Mi hermana, la heroína – Capítulo 101

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


Había dos chicas relajándose en un cuarto de los dormitorios de la Academia Real.

—Tienes demasiado tiempo libre.

—Es inevitable. Aplique por una ausencia de una semana para huir, así que no puedo permitirme mostrarme en pleno día.

Eran Rona y Catalina.

Tres días pasaron desde que huyeron descuidadamente de Chris. Desde entonces estuvieron ocultas juntas.

Habían predicho la posibilidad de que Chris las buscara en sus casas, así que planearon esconderse a plena vista.

El cuarto era más grande de lo necesario, pero se sentían aburridas y sofocadas de estar ocultas.

—Ya pasaron tres días. Desearía que la furia de la Señorita Chris se desvanezca con el tiempo.

—Me pregunto… Oh.

Se llevaban bastante bien a pesar de la diferencia en su posición, pero al estar juntas por tanto tiempo ya se quedaron sin temas de qué hablar.

En contraste con Rona, que estaba inclinada elegantemente contra su silla, Catalina se paró de repente y caminó hacia la ventana para examinar la situación. Ella usó un espejo de mano para reflejar la luz que entraba por ahí.

—Ah, parece ser que sigue molesta. Además, se extendió la voz de que la Señorita Chris disolvió su club de fans.

—… ¿Hay algún significado para esa extraña acción tuya?

—Por supuesto. Me mantuve en contacto con los miembros del club afuera, y estoy obteniendo información de ellos.

—Hmm…

Rona no sabía qué decir.

Todo le parecía sospechoso para ella.

—Estás en el Club de Periodismo, ¿verdad?

—¿Sí?

—… No eres una espía, ¿verdad?

—Ahaha. Señorita Rona, ¿estuvo leyendo demasiadas novelas de entretenimiento? No obtendría información de manera tan obvia. Se reflejaría pobremente en mi trabajo, créeme —replicó Catalina casualmente, así que Rona no se molestó en presionarla.

Lo que dijo era verdad. No había forma en que el Club de Periodismo hiciera algo tan ridículo como usar señales de luz.

Aunque Catalina actuaba como si supiera algo, Rona pretendió no notarlo.

—Y-Ya veo. Estoy impresionada de que lograras mandar el formulario de ausencia.

—Bueno, por supuesto.

Rona cambió el tema para evitar las sospechas. La Academia tenía una política estricta cuando se trataba de dejar la escuela. Incluso el casamiento de un miembro de la familia o fallecimiento no garantiza irse por una semana.

Catalina simplemente asintió.

—Tengo algo sobre la matrona del dormitorio y uno de los profesores, así que fue fácil.

—No sé porque pregunté.

—Ahaha. Está bien. Ha probado ser un método conveniente.

Rona miró desdeñosamente a Catalina, que se rió sin mostrar ni una pizca de culpa

—Bueno, es verdad… ¿Pero cómo diablos te las arreglaste para obtener algo sucio de ellos?

—Amo cómo odias las injusticias, Señorita Rona. Dejando eso de lado, no esperé que la Señorita Chris descubriera el club de fans en este punto.

—Estoy de acuerdo.

Catalina cambió de tema, quizás porque vio la infelicidad de Rona.

El club de fans era una idea que Catalina dijo medio en broma, y la cual Rona creó en poco tiempo.

Estaba consciente de la posibilidad de Chris enojandose por haberlo hecho sin su permiso, pero prosiguieron de todas formas, pensando que estaría bien siempre y cuando Chris no lo notara.

—Pero ella lo destruyó, ¿huh? Trabajamos muy duro en él pero desapareció en un instante.

—Sip. Fue conveniente en varias formas, sin embargo ahora no podemos hacer nada al respecto.

—… ¿Conveniente?

—No es nada. Además, nos invitaron aquí por eso… Oops.

Catalina estuvo intercambiando información mientras conversaba con Rona, pero repentinamente se separó de la ventana.

—… ¿Algo sucedió?

—La Princesa está de regreso.

Catalina lucía como si se estuviera divirtiendo, pero Rona se puso rígida.

Esa persona, cuyo cuarto estaban usando como refugio, estaba de regreso.

El dueño de esa habitación.

Esta habitación.

En el tercer piso de los dormitorios.

Sólo personas con una alta posición social mayor a un Marqués y su familia estaban permitidas aquí.

—He regresado… ¿Este lugar es cómodo para ambas?

—Sip, gracias.

—Muchas gracias.

Catalina respondió casualmente, mientras Rona se inclinó con cortesía.

La chica sonrió en respuesta a la forma diferente que tenían de agradecer.

—Por favor, pónganse cómodas. Este cuarto es demasiado grande para mí.

Sus ojos azules contenían una mezcla del cielo azul y el verde de la tierra. Su suave, dorado cabello llegaba a sus hombros. Era demasiado corto para una dama, pero demostraba su personalidad.

Mishuli Noir.

La hermana de Chris les dio su cuarto como refugio.

—Ahaha, es vergonzoso. La Señorita Chris se enfureció, pero su propia hermana nos protege. Qué extraño.

—Creo que mi Hermana es la extraña. Tiende a exagerar cuando se avergüenza.

El tercer piso tenía el acceso restringido a la nobleza alta.

Rona tuvo un pensamiento.

Mishuli era la hija del Duque, así que era natural verla aquí.

Pero al mismo tiempo no era nada más que una niña adoptada.

Entonces, ¿realmente tenía el derecho de quedarse allí? Dejando de lado su identidad como la hija adoptada de la Familia Noir, ¿qué más le daba el derecho?

Rona comenzó a tener un extraño presentimiento, mientras Catalina disfrutaba de su conversación con Mishuli.

—Pero está bien. Creo que mi hermana cambiará su actitud pronto.

—Ya veo. Bueno, conociendo a la Señorita Christina, tendrá sus manos llenas con la hija del Tío Istar.

—… Preferiría que Freesia nunca hubiera conocido a mi hermana.

—¿Por qué? Parecen llevarse bien.

—Se están llevando demasiado bien… Por cierto.

Mientras Rona estaba perdida en sus pensamientos, Mishuli desvió su mirada hacia ella y le dio una sonrisa dulce.

—¿Sucede algo?

—… No, no es nada.

Vaciló en preguntar.

Pensó que por ahora debería quedarse en silencio y discutir el asunto más tarde con Catalina.

Pero los ojos azules de Mishuli la comenzaron a abrumar.

Lucían como si pudiera ver a través de su fachada, y que la tragaría entera.

—… ¿Sucede algo malo, Señorita Rona?

—Eh.

Catalina sacudió sus hombros y la devolvió a la realidad. Por unos segundos se sintió aliviada.

Aunque no tenía el coraje para volver a mirar a Mishuli a los ojos.

—N-No es nada, en serio.

—¿Es así? Eso es bueno.

Rona estaba aterrada de esta chica que era dos años menor que ella. Bajó la mirada lentamente y decidió enterrar sus pensamientos, para nunca volver a mencionar el trasfondo de Mishuli de nuevo.

Una respuesta en “Mi hermana, la heroína – Capítulo 101”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido