Mi hermana, la heroína – Capítulo 25

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki

Corregido por Maru


Un murmullo placentero escapó de mis labios.

Charles ya se retiró y era tiempo para que nosotras, las hermanas, tengamos nuestro usual tiempo a solas. Estaba muy emocionada, y la melodía que mi voz realizaba era la prueba.

Esta tonada que apareció en mi mente era una canción que sonó en un Baile al que atendí una vez. Fue ese día donde bailamos con música apenas audible y caímos de la forma más grandiosa.

Tarareé la canción de forma continua y lenta, repitiendo los fragmentos que quedaron en mis recuerdos.

—Mm…

Por alguna razón, Mishuli me estaba mirando con una expresión insatisfecha.

—Hermana, luces feliz.

—Fufufu, es verdad —admití y me reí de la afirmación de Mishuli.

No era como si intentara ocultarlo. Me estaba sintiendo muy, muy bien ahora mismo.

Palmeé la cabeza de Mishuli, animada.

—Ehehe. Mishuli, todo es gracias a ti.

—¿Qué sucedió con Charles…?

—¿Mm?

Mishuli era realmente inteligente. Sus palabras golpearon el punto mientras yo sonreía con alegría.

—Fufu, Mishuli tú me lo dijiste, ¿no? Que sería buena idea reconsiderar mi distancia con Charles. Así que hice eso, con grandes resultados.

No sabía por qué, pero me daba la sensación de que en un día Charles y yo nos volvimos mucho más cercanos de repente. Y por alguna razón, me hacía sentir muy feliz.

Estaba segura que era porque profundizamos nuestra amistad, pero también tengo esta sensación, como si mi corazón estuviera flotando. Era emocionante.

—Hmmph…

Aunque yo estaba de buen humor, los ojos de Mishuli estaban algo molestos.

—¿Mishuli?

—Ya no me importa.

¿Qué no te importa? 

Era vergonzoso para mí, como su hermana mayor, pero no podía entender a qué se refería.

—Uh.. ¿Sobre qué?

—No es nada. No es como si lamentara decir cosas innecesarias o algo por el estilo —dijo con franqueza, sin dejarme hacer más preguntas. Sus mejillas estaban infladas, como si estuviera enfurruñada.

Entonces vino a sentarse a mi regazo.

Sobre mis piernas, lentamente se reclinó hacia atrás, confiándome todo su peso. Estaba confundida por su comportamiento afectivo, que era tan diferente a las palabras rebeldes que dijo hace un rato.

No entendía qué significan sus palabras y acciones. ¿Qué era esto? ¿Probablemente fuera la fase rebelde? Pero si su fase era tan adorable, entonces estoy esperando ansiosa que continúe.

Bueno, ahora no importaba.

Mishuli vino a sentarse en mi regazo. Puse a un lado las preguntas que tenía en mi mente, y la abracé con fuerza.

—Fufufu, eres tan adorable.

—Ehehe. ¡Eres tan genial, hermana!

Esta conversación era como nuestra contraseña secreta. Y con esas palabras, Mishuli finalmente sonrió, y yo sentí una felicidad completa.

En “Laberinto del Destino”, Mishuli terminó en un ambiente infeliz. De hecho, era uno de los conceptos de la historia: una chica oprimida que encontraba su camino al éxito.

Pero, ¿qué había de nosotras ahora?

—Mishuli, ¿estás feliz?

—Sí —se regocijó con una respuesta corta pero gentil mientras la sostenía.

Si ambas éramos felices, entonces no había motivo para que caigamos en el destino de la historia. Aquí, no existía la chica huérfana triste que fue oprimida en la Casa del Duque. Ni la hija del duque que la molestaba.

En ese caso, el destino que una vez mostró su rostro no ocurrirá aquí.

Abracé a Mishuli con más fuerza cuando ella asintió.

—¡Yo también! ¡Nosotras las hermanas somos las más fuertes juntas!

—¡Sí! Ah… Pero, hermana… —agregó de repente Mishuli mientras confirmábamos la fuerza de nuestro vínculo de hermanas—. Yo también me esforzaré.

—¿Hm…?

¿En qué se iba a esforzar? La solté para mirarla al rostro. Sus ojos azules ardían con ferocidad.

—No perderé nunca. ¡Después de todo, nosotras, las hermanas, somos las más fuertes!

Dejando mis dudas personales de lado, Mishuli aparentemente tomó una decisión con una resolución irrompible.

¿Qué la llevó a esto? Era algo extraño para mí, pero Mishuli iba a esforzarse en algo, así que lo único que podía hacer es animarla con todo.

—¡Esfuérzate! ¡Mishuli!

—¡Sí, lo haré!

Me reí al ver sus puños apretados, y una vez más me convencí de algo.

Nosotras podemos vencer esta fase rebelde o la adolescencia. Somos felices juntas, no hay lugar para que la tristeza entre.

Lo mismo sucederá con el destino.

Habían pasado dos años desde que me mostró su rostro. Y desde entonces, ni una sola vez sentí su presencia.

“Laberinto del Destino” era sólo conocimiento que obtuve de mi vida pasada, mostraba la trayectoria de un destino que no tenía nada que ver con nosotras.

Esas pistas y recuerdos no eran nada más que trucos de la imaginación.

Pude pensar de esta forma. Entonces, llegó el día siguiente.

Vino a visitar nuestra mansión, como si el destino mismo lo hubiera llamado.

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