¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 120: El alboroto de la hija del Conde (2)

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


No tengo ninguna duda. Es ella. Era la primera vez que la veía de cerca, pero no confundiría esa Flor Real. A pesar de los rumores sobre su debilidad, me parece un poco extraño que su complexión se vea bien y que parezca muy saludable, pero ahora no era el momento para eso. Vamos a llamarla. Pensando así, apreté los puños con fuerza, cuando se percató de mi presencia, me llamó de esta manera.

—Ah, ¿no es la señorita Charlotte?

—Eh…

Sin haber esperado que me llamara por mi nombre, me solidifiqué. Cuando se acercó, me miró y asintió una vez.

—Ah, sí que lo eres. Eres la hija del Conde Vidal, ¿no es así? Me alegro de verte. ¿Qué haces en este lugar? ¿Te has perdido? Pero, no te recomendaría seguir adelante. Más allá de este punto están los aposentos reales.

Ella misma había venido de allí y, sin embargo, dijo algo tan descuidado. Pero, como ya llevaba la prueba de la princesa consorte, de seguro podía entrar y salir a su antojo. Al encontrarla odiosa, aunque me mordí el labio con frustración, al menos le devolví el saludo. Entonces, fijé mis ojos en ella.

Lady Lidiana…

—¿Nn? ¿Qué sucede? Si quieres, te acompañaré a un lugar que conozcas. El Conde debe estar preocupado también.

Sin conocer mis sentimientos, dijo tal cosa. Quiere ser amable. No me voy a dejar engañar, apreté un poco los puños. Esta era una oportunidad concedida por Dios. Nunca más tendré una oportunidad así. Haz lo que tengas que hacer. Sea como sea, ¿qué debo decir? Siendo sincera, no esperaba que nos encontráramos, así que no pensé en nada. Pensar en algo… Y entonces una cosa vino a mi mente. Así es, he escuchado que ella casi no asistía a las fiestas nocturnas debido a su enfermedad. Entonces, ella no debe saber cómo nos ha tratado el Príncipe Heredero. Si le enseño eso y la pongo un poco celosa, podría sentirme aliviada. No creo que sea una idea increíble, pero es lo mejor que se me ocurre en este caso de emergencia. Desde el principio pensé que estaría bien que le dedicara unas pocas palabras, así que es suficiente. Una vez decidido esto, me dirigí a lady Lidiana.

Lady Lidiana… ¿está usted al tanto de que antes, el príncipe heredero…?

—Lo que hice, ¿podría decírmelo con detalle?

Pensé en decir cómo había tratado con gentileza a las vistosas y hermosas mujeres que lo rodeaban, pero me interrumpió una voz helada. Cuando giré la cabeza por reflejo, allí estaba la persona de la que intentaba hablar, el príncipe heredero, mirándome con frialdad.

—Príncipe… heredero…

—Geh… Freed.

Sobreponiéndose a mi murmullo, resonó la voz de Lady Lidiana. En respuesta a esa voz, el Príncipe Heredero apartó con facilidad sus ojos de mí, y su expresión cambió de inmediato.

—Lidi. Por fin te he encontrado.

Era una voz dulce que producía escalofríos. Su temperatura era muy diferente a la de antes, sólo pude mirar atenta al Príncipe Heredero. Él me ignoró, y caminó hacia ella. La tomó en sus brazos y como para sentirla, la abrazó. Ante su dulce comportamiento de pareja de enamorados, abrí los ojos.

—Te he estado buscando, Lidi. De verdad, ¿cómo has salido de la habitación? Debería haberle dicho a los guardias que reforzarán la seguridad.

—Secreto~

Fue contundente. Aunque lo fue, la expresión gentil del Príncipe Heredero no se rompió. Solo dejó escapar un pequeño suspiro.

—No se puede evitar, eh. Oye, nos dirigimos a mi habitación. Pero, ¿por qué has dejado una carta así? Te había dicho que podías hacer lo que quisieras, así que no me preocupes.

—Te había dicho de forma correcta que me quedaría en el castillo, ¿que no me habías dicho… que no lo harías más?

Cuando él ladeó la cabeza al ser reprendido en un susurro, el Príncipe Heredero sonrió con ironía.

—La culpa es de Lidi por ser tan linda…

—No me importa. Freed, aunque hayas dicho que no lo harás más hoy, tú…

—Lo siento. Es porque lo que decía Lidi era demasiado lindo. Y, ¿por eso te enfadaste y te fuiste?

No entiendo de qué habla Lady Lidiana con el rostro indignado, pero podría decir que parecía que el Príncipe Heredero había hecho algo que le disgustaba. Solo pude estar sorprendida por la relación de poder.

—Mi culpa. Prometo no hacerlo más hoy, así que anímate.

—¿De verdad…?

—Lo prometo.

—Nn… Entonces volvamos.

Lo que me hicieron presenciar. El dulce diálogo del Príncipe Heredero y Lady Lidiana es asombroso. En primer lugar, la distancia entre ellos es demasiado estrecha. Mientras se susurraban a una distancia en la que sus labios casi se tocaban, eran como un par de amantes en su período de luna de miel. Tocando su mejilla, el Príncipe Heredero la miró con ojos teñidos de encanto. ¿Qué es este espacio dulce y cursi? ¿El Príncipe Heredero era una persona así? La forma de hablar también, es muy diferente a la persona que conozco. Mientras estaba atónita, él se volvió hacia mí, y dijo como si recordara.

—Hace un momento, escuché algo interesante. ¿Qué era eso acerca de mí? ¿Puedes volver a contar la historia desde el principio?

Su expresión cambió en un instante, mientras el Príncipe Heredero me miraba fijamente, mi voz no salía. Aterrador… No puedo evitar que el agudo brillo de sus ojos dirigidos a mí me asuste. El escalofrío de su perfecta belleza me atravesó. Antes de darme cuenta, mi cuerpo estaba temblando por la aguda expresión del Príncipe Heredero. No conozco a esta persona… Quien yo conocía siempre había sido amable y gentil, trataba a todos por igual… Él nunca me dirigiría una cara tan aterradora.

—No soy una persona paciente. Eres la hija del Conde Vidal. Si no dices nada, le preguntaré a él más tarde.

Me puse nerviosa cuando salió el nombre de mi padre. Aunque no tenía intención de molestarlo. Resultará horrible si las cosas continúan así. Mientras me afectaba la pesada aura de Su Alteza, palidecí, incapaz de decir nada, una mano amiga se extendió hacia mí, una voz refrescante resonó.

—Freed. La señorita Charlotte está asustada.

Quien se interpuso entre el Príncipe Heredero y yo fue Lady Lidiana, que desde hacía un tiempo había sido abrazada por él. Antes de que me diera cuenta, ella se liberó de sus brazos y, cubriéndome la espalda, lo miró fijamente. Al tener esos ojos apuntando hacia él, parecía preocupado.

—Lidi…

—No sé qué intentaba decir, pero ya he dicho que no me importan este tipo de cosas en especial, ¿verdad? No amenaces a esta señorita más joven que tú. Solo debe tener dieciséis años. Hola, señorita Charlotte. ¿Está usted bien? No pasa nada. No hablaremos con tu padre.

—De… de verdad.

De forma inconsciente, la miré como si me aferrara a sus palabras amables. En tal punto, ella asintió.

—No es para tanto, en primer lugar no has hecho nada todavía, ¿verdad? Freed, no hagas esas cosas.

—Solo la he asustado un poco. No es que fuera en serio.

Mientras el Príncipe Heredero respondía, Lady Lidiana lo miró con recelo y dejó escapar un suspiro.

—Siempre te digo que exageras… Ah, debe haber sido un gran susto. Estás temblando mucho. Ven, te voy a llevar de vuelta, así que mejor regresa rápido. Olvídate de lo que sucedió hoy. ¿De acuerdo?

Cuando ella habló con suavidad, mis lágrimas se desbordaron. Ella debía ser más delgada que yo y, sin embargo, cuando me cubrió con su espalda me sentí muy aliviada por alguna razón. Ella, que estaba siendo atenta conmigo, parecía muy fría, de forma inconsciente me quedé embobada. Qué… qué dama tan genial. Ella me protegió a mí, que había intentado hacer algo desagradable, además se mantuvo firme contra el Príncipe Heredero. Nadie más puede hacerlo. Solo Lady Lidiana. En ese momento, desperté. Nunca hubiera pensado que Lady Lidiana era una persona tan maravillosa. De verdad, qué cosa más tonta intenté hacer. No puedo perdonar a mi yo del pasado que había querido decir unas pocas palabras a una dama tan maravillosa. El príncipe heredero ya no importa. Toda mi atención se centró en Lady Lidiana, quien me miró con una sonrisa.

Mi dulce hermana…

—¿Eh…?

Sin pensarlo, mi voz salió. Y, comprendí que mi pecho palpitaba ante ese sonido, tanto que no podía expresarlo con palabras. Mi dulce hermana. Así es, es una frase perfecta para ella. Con una sonrisa llenando mi cara, salté sobre ella.

—¡Mi dulce hermana! Gracias. ¡Te seguiré durante toda mi vida!

—¿Eh?

Cuando abracé su delicada espalda, se tambaleó. El Príncipe Heredero, que estaba cerca, la tomó en sus brazos e intentó separarla de mí. Sin embargo, no voy a perder.

—¿Qué significa…?

Su fría voz ya no me molesta. Levanté la cara y lo ignoré con displicencia.

—No tiene relación con el Príncipe Heredero. Estoy hablando con mi querida hermana.

—Eh… ¿cómo se ha convertido en esto?

Atrapada entre el Príncipe Heredero y yo, mi querida hermana puso una expresión confusa. Esa cara también parece muy dulce, como era de esperar, ella es la única persona que puede hacer que mi corazón lata rápido.

—Mi dulce hermana…

—¿Señorita, señorita Charlotte? Decir “dulce hermana”, ¿qué en el mundo…?

“Señorita”. Quiero que me llamen de forma más íntima, no con un título tan formal. Con este sentimiento apelé a ella.

—Por favor, llámame Char. Mi dulce hermana. ¡Me he enamorado de su frialdad! Quiero acercarme por todos los medios.

—¿Eh…? ¡¿Eeeh?!

—Qué tontería…

Perturbando mi dichoso momento con mi dulce hermana, el Príncipe Heredero puso una expresión de odio. En este momento no pienso nada acerca de su hermoso rostro, ni en su voz baja llena de disgusto. Mirándola, mi corazón latió con fuerza. En primer lugar, un hombre tan estrecho de miras no le conviene. Incluso ahora este hombre no está más que disgustado por mi abrazo. Cuando me tranquilicé y recordé la conversación anterior, me di cuenta de que este hombre mostraba una horrible obsesión por ella. Después de todo, los rumores de que él era una persona virtuosa eran solo eso. Un hombre mayor y más maduro le conviene más. Por ejemplo… Cierto, ese caballero… Durante las fiestas nocturnas en las que rara vez aparecía, los rumores dicen que siempre estuvo con ella…

—Más que el Príncipe Heredero, Lord William es mucho mejor partido para mi dulce hermana.

—¿Qué significa eso…?

Sentí que el aire circundante se agitaba. Ella, que se había distanciado de nosotros antes de que me diera cuenta, por alguna razón estaba muy perpleja.

—Uwaah, una mina terrestre…

Mientras ella murmuraba con una cara, como si el mundo se acabara, los ojos del príncipe heredero se pusieron vidriosos. Sin comprender del todo la situación, ladeé la cabeza.

—¿William le sienta mejor a Lidi que yo? ¿Eh? ¿Qué diablos te hace pensar eso, podría escuchar la razón?

—El Comandante de la División de Magos, Lord William es una persona famosa por su carácter amable y virtuoso. No hay ningún problema con su pedigrí o habilidad. Creo que ese tipo de caballero adulto le conviene más a mi dulce hermana que el príncipe heredero.

Mientras declaraba en voz alta, la cara de Lidi se puso cada vez más rígida. El príncipe heredero bajó la cabeza… y se rió con una calma espeluznante.

—Ya veo… Por cierto, ¿de quién es esa opinión? Sería increíble, pero no es un rumor dentro del Palacio Real, ¿verdad?

Como la mirada que el príncipe heredero fijó en mí me hizo querer postrarme por reflejo, respondí con desesperación. Por el bien de mi dulce hermana que me protegió, ¡no puedo perder aquí! No me di cuenta de que el rostro de ella se volvía cada vez más sombrío.

—Que Lord William sea una persona maravillosa es una opinión compartida por todos los jóvenes. Además, es una historia famosa que él había sido el único en acompañarla. No es extraño que aparezca el rumor.

—Hmph… Parece que tendré que investigar.

Al escuchar la inquietante voz que no intentaba ocultar su disgusto, por alguna razón, mi querida hermana se acobardó. Cuando trató de abandonar el lugar en secreto, fue sorprendida por el príncipe heredero. Tenía una sonrisa espantosa.

—¿A dónde vas? Lidi.

—N-no. A cualquier sitio… Oye, déjame ir.

—Es impensable, pero no es posible que vayas a casa de Will, ¿verdad?

—No voy a ir. No hay manera de que lo haga.

—Quiero a Lidi más que a nadie. Desde ahora, amaré a Lidi lo suficiente como para borrar un rumor tan tonto.

Después de todo, resultó ser así, con eso mi dulce hermana bajó los hombros. Sin embargo, habló con una cara miserable.

—N-No. Ya es suficiente… ¿verdad?

—¿Crees que me convencerás con eso?

—No es cierto. Aah… me han arrastrado…

Abrazando con firmeza a mi dulce hermana, el príncipe heredero comenzó a caminar hacia los aposentos reales llevándola con él, como si se hubiera olvidado de mí. La llamé a toda prisa.

—¿D-dulce hermana?

Mirándome con ojos resignados, habló.

—Estaré bien. ¿Vas a volver con el Conde…? No puedes venir más lejos.

—Como Lidi es así, esta vez haré la vista gorda. Pero, me acordaré de ti.

—Cielos, di ese tipo de cosas antes.

—Ahora, vamos, Lidi. No puedo quitarte los ojos de encima.

Como si la arrastrara, el Príncipe Heredero la llevó lejos. Y, mientras bajaba la cabeza, ella lo siguió. Sintiendo que había visto su relación real, me quedé inmóvil. Por este incidente, recuerdo las palabras de mi dulce hermana.

—¿Qué es una mina terrestre…, mi dulce hermana?

Vamos a preguntar la próxima vez que visite el Palacio Real, eso fue lo que pensé.

Autor
Charlotte... pobrecita... ha quedado en la lista negra del príncipe sin quererlo.

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