Princesa Restante – Extra: Emocionante romance desventurado

Traducido por Kavaalin

Editado por Sakuya


Leticia L’Cruselle asistía a una escuela normal de Italia. Siempre se iba directo a casa, sin detenerse en ninguna parte, aunque al llegar no haya nadie para darle la bienvenida.

La familia de Leti estaba compuesta por ella, su hermano menor y su madre. La última había fallecido cuando Leti aún era pequeña y su hermano actualmente asistía a una escuela en el extranjero como estudiante de intercambio.

Un amable policía una vez le dijo:

—No eres una estudiante de intercambio y aun así te ves como una. —Le dijo esto porque estaba preocupado de que Leti se encontrara viviendo sola.

Se suponía que este “vivir como una estudiante de intercambio” duraría hasta que su hermano regresara a casa, pero…

—Estoy en casa. —Habló Leti mientras abría la puerta.

Entonces, cuatro voces le respondieron.

— ¡Bienvenida de vuelta!

Solo el hecho de escuchar esas voces, la irritaba más de lo que ya estaba.

— ¿Cómo estuvo la escuela? ¿Encontraste a alguien que no te gustara? Sabes que puedes simplemente matarlo, ¿no?

— ¿Te siguieron de camino a casa? ¿Recuerdas cómo te enseñé a usar los espejos laterales de los autos estacionados en la calle para cerciorarte? Será mejor que seas cuidadosa o podrías ser asesinada por no tener cuidado al caminar.

— ¡Oye! Espiar a la gente con binoculares es de mala educación. —Lo reprendió Leti.

— ¿Un telescopio está bien entonces?

Los cuatro hombres continuaron con su incesante charla. La mano de Leti temblaba de lo fuerte que estaba agarrando su bolso.

— ¡Ustedes, mafiosos escandalosos! ¿No pueden hacer menos ruido? —Gritó Leti mientras salía de la sala de estar y se dirigía directamente a su cuarto. Cerró la puerta ruidosamente, ahogando las burlas de los cuatro hombres. Sin olvidarse de echar el cerrojo.

—Devuélvanme mi solitaria vida de estudiante de intercambio. —Gimoteó Leti a la vez que tiraba su bolso en su cama para liberar, al menos, un poco de su irritación.

Esta situación comenzó cerca de un mes atrás. Cuando Leti fue secuestrada por unos hombres armados. Se había preparado para lo peor, pero la historia que le contaron los dos hijos del Jefe de la Mafia, sus secuestradores, era simplemente ridículamente extravagante.

Los dos hijos se presentaron como Friedhelm y Guido.

—Leticia, tú eres la hija del Jefe de la Mafia y de su amante. —Explicó Friedhelm, el mayor de los dos.

Leti dudo de sus propios oídos.

—El último deseo de tu madre fue que sus hijos crecieran como personas normales. Para honrar ese deseo, nuestra famiglia nunca hizo contacto contigo o tu hermano. Pero la situación ha cambiado.

El segundo hijo, Guido, continuó la explicación de Friedhelm.

—Friedhelm y yo comenzamos una disputa para ver quién sería el heredero. Esto dividió a la famiglia en dos y si esto fuera a continuar, sería imposible evitar un conflicto interno. Para prevenir que eso pasara, nuestro padre, el jefe, decidió elegirte a ti como su heredera.

Conmocionada, Leti escupió el té que estaba bebiendo sobre Friedhelm y Guido. Primero era secuestrada y ahora, le decían que fuera la Jefa de la Mafia. Esto no era para nada divertido.

—Seguro que tienes agallas para hacerle eso a un mafioso.

—Estaba preparada para morir en el momento en que fui secuestrada. No estoy asustada de recibir un castigo por haberles rociado el té encima. —Leti los fulminó con la mirada.

Friedhelm, sin embargo, mantuvo su actitud fría y calmada, aunque no pareciese intimidante debido al té que goteaba de su cabello.

—Nosotros también nos sentimos apenados de pedirle repentinamente a nuestra pequeña hermanita que se convierta en la jefa después de haber vivido toda su vida de manera normal. Así que, te ofreceremos una propuesta.

La propuesta, naturalmente, sería para su propio beneficio.

—Si no quieres convertirte en la jefa, entonces rechaza la posición después de que te hayas convertido en una mafiosa profesional.

Y Leti no tuvo más elección que aceptarla.

♦ ♦ ♦

—Leti, es hora de tu práctica con el cuchillo. —Llamó Ludger mientras tocaba a la puerta de Leti.

Desde el momento en que aceptó someterse a un entrenamiento para convertirse en una verdadera mafiosa, le fueron enviados cuatro hombres para que fueran sus “tutores”. Este Mujeriego Italiano, Ludger, era un experto en el combate cuerpo a cuerpo, especialmente con cuchillos. Actualmente le estaba enseñando a Leti los conocimientos básicos.

— ¡Oh! ¡Te has vuelto buena en esto! ¡La época en la que decías que aprender a usar un subfusil era innecesario, se ve tan lejana ahora!

—Deja de hablar o mis manos podrían resbalarse y terminarás siendo apuñalado.

La práctica con el cuchillo de Leti era llevada a cabo todos los días en la cocina.

—Listo. —Declaró Leti mientras metía el último pedazo de manzana en la salmuera. Tomó un plato, acomodó todos los pedazos en este y se los mostró a Ludger. Cada rebanada de manzana, seis en total, fueron talladas minuciosamente por Leti. Las manzanas lucían más adecuadas para ser exhibidas que para ser comidas.

—En serio aprendes rápido. Creo que podríamos complicar las lecciones ya que puedes lograr esto fácilmente. —Ludger estaba a punto de tomar una rebanada para comérsela, pero Leti le abofeteó la mano.

—Aún no puedes comértelas. Primero déjame tomarles una foto. —Lo reprendió Leti. Sacó su celular y tomó varias fotos hasta que estuvo satisfecha con su toma. Tan pronto como tomó la perfecta, le dio la señal a Ludger de que ya podía comer, justo como si le estuviera dando una señal a un perro.

Después de obtener su permiso, Ludger tomó un pedazo y se lo llevó a la boca, mientras llevaba el plato hacia la sala de estar donde los demás se encontraban relajándose.

— ¡Argh! ¡Sabe horrible! Está salada por haber sido mojada en salmuera para evitar que se pusiera negra. Los cuidadosos tallados la hacen difícil de comer y la textura se siente rara. El esculpido decorativo no es bueno para la consumición.

Leti, que caminaba detrás de Ludger, no pudo contenerse de reclamar.

—Tú fuiste quien me dijo que lo hiciera.

—Bueno, esta era la mejor forma de que te acostumbraras a manipular un cuchillo. Esto, antes era algo aterrador para ti, así que tenía que hacer que tu cuerpo entendiera que no te cortarías sólo por tocar la hoja y hacer que ese hecho se grabara en tu subconsciente.

Ludger colocó el plato con manzanas en la mesita de centro. Los otros tres instructores le dieron una mirada al producto terminado de Leti y la felicitaron, aunque uno dijo que era normal. Leti, sin embargo, ignoró sus reacciones y miró a Ludger.

—Mi entrenamiento ha terminado por hoy, ¿no? voy a salir.

— ¿Mmm? ¿Prometiste verte con un amigo?

—Prometí verme con un amable oficial de policía. —Reveló Leti mientras salía rápidamente de la casa, vistiendo ropas que eran obviamente para ir a una cita.

♦ ♦ ♦

El “amable policía” era Duke Barchet. Desde hace medio año, una cosa había sido añadida a los pequeños placeres de su vida. Las comidas que compartía con esta muchacha una o dos veces al mes, eran un bálsamo para su alma. Cada vez que hablaba con la joven de cabello dorado y ojos azules como el acero, quién era más hermosa que cualquier actriz, sentía que cosas buenas le sucederían al día siguiente. No podía evitar compartir las buenas vibras con todos.

Al principio, desconfiaba de ella. Al ser tan hermosa, era bastante probable que poseyera una horrible personalidad. Pero a medida que se fueron conociendo más, sintió ganas de agradecerles a sus padres, oh, estos se han ido hace mucho tiempo ya, así que mejor le agradecía a Dios porque la chica creció para convertirse en una buena niña.

Su apariencia era delicada, pero no era débil. Era de convicción férrea, pero amable. Era inteligente, pero su visión del mundo era única y esto la hacía lucir encantadora ante Duke, quien era seis años mayor.

—Duke. —Sonrió Leti al ver su rostro y llamar su nombre. Había llegado temprano a su lugar de encuentro.

Duke pensaba que tenía una oportunidad con Leti, ya que esta nunca había rechazado ninguna de sus invitaciones.

— ¿Te cortaste el dedo? —Preguntó el perspicaz Duke. De inmediato notó el curita alrededor de uno de los dedos en la mano, con la cual llevaba su bolso.

—Ah, sí. Recientemente comencé a practicar cómo cocinar y me corté el dedo en una de esas veces. —Explicó Leti y, cómo si acabara de recordar algo, sacó su teléfono para enseñarle una foto.

Duke se había preparado para alabarla sin importar cual fuera el resultado, por lo que se sorprendió bastante cuando vio las minuciosamente talladas rebanadas de manzana. Realmente estaba practicando bastante.

— ¡Es impresionante! Luce como si lo hubiese hecho un chef.

—Aún estoy muy lejos de ser una chef. Sólo he estado familiarizándome con el cuchillo, ni siquiera he cocinado de verdad.

Si Leti lo decía, entonces era verdad. Por lo que, en vez de insistir en alabarla, debía decir algo que le diera confianza.

—Entonces, déjame saber cuándo te hayas convertido en una.

—Seguro. Cuando llegue el momento, incluso puedes venir a probarlo por ti mismo.

Duke aún se encontraba en el proceso de comprender el estado de su relación con Leti. Ambos se han vuelto cercanos, mientras cuidadosamente daban un paso a la vez. Y debido a eso, su relación había sido encantadora y placentera. Si tuviera que dar su opinión, estaba definitivamente seguro de que, por lo menos, eran amigos.

El muchacho trabajando en la florería, observó la conversación que se daba lugar delante de él y su exasperación era evidente en su rostro. ¡No son una pareja de adolecentes! Pensó al ver a la pareja caminar en dirección al restaurante.

— ¡Esfuércese en su trabajo, Señor Policía!

Leti siempre decía esto como su despedida antes de montarse en el autobús. Y Duke siempre le respondía con un:

— ¡Y tú en tus estudios!

Ella era tan adorable como siempre.

Leti le prometió cocinar algo para él en un futuro cercano. Esto significaba que habían dado otro paso hacia adelante en su relación. Se sentía eufórico por todas las cosas buenas que pasaron hoy, hasta que el joven florista, quien en ese momento se encontraba cerrando la tienda, llamó su atención.

—Señor Policía, creo que sería mejor decírselo pronto.

— ¿Decirle qué cosa?

Duke siempre compraba las flores que le daba a Leti durante sus encuentros de este chico pelirrojo, Astrid Gale, por lo que se hicieron conocidos.

—Sólo creo que sería mejor que le dijera que no es un Policía de Estado, sino un graduado con honores de la Academia Militar y un Carabinieri de élite con posibilidades de ser asignado al Grupo de Intervención Especial de la División de Unidad Móvil.

Duke estaba perplejo ante la súbita revelación de su historial, el cual creía haber escondido bien. Nunca se había encontrado con Astrid mientras vestía su uniforme de Carabinieri.

— ¿Quién te lo dijo?

—Una persona amable.

—No fue un mafioso, ¿verdad? Hasta donde sé, posees varios lazos con ellos.

Este joven florista ahora podría estar vendiendo flores despreocupadamente y viviendo como le plazca, pero resultaba que era un antiguo mafioso ruso.

El desligarte de la Mafia significaba que tendrías un final trágico, pero en el caso de Astrid, sus aprehensores eran los únicos que se encontraban con dicho final. No dejaban de perder ante Astrid, por lo que, al final, decidieron hacer la vista gorda.

—Lo escuché de las amas de casa del vecindario. Decían, ¿cuándo será el día en que nuestro querido Duke avance en su carrera?

—Condenada red de información más poderosa de Italia.

Nunca debías tomar a la ligera el poder de observación de las amas de casa. Lo más probable es que lo hubiesen visto vistiendo su uniforme en algún lugar.

—Mantener secretos entre ustedes, no llevará a nada bueno una vez que se conviertan en pareja. Le está mintiendo acerca de ser policía, ¿verdad?

Duke gruñó ante la certera pregunta de Astrid.

—Ya lo sé, pero…

Cuando conoció a Leti hace medio año, ella estaba siendo acosada por unos hombres con apariencia de mafiosos y Duke la había ayudado a salir del problema. Ese fue su punto de partida.

Leti lucía como la hija de una familia acomodada y en esa ocasión le dijo a Duke claramente:

—Odio a las personas violentas.

Sabía que esas palabras iban dirigidas a los hombres que la estaban molestando, pero, por alguna razón, sintió que estas también estaban dirigidas a él. No estaba seguro de si el hecho de que perteneciera a la gendarmería lo hiciese quedar en la misma categoría, por lo que cuando le preguntó sobre su trabajo, le dio una explicación vaga. No dijo explícitamente que pertenecía a la policía de estado, pero tampoco reveló su verdadera afiliación.

—Si no se lo dice pronto, podría perderla.

Astrid estaba en lo correcto, lo que estaba haciendo era casi como estarla engañando.

—Puede que tengas razón. Será mejor que me invente una buena excusa para llamarla mañana.

— ¿Qué? ¿No puede simplemente llamarla porque sí? Le ha estado pidiendo citas por medio año ya, ¿no?

Duke sólo podía taparse el rostro. Las palabras de Astrid lo habían golpeado muy, muy, muy duramente.

♦ ♦ ♦

Leti se sentía en las nubes. Esos cuatro mafiosos aún se encontraban en su casa, pero el día de ayer, había sido simplemente sublime. Hizo una promesa con Duke para que este probara su cocina.

Todo fue gracias, aunque le costara admitirlo, a Ludger. Se sentía muy generosa con él en este momento; de vez en cuando tenía buenas ideas, a pesar de ser un mafioso.

Leti se encontraba rememorando el día de ayer mientras miraba la foto de sus rebanadas de manzana bellamente talladas en su celular, cuando este comenzó a sonar. El teléfono mostró un número que había guardado en su agenda, pero al que nunca se atrevió a marcar. La llamada era de Duke. Presionó nerviosamente el botón verde y contestó.

— ¿Aló?

—Hola. ¿Puedes hablar ahora?

—Sí, puedo. ¿Por qué? ¿Sucedió algo?

—Bueno, el encargado del restaurante dijo que ayer encontraron un arete y que podría ser tuyo. ¿Podrías revisar?

Había llamado porque tenía algo que preguntarle. Leti, un poco decepcionada, se puso de pie para ir a revisar su joyero.

—Mmm, espera un segundo. Estoy segura de que me saqué los dos anoche.

Encontró un par completo de aretes en su alhajero. Le estaba diciendo a Duke que no le faltaba ninguno cuando alguien habló a su espalda.

— ¡Oye! ¿Tienes alguna tela que te sobre?

—Las toallas no nos sirven. Los cabellos se adhieren demasiado fácil a ellas, así que no sirven para pulir.

Las voces pertenecían a sus instructores, Alexander y Ludger.

Sus voces se superpusieron con la respuesta de Leti acerca de sus aretes y Duke fue capaz de escucharlos.

— ¿Quiénes son esos? Pensaba que estabas viviendo sola. ¿Son amigos?

—Son los amigos de mi hermano mayor. —Respondió precipitadamente.

—En todo caso, el arete no es mío. ¡Adiós! —Leti cortó la llamada y apagó su teléfono. No se le ocurría ninguna excusa que dar en caso de que Duke volviera a llamar.

— ¡¿Cómo se atreven?! —Leti fulminó con la mirada a los dos hombres ruidosos que se encontraban afuera de su cuarto. Si las miradas pudiesen matar, estos dos hubiesen muerto ya varias veces.

Lo más probable es que ahora Duke pensara que era del tipo de mujer que dejaba que los hombres entraran fácilmente a su casa. Estos dos mafiosos nunca lograrían entender el cuidado con el que Leti se comportaba frente a Duke.

— ¡No puedo creerlo! ¡Será mejor que recuerden lo que hicieron porque los haré pagar por esto!

—Oh, qué aterrador, —bromeó Alexander.

Pero Leti ni siquiera le prestó atención. Estaba ocupada meciendo su cabeza, estrujándose los sesos, pensando en qué iba a hacer ahora.

Mientras tanto, Duke miraba estupefacto a su teléfono.

— ¿Qué fue eso?

Pero no tenía el coraje suficiente como para llamarla de nuevo.

♦ ♦ ♦

El entrenamiento de hoy estaba a cargo del especialista en armas de fuego, Alexander.

Leti se encontraba de pie, con los ojos vendados, frente a una mesa donde se colocaron las partes de un rifle de asalto desarmado.

—Hoy harás ensamblaje a ciegas. Hazlo en cinco segundos. ¿Lista? ¡Ya!

Las manos de Leti comenzaron a moverse tan pronto como Alexander dio la señal. Con confianza, tomó una parte tras otra mientras armaba el rifle con destreza. Ensambló la última parte después de cerca de tres segundos.

—Esto no es para nada divertido. Aprobaste. —Declaró Alexander.

—Entonces, ¿puedo quitarme la venda ahora?

La velocidad de aprendizaje de Leti era asombrosamente rápida, considerando que estaba aprendiendo algo que no le interesaba realmente. Una cosa era segura, esta joven poseía talento natural. Alexander no podía negar que, a este ritmo, perfectamente podría ser la jefa de la Mafia si eso quisiera. Se encontraba pensando en esto mientras veía como Leti lo pasaba mal por la venda en sus ojos, cuando un súbito impulso nació en su interior.

Verla tan vulnerable hace que me den ganas de…

Cualquier hombre se sentiría así. Alexander extendió su mano. Solo se estaba moviendo basado en sus instintos.

♦ ♦ ♦

— ¡Ahhh! —Gritó Leti.

— ¡¿Qué se supone que estás haciendo, pervertido?! —Sus gritos se podían oir hasta afuera de la casa.

Sus dos hermanos mayores, en ese justo instante, se encontraban en el portón de entrada y no dudaron en correr a rescatarla.

— ¡Leticia!

— ¡¿Te encuentras bien?!

Dentro de la sala de estar, vieron a una Leti con los ojos vendados abrazándose a sí misma mientras se alejaba de Alexander, quien a su vez se encontraba sonriendo.

Pensando lo peor, Friedhelm se paró frente a Leti, protegiéndola de Alexander.

—Acabas de tocarla, ¿no? Pero todavía estás vestido. ¡Vamos hombre! ¡Di algo!

—Ah, sí, la toqué.

—Alexander, ¿qué crees que haces? ¡Te asignamos sólo para que fueras su instructor!

— ¿Quieres calmarte? ¿No sentirías el impulso de hacer algo si tuvieras a alguien con los ojos vendados justo delante de ti? ¡Se veía tan vulnerable! ¿Qué hay de malo en hacerle cosquillas? ¿No es eso parte del instinto masculino?

La mandíbula de Friedhelm cayó ante la “acción pervertida” de Alexander.

— ¡Eso sería parte del instinto de un mocoso travieso!

—Tal vez. Unos niños ricos y maduros como ustedes no lo entenderían. —Rio Alexander. La verdad es que no sentía ningún remordimiento por sus acciones.

Guido, mientras tanto, estaba ocupado ayudando a Leti a quitarse la venda.

—Gracias. —Dijo Leti con cansancio.

—Menos mal que estás bien, pero… —dijo Guido titubeando mientras se levantaba y caminaba hacia Alexander.

Guido aparentaba estar tranquilo con respecto a este incidente, hasta que sacó su pistola Beretta de su chaqueta y la presionó en la sien de Alexander.

—Esta es razón suficiente para matarte. Leticia, ¿cómo quieres que me deshaga de este tipo?

— ¡Detente, Guido! Pienso que tú eres más apto para ser un mafioso que yo.

Alexander no la había acosado. Sólo fue una broma y acabar con su vida sólo por eso, era una exageración.

—No hay necesidad de matarlo. Si llega a haber un caso en un punto muerto, sólo dejaré algunas hebras de su cabello en la escena del crimen. Tengo suficientes suministros de cada uno de ellos.

—Esa es una… forma bastante intelectual de manejar las cosas, mi pequeña hermana. —Friedhelm quería preguntar si acaso también tenía cabello de él y de Guido, pero tenía demasiado miedo de hacerlo. Lo más probable es que respondiera que sí.

—Bueno, ¿qué están haciendo mis dos hermanos, mis rivales para ser el próximo jefe de la Mafia, en la guarida de su enemigo?

—Queríamos verificar cómo estaba yendo tu entrenamiento de mafiosa. Veo que ya estás haciendo ensamblaje a ciegas. Eres más rápida de lo que creíamos.

Guido concordó silenciosamente con el comentario de Friedhelm.

Alexander tocó con sus dedos el rifle completamente armado que se encontraba encima de la mesa.

—Todo lo que puedo decir es que ella es brillante. Tiene talento natural.

—Y voy a usar dicho talento para tirar a la Mafia en la cárcel como una fiscal.

Volverse fiscal sería fácil para Leti.

Los miembros de la Mafia dentro de la habitación, podían imaginar el no tan lejano futuro y no les gustaba lo que veían.

—Oh, cierto. ¿Puedo preguntarles su opinión sobre algo? —Les preguntó Leti a sus dos hermanos mayores después de darse cuenta de que ambos poseían casi la misma edad que Duke.

— ¿Qué pasaría si llamaran a alguien que es más que un amigo, pero menos que un amante…?

Friedhelm estaba sorprendido, ¿de verdad? ¿Va a pedir un consejo amoroso?

Guido le pidió despreocupadamente que continuara.

— ¿Ella se supone que vive sola, pero escuchan voces masculinas del otro lado de la línea? ¿Le creerían si ella les dice que son amigos de su hermano?

—Sí.

—Espera un segundo, Leti. No le creas a Guido. Él es lento para estas cosas. Estoy seguro de que yo pienso más como un chico normal que él. —Friedhelm rápidamente agregó que tal excusa era inverosímil.

—Supongo.

—Si fuera yo, sospecharía que me engaña e iría a buscar la verdad.

—Buscar. —Murmuró Leti. Sentía cómo se le helaba la espalda. Esto no era bueno.

Si Duke veía a esos mafiosos alrededor de su casa, su relación con el policía llegaría a su fin.

— ¿De quién se trata?

—Un Policía de Estado. Me ayudó en una ocasión en que unos tipos con apariencia de mafiosos no querían dejarme en paz. Desde ese momento, él se ha estado preocupando por mí, porque vivo sola.

El rostro de Friedhelm mostraba claramente su disgusto por el hecho de que el tipo formara parte de la policía. Aunque eso lucía, en cierto modo, adecuado para la futura fiscal.

—Entonces, esta es tu oportunidad para terminar con él. —Concluyó Guido. Esta era parte de su calmada reacción ante la historia de Leti.

— ¿Por qué debería?

—Porque eres la hija del Jefe de la Mafia. Aparte de eso, actualmente estás participando en la batalla de los herederos y eres la que lleva la delantera. ¿Estás diciendo que alguien como tú saldría con un oficial de policía?

— ¡Nunca seré parte de la Mafia! Seré una fiscal.

—Incluso si no, un hecho no deja de ser un hecho. Déjame decirlo de otra manera. Si, por ejemplo, ese policía sale contigo, la hija del Jefe de la Mafia y, entonces, su relación es expuesta. ¿Él no perdería su trabajo?

Leti se consideraba a sí misma como una ciudadana normal que un día se convertiría en fiscal. Pero era un hecho que la Mafia entraba y salía de su casa. Era un hecho que era la hija del Jefe. Tomando en consideración esas cosas, Leti ahora comprendía cómo la verían los demás una vez que descubrieran su conexión con la Mafia.

— ¡Váyanse! —Gritó Leti. Dejándolos escuchar como si estuviera furiosa. No iba a llorar. No lo haría. Les dio la espalda a todos, corrió a su habitación y cerró la puerta ruidosamente.

—Lo mejor es que detengas esto ahora, antes de que salgas más lastimada, —continuó Guido, pero Leti ya no podía escuchar sus palabras.

Friedhelm simpatizaba con su torpe hermano menor y su lamentable hermanita.

—Tu amabilidad es difícil de entender, ¿sabes? Pero, yo lo hago.

Guido le había dicho a Leti que dejara de ver al policía porque estaba preocupado por ella. Pero Leti probablemente solo lo interpretó como un regaño.

—Permíteme manejar esto. Le mostraré a Leti lo confiable que puedo ser.

Sin embargo, tendría que tragarse sus palabras después de cinco minutos.

Un confiado y orgulloso Friedhelm entró en la habitación de Leti. Un arrepentido y derrotado Friedhelm salió de la habitación.

—Umm… Lo siento. La hice enojar más. Fallé.

—Ya veo. —Fue la fría respuesta de Guido.

— ¡Calma, hombre! ¡No me des esa mirada tan fría! ¡Te pareces demasiado a Leti con ese hermoso rostro que duplica el poder de su mirada!

El largo y sinuoso lamento de Friedhelm hizo eco en toda la casa.

♦ ♦ ♦

El entrenamiento de Leti del día de hoy era una lección dictada por Karlheinz.

Hoy le habían encomendado escribir un ensayo sobre la historia del sur de Italia y la Mafia. Escribió su ensayo en silencio, pero su escritura era brusca y le faltaba su finura habitual. La causa era la pelea que tuvo con sus dos hermanos.

—Aquí está, ya terminé.

Karlheinz tomó el ensayo de Leti y lo leyó.

—Mmm… Como esperaba de ti. Creo que no me queda nada más que enseñarte sobre la Mafia.

—Tus lecciones son mucho más interesantes y útiles que las de mi clase de historia en la escuela.

—Me alegra oír eso —sonrió Karlheinz mientras continuaba leyendo el ensayo escrito de Leti.

—Tu caligrafía y los contenidos reflejan plenamente tus emociones. Hay entremezcladas severas críticas a la Mafia. ¿Todavía estás enojada por lo de ayer?

La noche anterior, se había visto obligada a admitir que ya no era una ciudadana normal, que era o, al menos estaba, conectada con la Mafia. Su ira no era realmente hacia sus hermanos, sino que hacia esa verdad desfavorable.

—Puede que sientas que súbitamente obtuviste hermanos mayores, pero para ellos, tú eres su, por mucho tiempo perdida, hermanita. Puede que seas su rival en quién será el heredero, pero ellos realmente te adoran.

Karlheinz sacó una libreta de su bolsillo y la abrió en cierta página.

—Ellos me pidieron que tomara esta foto en secreto cuando tenías cinco años. ¿No son buenos chicos? Lograron mantener la promesa con tu madre de no contactarte y simplemente se conformaron con esta foto y con el saber qué te estaba yendo bien.

La foto mostraba a una joven Leti que no se encontraba mirando a la cámara. Era, de hecho, una fotografía a escondidas.

—Yo…Yo También tengo una foto de mis hermanos mayores.

Leti se levantó y tomó un sobre metido dentro de un cajón con llave.

—Estaba mezclada con las pertenencias de mi madre. Era demasiado joven cuando nos separamos como para recordarlos, pero gracias a esta foto, de alguna manera, sabía acerca de mis hermanos mayores.

Leti ya sabía que pertenecía a una familia con circunstancias complicadas. Había supuesto que probablemente ella y su hermano, eran los hijos ilegítimos de alguien, pero el que ese alguien fuese el Jefe de la Mafia, ni siquiera se le pasó por la mente.

—Oh, lamentamos ese descuido. Se suponía que íbamos a deshacernos de todas las cosas que pudieran usarse como evidencia. No se suponía que vieras eso.

—Está bien. Fue gracias a esta fotografía que fui capaz de aceptar y comprender la situación más rápidamente cuando ellos aparecieron enfrente de mí presentándose como mis hermanos.

Por eso también fue capaz de decirle a su hermano menor que no volviera a casa por un tiempo, en lugar de pedirle que se apurara en regresar. Ella sola era suficiente para lidiar en este desastre.

—Entonces, ¿podrías también aceptar el hecho de que no saben cómo comunicarse con la hermana con la que habían estado separados durante tanto tiempo? No saben muy bien cómo transmitir su preocupación por ti.

Friedhelm había dicho lo mismo anoche cuando fue tras ella. Que a Guido le preocupaba que terminara lastimada y que por eso le dijo que terminara su relación con el policía.

— ¿Podrías perdonarlos cuando vuelvan y se disculpen sinceramente por lo que dijeron?

Leti guardó silencio ante la petición de Karlheinz, porque ella también tenía problemas para expresar un te perdono. Después de todo, también era sólo una principiante en tener hermanos mayores.

♦ ♦ ♦

Leti había invitado inmediatamente a Duke para que fueran al gran parque de diversiones en el metro de Italia, el Star Magic Grandia. Había recibido un par de boletos de sus hermanos como parte de su disculpa.

— ¡Haz buenos recuerdos y olvídate de todo lo demás! —Le dijo Friedhelm.

—Si no es nada malo, ni sospechoso, ¡ve y pásala bien! —Le había dicho Guido.

Leti aceptó su consejo e ideó el plan, no sucede nada malo, así que iré y lo pasaré bien, creando algunos buenos recuerdos para olvidarme de ciertas cosas.

Pero, detrás de esta encantadora pareja, tres hombres los seguían.

—Oye, ¿puedes repetirme qué es lo que estamos haciendo?

—Los estamos siguiendo a escondidas.

— ¿Podría, por favor, irme a casa…?

Los tres hombres que acechaban en las sombras, eran los instructores de Leti, Ludger, Karlheinz y Oswald, el francotirador. Los dos jóvenes amos les habían ordenado que ayudaran a impulsar la relación de Leti con el Señor Policía. Así que, aquí estaban, obligados a ser acosadores.

— ¿Dónde está el viejo?

—Alexander dijo que trabajaría solo. En cuanto a nosotros, solo tenemos que ejecutar el plan, “el amor necesita algo de emoción.”

Alexander, quien lucía como el primero que encontraría molesto este pedido, estaba tan interesado que fue él mismo quien se había hecho cargo de idear el plan. Este trataba de proporcionar una situación para que el Señor Policía mostrase su lado genial al hacer que salvara a Leti de ser incordiada por unos molestos hombres persistentes. Esto les proporcionaría la emoción necesaria para avivar su relación.

— ¿No crees que este plan es demasiado normal para venir de ese viejo? Quiero decir que, era alguien que diría que mataran al tipo, —se preguntaba Ludger. Sentía que algo andaba mal con este plan demasiado pacífico para venir de Alexander.

Continuaron siguiendo a la pareja y entraron al parque de diversiones. Se señalaron mutuamente que había llegado la hora de ejecutar su plan.

—Bueno, entonces, déjenme la extorsión a mí, —declaró Karlheinz.

— ¿Qué? ¿Estás seguro? —Preguntó sorprendido Ludger.

Karlheinz era un tipo demasiado pacífico a pesar de ser parte de la Mafia. Ni siquiera se veía como un mafioso. Se veía demasiado gentil y amable como para realizar una extorsión.

—Por supuesto. Anoche Alexander me enseñó cómo hacerlo.

— ¿De Verdad? Si tú lo dices. Puede que estés bien si ese viejo te enseñó personalmente. —Asintió Ludger a pesar de estar preocupado. Decidió quedarse con Oswald a ver cómo Karlheinz representaba al villano para la pareja en ciernes.

♦ ♦ ♦

—Oigan, ¿pueden prestarme algo de dinero?

Leti casi gritó cuando Karlheinz se les acercó de repente. Tuvo que contenerse de gritarle ¿qué estaba haciendo allí?

Duke, ajeno a la confusión que Leti estaba enfrentando en su interior, se paró cautelosamente delante de Leti para protegerla del extraño.

—Verán, me robaron mis cosas y no tengo dinero para ir a casa. —Explicó Karlheinz con voz preocupada.

Duke suspiró. Por la excelente calidad de su ropa, llegó a la conclusión de que este tipo sospechosos era un hombre rico.

—Aquí tienes, —dijo Duke mientras le entregaba unas cuantas monedas al extraño.

—Eso debería ser suficiente para que contactes a algunos de tus amigos y luego vayas a la estación de policía e informes lo que te sucedió. —Para terminar la conversación, se fue con Leti. No le daría nada más a ese hombre.

Leti se sintió aliviada por cómo Duke había lidiado con Karlheinz y se acercó un poco más a él mientras caminaban juntos.

♦ ♦ ♦

— ¿Vieron eso? ¡Mi extorsión fue un éxito!

— ¿Puede eso llamarse extorsión?

Ludger gruñó ante la mirada triunfante de Karlheinz, mientras les mostraba las monedas. Estaba bastante seguro de que esto no era lo que Alexander pretendía.

— ¿Qué te dijo que hicieras si se negaban a darte dinero?

—Que dijera: ¡Vamos, salta! Mira, sí que tienes algo de efectivo. Ahora, ¡dámelo!

—Ese anciano es innegablemente un mafioso de principio a fin.

La culpa no era de Karlheinz. Alexander fue el que eligió al compañero de aspecto pacífico e inofensivo para interpretar el papel.

—Ya no podemos hacer nada al respecto. Supongo que es nuestro turno entonces. Vamos.

Ludger arrastró al indiferente Oswald hacia donde se encontraba Leti.

♦ ♦ ♦

Duke estaba comprando helados cuando Leti de repente escuchó una voz familiar.

— ¡Hola, preciosa! ¿Estás sola? ¿Quieres divertirte un poco con nosotros?

Se dio la vuelta para ver quiénes eran y una vez más se sorprendió al ver a Ludger y a Oswald.

Primero fue Karlheinz. Ahora, ellos. Realmente quería gritarles qué diablos estaban haciendo aquí, pero se contuvo. Si lo hiciera, Duke sabría que estaba relacionada con ellos y no podía dejar que eso pasara. Lo único que podía hacer era enviarles una mirada asesina para decirles que desaparecieran en este instante.

—No, estoy esperando a alguien. Vayan a preguntarle a alguien más.

—No seas tímida. ¡Me aseguraré de que te diviertas! —Ludger estaba acostumbrado a insistirles a las chicas. De haber estado solos, todo hubiese sido perfecto. Pero el sombrío Oswald, parado detrás de Ludger, le daba un tinte extraño al asunto.

—Tú también prefieres pasar el día con una chica bonita, ¿verdad, Oswald?

—Yo… —Comenzó Oswald mientras levantaba la cabeza y miraba a Leti.

— ¡Solo deseo que todos se mueran!

—Pero ¿qué…? —soltó Ludger sorprendido.

—Oswald, ¡cálmate, hombre! ¡No te vuelvas loco!

Ludger inmediatamente torció el brazo de Oswald en su espalda en el momento en que sintió que el joven se había descontrolado. Si hubiera reaccionado un segundo tarde, Oswald habría sacado su arma y les habría disparado a todos. Lo más seguro es que no sería capaz de contener a este francotirador perturbado si se volvía loco.

— ¿Qué pasa?

—Oh, ¿eres su novio? Bueno, mi amigo no se siente bien en este momento. ¡Nos vemos, preciosa! ¡Tengamos una cita alguna vez! Ciao. —Dijo Ludger mientras arrastraba lejos a Oswald.

Duke se preguntó qué querrían esos dos hombres.

—Hay muchas personas extrañas por aquí. —Dijo vagamente Leti al recibir el helado de pistacho que le había comprado Duke.

♦ ♦ ♦

— ¡¿Qué crees que haces volviéndote violento?! ¡Malgastaste esa oportunidad para que Leti se impresionara cuando su hombre ahuyentara al mujeriego!

Ludger finalmente soltó el brazo de Oswald cuando estaban fuera de la vista de la pareja. Tampoco se contuvo en regañarlo.

—Lo siento. Pero no traje mi estabilizador conmigo.

Ludger notó un importante elemento faltante en Oswald. No traía su Remington 24, su rifle compañero, el cual siempre llevaba consigo en un estuche de violín.

— ¿Lo olvidaste en casa? Eso es inusual de ti.

—No. Alexander me pidió que se lo prestara.

Ludger y Karlheinz se miraron al oír esto.

— ¿Tal vez…? —Preguntó Ludger con los ojos.

—Seguramente. —Respondió Karlheinz de la misma manera.

— ¿Esta era la emoción a la que se refería el viejo? ¡En qué diablos está pensado! Tenemos que enviarle un mensaje a Leti. Ese viejo podría ponerse a dispararnos a nosotros, —se asustó Ludger.

—Me pregunto qué tan hábil es él con el rifle. No me preocuparía mucho si se tratara de Oswald, pero si él no es tan bueno, podría terminar disparándole a alguien en la cabeza.

— ¡Argh! Basta ya, Karlheinz. No quiero escuchar eso. Oswald, ve a ver de dónde podría estar disparando. Karlheinz, por favor, envíale un mensaje a Leti.

Ludger estaba a punto de correr y revisar el perímetro, pero era demasiado tarde. El sonido del disparo a distancia de un Remington 24 resonó por todo el tranquilo parque de diversiones.

♦ ♦ ♦

Duke inmediatamente se puso en guardia cuando una bala le rozó la mejilla. Agarró a Leti y la hizo bajar la cabeza.

— ¡Tenemos que correr!

Él podría ser el objetivo debido a su afiliación con los militares, pero esa era solo una suposición. Leti, al ser la hija de una familia acomodada, también tenía posibilidades de serlo, por lo que ambos debían buscar refugio.

— ¡Ay!

—Sé que tienes miedo, pero tenemos que huir o, de lo contrario, podríamos recibir un disparo.

Dispararle a un objetivo en movimiento era difícil. Duke tomó a Leti de la mano y siguió corriendo hacia donde había estructuras que podrían actuar como barreras. Dispararon cuatro tiros más mientras corrían, pero ninguno les dio.

Finalmente se pusieron a cubierto al esconderse detrás de un edificio. Duke sacó su teléfono y marcó inmediatamente a la línea directa de gendarmería.

—Habla Duke. Estamos siendo atacados en el Star Magic Grandia. No sé si el objetivo soy yo o mi acompañante.

Duke miró a la jadeante Leti después de terminar la llamada.

— ¿Estás bien? ¿Te lastimaste con los escombros?

—Estoy bien, —respondió Leti después de tomar un hondo respiro.

—Lo siento, esto podría ser por mi culpa. Yo… —soy un Carabinieri, terminó Duke en su mente. No se atrevía a decirlo en voz alta.

—Eres un policía. Estoy segura de que para los mafiosos locales esa es razón más que suficiente para tratarte como un enemigo. Además, yo también podría ser su objetivo… —dijo Leti, dejando la frase sin terminar. Porque soy la hija del Jefe de la Mafia.

—Lo siento por asustarte. —Se disculpó Duke.

—No, estoy bien. Sólo me sorprendió. Fue como estar en una película. Mi corazón late muy rápido. —Aseguró Leti mientras le sonreía a Duke.

—En el futuro me convertiré en fiscal para poder meter tras las rejas a esos mafiosos. No puedo asustarme por estas cosas. Además, —Leti reunió coraje, tomó la mano de Duke y continuó —El Señor Policía me protegerá, ¿verdad?

Duke envolvió las delicadas manos de Leti con las suyas y juró:

—Te protegeré de por vida.

—Eso es tranquilizador. Gracias.

Leti se tomó literalmente la frenética propuesta de Duke. Si ese joven florista fuera testigo de esta escena, habría molestado a Duke y probablemente le habría pedido que dijera algo más maduro. Después de todo, no eran una pareja de adolescentes.

♦ ♦ ♦

— ¿Qué dices ante eso? ¿No crees que es como en una película de Hollywood? Los personajes principales superaron con éxito las pruebas y terminaron felices para siempre. Estupendo, ¿no? —Le preguntó Alexander a Oswald. Este estaba observando a Leti y a Duke a través de un par de binoculares después de dispararles cinco tiros. Estaba realmente satisfecho de que todo hubiese ido según lo planeado.

Oswald, quien había corrido para encontrar el escondite del francotirador, pensaba que se sobrepasó, pero decidió mantener ese pensamiento para sí mismo.

♦ ♦ ♦

Que haga buenos recuerdos y se olvide de todo lo demás.

Esa había sido la orden de los dos hijos mayores de su jefe. Los cuatro hombres consideraron la misión como exitosa, así que se fueron a casa para celebrar. Sin embargo, si el temor a recibir un disparo pudiese considerarse como un buen recuerdo era altamente cuestionable, al menos tuvieron éxito en hacer que se olvidara de todo lo demás.

—Ya regresé.

En medio de su alegría, escucharon la voz de Leti. Los cuatro instructores se levantaron de inmediato y se dirigieron hacia la puerta principal.

— ¿Por qué estás en casa?

— ¿Porque es tarde? —respondió sarcásticamente Leti.

—Cenamos y Duke me trajo a casa.

La sonrisa de Leti era un poco descuidada esta noche. Puede que hubiesen tomado durante la cena.

— ¿Y entonces?

—Hoy nos divertimos y él me invitó a visitar el acuario la próxima vez.

Leti estaba evidentemente feliz con el día de hoy. La próxima vez sería una cita real.

Los cuatro hombres, por otro lado, sólo querían gritar. Estaban estupefactos y todo lo que podían hacer era mirar a la alegre Leti caminando hacia su habitación.

— ¿Qué acaba de suceder? No lo entiendo. ¿No debería haber pasado la noche afuera?

—Eso habría sido lo normal. Ambos se llenarían con la adrenalina y la emoción del momento y terminarán juntos hasta el amanecer.

—Bueno, supongo que la juventud de ahora es más sana en sus relaciones. No me importa en absoluto.

El grupo se quedó en silencio. Su emoción de hace unos momentos se apagó.

Hasta que Alexander lo rompió.

— ¿No fue emoción suficiente?

— ¡No, no, no, no, no! ¡Fue más que suficiente, viejo!

♦ ♦ ♦

Duke y Leti disfrutarían de su emocionante romance mientras hacían todo lo posible por guardar sus secretos.

Y pasaría un año antes de que pudieran ser honestos con el otro.

El fin.

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