary lo entendería!

—…E-Espera un momento…

— ¡Lo he pensado de esta manera también, todo por Mary! Cuando mi posición social cambió, Mary siempre me trató de la misma manera. Por eso, tengo cierta confianza en mí misma. La forma en la que soy, también es buena o eso pensé.

—Y-Ya veo. Eso es bueno, felicidades…pero aun así, espera un minuto…

— ¡Haré mi mejor esfuerzo!

—Eh, puedes hacerlo lo mejor que puedas…pero sobre mí…

—Si es Mary, sé que me sostendrás desde atrás. ¡Creo que lo harás! ¡Mary, te quiero!

Patrick subió al escenario para agarrar el hombro de Alice, mientras hablaba y anunciaba alegremente su amor por Mary en voz alta.

La forma en que ambas figuras estaban de lado a lado era similar a la escena de Escuela de Amor, pero Mary no tuvo tiempo de darse cuenta de eso en ese momento.

Debería haber sido denunciada por su comportamiento grosero hacia Alice pero, por alguna razón, estaba recibiendo su gratitud. Además, la pareja en el escenario dijo, con una cálida mirada, como si mirasen a un compañero:

—Apoyemos este país, juntos.

En esta situación, incluso Mary no pudo hacer nada más que sentirse presionada, mientras la multitud se alzó con un grito de alegría. Solo podía regresar y dejarse caer en su asiento.

Su línea de pensamiento no podía mantenerse al día con el desarrollo, ni siquiera podía expresar una queja a Addie, que se estaba riendo a carcajadas a su lado.


Maru
Era muy ingenuo pensar que serías condenada, Mary. Te has convertido en la amiga directa y sincera jajaja

Ayanami
era obvio que así terminarían las cosas, mi querida Mary, quien peca de ingenua, a veces (~ ̄³ ̄)~

El capítulo 40 de esta novela ya está disponible en la edición 20 de la revista Kovel Times. Suerte~

4 respuestas a “La hija de la Casa Albert – Capítulo 39”

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